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*CAPÍTULO 4*

Vanessa, sintió de inmediato como el calor abandonaba su cuerpo... Los  habían descubierto.

¡Rayos!

Cortó el beso y se alejó rápidamente. Se giró hacia aquel intruso y un fuerte rubor le cubrió el rostro.

Nael, maldijo internamente, no podía crees que aquello estuviese ocurriendo. ¿se podía ser tan inoportuno en la vida?

Aquellos ojos les miraban llenos de burla. 

-Eso sí que fue un beso, Por Alá, digo... no sabía que ustedes, par de pilluelos se traían un romance y...

-Es suficiente, tío- dijo Nael, avergonzado- no quiero bromas al respecto.

-¡Yo no estoy bromeando!- dijo en medio de una carcajada- lo que digo es cierto, si ustedes queridos jovencitos  van a andar dándose esos besos  apasionados- sonrió burlonamente- deberían buscar otro sitio, digo cualquiera podría verlos.

-Pues este sitio me parece perfecto- dijo Nael, mirándole directamente a los ojos.

-Sí, pero es uno de mis lugares favoritos en Palacio y ustedes lo han profanado y...

-Y si no haces silencio, querido tío,  terminarás con la entrada restringida a esta área.

-¡Vaya!... no se le olvide Alteza, que mientras no ascienda, no puede darme órdenes y por si lo olvidas aunque seas Príncipe heredero, me debes respeto, soy tu tío. 

-Yo... Yo...- tartamudeó Vanessa, nerviosa, quien no levantaba la mirada del suelo, sintiéndose totalmente  avergonzada- me retiro...y...

-Isabdiella, te está buscando como loca por todo Palacio- le dijo Zahir- y a ti, jovencito, te busca tu padre, está desesperado, según dice tenemos  asuntos que tratar.

-Bien, entonces en marcha- se giró hacia Vanessa y la obligó a mirarlo- te buscaré luego para  hablar, ¿ de acuerdo?

-De acuerdo- le respondió avergonzada. La tomó de la mano y emprendieron el camino, pasando junto a un risueño Zahir. 

-¡Cuidado con andarse besándo por cada pasillo que consigan solitario!- le dijo con sorna.

-Si vuelves a burlarte tío, juro que mi primer mandato será desterrarte- le dijo con voz autoritaria.

-¡No, pero que humor tienes sobrino!, necesitará como diez mil besos como ese Vanessa, este Nael, es un amargado- y sin más pasó junto a ellos, alejandose con paso rápido y ligero mientras sus roncas carcajadas hicieron eco por el pasillo. 

-Me muero de vergüenza- dijo Vanessa, mientras  caminaba junto a Nael.

-No lo hagas- le sonrió dulcemente.

-Pero el tío Zahir, nos molestará con eso lo que nos quede de vida- le dijo ahogando un gemido de pena. 

-No lo hará- quiso creer sus propias palabras, quería confiar en que su tío por primera vez en su vida pudiese ser  discreto con algo y no los estuviese  exponiendo frente a otros.

-Pero...

-No debes preocuparte, por ahora veré qué sucede con mi padre, atenderé los asuntos que requieran mi presencia, pero luego iré a  buscarte, necesitamos hablar, Vanessa.

-Si estás enojado no creo qu...

-Estoy todo, menos enojado-le regaló una sonrisa- pero debemos hablar.

-Sí- asintió nerviosa.

-¡Jamal!- el grito de Isabdiella, los asustó- no hubiese imaginado que eras tú- lo acusó- deja de robarme el tiempo con Vanessa, no he podido hablar con ella- se lanzó hacia su amiga y la estrechó en un fuerte abrazo- Te extrañé un mucho, Vane- le besó ambas mejillas.

-¡Y yo a ti!- correspondió a su abrazo.

-Tenemos mucho de que hablar- la tomó del brazo- disculpanos Jamal, pero tu ya la tuviste.

-Adelante.- respondió Nael sonriendo. para luego ver como Isabdiella, arrastraba a Vanessa por el pasillo, mientras ella se giraba para mirarlo mientras se  alejaba.  

Isabdiella, la llevó hasta su recámara, no paraba de contarle muchas cosas  de las que Vanessa, no recordaba ni la mitad, sus pensamientos estaban sólo en Nael y en aquel beso... ¡Se había  atrevido a besarlo!, Por Dios, ¿cómo se le había ocurrido?, ahora estaba  muerta de  vergüenza.

-¡Por Alá, Vanessa!- la aludida  parpadeó varias veces hasta  enfocarse en la que parecía ser, una  indignada Isabdiella. 

-¿Qué?- la miró desconcertada.

-Llevo como media hora hablando como loca- le dijo ceñuda, para luego lanzarle una almohada, que la golpeó con fuerza en el rostro- estás con cara de idiota.

-Por supuesto que no- le dijo sintiendo su rostro arder.

-¿Es por Jamal?- entrecerró los ojos.

-¿De qué hablas?- Vanessa, la miró con ojos  enormes. 

-Vamos Vanessa, ya deja de ocultarme las cosas. ¿ qué sucedió?

-Nada- dijo de inmediato. 

-Vanessa....

-Nada- frente a la dura mirada de Isabdiella, suspiró- te lo contaré, pero no ahora.

-¿Porqué?- quiso saber.

-Isabdiella, es que...

-¿Qué sucedió?- indagó cruzándose de brazos.

-Nael y yo... nos besámos.

-¡¿QUÉ?!- gritó ella abriendo enormes sus hermosos ojos. 

-Bueno, estábamos hablando y yo lo besé... él me respondió, y luego apareció el tío Zahir y...

-¡OH NO!- exclamó horrorizada.

-¡OH SÍ!- respondió Vanessa, cubriéndose el rostro con ambas manos- me quería morir, nunca en mi vida había sentido tanta vergüenza y por si fuese poco, se puso a bromear  con eso.

-Ya conoces al tío, nunca se toma  nada en serio.

-Solo espero que durante la cena, pueda guardar el secreto...

-¿Se te olvida que es padre de Zahiry?, sería mil veces preferible que los  hubiese visto ella- Vanessa, gimió  avergonzada y se cubrió el rostro. 

-Necesito consuelo, se supone que eres mi amiga.

-¿Quieres que te mienta?- la miró con asombro.

-Bien sabes que no... solo espero que el tío, sea prudente.

-Tranquila Vane, seguramente Jamal, encontrará la manera de amenazarlo para que guarde silencio- le dedicó una amplia sonrisa y Vanessa, volvió a gemir. 

A la hora de la cena, el puesto de Nael, Zabdiel y Zahir, estaban vacíos, los  tres caballeros tuvieron que  salir de  Palacio para dedicarse a asuntos de  gobierno. Vanessa, se sintió triste  y un poco aliviada. Si bien era cierto que  no estaba  Nael, no era menos cierto que Zahir, tampoco estaba presente,  no  habrían  bromas y ella podría  disfrutar tranquilamente de la cena.

-¿Pudiste descansar un poco, cariño?- la dulce voz de Isabella, la arrancó de sus pensamientos.

-Sí- le  dedicó una hermosa sonrisa- adoro mi habitación. siempre duermo muy bien.

-¿Quiere decir que en casa duermes mal?- preguntó Matt, ceñudo.

-¡Padre celoso!- se burló Suseth.

-Vamos papi- le regaló una sonrisa- bien sabes que no me refiero a eso. 

-Tengo entendido que andas muy ocupada en asuntos del reino, Isabdiella- la ronca voz de Drew, se  hizo escuchar en el comedor. 

-Sí -Isabdiella, le sonrió- intento  incorporar nuevos proyectos, que  generen más inclusión social a los  Norusakistanes. 

-Es tan aburrido como suena, primo- le  dijo Zahiry, con un gesto burlón.

-No es para nada aburrido- intervino Zashirah- se llama; responsabilidades y  es obvio que tu no conoces esa  palabra- la miró fijamente.

-Te pones de un pesada- le respondió a su hermana.

-¡Es suficiente, niñas!- intervino Ivette- se la viven peleando.

-Para ser gemelas, son muy diferentes- dijo Drew, sonriendo-digamos que tengo una prima cuerda, responsable, centrada, trabajadora y la otra... Loca- dijo y comenzó a reír. 

-¡Te odio, Drew!- le dijo Zahiry, mirándolo furiosa, a lo que él, solo se  encogió de hombros. 

-Eso no es caballeroso de tu parte- Matt. le reprochó a su hijo.

-Pero, no por no ser caballeroso, deja de ser la verdad- le dijo Zashirah, con una enorme sonrisa.

-He dicho que es suficiente- intervino Ivette, nuevamente.

-Amo estas cenas agitadas- Suseth, se  rió ampliamente. 

-Llevemos la cena en paz, por favor- pidió Isabella. 

-¿Tardaran en volver?- preguntó Vanessa, para romper el largo silencio que procedió a las palabras de la  Soberana.

-Puede ser, querida- le sonrió- ya sabes, asuntos políticos... nunca faltan.- Vaessa, sonrió y asintió, para volver  a  concentrase  en su comida. 

La  cena  había  culminado y  todos  conversaban en el pequeño salón dorado, las risas inundaban el lugar, hasta que los  hombres  hicieron acto de presencia.

-Parecen agotados- respondió Isabella, poniéndose en pie y caminando a  recibir a su esposo. Zabdiel, depositó un tierno beso en los labios de su Reina.

-Lo estamos, mi señora. Fue una tarde muy larga. 

-Yo estoy casi muerto- dijo Zahir, dejándose caer junto a su esposa. Ivette, lo estrechó entre sus brazos, acariciando sus mejillas, y luego los párpados. - Bésame, mujer- le dijo a Ivette- por Alá, bésame o quedarás viuda- añadió en tono dramático. Todos  comenzaron a reír, Ivette se inclinó sobre él para complacerlo. 

Los ojos de Vanessa y  Nael, se  encontraron y ella  sintió como el  ardor le cubrió el rostro. 

-Yo iré a tomar una ducha- dijo el joven Príncipe - tomaré algo en mi habitación.

-Ya mismo le pido a Naiara que te lleve algo, cariño- le dijo su madre.

-Luego me gustaría hablar contigo Vanessa- la miró fijamente.

-Por supuesto- respondió ella, sintiendo que el aire le faltaba.  Lo miró inclinar la cabeza y marcharse.

-Bien...- Isabella, sonrió- iré a ordenar  algo para Nael.

-Yo puedo hacerlo, madre- se ofreció Isabdiella.

-Gracias cariño, encárgate de que sea variada y nutri. . . 

-Tranquila madre, conozco los gustos de Jamal- sonrió antes de marcharse. 

-Y dinos Vanessa- la voz de Zahiry se escuchó llena de burla. Vanessa,  quiso sollozar cuando la escuchó- ¿ Qué quiere hablar Nael, contigo?- la media sonrisa dibujada en su rostro, era  sumamente  odiosa. 

-No lo sé- mintió  intentando que su voz  sonara firme, pero tuvo que desviar la mirada cuando los burlones ojos de Zahir, se posaron sobre ella. 

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