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Plantada en el altar

Llegamos a la iglesia y la limusina se estaciona una cuadra antes porque indican que aun el novio no está en su lugar, ese Alexander seguro se retrasó supervisando los arreglos de la fiesta, él es muy obsesivo con el tema de la perfección.

—amiga, nosotros iremos a la iglesia y así te avisaremos cuando esté todo listo, ¿te parece? —sí, amigas acompañen a su primo a su lugar en el altar.

—no me agradó para nada saber que Alexander no se encontraba en el altar esperando a mi hija, creo que es una falta de respeto, pero es algo que también me sorprende, ya que Alexander se destaca por la puntualidad y responsabilidad, las amigas de mi hija salen y caminan hacia la iglesia. Yo guardo silencio porque no quiero molestar a mi hija, ella se pone a platicar con su madre y los minutos pasan y mi furia va en aumento, aunque trato de disimularlo muy bien, estoy a punto de estallar… no paró de ver mi reloj han pasado veinte minutos y aún no tenemos noticias.

—pierdo la noción del tiempo mientras converso con mi madre, pero luego veo a mi padre observando el reloj y comienzo a preocuparme… ¿Papá cuánto tiempo llevamos aquí esperando?

— mi cuerpo se estremece al escuchar la pregunta de Sofía, esta es la pregunta más difícil que me ha hecho mi hija en toda su vida, mentirle no tiene sentido, así que observo nuevamente mi reloj y le respondo… ¡Cuarenta minutos! —¿Tanto tiempo, los padres de Alex no te han escrito?

—no, hija, les he enviado como diez mensajes, pero nadie responde —¡vamos a la iglesia! — ¡No nos moveremos de aquí Sofía, hasta confirmar que Alexander se encuentra en el altar…!

—¡no me quedaré aquí esperando, padre! Tuvo que haber sucedido algo, tú sabes muy bien que él es una persona puntual

—¡no dejaré que bajes de este automóvil hasta confirmar que Alexander se encuentra en el altar y esta es mi última palabra! Yo iré a ver qué está sucediendo, así que por favor espérame aquí. Bajo del auto y veo a muchas personas aglomeradas afuera de la iglesia y eso llama mi atención, todos deberían estar en sus respectivos asientos esperando a los novios. Veo a la suegra de mi hija y la abordo… ¡Olga! ¿Qué sucede, porque no ha comenzado la ceremonia?

—¡Hay David! Lamento mucho decirte esto, pero mi hijo no aparece… lo hemos buscado por todos los lugares y nada —¿Cómo que Alexander no aparece?

—así como lo escuchas, nos pidió que nos adelantáramos, pero al ver que no llegaba le hemos estado marcando y nada, su teléfono sale apagado —revisaron el GPS del coche que él traía —el automóvil aparece en casa y llamamos a las personas de servicio y dicen que él tomó un taxi.

—¡Olga, espero que esto no sea lo que me estoy imaginando! Porque ¡juro por Dios que si tu hijo deja a mi hija plantada, lo mataré! —¿No sé qué le sucedió? Todo estaba normal, te lo juro, yo nunca aceptaría que un hijo mío, hiciera algo así, mucho menos a Sofía que la conozco desde niña.

—pasan veinte minutos más y mi padre no aparece, así que decido bajar, no soporto esta incertidumbre —hija, tenemos que obedecer a tu padre, mejor esperemos, él sabe lo que es mejor para ti —no madre, ¡yo soy la novia y si algo está sucediendo tengo todo el derecho de saberlo! Así que vamos.

—acompaño a mi hija, pero voy con el corazón en la mano, presiento que algo malo ha sucedido, todas las personas se quedan observándonos, es extraño ver a una mujer vestida de novia caminando una cuadra antes de la iglesia. Cada vez nos acercamos más y podemos ver la multitud de personas que están aglomeradas fuera de la iglesia. Eso es algo que llama mucho la atención porque todos deberían estar en sus lugares ¡Dios mío que no haya ocurrido nada malo! Tomo la mano de mi hija y nos acercamos hasta dónde está mi esposo y la familia de Alexander ¿Qué sucede aquí? ¿Dónde está Alexander? ¿Por qué no están todos dentro de la iglesia esperándonos?

—suegra, ¿necesito saber qué paso con su hijo?

—¡Ay Sofí, como te digo esto sin partirte el corazón! Mi hijo no aparece, lo hemos rastreado y buscado por todas partes, su teléfono está apagado y las personas de servicio indican que no tomó el auto en el que debía venir, sino que tomó un taxi, hija, te juro que nosotros no teníamos idea de lo que él pensaba hacer. Fuimos ingenuos, él nos pidió que nos adelantáramos a la iglesia y así lo hicimos, pero no teníamos idea de que él fuera capaz de plantarte en el altar… te lo juro que no sé qué más hacer, se me cae la cara de vergüenza con ustedes.

—suegra, ¡usted debe estar equivocada! Seguro hay un error ¡Alexander nunca me plantaría! Estoy segura, lo conozco, debe haber algún inconveniente con los arreglos de la fiesta, él es perfeccionista, eso es lo que sucedió.

—¡hija ya ha pasado más de una hora desde que Alexander desapareció y eso solo tiene esa explicación!

—no, no, ¡ustedes están equivocados, él debe estar por aquí! A lo mejor está dentro de la iglesia y todos afuera… me desespero, volteo a todos lados tratando de encontrarlo entre la multitud, luego corro adentro de la iglesia, llego al altar y no veo a nadie. No hay rastro de Alexander. No, por Dios ¡Esto no puede ser, él no me pudo haber plantado! Esto no está sucediendo, salgo corriendo afuera otra vez, ¿no sé qué está pasando? Hay muchas personas, mucho ruido, todos tratan de acercarse, los periodistas no dejan de tomar fotos, los flashes me ciegan, ¡necesito ir a su casa!

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