Capítulo III. Coincidencias que te pueden aniquilar.
Jason.
-” Soy el asistente Blake, necesito que revises todas las salidas de las escaleras de emergencia, de los pisos del dieciocho hacia abajo. Revisar si sale una mujer con un traje de noche azul y blanco. Quiero saber en qué habitación se hospeda, y que se me proporcione toda la información que se tenga de ella”- tras dar la orden, esperé a que me llegará la información.
No se tardó mucho, en descubrí que mi esquiva espía, se llamaba Kimberly Peterson, tenía veintiún años, era modelo. Y había trabajado en Los Ángeles para una gran agencia, hace unos días se había trasladado a Nueva York, para trabajar en una agencia de la ciudad, ya había sido preseleccionada como imagen, junto con otras dos modelos, de los centros comerciales Miller.
Esta información me hizo sonreír, decidí dejar en recepción su teléfono, para que no se lo dejara cuando abandonara el hotel. No pretendía dejarla sin trabajo, al contrario, pretendía darle mucho más trabajo, y hacer posible para que fuera todas las noches y en mi cama. Había decidido que la señorita Kimberly Peterson, fuera mi próxima conquista.
Mientras me preparaba para entrar en el despacho de mi jefe, me sonó el interfono que nos comunicaba.
-” ¿Si señor Presidente?”- le dije,
-” Cena hoy en mi casa, viene la mejor amiga de Yvaine, y tus sobrinos quieren verte, es una orden, hoy tienes prohibido las mujeres, hoy te toca hacer de tío”- me dijo.
-” Adoro a mis sobrinos, pero si tu abuelo me intenta emparejar con la amiga de tu mujer, me voy, te lo advierto jefe, me voy”- le dije.
-” Imposible, aunque es modelo, y de esas coleccionas muchas, es alguien muy importante para Yvaine y los niños, si te acercas a ella y le haces daño, mi mujer querrá matarte, y por consiguiente yo como buen marido cumpliré la orden y te ejecutare al amanecer. Entendido asistente Jason”- miré al interfono y pensé que el amor volví a los hombres locos, y a mi estricto jefe más, por eso nunca me iba a enamorar.
-” Clarísimo, sólo una cosa, después de toda la vida a tu lado, desde casi la guardería, ¿cómo esta ella, por encima de mí?”- le pregunte, aunque sabia ya la respuesta.
-” Fácil, cuando conozcas a la indicada y traiga a tus hijos al mundo, lo entenderás”- me contesto muerto de risa.
-” No gracias, si una mujer me afecta así, echó a correr en sentido contrario”- por un segundo tras decir esto, la imagen de una bruja pelirroja, de ojos verdes y cuerpo de escándalo a la que le robe el primer beso, se coló en mi mente. Y sin pensarlo me fui al despacho de Norman.
-” Pégame un puñetazo”- le dije muy serio. Mi amigo me miro sin pestañear, pocas cosas asombraban al CEO de Miller Holding.
-” ¿Habrá represarías?”- me preguntó.
-” No, el mismo tratamiento de siempre”. Le dije.
-” En el gimnasio del balneario, en quince minutos, ¡Ah! cancela las dos últimas citas de la tarde, vas a recibir una paliza y no quiero que te vean golpeado”- me dijo, sonriendo.
- “Como si fuera fácil golpearme, señor Presidente”- le dije saliendo del despacho. -” Por cierto no podemos golpear en la cara, o tu mujer me mata”- le advertí
-” Si claro, lo mismo digo”- le dije con una sonrisa.
Tras darnos una paliza en boxeo, me sentí agotado, pero más tranquilo, la visión de esa mujer fue sólo una cuestión pasajera. Pero recordé la cita que tenía, así que tras ducharme y vestirme fui a la mansión Miller.
Llevaba sentado jugando con mis sobrinos un rato, adoraba esos niños. Roy era el futuro dueño de todo, sabía lo que quería e iba a por ello, y Ailan era una sirena conquistadora, que nos iba a tener a todos esclavizados, y a su padre, a su hermano y a mí, queriendo matar a cuanto hombre se le acercara, y solo tenían cuatro meses.
Norman estaba sentado junto a mí, y el abuelo miraba desde su sillón a los bebes es con orgullo, mal disimulado.
Yvaine había ido a buscar a su amiga, y estaba por regresar. Pronto oímos como llegaban los coches, tanto los que traían a las mujeres, como los de equipo de seguridad.
Mientras se acercaban la voz de una de ellas me atrajo la atención y un sudor frio comenzó a recórreme la espalda.
-” ¡No puede ser, ella no!”- le había contado a Norman mi encuentro excitante de la noche anterior, y ahora me daba cuenta que había sido un error. Dije cerrando los ojos.
-” ¿Qué haces tu aquí, pervertido?”- esa frase confirmo la peor de mis fatalidades al menos esperaba que antes de que Norman me mandara a ejecutar, me pudiera despedir de mis dos adorados sobrinos, y tener una última cena, porque si de futuro hablamos lo tenía, todo muy negro, Pensé mientras veía brillar de rabia en los ojos verdes de mi hechicera, esa mujer quería sangre.
Yvaine. *
Cuando oí a Kimberly reclamarle a el asistente Jason, supe que había acertado, en descubrir quien había alterado a mi amiga.
Kim me habló del “pervertido “que le había robado su primer beso. La descripción física, que me dio la modelo, me extraño que fuera tan detallada, para ser su primer encuentro, por muy traumático que este hubiera sido. Sobre todo, porque, mi ruborizada amiga, se entretuvo en la descripción del tonificado pectoral, la dureza de sus caderas, la imponencia de sus físico, de lo hipnotizante e intimidantes que eran sus ojos azules y, finalmente, de la fuerza de sus musculosos brazos que la había sujetado contra la pared para robarle un beso que según ella no le había gustado nada, lo que me extraño fue que mientras me hablaba tan beligerantemente de ese beso, ni si quiera podía mirarme la cara, de lo ruborizada que estaba, sus manos se retorcían sobre la mesa nerviosas.
Con sólo observar el móvil de mi amiga, pude verificar que la última llamada que la madrina de mis hijos recibió, fue de un número que yo conocía pues me llamaba en mi trabajo entre cuatro y cinco veces al día, y no era otro que el de el asistente del CEO de Miller Holding, Jason Blake.
Me imaginaba que un hombre tan atractivo, como el mujeriego asistente y mejor amigo de mi marido, era muy capaz de ser el responsable, de tener a la esquiva modelo Kimberly Peterson, tan nerviosa, ruborizada y alterada. La denominaban la sirena de Hielo, en su el mundo de modelaje, porque su pelo rojo y sus ojos verdes atraía a los hombres, pero la frialdad con la que los trataba, hacia desistir a sus pretendientes.
Sonreí porque mi plan había salido como yo quería, mientras miraba como Kimberly le reclama a Jason el que estuviera en la casa de su mejor amiga, y el pobre asistente parecía que pedía con la mirada, que la pelirroja fuera un espejismo.
-” ¿Qué has hecho, Alicia?”- oí la dulce voz de mi marido que me hablaba en el oído mientras me abrazaba la cintura por detrás.
-” ¡Nada!, ¿por qué crees que he hecho algo?”- le dije intentando que mi voz sonara inocente.
-” Por tu cara, eres incapaz de mentir. En las expresiones de tu cara se revelan todas las emociones qué pasa por tu mente, ahora mismo señora Miller, tienes una sonrisa y una mirada perversa, como la del gato se entretiene jugando con los ratones”- me dijo mi marido besándome en el cuello. Mientras yo no apartaba mi mirada de mis víctimas. Mientras, ellos no se quitaban la vista el uno del otro
-” Veo que eres la mejor amiga de la señora Miller. Si lo llego a saber antes, seguro no te hubiera besado, eres una complicación, preciosa”- le dijo Jason a mi amiga, la situación me pareció graciosa, no podía aguantar las ganas de reírme.
-” Pero, ¿tu quién te ha creído?, te sobrepasas manoseando y besando en contra de su voluntad a una mujer, y lo único que lamentas es que descubres que es amiga de un amigo tuyo, con razón te llamo pervertido, eres el mayor pervertido que he conocido, y soy modelo guapo, mi mundo está lleno de ellos, guapo”- mi amiga estaba que estallaba de ira, ni se estaba dando cuenta que mis hijos desde que la vieron quería que los abrazara, pero al ver a sus tíos discutiendo, se encontraron tan maravillados por la reacción de ambos , que no hacía más que mirar de uno al potro como si de un partido de tenis se tratara.
-” Que yo sepa, preciosa, cuando te bese no te resististe tanto, más bien lo disfrutaste, aunque es comprensible que no sepas la diferencia cuando acabas de recibir tu primer beso, en cuanto a manosearte, que yo sepa lo único que mis manos tocaron fueron tus muñecas, para evitar que huyeras con las fotos que sacaste, ha y gracias por darte cuenta de lo obvio sirena, sé que soy guapo, se nota que eres observadora.”- Jason permanecía tranquilo, se podría decir que parecía estar aburrido de aguantar el berrinche que estaba desatando la pelirroja, y conociendo a mi amiga, eso le ponía más furiosa. Así que el grito que la madrina de mis hijos soltó, demostraba que apenas podía controlar su furia, así que me extraño que mi contrariada amiga, no hubiera derribado al asistente de mi marido, de un movimiento de karate, debido a sus clases de defensa personal.
Me lo estaba pasando genial viendo como mi controlada amiga, siempre tan comedida, y fría con los hombres, apenas pudiera controlarse ante un ser del otro género.
-” No sabía que tenías esta vena sádica, te gusta ver los pasarlo mal.”- me repitió Norman en el oído, aunque yo también sabía que se lo estaba pasando igual de genial que yo, al ver a su asistente y amigo, sudando la gota gorda por culpa de una mujer.
Norman siempre me había hablado de que, a pesar de ser el más leal amigo y asistente, Jordan tenía miedo a las relaciones, por su pasado. Sus padres vivían en constantes conflictos, él había tenido que crecer en ese infierno, y sólo fue feliz cuando se fue a estudiar a la universidad, decidió, desde muy joven, que no creía en el amor ni en las relaciones de pareja. Eso no le impedía que tuviera miles de amantes, o novias de un día.
Yo por mi parte, después de conocer el pasado de Kimberly, sabía que ella nunca querría ser como su madre, sé que pretendía encontrar el amor, después de encontrar a su padre, claro está. Pero tenía miedo que le hicieran daño, su madre dejo en ella una herencia muy difícil de erradicar, para que cualquier ser humano que se le acercara. Si no dejaba acercarse a nadie, no le harían daño.
Por eso, nunca había dado oportunidades a que nadie a entrar en su vida, excepto a mis hijos y a mí, y sólo porque, al ser vecinas en Los Ángeles, Kim tuvo que llevarme un día a urgencias, cuando me desmayé en el pasillo del edificio donde vivíamos, mi cuerpo al caer, intenté agarrarme a algo, como por instinto, golpeando con mis brazos la puerta del piso de Kim, para deslizarse finamente al suelo inconsciente.
Al oír que golpeaban su puerta, hizo que la modelo abriera la puerta, para encontrarse una mujer desmayada, me acompañó en la ambulancia, y allí fue donde desperté y comunique a los sanitarios que estaba embarazada de tres meses, aún recuerdo la cara de miedo que se reflejó en la pelirroja, al saber la noticia, pero a partir de ese día comenzó a ir diariamente a mi casa con alguna excusa, para saber cómo me encontraba, siempre me traía algo, leche fruta , alimentos saludables para embarazadas, y un día se presentó con un peluche, según ella el primer juguete para él bebe, me acompañaba siempre a las revisiones.
Fue la primera persona, aparte de mí, que descubrió que estaba embarazada de gemelos. Al ver a esos dos ángeles, a través de la pantalla del ecógrafo y oír sus corazones, nos unió aún más, pasando de una amistad a una relación más de familia, como si fuéramos hermanas. Kim fue mi compañera en mis clases preparto, cambiaba sus trabajos como modelo, para tener esos días libres, aun me hacía reír, cuando la llamaban al teléfono para un trabajo y coccidia con una de las clases de preparación, la respuesta de mi amiga era de los más graciosa e imaginativa.
-” No puedo, mi novia y yo estamos embarazadas y tenemos clases de preparación al parto”- les decía muy seria sin pestañear, haciéndome estallar de risa.
Me acompañó al hospital, el día que me puse de parto, y si no hubiera habido complicaciones, habría estado a mi lado durante todo el proceso.
Cuando nacieron lo niños, Kim se cogió vacaciones para ayudarme en el primer mes de vida de los gemelos. Así fue como Ailan y Roy la adoptaron como su tía, y yo como mi hermana.
Por eso me alegré cuando mi indignada amiga, se ruborizada hasta la raíz del pelo, sin poder sostenerme la mirada, cuando le pregunté si le gusto su primer beso. Su insistencia de que no había disfrutado el beso, que había sido más bien una agresión, mientras se movía inquieta, no era muy creíble, confirmando que Kimberly Peterson estaba más afectada por lo sucedido, de lo que su orgullo, dejaba entre ver.
El asistente Blake, sin querer y seguro sin intención, debido al miedo que el asistente tenía a las relaciones, había abierto puertas en mi amiga, que ella creía tener cerradas a cal y canto, y con guardianes de seguridad. Lo mejor es que, sólo necesitó unos minutos.
Por otra parte, no tenía muy claro, cual era las intenciones de Jason, necesitaría la ayuda de Norman para, que me descifrara las intenciones de su amigo, no iba a dejar el corazón de mi amiga en manos de un lobo que la destrozara y le hiciera daño. Eso no lo podía permitir. Quería que mi amiga fuera feliz como yo, y si había una oportunidad no la dejaría escapar