Capítulo 2 — El Negocio
La base principal del imperio Magnus estaba ubicada en las afueras de Rusia, en una amplia zona rural rodeada por nada más que amplias praderas, sin ningún árbol demasiado cerca para evitar cualquier tipo de ataque sorpresa. La propiedad es una gigantesca mansión al mejor estilo rústico, remodelada por Yurik años antes de su muerte.
Se encuentra altamente resguardada por un calificado equipo, todos entrenados a manos de Adrik, humanos y cambia—formas en partes iguales. Con armamento pesado y adiestrados para enfrentar cualquier amenaza si es ameritado. La Mansión se divide en tres sectores, cada uno con su debida vigilancia y medidas de inmunidad, con cámaras activas las veinticuatro horas y rotación continua del turno de los guardias, custodiando hasta el más pequeños de los rincones.
En la sección “A” se ubican los dormitorios de "La Pandilla". Adaptados de acuerdo a sus necesidades y con acceso limitado, justo al final del enorme pasillo está el que ocupa Alekséi. Allí posee varios monitores en donde puede hacer personalmente la inspección de La Mansión y de las demás bases de la organización alrededor del país. Esta área también posee comodidades tales como un gimnasio, una cocina con un comedor común, una sala de cine y un mini bar.
En la sección “B” está la sala de reuniones de la organización, destinada para la planificación exhaustiva de los operativos y para establecer tratados con aliados. Su composición es básicamente una inmensa habitación con un vasto escritorio redondo de madera pulida, con diferentes equipos de tecnológicos al alcance. ¿Humilde? Esa ofensiva palabra no estaba en el diccionario de Alekséi.
Asimismo cuenta con una superficie adaptada para el entrenamiento de los subordinados, construido como una cancha, en donde se les instruye para ser disciplinados con diferentes tipos de armas. Adoctrinándolos tanto física como mental y emocionalmente para que estén listos y dispuestos para la batalla. Además allí está el arsenal, cuyo acceso es estrictamente restringido.
Finalmente, en la sección “C” situada en el sótano de La Mansión, están las salas acondicionadas para efectuar los interrogatorios o para encarcelar a los rehenes que puedan tener en el momento. Las paredes tienen manchas antiguas de sangre y hendiduras profundas de arañazos grabados en dolorosa agonía, sin ventanas o conductos de ventilación, el hedor que expiden las celdas es repulsivo y nauseabundo, ya que al personal de limpieza no se le concede la entrada.
Y sin importar la experiencia que tenga Alekséi o lo vacío que está el espacio que debería ocupar su corazón, ese lugar le sigue causando pesadillas por las noches.
Rusia. Lunes, 15 de febrero.
—Entonces repasemos. Yaakov me dijiste que... ¡Maldita sea, Lev! — Alekséi gruñe colérico —. ¿Quieres dejar de verte en el espejo por cinco jodidos minutos y prestar atención a lo que estamos hablando? — exclama, golpeando con su puño el escritorio.
Alekséi estaba reunido con La Pandilla para discutir las pautas para el próximo ataque que se realizaría dentro de 5 días.
—¿Y quién dice que no estoy prestando atención? ¡Mis oídos funcionan perfectamente, Magnus! — Lev replica, colocando boca abajo el espejo tan fuerte que tuvo que asegurarse de no haberlo destrozado.
—Joder, que no estamos jugando a la casita — contraataca, su paciencia agotándose —. Hay negocios que resolver y te necesito concentrado al cien por ciento. Esta es una transacción muy importante y quiero que se realice con el menor margen de error.
—Pues el hecho de que apreciara mi evidente belleza no quiere decir que, vuelvo y repito, no supiera de lo que estás hablando. Así que prosigue — se recarga en el respaldar de la silla y mira fijamente a Magnus, encogiéndose levemente de hombros —. Además, ya van tres veces que hemos repasado el plan, creo que nos ha quedado más que claro lo que tenemos que hacer.
—Seguro, así como la última vez en donde se supone debías estar al pendiente por si llegaba la policía y te distrajiste tanto maquillándote que ni cuenta te diste — Adrik interviene con un tono burlón, intencionalmente para molestar a Lev.
—¡Que no me estaba maquillando, imbécil! — reclama entre dientes —. Estaba acicalando mis plumas. Tú eres un ave también, Adrik — lo señala con acusación —. Deberías entenderme y ponerte de mí lado, idiota.
—Ok, entiendo tu punto — Adrik asiente en acuerdo —. Pero yo no escogería hacerlo en medio de una misión, especialmente si estoy encargado de algo tan delicado. Casi nos atrapan ese día por tu culpa, si no hubiera sido por mí, tú ni siqui...
—¡Ya basta, joder! — Alekséi ruge y el silencio es mortal —. ¿Es que acaso yo estoy al mando de un puto jardín de niños? Yaakov... — observa al Alfa sentado a su derecha de la mesa, quien se endereza de inmediato —. Repasa el plan una vez más y no quiero escuchar ni pío de nadie mientras él esté hablando. Especialmente de ti, Lev — advierte, apuntándole con su dedo índice y aquella mirada penetrante característica.
—Está bien, pero sólo una vez más, ya me estoy cansando de lo mismo así que escuchen bien — Yaakov exclama, observando a todos los presentes detenidamente antes de continuar —. La transacción que estaremos realizando es con Franchesco Graziani, el italianito del cual ya todos han escuchado así que no me detendré a explicarles los detalles — hace un gesto con la mano restándole importancia —. El hecho es que, hemos llegado a un acuerdo con él por un cargamento de armas que llegará el sábado a las veintitrés horas. Serán diez cajas de C-cuatro, quince de AK-cuarenta y siete, cinco de Desert Eagles, catorce de granadas, siete de granadas de gas y veinticinco de municiones. El barco que traerá el cargamento se llama "La Signora In Nero"1 y estará tripulado por dieciséis guardias y Rocco Giordano, que es la mano derecha de Franchesco.
—Joder, no me cae para nada bien ese hijo de puta — Nikon interviene con un ceño de preocupación —. ¿Por qué lo mandará a él y no viene Franchesco personalmente?
—Es su segundo al mando, Nikon — Alekséi aclara —. Es igual a cuando yo mando a Yaakov a representarme en cualquier negocio — afirma mientras lo observa al otro lado del escritorio.
—Entiendo, Alek — Nikon asegura, observándolo con detenimiento —. Pero el tipo no me da buena espina — los puños fuertemente oprimidos sobre el escritorio —. Hay algo en él que simplemente no me gusta, hace que me den escalofríos en la nuca.
—Oh, ¿el gatito tiene miedo? — Yaakov se burla —. ¡Ha! Eso sí que no me lo esperaba de ti, Nikon — estalla en una carcajada cuando Nikon lo fulmina con la mirada.
— ¡No es miedo, cabrón! — se defiende —. Es ser precavido, en las pocas ocasiones que nos hemos reunidos con él, no he podido dejar de preguntarme qué carajos está tramando. Siempre estoy a la espera de que en cualquier momento pueda sacar un fusil y nos mande a la mierda a todos si nos descuidamos.
—Ustedes están entrenados precisamente para no ser descuidados, Nikon — Alekséi manifiesta cortante —. No diré que exageras, sólo quiero que todos estén con la guardia alta para que todo salga bien y me traigan en perfecto estado la mercancía que negocié. No hay espacio para mierda, así que concéntrense y hagan lo que mejor saben hacer — le echa un vistazo a su primo —. Continúa.
—Perfecto, entonces — Yaakov aplaude animado —. Ya que saben cual es la mercancía, deben saber que su transporte será complejo, así que los grupos deberán estar vigilantes durante toda la operación y esperando las órdenes adecuadas de ejecución — se voltea a ver a Adrik —. Necesito que ese día vayas con tres de los nuevos subordinados. Es una misión engorrosa y que se debe llevar con cuidado, pero escoge a los mejores que tengas a disposición. Así les servirá para que vayan familiarizándose con este tipo de operativos.
—De acuerdo, no hay problema. Ya tengo a los necesarios en mente — Adrik dice mientras teclea algo en la pantalla de su móvil —. ¿Cuál será nuestra posición?
—El muelle posee dos edificios laterales — Yaakov clarifica —. No son muy altos, pero pueden darles un escondite perfecto. Eres un talentoso francotirador y posees una excelente vista gracias a tu lado Omega, será ventajoso para nosotros que estés velando desde esa altura.
—Bien. Tranquilo que yo no me distraeré "acicalando mis plumas" — se bufa, sin ser discreto al ver de frente a Lev mientras recita la oración, recibiendo la atractiva vista de un dedo del medio como respuesta.
—Ignoraré que sigues molestando a Lev sólo porque quiero terminar con esta reunión lo más rápido posible — Yaakov le dice con el ceño fruncido —. Continuando, Nikon... — Se gira para enfrentarlo —. Necesito que armes a un grupo de diez hombres, sin importar si son humanos o cambiaformas, pero que sean los mejores que tengamos ahora a la mano. Sobra decir que los equipes adecuadamente para el tipo de trabajo que estaremos realizando, ¿no? — alzando una ceja y sonriendo de medio lado al ver la expresión molesta de Nikon.
—¿Es que acaso crees que tengo cinco jodidos años y aún me chupo el pulgar? — exclama entre dientes y Alekséi rueda los ojos, exasperado.
—¡Ha! No sé de tu pulgar, pero tengo la sospecha de que chupas ágilmente otras cosas — Yaakov explota a carcajadas cuando a Nikon el rostro se le vuelve de un evidente tono rojo por la vergüenza y la rabia, mientras que Adrik se encoge disimuladamente en su asiento, deseando desaparecer por arte de magia.
—¡Vete a la mierda, Kozlov! — sus garras crecen, afiladas y amenazadoras —. ¡Lo que yo me meto en la boca no es tu maldito puto asunto, pedazo de mierda! — protesta, levantándose abruptamente de su asiento para enfrentar a Yaakov, quien comienza a reír con más ganas sólo para provocarlo.
—Joder, ¿otra vez la misma mierda? — Magnus se pellizca el puente de la nariz con los párpados fuertemente apretados —. ¿Pueden volver a concentrarse en el maldito asunto de la embarcación? — dice, intercalando la mirada entre Yaakov y Nikon, el último sentándose lentamente en su silla de nuevo sin dejar de observar amenazadoramente a su rival.
—Está bien, tienes razón — Yaakov anuncia, colocando las palmas en sus rodillas —. Nikon, si ya tienes en mente a los hombres de los cuales dispondrás, los quiero a todos reunidos en el área de entrenamiento luego de que terminemos esta reunión. Magnus quiere discutir directamente con ellos para plantearles la situación, ¿De acuerdo?
Nikon asiente levemente con la cabeza, mordiéndose la lengua para no soltar nuevamente un comentario sarcástico o mandar a la mierda por décima vez en lo que va de día a Yaakov .
—Fredek — observa fijamente a su primo y hermano menor de su jefe, quien está sentado en el otro extremo del mesón cerca de la puerta y que se ha mantenido en completo silencio desde que la reunión comenzó —. Realmente quiero tener esperanzas de que en esta operación no serán necesarios tus servicios, pero no estaría de más que fabriques algo por si lo llegamos a necesitar — Fredek asiente con un sólo movimiento de su cabeza.
—¿Qué tienes en mente? — responde con un tono de voz bajo y neutro.
—Hmm, algo pequeño y compacto, pero que no deje de ser letal. De menor escala que una granada de mano, totalmente discreto — detalla mientras hace movimientos con sus manos.
—De acuerdo, te los haré llegar a más tardar el jueves. ¿Debo ir yo también con ustedes?
—Olvídalo, te quedarás aquí — Alekséi declara tajante, prendiendo un cigarrillo y arrojando el encendedor con indiferencia —. Fabrica lo que se te pidió y se lo entregas a Yaakov a tiempo para que tenga oportunidad de explicarle su funcionamiento a los subordinados.
—Yo me encargaré de conseguir el transporte para poder movilizar la mercancía, Magnus — Yaakov recalca —. Localicé uno lo suficientemente grande para que quepa todo sin problemas — Alekséi asiente, expulsando el humo del cigarro y desechando la ceniza en el cenicero.
—¿Y yo qué haré? — Lev cuestiona con emoción, intercalando su interés entre Alekséi y Yaakov.
—Tú te quedarás también — Yaakov establece, intentando igualar el tono intimidante que usó antes Alekséi.
—¿¡Qué!? — chilla ofendido —. ¿Pero por qué? Estoy cansado de estar todo el tiempo aquí encerrado esperando que alguno de ustedes se fracture una pierna o les de gripe para poder atenderlos. ¡Estoy aburrido, Yaak! Quiero salir y tener un poco de acción — su tono fue incrementando a medida que se expresaba rápidamente.
Adrik bufa al escuchar a Lev quejarse y Nikon no puede evitar estallar a carcajadas.
—Sí, Yaak — se mofa —. El pobre está aburrido, sácalo a pasear. Tal vez con sus plumas pueda sacarle el ojo a algún enemigo — rompiendo nuevamente a carcajadas, limpiándose lágrimas inexistentes.
—Cállate, hijo de puta — Yaakov le ordena rabioso, los músculos de su mandíbula palpitan por la presión —. Y tú... — mira a Lev con severidad —. Ni hablar, príncipe. No irás esta vez tampoco, no dudo de tus habilidades a la hora de combate, pero estaré muy distraído cuidando tu lindo culo y necesito estar concentrado. Si estás aburrido puedes salir de compras o algo así, pero a esta transacción no irás, así que ni siquiera se te ocurra discutir — le avisa decisivo para no abra la boca.
Como si le fuera a hacer caso...
—¡Pero, Yaakov! — Lev vocifera —. Por favor, debes de estar bromeando. Se defenderme perfectamente, en los últimos cuatro encuentros tampoco me has dejado asistir. ¡Quiero Ir! — se levanta con apuro, un ceño arrugando su frente y las mejillas abultadas haciendo un puchero.
—No importa lo mucho que grites, príncipe, te quedarás aquí. Y ese es el fin de la disputa y de esta conferencia también, así que todos ya se pueden ir — al terminar de pronunciar las palabras, todos salen disparados de la sala, excepto Lev, quien sigue fulminándolo con sus iris azabaches.
—¿Estás seguro de que no iré? — le pregunta, engañosamente calmado.
Yaakov traga grueso antes de responder, cuando Lev lo mira así es porque usualmente tiene algo en mente que por lo general no supone buenas noticias para él.
—Completamente seguro — dice sin dejarse amedrentar, intentando ocultar su nerviosismo.
Su compañero se endereza y cruza los brazos sobre su pecho, observando hacia abajo a Yaakov con toda la chulería que pudo invocar.
— Bien — enuncia, sonriendo de medio lado.
Yaakov vuelve a tragar grueso, se mueve inquieto sobre su silla y se aclara ligeramente la garganta antes de hablar, toda la situación siendo contemplada por Alekséi, quien no puede evitar divertirse con el espectáculo.
—¿Bien? — pregunta, odiándose por haberle temblado un poco la voz.
—Sí, bien — Lev afirma, ampliando la sonrisa —. Pero ni siquiera pienses en ir a mi habitación en lo que sobra de mes — y sin más que agregar, se aparta del escritorio y deja la sala antes de poder escuchar los reclamos de Yaakov.
—¿Pero qué mierda? — el Alfa vacila —. ¡Lev! — lo llama, sin obtener contestación —. ¡Lev, vuelve aquí ahora mismo! — sale corriendo detrás de él.
Alekséi se queda allí inmóvil por unos cuantos minutos más mientras enciende otro cigarro. Se da la vuelta en su sillón para observar a través del gran ventanal de la oficina, espantando el presentimiento de que algo no está bien. Una punzada de malestar revolviendo sus entrañas, sobretodo porque las palabras de Nikon no lo han dejado tranquilo desde que se colaron por sus oídos.
—Tal vez estoy siendo paranoico — se dice a sí mismo en voz baja en un intento por serenarse.
Ojalá sus presagios no se han realidad.