Capitulo 3.-
Mientras me desmaquillaba y me cambiaba no dejaba de pensar en todo lo que sucedió. Nunca había tenido una noche como ésta, una llena de pasión, Marco Antonio, definitivamente estaba en otro nivel. Pero no importa lo que pase más adelante, sin duda esa noche siempre la recordaría como la más loca y hermosa de mí vida.
Apagué las luces y me acosté en mi cama lista para dormir, podía sentir las manos de Marco Antonio aún en mí, sé que aunque no era una inexperta en esos temas, no sabía cómo seducir ni cómo hacer que alguien se excite, pero junto a este hombre pude sentirme atrevida y emocionada, lo que nunca había llegado a sentir con mis anteriores conquistas. Pensándolo bien no sabía nada de él, ni siquiera sus apellidos, ni su edad. Sólo sé que es jefe de Leo. Pero no me importa, le deseo más de lo que jamás había deseado a nadie.
Bien, dejemos de pensar en cosas y vayamos a dormir, me dije a mi misma. De pronto mi celular sonó, era un mensaje de texto.
"Buenas madrugadas Ana Laura, ojalá que te la hayas pasado bien conmigo como yo me la pasé contigo, espero que ésta no sea la última vez, si no nuestra primera de muchas veces, te veo en unas horas. Te envió un beso. Marco Antonio".
Quise responderle, pero preferí no hacerlo, ¿Acaso Leo le había dado el número de mi celular?, traté de no pensar más en eso y me dormí.
Ese día más tarde, en la mañana estaba bajando las escaleras sabiendo que me esperaba la segunda parte de la discusión con mi madre, pero no le daría motivos para que siguiera molesta, llegué al comedor y todos estaban sentados esperando por el desayuno.
– Buenos días – Saludé a mi familia con una sonrisa.
– Buenos días – Respondieron mi papá y mis hermanas.
– No son buenos – Mi mamá tomó asiento y todos empezaron a desayunar – ¿Qué te da derecho a llegar en la madrugada? Te llamé muchas veces, no tuviste ni la decencia de responder, estaba preocupada. En ésta casa hay reglas y más te vale respetarlas, no volverás a comportarte así Ana Laura, te lo prohíbo – Me lanzó una mirada retadora, la cual por supuesto iba a ignorar.
– Vale mamá. Perdóname ¿sí? – Le pedí con una cara triste.
– Disculpa aceptada – Suspiró – Pero lo lamento, pero no saldrás por lo que queda de la semana.
– Pero, mamá ya hice planes con un amigo –Rebatí indignada.
– Lo siento. Tendrás que cancelarlos – Miró a ver a los demás, como si se estuviera dando cuenta que estaban aquí y cambió el tema de conversación.
Terminé mi desayuno, llevé mis trastes a la cocina y me subí a mi recámara. No podía cancelarle, no podía dejarlo plantado, pero lastimosamente en mi casa vivíamos en un matriarcado así que si desobedecía a mi madre tal vez me dejaría un mes sin salir. Lo único que me quedaba era no ir y cancelarle. Solo de pensarlo me enfurecía, pero no tenía de otra. Tomé mi teléfono y le mandé un mensaje a Marco Antonio.
"Buenos días. Perdón, pero hoy no puedo salir contigo. Mi madre anda un poco enojada."
Su respuesta fue inmediata.
"¿Qué pasó?"
"Llegué muy tarde a casa. Eso pasó" –Escribí esa respuesta.
"No te preocupes. Yo lo arreglo. Paso por ti a las 5." –Finalizó él ignorando por completo lo que acababa de decirle.
¿Arreglarlo? ¿Cómo se suponía que lo iba a arreglar? Seguro que apenas llegara a la puerta de mi casa mi madre no dejaría que hable y le dirá que no saldré por ningún motivo y que se vaya. Y en ese momento él no querrá verme más.
Bajé a la sala y me puse a hacer los deberes de la casa, luego subí a mi recámara y continué haciendo mi tarea. Cuando terminé bajé a la sala para ver que hacía mi madre, pero ella aún seguía molesta, no importa cuánto le hablara ella siempre me ignoraba. Y lo peor es que sólo estábamos ella y yo, porque mis hermanas se fueron con mi papá a no sé dónde.
Volví a subir mi recámara. A las 4, me metí a bañar, cuando terminé me puse mi bata y me acerqué a mi armario, me puse un vestido corte A de color negro, tacones decorados con flores. Me dejé el cabello suelto colocando un broche con forma de moño, me rocié un poco de mi perfume favorito (360 grados de Perry Ellis) Y con un poco de maquillaje, sin exagerar, terminé.
Mi hermana Katy entró a mi recámara dándome una sonrisa cómplice.
– ¿Acaso mamá no te ha castigado?, ¿Para qué te arreglaste? ¿Acaso te vas a escapar? –Cuestionó mi hermana preocupada.
– Katy, ya lo sé y no te preocupes que no me pienso escapar, simplemente espero que mamá cambie de opinión – Respondí con algo de esperanza.
– Lo dudo – Katy se rió – Mamá es difícil y lo sabes, Ana Laura.
El timbre de la casa sonó y mi corazón empezó a latir muy rápido cuando me di cuenta de que faltaban 5 minutos para las 5, sin duda era él.
No tenía idea de si bajar o quedarme, Katy no lo pensó dos veces y bajó a ver quién era él que había venido. Salí de mi recámara y me dirigí a las escaleras. Pero no tenía ninguna intención de salir al próximo campo de batalla.
– Buenas tardes, mucho gusto – Él le tendió la mano a mi madre y luego a mi padre – Soy Marco Antonio.
– Mucho gusto – Contestó mamá – ¿Qué se le ofrece?
– Vine a pedirles perdón – Él se inclinó haciendo una reverencia– Por haber traído tarde a Ana Laura, el día de ayer, fue mi culpa.
– Querrás decir el día de hoy – Contraatacó mi mamá.
– Sí y lo siento. Lo que pasó es que nos detuvo la policía por que se me fundió un foco del auto y yo no me había percatado de eso – Tenía una cara triste – Entonces traté de solucionarlo rápido, pero me tomó más tiempo del que creí. Ana Laura me había dicho la hora que tenía que estar en su casa, y aun estábamos como a 15 minutos en auto, así que ella me dijo que iba a caminar hacia su casa, pero no la dejé. Le dije que de todos modos iba a llegar tarde y era mejor esperarse unos minutos más y que llegara a salvo. Pero no sabía que eso le iba a traer problemas a ella.
Si no hubiera estado con él esa noche le hubiese creído todo. Al mirar a mi mamá sabía que le había creído, porque a veces se me ocurren ideas un poco locas.
– Está bien. Te acepto tus disculpas – Suspiró mi madre –Aun así Ana Laura no puede salir.
– Cariño, ella no tuvo la culpa – Intervino mi papá defendiéndome – Te acaban de decir que ella no tenía más remedio que esperar. No seas tan dura con ella Leticia.
– Sí, miré – Marco Antonio sacó una tarjeta de su cartera y se la entregó a mi mamá – Aquí tiene mis datos, en donde trabajo y mi número de teléfono. Si no puede contactar a su hija, usted puede contactarme. Pero no tiene por qué preocuparse yo cuidaré a su hija y la traeré a la hora que ustedes me digan.
Mamá se sorprendió, nunca le habían dado una tarjeta de presentación. Entonces vi su cara antes de que ella dijera algo. Así que tomé mi bolsa, mi celular y mis llaves.
– Por favor no más tarde de las 11:30 –Sentenció mi madre.
– Perfecto. A esa hora la tiene aquí – Accedió Marco Antonio.
Katy, subió por mí y me hizo una señal, para qué bajara. Por supuesto mi hermana ya sabía de sobra que yo, estaba más lista que nada para salir.
– Hola Ana Laura – Él sonrió apenas me vio y no pude evitar sonreír de vuelta.
– Hola Marco Antonio – Miré a ver a mis padres.
– No lleguen tarde – Dijo mi mamá y se fue a la cocina seguida por mi padre.
– Hasta luego y gracias, con permiso – Respondió Marco Antonio.
Salimos de mi casa y Marco Antonio se adelantó para abrirme la puerta del auto, cuando llegué a él me robó un beso y me guió hacia dentro, nos dirigíamos al cine y Marco Antonio, tomó mi mano todo el camino, sin decir palabra.
Llegamos al cine, había mucha gente mientras esperamos por nuestra función nos dirigimos a la dulcería del cine. Me quedé haciendo fila para entrar a la sala mientras él iba a pedir nuestras bebidas y palomitas.
Él nunca me decepcionaría. Estaba guapísimo con sus jeans y su camisa gris sin duda él parecía un modelo. Atrás de mí están 4 mujeres que se comían con la mirada a Marco Antonio, mientras hablan acerca de que tan sexy es. Fingí no escucharlas, mientras avanzaba la fila.
– Te ves hermosa – Dijo él desviando mi atención – Sólo cambiaría tus zapatos.
– ¿Por qué? – Respondí con una sonrisa mientras él se colocó a mi lado – Éstos zapatos no son de plumas.
– Te compraré unos – Me dijo con una sonrisa y me robó un tierno beso.
La fila avanzó y por fin entramos a la sala. Cuando la película terminó, empezó a sonar una canción romántica “Amante del Amor de Luis Miguel”. Marco Antonio, me tomó de la mano y me miró a los ojos justo antes de preguntarme algo.
– ¿Ana Laura, quieres ser mi novia? – Enseguida besó mi mano.
– Sí, sí quiero – Respondí emocionada y él me besó.
Eran apenas las 7:30 pm cuando llegamos al departamento de Marco Antonio. Entramos me hizo sentarme en el sofá mientras él iba a buscar algo en la cocina.
Su departamento estaba bien ordenado y tenía pocas fotos de él en su sala. Marco Antonio, salió de la cocina con una botella de vino y dos copas en una mano y en la otra con un plato de fresas. Los colocó en la mesita de centro y sirvió el vino. Me puse de pie y tomé la copa que me estaba ofreciendo.
– Brindemos Ana Laura – Él levantó su copa hacia mí sonriendo.
– Salud Marco Antonio, por nosotros – Choque mi copa con la de él.
– Salud, hermosa – Respondió.
Cuando terminó su vino, se me acercó, me quitó mi copa y la dejó en la mesita. Me atrapó la cara con ambas manos y me empezó a besar, así de pie como estábamos, luego me metió las manos abajo del vestido y me acarició las piernas y más arriba, yo sentía volverme loca, nos seguíamos besando y me quitó el vestido, después me acostó en el sillón y se colocó encima de mí, para besar mi cuello y mis pechos, cerré los ojos disfrutando del momento.
– ¿Tomas alguna precaución Ana Laura o uso condón? – Preguntó mientras me daba dulces besos por mi cuerpo.
Por supuesto que no estaba tomando nada. Sí había tenido parejas pero hacía mucho tiempo así que no había tenido necesidad de tomarlo últimamente. Ahora sólo tenía que buscar la manera de decírselo sin parecer una completa estúpida.