Sinopsis
La Isla de Lesbos, en Grecia, Safo, la poetisa del amor entre mujeres, y la experta amante que sedujo a decenas de mujeres griegas que buscaban ese placer que ningún hombre podría otorgarles. Los amores entre mujeres, han sido, son y seguramente serán, épicos, llenos de aventura, romance y sobre todo, pasión. Es por eso que, al hacer un recuento en la historia del lesbianismo, me encontré con mujeres dispuestas a contar sus experiencias, a participar de manera activa en este compendio de intenso amor sáfico o lésbico, como se prefiera llamarle. Además, es bien sabido que no sólo en México, las lesbianas han ido cobrando relevancia por sus preferencias sexuales, en todo el mundo hay historias y anécdotas que servirían para llenar varios manuales de placer, de amor y de romance entre mujeres, las cuales, han descubierto su yo interior. Y por si todo esto fuera poco, también nos encontramos con los inolvidables versos de Safo, esas palabras que encierran, dentro de sí mismas, un mundo en el que los hombres tienen vetada la entrada. En las páginas de esta obra, vas a encontrar todo aquello que te atrae sobre las lesbianas, y más aún, mujeres que descubren una bisexualidad que no se conocían y que las ha maravillado, al momento de compartir su pasión heterosexual, con otra mujer con la que también encontraron goces y placeres que no se imaginaban. Es el momento de disfrutar de esas historias, de esa parte femenina que es tan hermosa que sólo otra mujer puede valorarla y hacerla disfrutar en toda su magnitud, así que comencemos…
Amantes de Safo 01
“Una lesbiana es una mujer que se siente atraída por otras mujeres. Dos mujeres casadas tienen una relación lésbica. Aunque las mujeres homosexuales son a menudo llamadas: gay, es más común referirse a ellas como lesbianas. Esta palabra viene del nombre de la isla de Lesbos, cuya famosa poetisa Safo se creía que era lesbiana”.
Más pulidos que el mármol transparente,
más blancos que los blancos vellocinos,
se anudan los dos cuerpos femeninos
en un grupo escultórico y ardiente.
Escucha, dulce amada mía
Ahora te diré que sí deseo hacerte el amor sin transgredir o allanar tu sexo si así lo deseas. Quiero enseñarte los placeres y el arte de amar, aprender a gozar utilizando los cinco sentidos para alcanzar el éxtasis en su máxima expresión "el orgasmo".
Verás que los hay intensos, como un volcán que hace erupción, suaves como la caricia de unas pestañas en tu piel, individuales, que te estremecen y cimbran tu piel de pies a cabeza, o continuos, conocidos como orgasmos múltiples, mismos que una vez que comienzan, nunca sabes en que, momento van terminar.
De manera anticipada te digo que en nuestra próxima cita serás iniciada al misterioso mundo de lo sexual, descubrirás los placeres que tu cuerpo guarda.
Te llevaré a un hotel y ya ubicadas dentro de la habitación, procederé a besar tus ricos labios, mientras nuestras manos recorren nuestros respectivos cuerpos.
Luego, pasado un breve lapso de tiempo, te cargaré en mis brazos y continuaré besándote y diciendo frases salidas del corazón, te depositaré sobre la cama y procederemos a irnos desnudando, paulatinamente, sin prisas, sin ansiedades, mientras continuamos besándonos.
Sin poder evitarlo, nuestros ojos se extasiarán de observar nuestros cuerpos.
Y mientras lo hacemos, las caricias primero leves y luego más tarde con la fuerza interna de nuestro ser, se volverán casi salvajes, sin que esto signifique daño alguno en forma física.
Bien, procederé a grabar en mi mente tu hermoso cuerpo, la sensibilidad que tiene y que sé que sólo necesita ser despertado.
Paulatinamente recorreré tu rostro y volver a besar tus labios sedientos de amor. Haré que nuestras lenguas se enrosquen como serpientes y comiencen a despertar en tu interior el deseo, la excitación que poco a poco recorrerá todo tu cuerpo y la cual se centrará en tu bajo vientre, en tu sexo puro y virgen.
Sentirás que de su interior saldrán jugos producidos por tu pasión, por tu delirio, por tu deseo, incluso por el orgasmo, los cuales han de humedecer tu exquisito monte y que en su momento he de libar la miel hasta dejarte seca.
Así lo haré una y otra y otra vez hasta que desfallezcas de cansancio.
Dejaré de besarte para proceder a recorrer con mis manos tu cuerpo, tus hombros, tus brazos simultáneamente, para después volverlos a recorrer de abajo hacia arriba y llegar nuevamente a tus hombros.
Ahora mis manos las deslizaré hacía el frente tuyo y hacía abajo.
Mi vista desde el inicio se percatará de la belleza de tu cuerpo y ahora mis manos acariciaran tus turgentes senos, suavemente los rozará y al hacerlo te sentiré temblar. De mi boca saldrán palabras de amor hacía ti. Y por momentos, nuestros ojos se encontrarán y veré en ti a la hembra que desea gozar, que ya quiere ser mujer y que desea corresponder a mis caricias.
Conforme avanzó mis dedos, tocarán tus lindos y ricos pezones, los que de inmediato reaccionarán, poniéndose duros y erectos. Entonces mis manos los acariciarán, los recorrerán francamente y con cariño, se cerrarán envolviéndolos y sintiendo el calor que emerge de sus endurecidas rugosidades.
Me deleitaré al hacerlo y mis propios pezones y mi clítoris se tornaran más duros y los sentiré palpitar, ansiosos de sentir tus caricias.
Inevitablemente, dirigiré mi boca hacía uno de tus capullos, sacaré la lengua y la dirigiré a tu pezón, primero, lo rozaré con toda suavidad, dejándole sentir la punta de mi lengua, y observaré la reacción que le produzca.
Después ese delicioso pezón lo envolveré con mi lengua para finalmente meterlo en mi boca hambrienta y de inmediato empezar a succionarlo.
El efecto que esto producirá en ti se verá reflejado en la forma en que tus manos se aferraran a mi cabeza y en los gemidos que emitirá tu garganta, lo que me hará continuar, para luego alternar con tu otro pezón.
Conforme alterno la mamada, ambas observaremos como tus pezones se tornarán rojizos y crecerán a su máximo tamaño y grosor.
Luego de un rato te sentiré vibrar, pues de tu interior nacerá una ola de inmenso calor que paulatinamente te irá invadiendo y que terminará con la segregación de tu miel y que hará que de tu sexo brote esta.
Ya repuesta, continuaré en mi recorrido por conocerte, pues además quiero que me sientas y me pidas que continué haciéndote feliz.
Debo aclarar que, de común acuerdo, acordaremos que en esta ocasión el turno para tocar, acariciar, palpar, besar, lamer, chupar y mamar, será primero de mí hacía ti.
Y sólo cuando haya terminado de conocer todo tu cuerpo, sólo entonces vendrá tu turno. Y entonces yo solamente seré receptora a tus caricias, besos, chupadas y todo lo que desees y anheles hacer conmigo, ya que seré tuya sin condiciones, me entregaré a ti de manera libre y total, sabiendo que lo apreciarás.
Te diré que en la medida en que tengamos nuestra mente abierta, podremos dar y recibir placer al máximo, pues finalmente lo que se busca al tener una relación o sesión de sexo es esto: placer al máximo posible.
Luego de conocer tus lindas tetas y observar cómo responden a mis caricias, deslizaré mis manos hacía tus costados y después a tu vientre.
Mi vista se recreará observando tu triángulo, el cual lucirá hermoso, delicioso para el momento soñado y se verá más abajo humedecido tu pubis.
Te pediré que te acuestes boca arriba, con tus piernas cerradas y al mismo tiempo me sentaré sobre de ti, apoyándome sobre el colchón y apoyando mis nalgas sobre tus piernas sintiendo el contacto pleno de tu pubis.
Mi húmedo sexo también se apoyará en ti y conforme vaya deslizando mis manos, mi clítoris también se mueve y desliza.
Iniciaré colocando mis manos sobre tu vientre y poco a poco las deslizaré hacía tus muslos. Y en un ir y venir por momentos ellas se acercarán a tu monte y como no queriendo, lo rozarán levemente.
Al hacerlo, podré percibir un calor que irá en aumento conforme avanzo con mis caricias, pero aún no es el momento de centrar mis caricias en él, por lo que continuaré hacía tus rodillas, pantorrillas y pequeños pies.
Lo haré primero con una pierna y después con la otra. En el inter, mi boca y lengua contactaran con tu piel y nuevamente sentiré el temblor que te invade por momentos.
Escucharé y sentiré tu respiración entrecortada por la excitación que será constante en ti. Al llegar a tu pie y luego de acariciarlo, lo besaré, chuparé cada uno de tus dedos, incrustaré mi lengua en cada uno de ellos, con esta caricia trataré de que sientas en tu crica el estímulo deseado.
Así lo haré en tus lindas piernas, para luego voltearte y que quedes boca abajo. Montándome sobre de ti, iniciaré nuevamente mis caricias a partir de tu cabeza y deliberadamente haré que mi clítoris esté en contacto constantemente con tu cuerpo en general. Será lógico que de mi vagina ya estén emanando líquidos y desde que haya iniciado a acariciarte por el frente, los habrás sentido escurrir sobre ti.
Paulatinamente iré bajando a tu cuello, hombros, espalda, costados, brazos, axilas, cadera. Especial atención tendrán tus nalgas y tus muslos.
Mi lengua recorrerá el surco entre tus dos montañas traseras y para entonces haré que abras tus piernas, pues anhelo observar tus labios abultados, con mis dedos los acariciaré a ambos y luego individualmente a cada uno de ellos.
Continuaré en mi recorrido hacía abajo, primero en una pierna y luego en la otra, al llegar a tus pies, volveré a subir lamiendo y besando a uno y otro lado, pero por el interior de tus piernas, con lo cual te verás obligada a separarlas un poco.
Al llegar a tu entrepierna, primero sentirás mi cabeza y cabellos rozar tu pucha mientras lamo cada uno de tus muslos interiormente.
Luego, cuando menos te lo esperes, mi lengua hará contacto con tus labios primero y luego con tu rajada, la recorreré en toda su longitud una y otra vez.
Y cada vez que sienta tus jugos salir, procederé a absorberlos ávidamente, saboreando su sabor único. Continuaré haciéndolo hasta lograr que por lo menos hayas alcanzado cuatro o cinco orgasmos como mínimo.
Y sólo entonces te haré girar, para dedicarme en cuerpo y alma a darte placer sobre tu empapada y deliciosa panocha. Primero, pasaré mis manos sobre toda ella y la recorreré de arriba hacia abajo y viceversa.
Luego, utilizando ambas manos y con sumo cuidado, abriré tus labios y localizaré tu pepa, que a esas alturas deberá de estar erecta.
La acariciaré y luego substituiré mis dedos por mi lengua, haciendo un recorrido previo sobre tu raja y al llegar a tu botón, lo titilaré, lo besaré y luego lo mamaré.
Lo haré hasta el cansancio y prometo que te llevaré hasta las nubes y tú me brindarás tu exquisito elixir, el cual tragaré y deglutiré al máximo.
Te dejaré descansar brevemente y luego empezará tu turno. Lo harás como tu intuición te lo dicte y te tomarás todo el tiempo que quieras. Cuando creas que tu turno ha terminado, entonces empezaremos de nueva cuenta, pero ahora juntas.
Así empezarán tus lecciones, las que te prometo, serán hermosas y deliciosas, por lo que, juntas nos recrearemos y disfrutaremos del sexo y nuestro amor, imagino que crecerá más, pues la unión física de una pareja es clave para su fortalecimiento.
Amada, existen muchas formas de disfrutar del sexo sin que valla de por medio la penetración, el tiempo nos dirá cuando ya estés lista. Y si ese día llega, te aseguro que lo disfrutarás intensamente, ya sea conmigo o con quien tú desees.
“Yo nunca he criticado a las lesbianas, ni a los homosexuales. Ni para bien, y mucho menos para mal. Lo que hace la gente de la cintura para abajo son sus historias, no las mías.” María Félix
“—¿Y tú? ¿Eres lesbiana?
—No, pero me encantaría.”
“Hace tiempo conviví casi dos años con una mujer hasta descubrir que sus gustos eran exactamente como los míos: los dos estábamos locos por las chicas.” Groucho Marx
“—Bueno, ¿Qué me dices sobre ti? ¿Estás casada, lo estuviste, vas a casarte?
—Bueno, espero poder hacerlo algún día… si cambian las leyes, soy lesbiana.
—Umm… bien hecho.”
“—Lesbiana, Dios mío ¿Me tomas el pelo? ¿Crees que yo soy lesbiana?
— Estás enamorada de otra chica ¿No?
—No. Soy Paula, enamorada de Tamy ¿Recuerdas? Y Tamy está enamorada de mí porque ella es mía y yo soy suya y ninguna de las dos somos lesbianas.”