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CAPÍTULO 5

Rita, se estira perezosamente en la cama, su despertador anuncia el comienzo de un nuevo día. Tuvo en intenso deseo de quedarse en cama, tenía años que no se sentía así, pero no podía dejar que la pereza le ganara. Debía ir al trabajo o Adam la mataría. Sin animo se arrastró hasta la ducha, quizás el agua fría lograra alejar la flojera que invadía su cuerpo.

Después de unos veinte minutos estaba lista para ir a la oficina. Se encontraba en la cocina del pequeño apartamento tomando zumo de naranja, con un panqueque. Lavó el plato, lo guardó y lo secó.

El lejano sonido de su móvil la sobresaltó, corrió a buscar su cartera, rebuscó entre sus cosas. Allí estaba, en el fondo.

-Hola- respondió sin siquiera percatarse de quién era.

-Hola, cariño- la tierna y suave voz de Gillian, llegó a través del aparato.

-Cariño, buen día. ¿Cómo amaneces?

-Pues muy bien. Hoy llega mi nueva asistente y estoy dándole gracias al cielo por ello, creí que me volvería loca- Gillian rió.

-Tan exagerada como siempre.

-Cariño; una oficina, mil pendientes, millones de números y una pila de carpetas esperando ser atendidas. Esos son los ingredientes necesarios para desquiciar a cualquiera.

-Tienes razón, cariño. Solo quería darte los buenos días.

-Tu siempre tan dulce, querida. Deseo que también tengas un día exitoso. Un beso

-Igual para ti- y así cortó la comunicación.

Cuando llego a su oficina, minutos después entraba Miriam, la secretaria de Adam, con una joven bastante atractiva.

-Buenos días, Rita.

-Buen día, Miriam- le sonrió poniéndose en pie.

-Te he traído a tu nueva asistente, la señorita Karen Smith.

-Muchas gracias- volvió a sonreír.

-Ahora me marcho- intervino Miriam- que tengan buen día.

La mujer se marchó dejándola junto a una sonriente Karen.

-Mucho gusto, Karen- se estrecharon las manos- toma asiento- ya una frente a otra le dijo- Tuve la oportunidad de estudiar tu síntesis curricular, me ha parecido que eres una chica muy preparada.

-Muchas gracias, señorita Rita.

-Solo Rita, por favor, yo te llamaré Karen.

-De acuerdo.

-Tienes buena experiencia, aunque es escasas, pues hasta donde tengo entendido solo has tenido tres empleos, las dos últimas han sido empresas muy prestigiosas.

-Sí, creo que tuve buenas oportunidades que me han permitido formarme muy bien.

-Es maravilloso, porque aquí tendrás que trabajar muy duro.

-Estoy acostumbrada a ello.

-Bien.

La entrevista transcurrió satisfactoriamente por unos diez o quince minutos más. Luego Rita, la acompañó a su oficina que estaba justo en frente de la suya, le indicó varias tareas que debía realizar para irse familiarizando con las actividades que le correspondían. Mientras tanto ella misma se enfocaba en sus actividades. Llamaron a la puerta.

-¡Adelante!

-Buen día, Rita- la voz de Adam, llegó hasta ella, pero estaba tan concentrada que ni se volvió a mirarle.

-Buen día Adam, espero te encuentres muy bien hoy y lo que tengas que decirme sea urgente cariño, ya que estoy sumamente ocupada- él rió alegre- no te rías, me enfoco en ganarme mi jugoso bono de fin de mes- le recordó burlona.

-Eso es seguro, cariño. Ahora suelta el teclado y míranos porque es de mala educación, me avergüenzas frente a mi amigo.

Cuando levanto la vista, se preocupó de que posiblemente tendría cara de idiota. Adam, venía acompañado con un hermoso hombre; alto, rubio, con unos profundos ojos azules, era por mucho el hombre más atractivo que había visto. Adam, delante de él parecía pueril y ya es mucho decir que Adam, es endiabladamente atractivo y trae a todo el personal femenino suspirando por los pasillos.

-Lo siento- dijo Rita poniéndose en pie- pensé que habías llegado solo.

-¿Olvidaste acaso que te comenté que llegaría mi amigo; el nuevo consultor?

-No Adam, no lo olvidé, solo estaba enfrascada en mis actividades.

-Bien. Rita, él es mi amigo Hugh Scott. Hugh, ella es nuestra chica de los números. Rita Dugarte.

-Mucho gusto- dijeron al unísono a la vez que estrechaban sus manos. Sus ojos se encontraron y Rita sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Rita, se sintió incomoda y retiró su mano y concentró su mirada en Adam.

-¿Quieres que comencemos ahora?

-No lo sé, quizás. . .

-Por mí no hay problema- respondió Hugh- me agradaría empaparme de toda la información de la que dispongamos. Mientras más rápido lo haga, podré trabajar a mis anchas en propuestas firmes.

-De acuerdo- respondió Rita.

-Entonces, yo me retiro. Los dejaré trabajar en paz. Me encantaría que luego pases por mi despacho hermano, quizás puedas darme tus primeras impresiones.

-Seguro que si- respondió y Adam, se marchó.

-Bien- se dirigió a él, tome asiento.

-Gracias- su profunda voz hacia que algo dentro de ella se removiera inquieto.

-Comenzaré por darle. . .

-Por favor tutéame, vivo entre formalidades, pero me encantaría que trabajemos cómodamente, nos esperan muchas horas juntos- aquello la estremeció- yo te llamaré Rita.

-Bien. Lo primero que te mostraré Hugh, son algunos balances, tenemos muchas inversiones, muchas de ellas han dado resultados importantes, pero. . .

-¿Ese es un gesto natural o ensayado?

-¿Ah?. . .¿ qué?- lo miró confundida.

-Tu ceño. . . se frunce mientras me explicas- sonríe y Rita, cree que va a desmayarse allí mismo. Era una sonrisa terriblemente sensual- tus manos se mueven un poco, y mueves los labios un pocos inquietos, se tuercen en una mueca. . . ¿ por qué estas nerviosa?

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