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Capítulo 4

Damián y yo estábamos besándonos y el beso empezó a intensificarse.

-para por favor- le dije apartándolo.

- ¿Por qué quieres que pare?, me vas a decir que no estabas disfrutando-

-esto... no está bien, apenas te conozco y no soy una cualquiera- le dije alejándome más de él.

-yo si te conozco desde que naciste- abro los ojos sorprendida.

- ¿sabes quién son mis verdaderos padres? -le pregunte con esperanza.

-No lo sé, solo sé que las personas con las que estabas no son tu familia, ahora me tengo que ir-

-no, espera necesito saber porque tu hermana me atacó- le digo agarrándole el brazo para que no se vaya.

-ahora no puedo decírtelo, tengo algo urgente que hacer-se soltó de mi agarre y se fue sin decirme nada.

Me siento dolida parece que nadie me quiere decir que está pasando aquí, voy al baño a terminarme de vestir cuando oigo como tocan la puerta y pienso que puede ser Damián para decirme la verdad pero cuando abro la puerta es Lucio quién está ahí.

- ¿quería algo? - le pregunto.

-buenos días señorita, ¿le apetece salir al jardín? - me pregunta con una sonrisa.

-me parece bien pero antes quisiera desayunar-

-sin problemas, que tenga buen provecho-

-muchas gracias- le dije y se fue, cerré la puerta y a comer mi delicioso desayuno.

Cuando termine de desayunar salí de la habitación con cuidado, no quería encontrarme a esa chica, no es que me diera miedo pero me daba mucha desconfianza y no entendía por qué si ni siquiera la conocía.

Voy bajando las escaleras despacio, no quiero resbalarme como la otra vez, abro una de las puertas que hay y da al jardín. Hoy hace un día muy soleado y las flores están preciosas.

Empiezo a caminar y hay gente trabajando en el jardín para mantenerlo bonito, encuentro un árbol que da sombra y me siento debajo, cierro los ojos para relajarme y sentir la naturaleza cuando oigo que alguien me dice algo, abro los ojos y es la hermana de Damián mi corazón empieza a latir muy rápido.

Me levante todo lo rápido que mis piernas me permitieron e intente alejarme de ella.

-espera por favor no huyas de mí, no voy a hacerte daño- me pare en seco al oírla.

Me gire despacio y la mire, parecía otra persona distinta a la del otro día.

-no es eso es que tengo que ir... al baño- que excusa más tonta acabo de dar pero es lo primero que se me había ocurrido.

-no mientas, sé que me tienes miedo puedo sentirlo, yo... lo siento mucho- me dijo eso y se fue, no me dio tiempo de decir nada.

Me dejo totalmente confundida, doy un largo suspiro e intento calmarme porque aunque parezca que no estoy nerviosa, tendré que tener cuidado y averiguar qué es lo que está pasando en esta casa.

Vuelvo a sentarme en el suelo y esta vez intentare relajarme.

********

Después de irme de la habitación de Danira me encuentro aquí en mi despacho esperando a una persona importante.

Danira estaba preguntando cosas que no pienso decirle al menos por ahora, es mejor que no sepa nada.

Tocan la puerta de mi despacho.

-adelante- digo sin quitar la vista del ordenador.

-¿qué es lo que quieres ahora?-me dice Raphael.

Raphael es un brujo importante es el líder de su aquelarre y tenemos negocios juntos por así decirlo.

-me alegro de verte Raphael- le digo mirándole con una sonrisa.

No comparto lo mismo así que ve al grano- me dice cabreado.

-tranquilo y siéntate por favor- le digo señalando con la mano la silla.

El se sienta de mala gana y vuelve a mirarme muy serio.

-¿porque crees que necesito algo de ti?- le pregunto.

-siempre haces lo mismo si no fuera porque eres el único que sabes dónde está mi hija te hubiera matado hace tiempo- definitivamente está cabreado.

-la verdad es que si necesito tu ayuda pero será la última cosa que te pida y como hoy me siento generoso si haces lo que te pido te diré donde está tu hija- el frunció el ceño.

-voy a confiar en ti pero como me mientas, juro que te matare con mis propias manos- que agresivo este hombre.

-no te estoy mintiendo en cuanto hagas el trabajo tendrás a tu hija, lo prometo- el asiente con la cabeza.

-¿Qué es lo que tengo que hacer?-yo sonrío.

-bueno quiero que hagas un hechizo o lo que vosotros los brujos hagáis, necesito castigar a los hombres lobos, ellos están matando a mi gente y eso no lo voy a permitir- le digo juntando mis manos.

-está bien, tendrás noticias mías- se levanta y se va sin despedirse.

Eso hará que los hombres lobos aprendan a saber quién manda aquí, ahora tengo que pensar en si decirle la verdad a Raphael o seguir manteniendo el secreto.

Llevo como dos horas en el jardín, mi barriga ruge de hambre pero estoy tan a gusto que no quiero levantarme. De repente siento la presencia de alguien y abro los ojos, Lucio me sonríe.

-perdona que la moleste señorita pero el almuerzo está listo, si gusta en acompañarme-

-claro- le sonrió.

Me levanto y lo sigo por el jardín hasta llegar dentro de la casa y no veo a Damián por ningún lado seguro está escondiéndose para no darme explicaciones, estoy muy enfadada con él.

Vamos hacia el comedor que no lo había visto todavía es amplio con una mesa muy larga me imagino que para muchas personas y unas lámparas tan majestuosas que impresionan.

-siéntese donde quiera- me dice Lucio.

Como no sé donde sentarme escojo un sitio al azar y ese sitio es en el medio, me siento tan sola en una mesa tan grande que un escalofrío recorre mi piel.

-¿Dónde está Damián?- pregunto.

-el señor sigue en su despacho, no creo que pueda venir a acompañarla- me contesta y yo junto mis labios en una línea fina.

Encima me va a dejar sola comiendo esto es el colmo.

-está bien, no importa- le digo y él se va.

A los cinco minutos aparece con una bandeja en la mano y la coloca delante de mí, abre la tapa y todo se ve delicioso.

Cuando termino de comer me levanto y subo las escaleras hacia mi habitación y cierro la puerta detrás de mí.

********

Después de arreglar otros asuntos salgo de mi despacho y voy hacia el comedor, seguro allí estará Danira pero no en su lugar está Lucio.

-¿donde está Danira?, ¿acaso ya ha comido?- le pregunto.

-si mi señor, acaba de irse a su habitación, parecía molesta- asiento con la cabeza.

Unos minutos después...

voy a ir a hablar con ella, subo las escaleras y llego a su habitación, toco la puerta despacio y oigo como su corazón late deprisa.

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