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1

El cementerio es un lugar muy oscuro y tenebroso. Estábamos a una distancia considerada, observando. A pesar de que Rich estaba a la par mía, muy inquieto, mis pensamientos estaban en otro lado. En él y Lina, preguntándome sobre ellos. Sobre lo que pasó. Sobre si seguir siendo amiga de Rich o alejarme.

Habían enterrado a los chicos, había llanto, personas devastadas. Lina estaba con Kate, igual estaban llorando. O simulando. No lo sé. No conozco lo suficiente a estas personas para opinar. La gente se empezaba a dispersar, estaba anocheciendo y la lluvia no paraba.

—¿V? Nos tenemos que ir. Puedo conseguir un taxi si quieres, si sigue lloviendo no podremos caminar —me dice Rich por fin. Había estado en silencio mucho tiempo.

No me quiero ir con él. Es decir, hay tantas dudas en mi mente, preguntas, pero no sé si estoy lista para saber las respuestas.

Apenas conoces a Rich, no te ilusiones, hablas como si llevaran bastante tiempo saliendo.

Y puede que sea verdad, pero en el fondo sentía que Rich y yo llevábamos mucho tiempo saliendo, siendo nosotros. Como él me había dicho, que tenía esa sensación de que me conocía de más antes. Y si, en tan poquito tiempo tengo varios sentimientos por él.

Pero no lo conozco en verdad, y sé que conmigo no es del todo él. Hay algo más.

¿Y si Rich ya olvidó a Lina? Solo míralo como te ve, como te busca, como te cuida. Ni siquiera voltea a ver a Lina.

Puede que también tenga razón en eso. No sé si ya la olvidó... o si no... es que no sé nada. El único que me puede contestar es Rich.

—¿V?

Lo miro de inmediato, estaba tan sumergida en mis pensamientos que me había olvidado de contestar a su pregunta.

—Está bien.

Rich dió media vuelta y se fue en busca de un taxi.

—¿Qué piensas hacer respecto a Rich? Desde que te dije lo de Lina y él has estado... extraña, ansiosa, como... ¿triste?

Reí.

—¿Triste? No, Hasley, es solo que estoy pensando. No quiero involucrarme con Rich si todavía siente algo por Lina, o siquiera saber qué pasó entre ellos.

—Entonces sí te gusta —afirmó.

—No lo sé, Hasley, es extraño tener sentimientos por él. Apenas lo conozco.

—Sí, te entiendo. Igual y Rich ya la olvidó. Ya sabes como son los adolescentes cuando creen estar enamorados de alguien. Todos pasamos por eso. Hasta tú.

Y era cierto, yo también tuve novios y casi novios. También me enamoré. También tuve una vida antes que Rich. Rich no me conocía, no sabíamos nada del uno ni del otro así que Rich tenía todo el derecho de tener novias o enamorarse. Sería loco y egoísta de mi parte si me enojo por algo del pasado. Pero también tengo experiencia sobre ser utilizada para olvidar a ex novias. Y no quiero volver a eso. Porque por primera vez en mi vida me hubiera gustado ser la primera en la vida de alguien. Pero tal parece que eso sigue siendo imposible.

—Tienes razón. Ambos teníamos una vida antes. Era obvio que teníamos que estar con otras personas.

Pero siendo yo y conociendo mis sentimientos, era cierto, me había enamorado antes, ilusionado como qué, pero puedo ver a uno de mis ex novios y decir que no siento absolutamente nada por ellos. Solo son pasado. Ilusión del momento. Sin embargo no conozco los sentimientos de Rich ni lo que hay en su corazón.

—¿Nos vamos? —inquiere Rich detrás de mi.

—Está bien. Te veo después, Hasley —me despedí.

—Cuídate. Y recuerda lo que hablamos. No hagas cosas que después te arrepentirás.

Le di una mirada de advertencia.

Rich y yo nos dirigimos al taxi y nos adentramos. El auto arrancó.

Silencio.

Un silencio incómodo.

—¿Te pasa algo? —pregunta, mirándome. Sentía su mirada en mi. Una mirada que sentía que me atravesaba.

¿Es normal sentir ganas de besarlo en este momento?

—No —lo miré, adoptando una sonrisa falsa—, todo está bien. Solo estoy algo cansada por todo el día de hoy. Muchas emociones encontradas y noticias... —no digas— en fin, solo quiero acostarme y dormir. Quizás mañana sea un mejor día.

—Te conozco y sé que te pasa algo —me dice.

—De verdad que no.

—Puedes contar conmigo para lo que sea, recuérdalo. Confía en mi.

¿Cómo confiar? ¿Por qué?

—Lo se, pero no me pasa nada, Rich.

—Bien.

Su teléfono celular sonó, como entrándole un mensaje. Lo revisó pero lo apagó de inmediato.

Mi mente es tan traidora que pensé en Lina. En que quizás le haya mandado un mensaje o algo así.

El auto se detuvo frente a mi casa, Rich le pagó al taxista para este después arrancar e irse. Corrimos a la entrada, escapándonos de la lluvia.

—Creo que no parará la lluvia por hoy —dice Rich, sonriendo un poco. Las luces de la casa estaban apagadas así que supuse que Kyle no ha regresado aún.

—¿Te vas ya? —lo miré.

—¿Quieres que me vaya?

—No, es solo que pensé que tendrías prisa por irte —comenté. Busqué las llaves debajo la alfombra y las encontré.

—No tengo prisa. Si quieres me puedo quedar a acompañarte hasta que venga Kyle.

—Como quieras —metí las llaves a la cerradura y abrí.

En cuando nos adentramos Rich se lanzó a mi, acorralándome a la pared.

—Rich —susurré.

—Oh, V, lo siento pero no me puedo contener. Te necesito —susurra. Su aliento choca en mi piel y eso me hace estremecer. Rich cierra la puerta tras de él. Aunque había poca iluminación podía verle su cara, al igual que él la mía. Sus ojos estaban muy oscuros, negros, penetrantes. Su mirada era fuego puro.

Miré sus labios, esos labios que ansío besar.

—También te necesito —susurré.

A la mierda las ex novias, a la mierda todo. No me puedo contener. Con Rich no me puedo contener. Acerqué mi rostro a él y lo besé. Él me acercó más a su cuerpo, como si fuéramos solo uno. Juntos. Tiré de su cabello, despeinándolo más de lo que estaba. Esos rizos rubios que me encantaban. Rich llevó sus manos a mis glúteos, apretándolos.

Sentí una oleada de calor en ese momento.

Gemí.

Nos encaminamos a las escaleras, subiéndolas con dificultad. Nos separamos, pero Rich me tomó de la mano y me guió al cuarto. Afuera habían relámpagos y rayos algo fuertes. Cerró la puerta de mi habitación y puso el seguro.

—¿Estas segura de esto? —me inquiere, acunando mi cara en sus manos.

¿Segura de qué?

—Es mi primera vez —digo.

Noté cómo se dilataron sus pupilas.

Me besó.

—Contigo quiero todo —me susurró entre el beso.

—Estoy segura, Rich, contigo estoy muy segura —le dije a lo bajo.

Me miró.

Se quitó su abrigo, dejándolo tirado en el suelo. Me acosté en la cama, Rich se encargó de quitarme la camisa y los pantalones. Cuando se quitó su camisa pude notar su abdomen bien trabajado y sus músculos. Madre mía, Rich estaba más que bueno. Se iba desabrochando su cinturón, así que aparté la mirada.

—Tranquila, V, puedes ver.

Lo miré, con vergüenza, creo que si no fuera de noche hubiera visto mi cara llena de colores. Dejó el pantalón a un lado y ahora se abalanzó sobre mi, besándome el cuello, mientras me apretaba los pechos con una mano. Dios, ¿en qué momento llegamos a esto? Pero me gusta, te juro que me gusta.

Ahogué algunos gemidos.

Le quise preguntar: ¿esto le hacías a Lina? Pero me contuve, quise disfrutar esta noche solo para él y yo. En donde no exista nadie más. Ya mañana tendré todo el tiempo de torturame y preguntarme más cosas. Hoy solo quiero disfrutar a Rich.

—Te dolerá un poco, ¿vale? —me mira.

—Sí, está bien —enrosqué mis manos en su cuello.

Noté que se sacaba su miembro con una mano. Bajó mis bragas, yo hice lo que pude para quitarme el bra. No sentía pena respecto a mostrar mi cuerpo. No la sentía. Estábamos en otros tiempos.

—¿Lista? —inquiere, dándome besos en la boca.

—Si —asentí. Puse mis pierna a cada lado, abierta, Rich se alejó un poco de mi así que pude ver a su amigo de abajo.

Dios mío.

Me quedé anonada viéndolo.

Rich lo empezó a meter, en ese momento sentí un dolor horrible.

—¡Dios! —puse mi mano en mi boca— duele, duele.

—Shhh... aguanta.

Lo siguió metiendo y metiendo.

¡Jesús!

—Rich, sácalo, duele...

En un rápido movimiento y para evitar más dolor lo metió de una sola, eso sí que me hizo gemir como qué. Rich se acercó a mi y acarició mi cara.

—Shhh ya —me besó. Empezó a hacer movimientos, dolía un poco, pero era menos. La empezó a meter y a sacar, el movimiento ya no me resultaba doloroso sino placentero. Muy placentero.

Rich me observaba, observaba mis gestos de placer, de dolor, escuchaba mis gemidos. Le gustaba verme en esa situación, tan vulnerable, tan dispuesta a él, tan a su merced. Porque esta noche estaba a la absoluta disposición de Rich Caspersen. Yo completa, esta noche me sentía suya.

—V, —susurra en mi oído— me encantas —me besó el cuello— Eres mía.

Sentí algo parecido a excitación cuando me dijo eso, tanto que lo besé, pero muy en el fondo sentí su "eres mía" como algo más fuerte. Al menos para él.

Esa noche, Rich Caspersen me hizo suya a como quiso, y sabía mejor que nadie que después de esta noche nada sería igual.

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