Capítulo 5: Lago
—¿Qué fue lo que te dijo Konan? —fue lo que me preguntó AmDeli cuando me volví a sentar en la mesa.
—En realidad fue algo extraño —le dije, empezando a comer mi hamburguesa. La mirada oscura de Konan se había quedado en mi cabeza.
—Dímelo a mi, Konan no habla con nadie así por así. Menos con una chica de esta preparatoria.
La miré sin entender.
—¿No habla con chicas de aquí? —quise saber, me pareció un tanto extraño.
—Es decir, sí habla pero solo con una. Siempre están en grupo por así decirlo. Y la chica del grupo se llama Sue Smith, es una pelirroja que, por cierto, creo que hoy no vino.
—Si habla sólo con ella, ¿no crees que es su novia? —dudé un poco.
—No lo sé. Quizás sí, lo que quiero decir es que Konan no es como su hermano Fredd de mujeriego. Él es más... centrado en esas cosas.
Me quedé pensativa un poco, era el primer chico guapo de preparatoria que no era mujeriego ni se mantenía rodeado de mujeres. Konan me parecía más oscuro.
—¿Qué te parece si vamos al lago cuando salgamos de clases? —me pregunta un tanto emocionada.
—¿Al lago? —di un sorbo a mi jugo. Miré por la ventana de que el día estaba nublado, no hacía viento ya pero el clima seguía helado. Me encantaba esta clase de climas. Quisiera estar en mi habitación escribiendo un poco.
—Sí, te lo quiero mostrar. Es increíble, hay un muelle pero también hay arena en donde podemos poner algo para sentarnos y hablar un poco. También nos podemos bañar si quieres.
A AmDeli le brillaban los ojos cuando hablaba del lago, noté sus ganas enormes de ir así que no podía negarme.
—Está bien, podemos ir cuando salgamos de clases. El lago está cerca de mi casa.
—¡Genial!
Las dos reímos y continuamos comiendo nuestras hamburguesas.
•
—No miré a los Mayer después del almuerzo —le comenté a AmDeli. Las dos íbamos saliendo de la preparatoria, caminábamos por la acerca. Eran pasadas las cuatro de la tarde.
—Suele pasar, Lev, tienes que saber que los Mayer se desaparecen en cualquier momento. Creo que su padre los solicita para ver cosas del trabajo. Aunque no creas el señor Mayer es un hombre adinerado y sus hijos serán herederos de ese imperio.
Respiré profundo asintiendo. Era obvio que chicos así fueran adinerados.
—1, 2, 3 —escuché a lo lejos— no salgas después del atardecer.
—¿Escuchas eso? —le pregunté a AmDeli.
—¿La canción?
—Sí.
—1, 2, 3 o el lobo te va a comer.
A la distancia habían tres niñas jugando a la cuerda, pero esta vez no eran las trillizas. Eran otras niñas.
—Qué extraña canción —murmuré— Ayer mis vecinas también la estaban cantando. ¿Qué crees que signifique?
Mientras más nos adentrábamos al pueblo más veía las decoraciones de Halloween, habían calabazas, algún fantasma colgando de un árbol etc. Todo el pueblo de Nashville se vestía de Octubre.
—Desde pequeña te enseñan esa canción —me explica— Yo la cantaba con mis amigas cuando jugábamos a la cuerda. Es como una tradición ya.
—¿Por qué esa canción? ¿Qué es lo que significa?
Simon también me había dicho que no saliera después del atardecer, sé que habían lobos enormes aquí pero el que me salió ayer no me hizo nada así que pensé que quizás no eran agresivos. Sin embargo en esa canción los ponen como bestias. Asustan a los niños, los reprimen en sus casas después del atardecer. Quizás sea una forma de ponerlos a salvo.
—Mis padres me decían que habían lobos en el bosque y que eran peligrosos, si salía de noche el lobo vendría y me comería. En especial en estas fechas de Octubre, nunca se sabe si lo que ves es un disfraz o un lobo de verdad.
Tragué grueso y solo me dediqué a asentir. Tenía algo de sentido. Cuando llegamos frente a mi casa noté a mi hermana subida en una silla mientras ponía cosas de Halloween.
—¿Lara? —le pregunté desde la acera.
—¡Lev, volviste!
—¿Qué haces allí arriba? —me crucé de brazos. La casa estaba casi llena de cosas de Halloween también. No podía creer que mi hermana ya empezara a decorar como los demás vecinos.
—Todos están decorando sus casas y solo la nuestra se miraba tan simple así que fui a la tienda por la mañana y compré cosas para decorar. ¿Se mira bien no crees? —me mira, así que nota a AmDeli— Oh, hola.
—Hola, soy AmDeli —le responde la chica a la par mía.
—AmDeli y yo iremos al lago —le hice saber a mi hermana.
—Me parece bien; diviértanse. Y, ¿Lev? A las seis me voy al hospital así que si no has venido para esa hora ya sabes lo que tienes que hacer.
Rodé los ojos.
—Está bien. Te llamaré después.
AmDeli y yo reanudamos el paso.
—¡Gusto en conocerte, AmDeli! —exclamó mi hermana.
—¡Igualmente! —AmDeli sonrío— Tu hermana me cae bien.
—Es buena persona.
Llegamos al camino de tierra en donde había un rótulo con la palabra "lago" y nos adentramos. A nuestro alrededor solo había bosque, como estaba cayendo el atardecer se empezaban a formar colores en el cielo.
—¡Ven, corre! —AmDeli me toma de la mano y nos hace correr más rápido.
—¡Nat, espera un poco! —no era buena corriendo.
—¡Te quiero mostrar algo! —exclamó.
Cuando llegamos frente al lago nos detenemos, me quedé atónita viendo cómo los colores rosa y celeste se formaban en el cielo y se reflejaban en el lago.
—Es hermoso —susurré.
AmDeli sacó una cámara de su mochila y empezó a tomar fotos.
—Ven, vamos al muelle.
Las dos caminamos hacia el pequeño muelle. Me sentía como en algún tipo de paraíso aquí, los colores en el cielo me daban paz y me llenaban. Los colores se reflejaban en el lago, el agua del lago estaba tan calma que no se movía y eso hacía que pareciera un espejo. Un espejo en donde los colores se miraban increíbles.
AmDeli siguió tomando fotos.
—Me gusta venir por las tardes a esperar los colores y tomar fotos —me dice— Es algo increíble que no puedo explicar. Aquí pareciera que estás fuera del mundo. Podrías venir a escribir aquí por las tardes —me dice.
La miré.
—¿Cómo sabes que escribo?
—Lo supuse. Créeme, aquí puedes despejar tu mente; te sirve si haz tenido algún tipo de bloqueo.
Era por lo que estaba pasando, me sentía bloqueada desde hace unas semanas. Con estos colores aquí sentía mi mente en paz. Me senté en el pequeño muelle al estilo indio y solo los contemplé. AmDeli también se sentó a la par mía.
—Es lindo, ¿verdad? —me inquirió.
—Lo es.
A lo lejos escuché coches.
—Son los Mayer —me dijo, cómo leyéndome la mente— Ellos viven cerca de aquí. —señaló del otro lado del lago— Por ahí creo.
Me quedé un momento pensativa a lo que me había dicho Konan en la cafetería, fue algo que no pude entender.
—¿A qué le tienes miedo?
—¿Cómo? —me preguntó Nat.
—Eso fue lo que me preguntó en la cafetería Konan: ¿a qué le tienes miedo? —la miré.
Ella frunció su ceño sin entender.
—Qué extraño.
—Lo es.
—Lo que me pareció más extraño fue el que Konan te hablara. Al parecer te dio permiso de hacerlo. Las reglas no funcionan para ti.
—¿Por qué lo dices?
—Los Mayer son exclusivos, solo están con ellos las personas que ellos quieren que estén. Al parecer le agradaste a Konan y por eso te liberó de las tontas reglas.
—Yo no pensaba seguir esas reglas, AmDeli, me haya elegido o no. Igual no es como que les quisiera hablar. Para nada.
Los colores se empezaban a difuminar, cayendo la noche.
—No deberíamos de estar aquí después del atardecer, ¿no crees? —me pregunta AmDeli.
—¿Crees en esas cosas?
Sin embargo recordé al enorme lobo de anoche y eso hizo que me diera escalofríos. Quizás no era mala idea estar en casa antes de que caiga la noche.
—Deberíamos.
AmDeli y yo nos ponemos de pie, ella guarda su cámara y se pone su mochila. Yo aferro mi bolso y empezamos a caminar.
—Los colores estuvieron increíbles a pesar de todo —le comenté. Nos dirigimos al camino.
—Lo sé, es algo de lo que nunca me aburriré. ¿Te quedas sola en la noche?
—Sí, mi hermana tiene guardia estos días.
—¿No te asusta estar sola?
—A veces —respondí— Otras veces es lindo estar sola.
—Me imagino. En otro pueblo sería lindo estar sola de noche.
—¿Crees que aquí no? —la miré. Quizás íbamos a mitad de camino, la noche ya había caído por completo. Solo las pocas estrellas que habían en el cielo nos alumbraban.
—Pues... a veces pasan cosas que me hacen dudar.
Cuando pasamos por un rótulo que decía "el pueblo a solo unas millas" noté una foto allí.
—Mira esto —me acerqué al rótulo.
La hoja de papel decía:
Desaparecida
Deli Lanks, 10 años.
¿La has visto? Llámanos al 5567800
Pero abajo tenía una fecha:
26/10/1999
—Es una niña desaparecida desde el 99 —musité.
—Es increíble que aún esté ese rótulo allí, ¿cierto? —escuché que me dijo AmDeli detrás de mí— Deberíamos de caminar, se nos hace más noche.
La niña sonreía en la foto, tenía cabello amarillento y usaba una camisa blanca con rosa. Lo que más me sorprendió fue la fecha de su desaparición. El día de mi nacimiento.
Escalofriante, ¿no?
—Fue el día que nací —le dije.
—¿Qué? —AmDeli se puso a la par mía— ¿estás segura?
—Sí, nací el 26 de Octubre del 99.
—Escalofriante. Igual no es la única desaparición que ha ocurrido en Nashville. Quizás por eso nuestros padres nos enseñan esa canción. Para evitar que dos chicas en un futuro miren un cartel así con nuestro nombre.
Le di sentido a lo que había dicho AmDeli.
—Vamos, Lev.
Iba a dar un paso para caminar, pero en eso se escuchó un aullido a lo lejos. Miré a AmDeli con susto, ella hizo lo mismo.
—Mierda, hay que correr —ella me toma de la mano y hace que corramos lo más rápido que podamos. Mi corazón latió a mil por hora porque tenía miedo de que ese lobo volviera.
Cuando llegamos cerca de mi casa nos detuvimos y respiramos un poco. Estábamos cansadas. El aullido del lobo nos hizo quedarnos en el mismo lugar. Se escuchaba más cerca. Miré a Rue en la calle, buscaba algo en la carretera.
—¡Rue! —exclamé involuntariamente.
Ella nos miró.
—Mi collar se perdió —nos dice, pero lo que más me sorprendió fue que detrás de ella, entre las sombras, apareció un enorme lobo blanco saboreándose la lengua.