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Capítulo 3: Preparatoria

—Liliana, levántate tienes escuela —escuchaba a lo lejos una voz que me llamaba. Era un poco inaudible pero mientras más pasaba el tiempo más se aclaraba— Liliana, se está haciendo tarde —me removieron más fuerte.

Gruñí un poco porque moría de sueño y quería seguir durmiendo, pero abrí los ojos con pereza y vi a mi hermana sentada en mi cama. Usaba aún su uniforme, se veía algo agotada.

—Lara —pronuncié su nombre con algo de pereza.

—Es hora de levantarse, tienes clases —me recuerda. Busqué el celular bajo mi almohada y cuando lo encuentro veo la hora: 7:04 A.M.

—¿Estas viniendo? —quise saber, reincorporándome en la cama.

—Sí, anoche fue interesante —ella se pone de pie— hice amistad con la mayoría de los doctores y enfermeras. Son amables todos. Pero algunos son un poco extraños —ella frunció su ceño.

—¿Por qué lo dices? —froté mis ojos.

—Hay un pequeño grupo de doctores que son un poco serios. En fin, haré el desayuno y luego dormiré un poco. Puedes llevarte el coche hoy porque en el día no saldré sino hasta en la noche —ella pone sus labios en una sola línea.

Eso me dio a entender de que ella saldría de nuevo por la noche, los recuerdos del lobo ayer me invadieron y me llené un poco de terror. Pero ignoré eso.

—Tienes guardia otra vez —me puse de pie.

—Solo serán estos días —ella caminó hacia la puerta, pero se detuvo a verme— ¿tuviste problemas anoche?

Quise decirle lo del lobo y lo extraños que son mis vecinos, pero no lo hice. No le di tanta importancia. No parecían lobos comunes por su tamaño, pero quizás los lobos de aquí son más impresionantes. Y es que yo supongo que hay muchas razas de lobos. Ayer ese lobo no me hizo nada y eso solo me dio a entender de que no eran tan peligrosos. Así que creo que estaré bien. Además, solo preocuparía a Lara y ya no se iría tranquila a su trabajo.

—Todo estuvo tranquilo, es un pueblo bastante... silencioso —me dirigí al baño— Me bañaré.

—Estaré en la cocina. —Lara se va así que me metí al baño, quité mi pijama y me metí a la ducha. Amarré mi cabello en un moño alto porque hoy no me lavaría el cabello. Solía lavarme mi cabello cada tres días. Solo me mojé, enjaboné y limpié mi cuerpo nada más. Cepillé mis dientes e hice todo lo que una persona hace cuando se baña. Aproveché para hacer pis también.

Apagué la ducha, me puse la toalla y salí del baño. Estaba medio nerviosa por ir a esa preparatoria. No sabía bien con qué clase de personas me encontraría, pero tenía que ser valiente y no me dejaré de nadie. Busqué mi ropa en el ropero, me decidí por unos pantalones flojos en color azul, eran flojos de las piernas pero de la cintura eran ajustados y eso hacía que se me resaltaran las nalgas. Me puse mi ropa interior, el pantalón y una camisa corta de mangas largas, color negra, porque en este lugar hacía frío. De zapatos elegí unos tenis blancos.

Solté mi cabello y lo peiné un poco, dejándolo suelto. Mi cabello era negro pero en mi cabello habían unos rayos en color azul. Me puse rímel, delineé mis ojos, me puse un poco de rubor y pinté mis labios de brillo labial transparente. Igual cuando desayunara se me quitaría. Ayer antes de dormir había guardado los cuadernos y demás cosas en mi bolso. Tomé algo de dinero, tomé mi celular y me enganché mi bolso. Salí de mi habitación, bajé las escaleras y me dirigí a la cocina.

—Aquí están las llaves del coche. —me dijo Lara poniéndome las llaves en la mesa— Hay huevos y tostadas, también te hice unas tortitas de carne. En la nevera hay jugo y leche también. Iré a ducharme y dormiré un rato —ella bosteza. Se ve cansada.

—Tranquila, Lara, descansa un poco que yo me las arreglaré sola.

—Suerte en tu primer día —me dice saliendo de la cocina.

Cuando terminé de desayunar, subí a mi habitación a cepillarme de nuevo los dientes y ponerme otro poco de brillo labial. Salí de casa después y me monté al coche de mi hermana. El coche era un Mazda CX 9 en color negro. Me puse mi cinturón y manejé hacia la preparatoria. Cuando llegué habían muchos estudiantes ya, me había agarrado la tarde. Noté a tres coches negros estacionados y me acordé de que eran los que había visto ayer. Habían un grupo de chicos y chicas cerca de ellos, supongo que alguno de ellos son los dueños de los autos.

Me estacioné cerca de uno de los coches negros, eso hizoque la atención de ellos se viniera a mí. Eso me puso un poco nerviosa. Salí del auto, acomodé mi bolso en mi hombro y pasé a la par de ellos sin mirarlos. Sentí sus miradas en mí, pero también noté que rodeaban a alguien.

La campana sonó anunciando la entrada a clases, agradecí de que había venido a tiempo.

—¡Liliana! —escuché un grito detrás de mí— ¡Liliana Stone! —volteé a ver a la susodicha: una chica pelirroja venía corriendo hacia mí, usaba un vestido rojo que le llegaba abajo de sus glúteos, una licra negra y unos botines negros. —Qué cansado es correr —ella se ve cansada.

—¿Hola? —la miré sin entender.

—Soy AmDeli —me tiende la mano, así que le estreché la mía— Seré tu guía por la preparatoria Nashville el día de hoy.

Así que ella será quien me enseñe el lugar. Al menos no estaré sola el día de hoy.

—Te estaba esperando desde más temprano pero supongo que te agarró la tarde. Ahorita vamos a ir a clases así que te enseñaré todo el lugar cuando salgamos a almorzar, ¿te parece? —AmDeli me pareció una chica extrovertida y un tanto calmada.

—Está bien —acepté, apreté mi collar de Triskelion y subimos unas escaleras para buscar el aula de clases.

Cuando llegamos al aula de clases, AmDeli y yo nos sentamos en los últimos lugares cerca de una enorme ventana que daba al bosque. Los demás estudiantes llegaron y se sentaron. Por la puerta apareció un profesor, era un poco mayor, alto y delgado. Es más, parecía que hacía ejercicios por su cuerpo más o menos musculoso.

—Buenos días —nos dice él— Espero hayan estudiado porque tenemos una prueba el día de hoy.

Los alumnos abuchearon y se quejaron.

—Él es el profesor Anselmo Blanco —me dice AmDeli— Siempre nos hace pruebas sorpresas. Él da la clase de historia.

La puerta es tocada y tres chicos aparecen allí, todo ocurre en cámara lenta. El primer chico era alto, delgado y cabello negro perfectamente peinado. Dios mío, qué belleza. El segundo chico que entró fue igual de alto, su cuerpo tenía más músculos y su cabello era negro también, pero éste estaba medio peinado. Qué guapo. Y el tercer chico que entró me dejó aún más atónita: era alto, su cabello venía despeinado, tenía su cuerpo bien trabajado y su vestimenta era toda de negro. Dios mío, ese chico era... hermoso. El chico entró y se sentó en el asiento de la última fila, a dos filas de mí.

—Ellos son los Mayer —me dice AmDeli de nuevo— No hables con ellos, son extraños y no les gusta que le dirijas la palabra a menos de que ellos así lo quieran.

Fruncí el ceño y la miré.

—Qué locura —casi reí.

—Lo sé, pero siempre ha sido así. Tienen sus reglas y es obligatorio cumplirlas. Como podrás notar la mayoría de chicas de Nashville mueren por ellos, en especial por Konan Mayer.

—¿Quién es él?

—Fue quien entró de último. El que entró de primero se llama Fredd Mayer, quien entró de segundo se llama Stan Mayer. Los tres son hermanos, supuestamente son trillizos y por eso están en el mismo salón.

¿Trillizos? En realidad eran muy diferente, como si hubieran nacido con un año de diferencia. Qué extraño.

—Señorita Liliana Stone —la voz del profesor me sacó de la interesante platica que tenía con AmDeli y me hizo verlo.

—¿Si?

—Pase al frente por favor —me dice.

Entré en pánico.

—¿Por qué? —fue lo que pregunté. Escuché algunas risitas por parte de los alumnos.

—Como es nueva necesito que se presente para que todos podamos conocerla. Venga por favor —el profesor me lo pidió de una manera calmada. Tragué grueso y me puse de pie, caminando hacia el frente.

—Dinos tu nombre, tus familiares, tu edad, de donde vienes y por qué. También puedes añadir lo que te gusta hacer y lo que esperas al estar en una nueva preparatoria.

¿Qué es esto, el kínder?

—Está bien —acepté entre dientes. Estar frente a este montón de estudiantes era un poco difícil. Saqué mi collar de Triskelion y lo apreté. Parecía darme valor y un poco de suerte.

Noté el desconcierto de la mayoría pero no les puse mente.

—Mi nombre es Liliana Stone, vivo con mi hermana mayor Lara, tengo diecisiete años, vengo de Beaufort, Carolina del Sur y nos mudamos porque mi hermana fue transferida al hospital de Nashville. Ella es enfermera. —miré al profesor para poder terminar ya con esto, pero él miraba mi collar, cuando se dio cuenta volvió su vista a mi.

¿Qué les pasa a todos?

—Perfecto, Liliana. Cuéntanos un poco de ti. Pero cuéntanos acerca de tu collar y por qué lo aferras hacia ti.

Dudé un poco, no entendía qué tenía que ver mi collar en esto.

—Es un collar de Triskelion y lo tengo desde que era una bebé. Mi padre me lo obsequió. Lo aferro hacia mí porque suele darme valor. —me sentía extraña y tonta al estar hablando de esto.

—Interesante, Liliana, cuéntanos, ¿en donde está tu padre?

Sentí algo en mi pecho cuando me hizo esa pregunta. Era difícil para mí decir la realidad cuando la gente me preguntaba sobre mis padres, habían pasado muchos años y yo aún no lo superaba.

—Muerto —respondí— Mi padre está muerto.

—Lo siento mucho —me dice el profesor— Gracias por tu presentación. Puedes sentarte.

Caminé hacia mi lugar y me senté.

Había sido mi primer día y ya sentía que todos tendrían sus ojos en mí.

Genial.

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