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Capítulo 3 Muerta.

— ¡Hey! ¿eres sorda? — el grito de la empleada me saco de mis recuerdos, pero mi vista estaba nublada, mis ojos se habían llenado de lágrimas.

— ¿Disculpa? — dije en un susurro con la voz rota, algo que provoco que su rostro se suavizará.

— Pregunte si pagaras con efectivo o tarjeta. — aun así, su voz era áspera, ¿acaso ella sabía que era la esposa de un asesino?

— Efec…

— ¡Señora! — el grito de un niño me hizo girar, y al ver su rostro mis lagrimas terminaron por salir.

— Tu… estas bien. — no pude evitar lanzarme a abrazar al pequeño, por alguna razón me parecía que esto ya lo había vivido, era como un deja vu.

— Señora, creí que había muerto en manos del cazador. — definitivamente esto ya lo había vivido, ¿qué era lo que sucedía?, solté al niño y quise huir del lugar, pero solo me encontré con un hombre moreno frente a mí.

— Duerme. — fue todo lo que escuche, antes de cerrar mis ojos.

Dante, Vito y Kek, pasaron toda la noche planeando, como vigilarían a los humanos que habían llegado ya entrada la noche y que ahora se encontraban durmiendo, mientras un grupo de lobos rondaba la casa, decidieron que lo más lógico era abordarlos en el mercado, tarde o temprano deberían abastecerse, pero luego del medio día se les informo que el hombre se había marchado, llevando su maleta, algo que les pareció raro y muy sospechoso, creyendo que pudieran ser cazadores, optaron por que Vito fuera a la casa de la humana a investigar, ya que al ser mitad vampiro y mitad lobo, tenía un poder de audición mucho mayor, al igual que su olfato, pero sobre todo, tenía la habilidad de Intangibilidad, por lo que podía atravesar las paredes como si nada.

El joven vampiro quería ir tras su hermano Gabriel y arrancar su cabeza, lo que menos deseaba era estar cerca de personas, sus sentidos eran mucho mayor que al de un lobo normal y un vampiro, y eso era molesto, debía concentrarse para no volverse loco, con tanto alborotó que había a su alrededor, niños corriendo, personas hablando, incluso podía escuchas como follaban si se lo proponía, suspiro y trato de disminuir aún más los latidos de su corazón, de esta forma su lado lobuno se debilitaba un poco y era más fácil concentrarse en su tarea.

No tardó mucho en llegar, en lo que tardo más de la cuenta, fue en comprender lo que olía, su vida, así es como se las llamaba a las parejas destinadas de los vampiros, no lo podía creer, ni siquiera la había visto, pero su instinto lo obligaba a amarla, el miedo corrió por su cuerpo por primera vez en su existencia, recordando como la gran Levana, una de las cuatro rencarnaciones que compartían cuerpo con Aysel, la luna cambiante, había muerto a manos de un cazador. Temía que al ser su nieto la historia se repitiera.

No se movió de su lugar, hasta que la vio salir, podía apreciar su larga cabellera castaña oscura, casi negra, sus blancas y pequeñas manos a un lado, pero por más que se esforzó no pudo ver su rostro, su cabellera ocultaba el lado desecho de su cara, que era el lado que Vito estaba observando, sin pensarlo toco la pulsera que su tía Novalie le había hecho, esa que lo transportaría al lugar que él quisiera, fue así que apareció frente a Dante, que estaba esperando a la humana en el supermercado.

— ¿Y? ¿Qué averiguaste? — pregunto el brujo viendo curioso a su primo, no se veía enojado o fastidiado como siempre.

— Es mi vida. — lo dijo tan bajo que Dante se acercó un poco más.

— ¿Disculpa?

— Es mi vida.

— ¿La marcaste? — pregunto lleno de emoción, era bueno encontrar a la pareja destinada, o eso creía.

— No.

— ¿Por qué?

— Si es una cazadora, me matara.

— Si es una cazadora, la matare y podrás pedir una nueva vida a la luna cambiante.

Vito sonrió aliviado, Aysel, no era solo su abuela, ella era la gran luna cambiante, aquella que fue elegida por la Diosa luna, para unir a todas las razas de seres sobrenaturales y así lo hizo, Aysel, como la luna tenía cuatro rostros para mostrar, Luna, la loba blanca que a través de sus ojos podía otorgar un nuevo mate a los lobos que habían sido rechazados, Levana, la vampiro original quien convertía a todos los de su especie en vampiros dorados, seres que volvían a tener alma, por lo tanto no mataba a humanos para alimentarse, Yunuen, la suprema de las brujas, que con su poder podía darle media alma a los brujos, una nueva oportunidad de conseguir una nueva pareja, y Aysel, una humana que demostró ser más poderosa que cualquier ser sobre natural, mostrando que el amor todo lo puede, contar con su favor era esencial para estas personas, aun así, sus nietos sabían que solo les daría una nueva pareja si la que la Diosa luna les otorgó no fuera buena para ellos, de lo contrario, no habría cambio alguno.

El brujo se mantuvo en su lugar, su intención era observarla a la distancia, pero solo le basto con aspirar su aroma, para enloquecer, no lo podía creer, la humana era su media alma, así era como los brujos llamaban a su pareja predestinada, sin ser consciente de sus actos avanzó hasta que la joven choco contra él, Dante estaba extasiado, sentir su frágil cuerpo entre sus brazos, aspirar tan cerca su aroma frutal y fresco, lo hacía desear hacerle el amor.

Trato de conseguir su nombre, ya que todos la llamaban la humana, pero nadie reparo en preguntar cómo se llamaba, la joven no cedió ante el intento de presentación del brujo, y este estuvo a punto de utilizar su poder, ese que lo hacía especial sobre los demás brujos y es que Dante podía retroceder el tiempo y cambiar las cosas a su gusto, claro que solo unas cuantas horas, lo máximo que había conseguido, era retroceder un día entero, pero esa hazaña lo llevo a un sueño profundo que duro cincuenta años, por lo que sus padres se lo tenían prohibido, aunque el propio Dante no quería volver a repetir aquella situación.

— ¿Y bien? — pregunto Vito apareciendo a su lado y solo en ese momento reparo en algo.

— Es mi media alma. — el asombro y la confusión tomo el rostro de Vito.

— No puede ser, es mi compañera. – respondió mostrando sus colmillos sin ser consciente de ello.

— Debemos llamar a Aysel. — se limitó a responder Dante.

Antes de poder llegar a algún acuerdo con su primo, vieron como el beta de Kek llego al mercado, se veía preocupado.

— Dilan, ¿Qué sucede? — pregunto el brujo, tratando de pensar en otra cosa que no fuera en ir a reclamar a la humana como propia.

— El Alpha Kek, está muy alterado, dice que encontró a su luna, pero su lobo está molesto, teme que si ve de quien se trata… — Dante y Vito intercambiaron una mirada de horror y acto seguido desaparecieron dejando aún más alterado al pobre beta.

— ¡Kek! — grito furioso Vito entrando a la sala de la casa del Alpha.

— La única persona extraña que está en el mercado es la humana ¿verdad? — dijo abatido el lobo entrando en la sala donde estaban sus dos primos.

— ¿Cómo sabes que es tu luna? — la pregunta de Dante hizo que lo viera con la interrogación en el rostro.

— Hola Dante, si recuerdas que soy un Alpha mitad brujo ¿verdad? La olí de camino al mercado, fue por eso por lo que regresé, mi lado de brujo me arrastra a ese lugar, pero mi lobo esta furioso, como si ella estuviera marcada por otro. — en ese momento sus ojos se tornaron rojos, definitivamente a Kek le estaba costando controlar a su lobo.

— Es la humana, tu mate, tu luna… y nuestra pareja. — no había como describir la cara que Kek tenía en ese momento, mientras su lobo se retorcía por dentro.

— Imposible. — dijo en un susurro apenas audible.

— Deberemos mantener la distancia hasta que Aysel venga. — dictamino Dante, ya que era el mayor de todos.

— ¿Harás venir a la abuela? — dijo casi en un grito Kek, y es que él era el sucesor de su padre Nisha, el hijo lobo de Aysel y Anuk.

— La haremos ven…

En ese momento Dante quedo sin habla del mismo dolor que sintió, mientras Vito caía de rodillas y Kek se transformaba en lobo, ellos no habían marcado a su pareja, ellos apenas sabían de su existencia, pero solo eso bastaba para que su lado sobre natural estuviera unido a la humana, una humana que acababa de morir.

— ¡No! — grito furioso y dolido Dante, al tiempo que sus ojos verdosos se volvían blancos y su cabello adquiría un color plateado brillante, estaba usando su mayor poder, estaba retrocediendo el tiempo, para cambiar el presente.

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