Compromiso
Dominic se dejó caer sobre su cama y reflexionó sobre los sucesos del día que aun rondaban su mente. El reloj marcaba las 12:00 de la noche y estaba seguro que no pegaría ojo. Su cuerpo vibraba impidiéndole hacerlo. Cada fibra estaba activa del encuentro con aquel misterioso joven que escondía más de lo que aparentaba. O tal vez era él el que estaba mal. Mañana llamaría a su doctor y amigo, todo aquello tendría que tener una respuesta y la necesitaba rápido.
Oyó la puerta abrirse del baño adyacente y se retiró la mano de los ojos para ver a su amante salir con una escotado y corto vestidito que no dejaba nada a la imaginación. Otro hombre hubiera babeado en ese momento, con las blancas y torneadas piernas y la piel reluciente y aún húmeda del baño. Dulse sabía bien como mantener complacido a su pareja, lástima que en ese momento Dominic tenía su mente más allá de lo que se podía imaginar.
Por un momento el alfa vio el rostro de su empleado en vez del de su novia y su cuerpo se endureció tanto que le dolió y la excitación aumentó que se quedó sin aire. Se levantó con los ojos brillando y agarrándola de la muñeca la tiró sobre la cama y la devoró completa.
Recorriendo su cuerpo trabajado, los senos pequeños y duros, la humedad femenina donde se sumergía cada vez más fuerte, pero sin apartar delante de sus ojos la imagen mental de aquel chico, del que estaba seguro que era su pareja destinada.
***
Aidan sintió un ruido incómodo, tras otro a su alrededor y se cubrió la cabeza con la almohada.
¿Quién osaba despertarlo antes que sonara la alarma?
Una mano recorrió su espalda después de hundirse el colchón a su derecha.
El beta suspiró entre sueños. Lo menos que quería a casi las cinco de la mañana, con una noche pésima de sueño, era encarar a su novio que de seguro estaba molesto por su indiferencia. No acababa de comprender que él era un joven, adulto e independiente y necesitaba su espacio, no un hombre que quisiera controlarle su vida, para eso ya tenía su trabajo.
-¿Qué quieres?- dijo con voz pastosa, sin abrir los ojos debajo de la almohada.
-Tenemos cosas de que hablar querido- maldijo el momento en que su madre le había dado la llave a Hans.
-No puedes esperar al menos que llegue mi hora de despertarme- fingía que su voz se apagaba- Estoy haciendo horas extras-
Al parecer a él no le gustó su respuesta, al quitarle la almohada de un tirón.
-Aidan, te dije que quiero hablar ahora- pero él no respondió y siguió sin moverse.
Hans chasqueó la lengua y apretó la almohada. Se levantó y se quitó la mayoría de la ropa para acostarse al lado de su novio pasando el brazo sobre su cintura.
Aidan esperó hasta que su respiración fuera constante para abrir sus ojos. Solo él sabía que había fingido estar dormido. Hans podía ser intransigente cuando no le respondían y su cabeza tenía demasiadas cosas con las que lidiar por el momento.
Un rayo de sol golpeó su rostro acompañado del sonido taladrante de su alarma. Estiró el brazo y lo apagó perezosamente, al final había caído levemente en los brazos de Morfeo, lo cual no significaba que hubiera descansado. El maldito de su jefe había aparecido en sus sueños para tener sexo con él, lo último que le faltaba.
Se revolvió apenas con aquel brazo sobre su cuerpo que limitaba sus movimientos y le impedía levantase a ducharse.
-¿Uno rápido por la mañana?- sintió la voz ronca de su pareja a su espalda y que se rozaba contra sus nalgas.
-Llegaré tarde-odiaba el sexo mañanero, su cuerpo aún estaba entumecido de dormir y la invasión siempre resultaba dolorosa, aunque él lo ocultara.
-Solo será uno rápido, vamos- la mano en su cintura se desplazó hacia su entrepierna y lo acarició, sin embargo nunca era suficiente para despertar la excitación que necesitaba.
Al final cedió, sabía que si lo hacía él olvidaría todo lo de la noche anterior y no tendría que escucharlo, así de simple era su futuro esposo. Porque a diferencia de otras personas de su misma clase, en pleno siglo 21 él tenía un matrimonio arreglado, uno del cual no podía escapar.
***
El secretario de Dominic entró al departamento de diseño en busca de su director que se encontraba detrás del monitor de 27 pulgadas, con los dedos que no paraban de moverse y una taza de té humeante a su lado. Los demás compañeros copiaban su acción y eran incapaces de hacer menos que él, eso podría costarles.
Leo caminó hacia allí y a pesar de ponerse a su lado este no le prestó atención.
-Director Miller-
-Estoy ocupado- lo dijo mecánico mientras sus ojos de movían de esquina a esquina de la pantalla y tecleaba más rápido.
Leo se quedó impresionado con todo lo que había avanzado en solo unas pocas horas. Sería una lástima que ese joven fuera un omega, no tenerlo en la compañía sería un desperdicio. Ya vería que haría cuando llegaran los papeles que había pedido.
-El Presidente desea verlo-
-Estoy ocupado-
-Desea verlo ahora-
Aidan golpeó con las plantas abiertas de sDominic se recostó en el marco de la puerta de la Oficina de Diseño, mirando a su supuesta pareja destinada inmersa en su trabajo, sin prestarle atención a su alrededor. La presencia del alfa era tan intimidante que casi todos se dieron cuenta que estaba ahí menos quien debía.
-Presidente- uno de los demás empleados exclamó y el resto de ellos dejaron de hacer sus tareas y se levantaron de sus asientos nerviosos. Aidan solamente alzó la mirada de la pantalla y frunció el ceño.
El alfa aprovechó que le prestaba atención y lo llamó moviendo el dedo índice, acción que lo hizo cerrar sus ojos y suspirar. Aidan se levantó de la mesa apretando los puños y ganando toda la paciencia posible, no quería
estar al lado de ese hombre, no ahora.
-Sigan trabajando- ordenó antes de salir de la oficina detrás de él.
Dominic se detuvo a pocos metros del elevador y se giró con su porte que le sacaba varios centímetros.
-Me parece que el Presidente en este lugar soy yo- le vio alzar una ceja- No me gusta que no me obedezcan cuando doy una orden-
-Y yo le mandé una respuesta, usted nos dio un tiempo límite para la realización del proyecto, proyecto que cambió en su mayoría-
Al igual que él, mantenía una postura firme y no alzaba la voz, parecía tranquilo y acostumbrado a lidiar con jefes exigentes como él. Aidan era duro de doblegar. Tal vez un poco de presión solucionaría eso. Pensaba Dominic mientras apreciaba los labios rosados naturalmente moverse al hablar. Estarían mejor en otro lugar inferior moviéndose a su disposición.
-Por menos que eso puedo botarte o degradarte de tu rango, una falta de respeto a tu superior se paga alto- el color de los ojos de Dominic se hizo más oscuro.
Aidan no pareció inmutarse con sus palabras, pestañeó lentamente y tomó aire para mostrar una expresión que ocultaba toda la rabia que podía contener con la amenaza.
-Puede hacerlo- eso lo sorprendió- Pero la persona que más sabe de este proyecto y de cómo llevarlo hasta el final con éxito soy yo, si quiere puede confirmarlo. Pero si quiere despedirme puede hacerlo- sonrió- No pondré resistencia- lo retó.
Dominic entrecerró los ojos. Su actitud, de seguro, lo había llevado hasta donde estaba, un joven inteligente y seguro de sí mismo. Quedaban pocos, no parecía un omega, tal vez en su físico sí. Era más menudo que los demás hombres de la empresa, incluso los que rondaban su misma edad, y lo delicado de su apariencia. Tenía el tamaño adecuado para estar debajo de un cuerpo más masculino gimiendo deliciosamente. Pero…pobre de aquel que quisiera pasarlo por sumiso, de eso no parecía tener ni un pelo.
-Director Miller- un empleado joven del área de editorial se acercó a él corriendo.
Ambos lo miraron detenerse delante de ellos sin darse cuenta de su conversación.
-Me alegra haberlo encontrado, necesitamos los insumos para la segunda parte de los panfletos-
-Se los enviaré en un momento-
-Oh, gracias- el chico sonrió y literalmente se lo comió con los ojos, algo que no pasó desapercibido por Dominic que empezó a expulsar feromonas inconscientemente para repelarlo, molesto por las atribuciones del beta y no haberlo saludado como correspondía, que solo sintió la atmósfera densa alrededor de su jefe.
-Si me disculpan- dijo al ver que no era más bienvenido en la conversación y se retiró con la misma velocidad.
Dominic se sintió mejor al saber que había expulsado la amenaza
-Podría dejar de hacer eso- la voz de Aidan salió temblorosa.
Dominic se giró hacia el menor y la imagen frente a él no le gustó. El joven tenía una mano sobre su rostro tapándose la nariz y su rostro arrugado.
-¿Estás bien?- intentó tocarlo pero este solo retrocedió poniendo más distancia.
-Tus feromonas, duele cuando las siento- articuló con dificultad -Aléjese por favor-
Ese hecho volvió a parecerle sospechoso al alfa.
-¿Cómo puedes sentir mis feromonas si eres un beta?- esa era una cualidad de solo otros alfas y omegas, las feromonas no afectaban a los betas a menos que fueran muy intensas, pero no de la forma que Aidan las parecía percibir.
-He sido muy sensible desde niño, a pesar de ser beta, puedo percibirlas levemente, pero las tuyas son más intensas- Dominic intentó acercarse otra vez pero Aidan aumentó la distancia –No te acerques-
-Está bien- se incorporó viendo el rechazo por parte del beta que se sostuvo de la pared tras su cuerpo –Hay algo que me ocultas Aidan Miller y lo voy a descubrir-
El joven sacudió la cabeza intentando que el malestar se disipara logrando resultados.
-¿Cuál es su interés en mí?- parecía cansado de su insistencia- Apenas si nos conocemos, no le debo nada, solo quiero trabajar y estar tranquilo-
-Ya te lo mencioné, eres mi omega, mi pareja destinada- recalcó Dominic
Otra vez con lo mismo. Aidan suspiró y se incorporó logrando mantenerse estable.
-Lo dejaré bien claro, Presidente, no me interesa su dinero, gano suficiente para ser feliz y estoy conforme con eso. Además estoy comprometido y no creo que rompa el compromiso por palabras que no tienen ningún fundamento. No reacciono a usted porque no soy omega, no caigo en celo porque no soy omega, no lo acepto como mi compañero porque no soy omega-
Se detuvo para respirar y estudiar la reacción del alfa.
-¿Queda claro? Ahora si me disculpa he perdido varios minutos que tendré que quitarme de mi hora de descanso, sino desea hablarme de temas de trabajo por favor limítese a mantener la distancia, no quiero más problemas de los que tengo-
Aidan no lo dejó responder, se giró de vuelta a la oficina dejándolo con la palabra en la boca, y sin saber que decir.
-Señor- Leo a su espalda lo llamó. Se había mantenido a distancia cuando notó la densa atmósfera
-¿Viste cómo me habló ese chico?- parecía más indignado que molesto.
Su secretario solo guardó silencio ocultando la risa que contenía al ver alguien que ponía en su lugar a Dominic, además de sus padres.
-Señor, creo que lo que encontré le parecerá interesante, es respecto a lo que me mandó a investigar-
-Espero que así sea- tomó los papeles y volvió a su oficina aun recordando las palabras de aquel beta-omega, ya no sabía que era.
***
Aidan se despidió del custodio estirando los brazos al sentir la brisa nocturna en su rostro. Otro día más saliendo tarde del trabajo, para no variar, solo con la diferencia que su novio lo esperaba en la entrada con su auto. Al parecer se estaba oliendo algo que no le gustaba y de paso, no existía. Ya se había enterado de su nuevo jefe.
-Hans- lo llamó mientras caminaba hacia él.
-Precioso, hoy te vine a buscar- típico de alguien celoso pero no discutiría con él, ya que estaba allí aprovecharía el aventón.
Desde la ventana Dominic miraba la escena y arañaba el cristal con sus pulcras uñas. A pesar de que se había dicho miles de veces que no insistiría con él, era imposible obviar que Aidan estaba destinado a ser suyo y que estuviera al lado de otro hombre activaba todos sus sentidos posesivos de alfa.
-No te preocupes Aidan Miller, ahora si te puedo asegurar que dentro de poco serás mío- sus ojos se volvieron de un intenso verde- Mi omega-
us manos la mesa provocando un sonido alto y sordo que sobresaltó a todos los presentes.
-¿Te lo tengo que repetir?, dile que en cuanto termine veré que desea, ahora estoy contra tiempo- dijo entre dientes para girarse y volver a lo suyo.
Al no dormir su humor estaba de perros, y que lo interrumpieran lo ponía peor. Tomó un sorbo de la taza de té sin importarle la temperatura y siguió en lo suyo mientras Leo retomaba el camino de vuelta a la oficina de su jefe. Habría bronca y él no quería estar cerca.
***
-Qué no quiere venir?- Dominic no pareció sorprendido.
Golpeó el suelo con la punta del zapato antes de levantarse y pasar por al lado de su secretario.
-¿Presidente a dónde va?- Leo se exaltó
-A demostrar quién manda en esta empresa-