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6

Después de un rato llegué a la villa a tiempo y di un largo suspiro, y luego toqué el timbre, esperaba no volver a ver a ese chico, ¿cómo me habría comportado? ¿Debería fingir que no pasó nada? ¿Como si no lo hubiera visto atacar a un chico?.

María me abrió la puerta, dándome la bienvenida con una hermosa sonrisa.

- cariño, pasa - me hizo sitio y entré a la casa.

- gracias - sonreí, vi a la señora Lewis desayunando.

Camine hacia ella.

- Buenos días Sra. Lewis -

Me miró con frialdad y comencé a sentirme incómoda.

- puntual, bueno - se levantó tomando su bolso - María voy a trabajar, y tú - me señaló con el dedo - ten cuidado, un mínimo error y te echarán -

Asentí, cuántas ganas tenía para responderle de la misma manera.

Amelia se fue.

- No te avergüences de ella, lo hace a propósito para ver lo débil que eres - dijo María y yo levanté las cejas.

- wow, eso es muy amable - Me recogí el pelo en una coleta alta para estar más cómoda.

- entonces te diré las cosas que debes hacer enseguida, por ahora, haz la habitación de la Sra. Lewis y Ethan, bajará pronto – me informó

- ¿Ethan? - ¿ Era el chico del club? ¿Se llamaba así?

- sí, el hijo de Amelia - asentí

- voy a buscar las cosas que necesitas - María se fue y aproveché para mirar el teléfono y le contesté a Tyler.

A Tyler

he llegado, la Sra. Lewis es una bruja

Envié, escuchó pasos y pensando que era María levanté la vista, pero frente a mí estaba el chico del club.

Vestía playera blanca, campera de cuero negra y jeans. Sus ojos estaban sobre mí otra vez.

- pero mira un poco - sonrió con picardía, dirigiéndose hacia mí. - No sabía que eras fregona - me miró a los ojos.

- lo siento? - respondí y me giré totalmente hacia él, ¿quién se creía que era?

- me entiendes - se acercó aún más y yo di un paso atrás.

- al menos yo trabajo, que haces ademas de pegarle a la gente? - respondí de la misma manera, su expresión cambió mirándome con enfado.

- sabes que le puedo contar todo a tu madre verdad? Asumo que no lo sabes -

- ah ¿esto lo haces tú entonces, el espía? – Se rió irónicamente, de repente me jaló del cabello y yo hice un sonido de dolor tomando su mano. - intentas decir una sola palabra, y te haré la vida imposible, tanto que solo querrás morir - susurró cerca de mi cara.

Tan pronto como escuchamos los pasos de María, inmediatamente se fue.

- aquí está - tenía unas hojas en la mano - Ethan por fin despierto, ¿no llegas tarde a la universidad? -

- si, de hecho me iba - tomó una mochila - estaba saludando al recién llegado - me miró con una sonrisa - hasta luego María - le dio un beso en la frente y se fue dando un portazo.

¿Cómo se había permitido tirar de mi pelo y hablarme así? Ese chico me asustó pero la curiosidad al mismo tiempo, sus ojos lo decían todo.

- ¿estás bien? ¿Te molestó? - me preguntó María y volví a mirarla

- ehm nono, fue amable - mintió.

- por ahora - se rió y tomó las sábanas perfumadas - buen trabajo y si necesitas algo llámame -

- muchas gracias - dicho esto subí y comencé a trabajar.

punto de vista de ethan

Esa niña ya me había enfurecido temprano en la mañana, me había amenazado con contarle todo a mi madre.

Ella no sabía nada de lo que estaba haciendo, de la mala ronda en la que estaba y para quién trabajaba, me echaba de la casa.

No es que no me importara, después de la universidad habría salido de esa prisión, lejos de todo, de mis amigos, de David, de mi madre.

Este lugar ya no era para mí, tal vez nunca lo fue.

Llegué a la universidad y estacioné mi moto, bajé y me quité el casco.

Ya podía sentir la mirada de las chicas en celo que solo querían una cosa de mí, llevarme a la cama, cosa que también hacía con ellas pero era yo quien decidía con quién me iba, cuándo y cómo.

El sexo para mí fue una salida, despejar mi mente y divertirme por una noche. Nunca había sido amor, con nadie, nunca tuve ese sentimiento y nunca lo hubiera sentido, odiaba estar atado a alguien, controlado y dependiente de esa persona, no era yo.

Me apoyé en la bicicleta y encendí un cigarro, inhalando todo el humo.

- no saludos? - Me volteé y vi a Sophia a mi lado sonriendo, era mi mejor amiga, era como una hermana para mí, aunque el primer año que nos conocimos había habido algo entre nosotros, pero como siempre decía que era solo sexo

- No No te veo - respondí, sin dejar de fumar.

- ¿Cómo estás? - se sentó en mi moto y me miró.

- Genial - dije irónicamente, sin dejar de fumar.

- escucha - se miró las manos y luego de un rato volvió a mirarme - ¿por qué no lo dejas todo? Suéltate de ese mal paseo – Resoplé molesto, ella también tenía que hacerlo pero no podía salir.

- ¿Me quieres muerto por casualidad? -

- por supuesto que no, pero todo esto solo te traerá problemas, ¿crees que puedes seguir adelante con ello? -

- No me importa Sophia, sé lo que hago -

- claro - se rió irónicamente - no, no sabes Ethan -

- ¿qué está pasando aquí? - Carter se unió a nosotros con Aria y Dylan y de inmediato dejamos de hablar, aunque éramos amigos no confiaba en él, estaba demasiado ocupado con el trabajo que hacía, como si le gustara.

- Hablamos de la lección - respondió Sophia - ¿ Dylan chips por la mañana? - se burló de él.

- oye yo hago lo que quiero - contestó Dylan con la boca llena, siempre había sido así, divertido y simpático, diferente a nosotros.

Aria caminó hacia mí poniendo sus brazos sobre mis hombros.

- no me besas? - me sonrió, era malditamente sexy pero muy molesta.

- Estoy fumando - Intenté alejarla pero se me pegó.

- sabes que no me molesta - se mordió el labio y se acercó aún más, rozando sus labios con los míos.

- en cambio me estás molestando, así que muévete antes de terminar con tu trasero en el suelo - la empujé y ella me miró mal.

- eres un pendejo sabes?! levantó la voz . Dios, escucharla gritar por la mañana me irritó aún más.

- David quiere hablar con él esta noche - me dijo Carter - con todos - y luego mira a Sophia, Dylan y Aria.

- ¿Por qué? - pregunté.

- otro trabajo, ¿le gustaría rechazar? - trató de burlarse de mí.

Tiré la colilla y la aplasté

-nunca me niego ,

sabes- . Sonó el timbre y Sophia se bajó de la bicicleta y se dirigió directamente a clase.

- ¿ Está enfadada la joven? Dijo Aria

, sonriendo. - pon tus pollas en Aria, al menos por una vez - 1

yo también me fui

Sabía lo que pasaba por la cabeza de Sophia pero no podía hacer nada, éramos marionetas controladas por un hombre muy poderoso.

Lo único que podíamos hacer era obedecer, de lo contrario estaríamos en un charco de sangre.

Era casi la hora del almuerzo, había limpiado y arreglado todas las habitaciones que María me había dicho, y mientras tanto la había conocido mejor.

Era una mujer casada pero no tenía hijos, por eso trataba tan bien a Ethan, prácticamente lo crió cuando Amelia estaba de viaje de negocios.

Pero nunca se había mencionado al marido de Amelia, y yo tampoco quería hacerlo, aunque la curiosidad fuera demasiada, en fin, yo acababa de entrar a esta casa y no quería ser entrometida.

- Falta la habitación de Ethan - me informó María mientras cocinaba

- oh ya me voy, ¿qué debo hacer? - Dejé las latas de salsa en la mesa.

- cambia las sábanas, barre y recoge las cosas sucias, a veces las encuentras desparramadas por la habitación - se rió, ¿de qué había que reírse en un chico desordenado, que deja que otros hagan su trabajo?

- Está bien, me voy - sonreí levemente, tomé las sábanas perfumadas y me dirigí a la habitación de Ethan.

Entré y miré alrededor, no estaba mal si no estaba realmente desordenado.

Algunas prendas estaban esparcidas por el suelo, la cama estaba a la derecha, una cama doble.

Tenía un vestidor a la izquierda, recto estaba el balcón que daba al jardín y la piscina. Eventualmente noté un saco de boxeo cerca del armario.

- perfecto - suspiré y comencé a hacer la cama, cambiando las sábanas por unas limpias.

Recogí toda la ropa desparramada y la puse entre las cosas sucias, comencé a barrer y mientras tanto miraba fotos.

Unos lo retrataron de niño, él con María y otros con su madre, con sus amigos, pero nunca uno con su padre.

Tal vez tenía el padre cobarde de siempre que se escapaba tan pronto como dejaba embarazada a su pareja, y nunca lo había conocido.

Tomé una foto de él en mis manos y miré a ese niño rubio, con ojos verdes que parecían felices, despreocupados, brillaban de felicidad, pero ahora eran diferentes.

Dejé la foto y abrí los cajones, esta curiosidad que tenía me traería problemas algún día.

El cajón estaba lleno de calzoncillos y calcetines.

- estúpido - Estuve a punto de cerrar pero algo que brillaba, escondido debajo de la ropa interior me llamó la atención.

Me cambié de ropa y recogí el objeto, una pistola.

Me temblaban las manos y ella mira el objeto bastante sorprendida, ¿qué estaba haciendo con una pistola plateada en la casa? ¿Y si es un... asesino?

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