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CAPÍTULO 2. POV Gabriel y Fernando. YO MISMO TE LO TATUARÉ EN LA FRENTE

Pov Gabriel

Marypaz me ha ignorado toda la semana, tampoco es que la he buscado. Tengo cierta dignidad y un hermano francés que me lee como libro abierto y me quita el teléfono cuando presiente que le escribiré.

Se que debería sacármela de la cabeza, que la forma como me ha tratado e incluso usado no debería aceptarla, pero no lo logro. Me duele cuando la veo con hablando con otros, coqueteándoles tan descaradamente que es vergonzoso para ella. No la conozco ya, Rámses tenía razón, esta buscándose a si misma y se está perdiendo en el proceso. Y sin embargo quiero estar con ella, quiero ayudarla, demostrarle que no le hace falta conseguirse, que ella en si misma ya es perfecta para mí. Que ocupa todo mi corazón, que no hay nadie compitiendo con ella, solo ella misma.

Y son esos sentimientos los que me hacen querer acercarme a ella contra todo pronostico, todo consejo y toda sensatez.

Estoy enamorado de Marypaz.

Y por eso, cuando me escribió para que saliéramos con Amelia y Rámses al nuevo club, no pude decirle que no. Rámses me decomisó el teléfono una vez más, pero el mal estaba hecho. Tendría una cita con Marypaz. Era la primera vez que me hablaba en una semana y la primera vez que ella me invitaba a salir en demasiado tiempo... claro que aprovecharía la oportunidad.

La puerta del cuarto de Rámses estaba abierta, toqué en el umbral antes de entrar.

—¿Ocupados?—era una mera cortesía, porque si tenían la puerta abierta no podían estar ocupados en lo que parecía que estaban por hacer.

—¿No? Bien...—me tumbé al lado de Amelia quien yacía inmovilizada debajo de Rámses—. Marypaz me dice que este sábado iremos todos al toque de Cólton. ¿Tú sabrás si es una especie de cita?—tenía que preguntarlo, Rámses me aseguró que no, pero Amelia es su mejor amiga.

Amelia forcejeaba para escaparse del agarre de Rámses, pero el solo reía y lo evitaba.

—No me dijo nada al respecto. No sabía que seguían hablándose—me sonreí sin saber como explicarle todo lo que me estaba haciendo su mejor amiga y como yo dejaba que ella me pisoteara.

—Una cita es de dos personas, si te dijo que iríamos todos, no creo que sea una cita—me repitió Rámses.

—Es verdad, pero quizás quiera aligerar la tensión...—era la posibilidad a la que me aferraba.

—o tu presión—insistió Rámses.

—Puede ser... pero me inclinaré en pensar que es una posible cita.

Él torció el gesto. No estaba de acuerdo con mi decisión, ambos sabíamos que saldría lastimado.

¿Por qué lo hago? ¿Por que dejo que ella me use de esta manera? ¿A dónde mierda se fue mi dignidad? ¿Mi amor propio?. No me gustaba sentirme así, odiaba que ella me hiciera sentirme así. Ojala pudiese odiarla, por lo menos tener la fuerza para rechazarla.

POV Fernando.

—No puedo creer lo que me estas contando.

—Ni yo puedo creerlo. Dice que fue accidental, pero...

—Accidental una mierda, quería que la vieras desnuda. ¡Vamos Fernan! Es una clara invitación, no entiendo por qué no estás comprando un pasaje para enseñarla a usar esa nueva tecnología, esa que se prende accidentalmente cuando se está desnudando y llama a su jefe.

—Tiene un culo Hayden que si no me soltaba la corbata el taxista de uber me estaría dando RCP en estos momentos.

—Y si hubiese traumatizado mientras te revivía y tu con tu pene erecto.

—Si... definitivamente eso me quitaría estrellas como pasajero frecuente.

—¿Y los chicos?

—Espero que en la casa, ya estoy llegando.

—¿Llamarás a Johana? Termina esa conversación con un final feliz, me harías muy orgulloso, ni hablar de a Mike. Lo harías llorar y todo.

—Cualquiera cree que soy virgen o que vivo en celibato.

—Pero te has comido solo una vez a Johana y esa mujer ya no sabe como provocarte. Esa llamada accidental es un grito desesperado de calentura. ¡Por Dios hombre! Apaga ese fuego antes de que incendie medio estado.

—Eres tan dramático a veces... Ella busca una relación: casa, perro, hijos... y yo no estoy buscando eso, lo sabes. Ya tengo mis hijos no quiero tener otros. Me encanta viajar y no estoy atado a ningún país, estoy atado a donde estén mis hijos solamente... y odio los perros, soy una persona más de reptiles y tuviese mi boa constrictora si Rámses no le tuviese tanto pánico.

—Te estás adelantando demasiado a los hechos... Johana solo quiere tu boa constrictora en sus orificios, no construir contigo un terrario y poner tus huevos.

—Estás pasando demasiado tiempo con Mike—me quejé.

—Fernando, solo disfruta el momento, hemos criado a unos maravillosos hijos, entrarán en excelentes universidades. El trabajo está hecho, ahora puedes permitirte disfrutar todo lo que no has hecho. Vivirás solo otra vez, cómprate la puta Boa y que nuestro hijo mayor de edad aprenda a lidiar con ella y por amor a Dios tírate a Johana antes de que alguien más lo haga.

—Es mi empleada Hayden, sabes muy bien que si nos llegasen a descubrirnos arruinaría su carrera por completo. Ya estuvimos juntos una vez y fue solo suerte que no afectó la relación laboral.

—Ustedes los diplomáticos se complican demasiado, aquí en el hospital todos tiran con todos y yo no veo a ningún medico perdiendo su licencia por un orgasmo y un poco de acción.

—Agradece que sea así...

—Porque si eso fuese así yo ya no tendría licencia... Fernan, solo considéralo, mantén una oportunidad abierta. Deja de sobre analizar todo y solo... lánzate.

—Y le lanzo mi boa constructora a Johanna.

—Has que tu boa se coma a Johana completica—dijo entre risas— y luego nos llamas para darnos los detalles.

—Chicos llegué a casa—grité y subí las escaleras cuando Gabriel anunció que estaban arriba.

—Oye papá...—Gabriel volvió a llamarme— si una chica te dice para salir en grupo, ¿es una cita o no?.

—Eso depende de...

Entré en la habitación de Rámses y no estaba preparado para lo que me encontraría. Ya tenia muy claro que mis hijos nunca dejarían de sorprenderme y desde que sumé a esa ecuación a Amelia, las sorpresas eran bastantes divertidas. Y sin embargo cuando vi a Rámses sometiendo a Amelia, inmovilizándola en una pose bastante sexual y a Gabriel tendido a su lado con naturalidad... es difícil prepararme para algo como eso.

—... okey.

Y si algo me había enseñado la vida era que había cosas que no valía la pena preguntar... sobre todo cuando se trataba de estos tres.

—Entonces papá... ¿es o no es una cita?—insistió Gabriel

Su pregunta me dejaba en evidencia por fin lo que le estuvo pasando esta semana, donde su desastroso cambio de humor me llevaba de los nervios.

—Si se trata de Marypaz... y el grupo son ustedes... es probable que pueda ser una cita o una forma de acercarse a ti sin sentir tanta presión.

—Pero no entiendo por qué sentiría presión.

¡Dios! Tan inteligente para unas cosas... tan bruto para otras. Definitivamente debe verse en un espejo.

—Bueno, diré que sé que mis hijos son bastante intensos... ¿Qué clase de juego previo es este?.

Amelia seguía retorciéndose debajo de Rámses y él se negaba a soltarla.

—Rámses juega al activo—me explicó Gabriel—. ¿Cómo puedo estar seguro si es una "especie de cita" y no solo una salida de amigos?

—Bueno, dependerá de cómo se comporte, si estando en la salida no busca un momento a solas contigo, es una salida de amigos, si busca o aprovecha los momentos que se queden a solas, es una especie de cita. Yo pensé que tú eras el pasivo—confesé.

—No estamos jugando a eso—aclaró Amelia pero desde donde estaba era imposible que la tomase en serio. Y si algo compartía con mis hijos era la satisfacción de gastarle bromas.

—Yo no quiero ser el pasivo y Rámses solo quiere ser el pasivo de Amelia, es otra de mis relaciones condenadas al fracaso—así que el considera que su relación con Marypaz es un fracaso—. ¿Cómo no conoces este juego previo? A mí me lo explicó Hayden cuando tenía 15 años.

¡¿A los 15?!

—Pero debería hacerse en privado... no con público.

—Nos gusta un poco el voyerismo—la mirada de Rámses era macabra—. Una de las fantasías de Amelia es...

— ¡Lo prometo. Lo prometo!—gritó Amelia enrojecida a más no poder y aún así Rámses no se levantó... la escuché bufar resignada antes de seguir hablando—. Prometo vulnerar tu inocencia con mi mente pervertida y morbosa.

La carcajada salió de mi antes de que sintiese un poco de pena por la pobre Amelia que se escondía debajo de la almohada. Decir que mis hijos no son intensos es una falacia.

—Te dije que era su pasivo—Gabriel se burlaba mientras Rámses intentaba ahora hacer que Amelia lo perdonase.

—Vámonos hijo, Amelia necesita poder asesinar a Rámses sin testigos—además, quería aprovechar el tiempo para hablar un poco más con Gabriel sobre ese amor suyo por Marypaz.

—Definamos el límite de "sin presión" dentro de "aprovechar los momentos a solas"...

Si Gabriel luciese más desesperado por Marypaz... estaría fingiendo una llamada accidental para que lo viese desnudo.

Comencé a quitarme la ropa mientras Gabriel se acostaba en la cama boca abajo, doblando una de mis almohadas para apoyar su cabeza.

—No la entiendo papá. Me ignora todos los mensajes pero me escribe para que salgamos a una no cita... ¿tiene sentido para ti?.

—En este punto de mi vida nada tiene sentido hijo y cuando se trata de mujeres... digamos que es bastante complicado. Cada cabeza es un mundo, recuérdalo.

—¿Y cuantas cabezas tiene Marypaz entonces? Porque te juro que parece bipolar...

Me reí, la frescura de Gabriel y su sentido del humor siempre fue admirable para mí. Es un don que pueda sacar un comentario gracioso, un chiste incluso, en cualquier situación. Se que es un mecanismo de defensa para protegerse de lo que sea de lo que se sienta amenazado, pero le ha funcionado y no es dañino porque confronta sus sentimientos, sin evitarlos o esconderlos.

—¿Con cuantas te has acostado?

—Ninguna—bufó.

—No me digas que ahora eres virgen, porque tan inocente no soy.

Omitiré lo que me contó Hayden sobre su pene bisexual, quiero llegar al fondo de esta situación

—Pensé que te referías después de Marypaz... en ese caso: ninguna. Antes de Marypaz no pienso decírtelo...

—Tampoco eres tímido, lo sé.

—Pero si te lo digo probablemente confiese muchas cosas que no sabes. Así que prefiero mantener el misterio y que creas que soy modesto.

Fue mi turno de reírme. Por años había intentado de una u otra manera descubrir todos los secretos que estos dos hijos míos me ocultaban pero la hermandad que ellos tenían era realmente admirable. Tanto que a veces me costaba molestarme con ellos cuando demostraban tanta devoción por el otro.

—Te lo explicaré de otra forma entonces. A las mujeres le gustan sentirse seducidas pero no agobiadas y tú estás agobiando a Marypaz. Y a ninguna persona le gusta un desesperado, está bien que demuestres interés en ella, pero que sepa que no será tu marioneta. Que tienes carácter, que eres fuerte y que no puede pisotearte cuando y como quiera.

—Ósea, juego al duro.

—Si, al duro, difícil de atrapar. Ya le has dejado bien claro que ella te gusta y que te vuelve loco, hiciste tu movimiento, ahora deja que ella haga el suyo. Es su turno.

—¿Y si no hace un movimiento? ¿Si no quiere... jugar?.

—Entonces pregúntate si quieres estar con una persona a la que le importas tan poco que no es capaz de ganarte.

—¿Y entonces que hago ahora?

—Bueno, ya te escribió para salir y ya le dijiste que si. Ahora, no respondas un solo mensaje más y el día de la salida, que te vea divertirte con todos, incluyéndola, como si fuese una amiga más. En el instituto háblale normal, nada de demostrarte sobre emocionado por la llegada del día.

—Me estas dando un consejo demasiado cliché

—Y no porque sea un cliché no implica que sea malo.

Gabriel se tumbó boca arriba pensando mientras yo terminaba de desnudarme y tomaba una toalla para ir a darme un baño.

—Tú vales oro hijo, y no te lo digo porque seas mío, sino porque es la verdad, te mereces a una persona que-

—Como Amelia...

—Mierda, no, no a Amelia. Amelia es de Rámses, yo mismo te lo tatuaré en la frente para que lo entiendas.

—No dije a Amelia... sino como Amelia. Una que me vuelva loco y que yo la vuelva loca y que no sea capaz de ver a nadie más que a mí. Así como para Amelia solo existe Rámses.

—Diré que es correcto, pero volveré a recalcar que no me refiero a Amelia.

—Si. Si. Ya lo sé. ¿Sabes? Creo que ese crush se me está pasando.

Decir crush era minimizarlo demasiado, pero le seguí la corriente.

—Es la mejor noticia que he recibido—me senté a su lado y lo abracé con fuerza. Si Gabriel seguía por el mismo camino con Amelia, veía muy mal la relación entre los hermanos.

—Papá, estás desnudo y abrazándome... no es la clase de incesto que busco... a mi no me gustan mayores.

—¿No me respetas ni por ser tu padre?

Me levanté de la cama y lo escuché reírse cuando cerré la puerta del baño.

***

—Si me entero que te fuiste de intenso con Marypaz...—comencé a decirle a Gabriel.

—Tranquilo papá, yo me encargaré de que no luzca tan desesperado. Hasta lo mandé a masturbarse antes de salir, para que ni ganas tuviese.

—Demasiada información.

—Fue un consejo de Mike—se encogió de hombros—, y funciona.

—¿Es que lo has puesto en práctica?

—Por supuesto que sí, ¿cómo crees que lograba no saltarle encima a Amelia?

—Demasiada información insisto. En cualquier caso espero que se porten bien y se cuiden. Se que es el mismo discurso de siempre, pero es de papás repetirlo, así que aquí va...

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