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No Juzgues La Portada 2

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Nathaly H. Vegas
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Sinopsis

Me llamo Amelia Maggio y hace casi dos años mi padrastro me violó. Pensé que lo había podido dejar en el pasado, pero entonces descubrí que mi mamá está tan loca como él. Esa experiencia pudo haber acabado con cualquiera, pero yo contaba con una formidable familia, los O’Pherer, quienes no solo me aceptaron como una integrante más de su familia, sino que me han cuidado y protegido desde entones. Fernando, Mike y Hayden se han convertido en mis tutores, los padres que siempre deseé y que no tuve, ellos me apoyarán a lo largo del juicio que inicié contra mi padrastro y me ayudaran a hacer frente a todas las sorpresas que la vida me depara. Mi novio, Rámses O’Pherer es un francés obsesivo, acosador y un tanto gruñón, aunque eso es lo que el mundo mira, yo conozco a su mejor versión, una dulce, amable, cariñosa y divertida. Se ganó su lugar en mi corazón entre cada rechazo que le di y mis intentos de friendozonearlo a como diese lugar. Mi cuñado, Gabriel O’Pherer, es un portugués divertido, sonriente y con más instintos suicidas que ganas de vivir. Es mi mejor amigo y también mi compañero de departamento. Mientras Gabriel estudia Derecho en Harvard, Rámses y yo batallamos en ciudades distintas en cursos universitarios que nos permitirán ingresar a la universidad; pero la verdadera lucha es la distancia entre nosotros y la presión de los estudios, en especial los de Rámses, que tienen mayor exigencia y que están llevando su cuerpo y mente al límite. Las cosas nunca son como parecen, ni siquiera la solidez de nuestra relación. No se apresuren a juzgar la portada, ni siquiera esta sinopsis, porque nadie sabe lo que oculta un corazón. Nadie sabe lo que oculta el de Rámses, ni siquiera yo.

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Prefacio:

—Amelia, por favor…

—No Rámses, no puedo. Esto… es demasiado para mí...

—Prometiste no huir de mí.

—Y también prometimos no mentirnos… Prometiste nunca herirme.

Él se quedó sin palabras y solo me dolió más. Quería que me diese una explicación que me permitiera correr a sus brazos, pero no la tenía.

—¿Volverás?.

—Iré directo a Boston.

—Digo… si ¿volverás conmigo?.

—No lo sé—respondí con franqueza mientras mi pecho quemaba de dolor.

—Entonces… ¿me estás terminando?—su voz era apenas un murmullo y me costó escucharlo por el teléfono.

—Si… No… No lo sé, Rámses, Yo… necesito un tiempo.

—¿Cuánto?

—No lo sé.

—¿Qué si sabes?—su pregunta no era un reproche.

—Sé que quiero perdonarte aunque no sepa cómo hacerlo. Sé que si no te perdono no podré volver contigo. No sé cómo perdonarme a mí misma ni siquiera. ¿Acaso tú lo sabes?.

No respondió y me dejó claro que tampoco tenía la respuesta.

—¿Y sabes si me amas?.

—Si no te amara no me doliese, Rámses. Pero una relación no es solo amor, es también confianza, respeto, fidelidad… y acabas de pisotear todo eso. No sé cómo volver a construirlo, no sé si tendrá arreglo.

—Soy tu mecánico, déjame arreglarlo.

—No es algo que debas arreglar tú solo, es algo que debemos arreglar los dos, entre los dos. Quizás no tiene arreglo y solo se deba construir algo desde cero.

—¿Y cómo lo haremos si me estás terminando?.

—Quizás, como lo hicimos al principio…