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Naufragium

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Carla Mujica
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Sinopsis

Ella había dado por sentado que su vida era de cierta forma pero el destino había jugado con ella.. Náufraga de la vida. Ella era alguien en el lugar equivocado. Los cambios drásticos habían hecho surgir miedos que con perseverancia desapareserían. Aprendió que un apellido no la hace alguien y el dinero tampoco. La esperanza no mide cuenta bancaria y que tenía que aprovechar el hoy. Un naufragio que duró ocho años y ¿Quien dijo que solo naufragamos en el mar? Navegamos en la vida frágiles y con olas que golpean con la fuerza del viento y es inevitable salir ileso, nos hundimos y sin saber cómo nadar, quedamos a la espera de la corriente.

JefeChica Buenafirst loveDominante

1. El trillado: no te arrepentirás

1. El trillado: no te arrepentirás.

Toqué el timbre una vez y la puerta fue abierta. La chica que me recibió me miró de pies a cabeza. Me estaba escaneado. Esperé que su vista se quedara en mi cara y le sonreí.

—Hola... Busco a la señora Lourdes...

—Señorita Lourdes —eschuché el reclamo detrás de la chica que me abrió, ella retrocedió y pude ver a quien le pertenecía la voz.— tu debes ser Maia Falcon. Lulú me habló sobre ti. No tengo tiempo para entrevistas y ella me contó más o menos ciertas referencias... Bueno te mostraré una vez tú habitación.

La seguí, había llevado solo un bolso pequeño. Entré a mi cuarto y observé cada cosa allí habida.

En la cama posaba un uniforme, se que hice una mueca porque Lourdes carraspeó. Miré todo otra vez antes de volver a mirarla a ella.

—Se tu historia. Me he sentido conmovida. No pienses que es lastima, solo te estoy dando una oportunidad para que arregles tu vida. Te pasaré un manual con las reglas generales de la casa y las especificas. Necesito que seas obediente.

—Entiendo. —susurré, estaba procesando todos.

—Lo digo porque tienes cara de trinca y yo puedo ayudarte pero si tú no te ayudas yo no podré hacer nada más.

—Entiendo... —si yo era una niña buena.

—Ademas Lulú dijo que eres una caja de sorpresa. Espero que sea en el buen sentido. —sonreí, Lulú inventaba mucho.

—Bueno... No tengo un buen currículum pero le puedo asegurar que aprendo rápido y como sabe que me urge el dinero, trataré hacer todo lo mejor que pueda.

—Si. Hoy por ti mañana por mi. Solo recuerda obedecer y no causar problemas. Con tus estudios no hay conflicto. Dividiremos los turnos para que estudies.

—Si. Lo agradecería. Me falta poco para terminar la carrera.

—Te aseguro que no te vas a arrepentir. —la miro, tratando de creermelo. Haré el esfuerzo. Esa promesa es vana. Asegurar algo que es subjetivo. Deseaba en mi corazón en lo más profundo no arrepentirme. De ese empleo dependía muchas cosas importantes para mí.

—Deseo no arrepentirme de escucharte —la señora Lourdes, amiga de mi rentera, bueno es conocida de la señora que me alquila la pieza, en realidad es una ganga, no es que me cobre mucho, me está haciendo un favorzote. La señora es muy decente, usa un uniforme muy diferente a comparación con el mío. Sólo pensar que usaré medias y me veré cómo una vieja con el uniforme reglamentario: negro con un delantal blanco. La propia cachifa, la cachifa de una familia importante en esta alocada ciudad que viven al ritmo del mundo de los ricachones.

Caminé tras de ella y entré a la que sería mi habitación temporal. Estaría sola, mis compañeras de trabajo comparten habitación, esta parece el cuarto de los olvidos, está algo descuidada. Miré la pequeña cama y eso fue suficiente para suspirar. Por lo menos dormiré bién, no como en casa, allí los resortes se clavan en mi espalda como clavos, valga tanta redundancia.

Dejé caer mi mochila y miré el uniforme que estaba en mi cama. Olvidé por un momento ese detalle cuando intenté salir de la caja de zapatos que sería mi cuarto.

—Te veré en cinco minutos para presentarte con tus compañeras de trabajo. Primero ponte el uniforme, regla número uno. —asentí y ella salió dejándome sola. Regla número uno y casi me da una embolia.

Conocí quienes serían el personal de la casa Clarkson. Respiré hondo, para ser sirvientas algunas tenían miradas altivas, como si fueran abogadas o tuvieran un gran título que restregarme en la cara pero la pena que me dan es que limpian pocetas en esta casa tan enorme. Como dice Lulú, mi psicóloga personal; bueno ella no tiene ese título pero es muy buena cómo tal: …hay gente que son pocetas, comen lo que te estás  imaginando y piensan que uno es como ellos y de ñapa quieren darnos de comer eso.

En esta vida he conocido a muchos pocetas, me canso de pensar en cuantos engreídos y desechos de humanos se me ha cruzado en este camino tan bárbaro y de sólo verle la cara me dan ganas de ir al baño o mandarlos a comer lo que come el bagre... —¿Es cierto que el bagre come… excremento?—, No lo sé pero eso dicen. Gracias a ella estoy aquí. No se sí agradecerle o reprocharle. Esa mujer vale más de lo que pesa. Me dejó vivir con ella sin conocerme, me dejó pagarle luego de varios meses. Ella ha sido el hombro dónde he llorado, ha sido la mano que me ha levantado, ha sido la madre que he necesitado.

Me dieron la instrucciones específicas, soy la de la lavandería.  ¡Qué cool!.

Pero lo que no entiendo es que lavo y lavo y las pilas de ropa no desaparecen. Ésto rebasa toda incógnita científica. Ni las leyes de la ciencia me resolvería este misterio.  ¿Como es posible que esté todo el día es el cuarto de las máquinas?, Sí ese nombre es original. Lo coloqué yo, así como el cuarto de las chicas de negro, usan medias negras, parecen zancudos, y pesar que caminan meneando la cola. Llevo una semana y aún no me he topado con el jefe, soy muy chévere, con mi último jefe me llevé muy bien, lastima que tuve que dejar de trabajar ya que si quería pedir la custodia de mi hermana debo de tener un trabajo decente y llevar una vida en orden, y las peleas que se formaban en el club no eran referencia grata para mi, además el abogado que había conseguido me estaba orientando y explotando, todo lo que trabajaba se lo llevaba él en trámites por eso muchas veces me he ido por el camino peligroso, no soy prostituta pero he recurrido por ayuda a prestamista que me miran como carne fresca, me he sentido violada con la mirada y no es que sea una mujer en toda la palabra, he considerado que mi desarrollo se trancó en su mero comienzo, lo digo por la estatura casi nula ,o sea, mi uno sesenta y cinco;  las bubis pequeñas, mis piernitas de fideos y los bracitos débiles. Diría que esos hombres miran un palo con falda y ya se lo quieren comer.

Espero que mi esfuerzo valga la pena, valga calarme las cara de pocetas que me rodean y todo lo que he hecho.

Solo espero el resultado de tal esfuerzo.