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Capítulo 4 Intenciones

Por Rocío.

Vi venir las intenciones de Ramiro desde que se ofreció a alcanzarme, sabía que iba a probar sus besos, por la tarde no había disimulado que yo le gustaba mucho, aunque sigo pensando que es demasiado atractivo y que eso no trae nada bueno.

Fue mucha la sorpresa al encontrarlo en la casa de mi amiga.

De todas las chicas de nuestro grupo de amigas, Karen es con la que cuento para todo y ella lo hace conmigo.

Realmente la siento mucho más cercana que una amiga común.

No tengo mucho tiempo para hacer sociales, pero siempre me hago un tiempito para hablar con ella.

Estamos lejos, porque con auto son seis horas de viaje y cruzar la frontera de nuestro país.

En este momento se solucionó, pero hace algunos años, uno de los puentes que une a los dos países, estaba cerrado, por un conflicto de una fábrica, y en aquél entonces se hacían 9 horas de viaje, por el desvío, ahora es más directo, pero no dejan de ser 6 horas de viaje y no las podemos hacer continuamente, ni ella ni yo.

Durante la velada sentí como la mirada de Ramiro me recorría el cuerpo con deseo y debo admitir que su mirada de verdad me quemaba.

Al subir al dormitorio de Karen, estuve tentada a darme vuelta para descubrir esos ojos café me estaban mirando, pero es una chiquilinada hacer eso y reprimir la tentación.

-Lo tenés muerto a mi cuñado.

Dice Karen.

-Ya me di cuenta.

Le confieso, riendo.

-Aunque ya sabés que pienso de los tipos tan atractivos.

-Olvidate de ese pensamiento, éramos chicas cuando moríamos, como la mayoría, por el capitán del equipo de fútbol.

-Ya me olvidé de él, hace muchos años, sólo que creo que en algún punto los hombres tan atractivos, que tienen a miles de mujeres a sus pies, son los que más fácil vuelan, los que más rápido te cambian por otra.

-Che, que mi marido es tan atractivo como su hermano y…

-Y vos dudaste mucho y cada vez que viajaba a Buenos Aires, pensabas que era el final de la relación.

-Es verdad, pero yo soy celosa y posesiva y vos no, vos sos una mujer muy segura, hermosa, con un cuerpo perfecto.

-Karen, no jodas, vos sos muy bonita y tus curvas son más llamativas que las mías, nunca entendí porqué sos tan celosa.

-No lo sé.

Dice mi amiga, mientras me muestra sus estudios ginecológicos, es que le habían dicho que tenía un quiste importante en un ovario.

Yo reviso los estudios.

-Realmente no me parece importante, sí, tenés que controlarte, pero creo que esto va a desaparecer sólo.

-¿Te parece?

-Sí, fijate en los bordes, y con respecto a la última vez, se achicó bastante.

-4mm.

-¡Eso es mucho!

-¿Estás segura?

-Absolutamente, si venís a Buenos Aires, te revisa una amiga que es especialista en el tema.

-Gracias.

-No me des las gracias, estoy para eso, pasame todos los resultados, que se lo consulto cuando la vea.

Así lo hizo y luego volvimos al comedor.

Cuando bajé la escalera y me tendió su mano, se notó que el que reprimió la tentación, fue él, porque no dejó de mirarme la boca.

Cuando me besó en la camioneta, yo esperaba sus besos, lo que no esperaba es lo que me hizo sentir al recibirlos.

Era muy atractivo, demasiado y aunque no quisiera que suceda, le estaba diciendo mucho a mis sentidos.

No puedo evitar devolverle los besos.

Todo se tornó demasiado apasionado.

De pronto dejó de besarme y me miró.

Estaba buscando las palabras y también las adiviné.

-Ya sé que es pronto… pero… ¿podemos ir a un hotel?

Le sonreí, negando con la cabeza.

-Vos lo dijiste, es pronto.

-Aunque no necesariamente.

Lo que decía no tenía mucho sentido.

-Nos podríamos haber conocido hace mucho, todo es fortuito.

-Es verdad, pero no nos conocimos hace mucho, lo hicimos hoy.

No me respondió, pero volvió a acercarse a mi boca, es apasionado y tierno a la vez, nunca sentí los besos de esa manera.

No sé en qué momento había reclinado el asiento de la camioneta, pero él estaba casi sobre mí.

Sus manos las sentía fogosas, ardientes y me hacían perder el sentido.

También sentía su erección.

-¿Vamos?

Insiste.

-No, de todos modos tengo que levantarme temprano.

-Estás de vacaciones.

-No tanto, tengo que acompañar a mi padre a un especialista y…

-Perdón.

-No te preocupes, simplemente estoy más tranquila si me ocupo yo.

-Sos maravillosa.

Dijo, y su boca volvió a buscar mis labios.

La excitación no la podíamos dominar, nunca había vivido algo así.

Mi blusa estaba desabrochada y su boca besaba mi pecho, succionaba mis pezones, le pasaba la lengua a todo el seno y volvía a los pezones yo estaba delirando y no lograba comprender ni manejar el fuego de mis entrañas.

-No puedo más.

Dijo temblando como una hoja.

-Te juro que nunca sentí esto.

Se desabrochó los pantalones dejando ver su considerable miembro, que estaba rígido y parecía esperar por mí.

-¿Estás loco?

Le pregunto, ya pasó la época en que me besaba acaloradamente en un auto, y ni siquiera en esa época llegué a tanto.

¡Estábamos estacionados frente a la puerta de la casa de mis padres!

-Nunca hice algo así, te lo juro, y nunca estuve tan excitado… Chupamela, por favor.

Siento que es muy bizarra la situación.

Sin embargo, llevé mis manos a su miembro y luego acerqué mi boca.

Parecía hipnotizada por él.

-Ahhhh.

Gime mientras que con sus manos me acaricia la cola y luego va por mi pecho.

Siento una fuerza poderosa, una atracción sin igual.

Nunca devoré con tantas ganas un miembro masculino, porque era eso, lo estaba devorando.

-Desde que te vi, moría por sentirte así, pero esto es más… ahhh…

Está sumamente encendido, y me contagia o me provoca una pasión que no estaba acostumbrada a sentir.

Es verdad que tiene un atractivo sin igual, y yo tenía un muro delante de los hombres de ese estilo, pero Ramiro lo derribó por completo ¡Y en unas horas!

Jamás había besado así a un hombre a horas de conocerlo y mucho menos disfrutarlo hasta el punto de olvidarme de donde estábamos.

Juro que desapareció el mundo.

No puedo comparar con nada ni lo que estoy haciendo, como si fuera una adolescente traviesa, ni lo que estoy sintiendo porque no hay nada que se le asemeje.

-Sí, sí.

Dice de pronto en medio de unos gemidos que salían de su garganta y creo que no los podía contener.

-Ahhhh.

Dice eyaculando en mi boca.

Soy inconsciente, no lo conozco de nada y estoy tragando su semen, claro que eso lo pensé después.

-Me llevaste a la locura.

Dijo un poco más tranquilo, aunque al instante estaba buscado mi intimidad, sus dedos parecían saber de memoria cada centímetro de mi piel.

-Para…

Le digo, porque no podemos tener sexo ahí y de verdad tenía que madrugar al día siguiente.

-Es una locura, lo sé, pero siento por vos una atracción que nunca sentí en mi vida.

Me estaba sucediendo algo similar.

Vuelve a besarme y de nuevo es un descontrol.

-Tengo que irme.

Le digo casi mareada por el calor de sus besos.

-Mañana…

No termina la frase, pero entiendo que significa que al día siguiente íbamos a terminar en un hotel.

Yo también tenía ganas.

Eso no lo podía ocultar, no a esta altura.

-No entiendo que nos sucede, de verdad, nunca estuve con un hombre a las horas de conocerlo.

-Me encanta hacerte perder la impunidad.

-No sé cómo me dejé llevar así y entiendo que no tiene sentido que ahora esté avergonzada, pero…

-Siento que estuve toda la vida esperando por vos.

Lo miré asombrada y vi que el muro había desaparecido por completo.

Estás perdida.

Me dije.

-Me sucede algo parecido.

Terminé por confesarle.

-Aunque te juro que pretendí resistirme a tus encantos.

-¿Mis encantos?

Pregunta con una sonrisa sumamente sexi.

-¡Sos muy atractivo!

Su sonrisa era enorme.

-Pero no estoy cómoda con hombres muy atractivos.

La sonrisa se borró de su cara.

-¡Eso nunca jugó en mi contra!

Yo me reí.

-Sin embargo yo sí tengo en claro que desde que te vi, vi el sueño de mujer y me acerqué a vos por tu belleza, que es mucha, pero pasa a ser mucho más atrayente tu personalidad.

-¡No me conocés!

-Sí, te juro que te conozco, que sos la mujer que de verdad estaba esperando.

Sus palabras me aturdían.

-Creeme, sos hermosa como pocas y cada cosa, cada detalle que descubro en vos, me atrapa.

-Yo también sentí algo distinto, pero…

-Soy un hombre serio, ya pasé hace rato las ganas de perder tiempo, es verdad que quiero acostarme con vos y te deseo, te deseo y estoy hambriento por devorar tu cuerpo, pero me atraés mucho y de verdad siento que vamos a llegar muy lejos.

Entre sus palabras, sus caricias, sus besos y todo lo que me hacía sentir, yo estaba en el cielo.

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