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Toda la editorial estaba revolucionada y por supuesto el coletazo del huracán que se avecinaba no pasó de largo y también dejó su tendal de cierta incertidumbre cuando le llegó la noticia a Kathy.
— Tengo una noticia bomba para contarte — le dijo Samantha por teléfono desencajada. Cuando se había enterado la editorial casi se había prendido fuego. Todos temerosos de perder su puesto. Algo completamente inesperado porque hasta dónde sabían la editorial no estaba en venta, entonces un día BOOM la noticia bomba. La editorial tenía nuevo dueño.
Obviamente a pesar de no ser íntima, Kathy fue de sus primeras escritoras y aparte le tenía un afecto especial. Aunque no eran intimas amigas si hablaban, tenían contacto bastante asiduo. Charlaban de sus cosas, de su vida. A pesar de que Kathy era una persona bastante reservada con ella poco a poco se fue abriendo. Y hoy tenían ese vínculo que había hecho que lo primero que pensara cuando se enteró la novedad era contarle las 'buenas nuevas' o malas (Dios no lo quisiera) a ella.
Kathy no tenía idea de que podía tratarse pero lógicamente, como toda persona de gatos (pues había personas para perro y personas para gatos) , ella y su alma felina eras curiosas por naturaleza. Así que el suspenso que estaba manteniendo Samantha la estaba matando ...
— ¿ Y ? Dime ya, sueltalo de una vez...¿ Warner nos ofreció firmar para una película ??? — preguntó extasiada. Estaba cruzando los dedos — ¿ O es para Netflix ??? — la escritora no perdía la esperanza. Pero lo último que esperaba era...
— Noooo... ojalá. ¡ Ya quisiera! — a Samantha claramente le gustaba mantener ese maldito suspenso que Kathy odiaba...hasta que tiró la bomba:
— ¡SE VENDIÓ LA EDITORIAL!!! — y tiró la bomba nomás. Lo único que esperaba era que las esquirlas no las hirieran...
— ¿ Qué??? ¿ Pero cómo? No entiendo...¿ acaso estaba en venta ? —¿ y no me enteré? pensó Kat por dentro. ¿Cómo Sam no le iba a contar algo cómo eso ???
— NO...no estaba en venta, pero un inversor multimillonario hizo una jugosa oferta, tan tentadora que no la pudieron rechazar... igual quédate tranquila, dijeron que por ahora no habrá cambios en la empresa...— intentó poner paños fríos Samantha, para aliviar cualquier nerviosismo que la noticia pudiese generar en una de sus escritoras más importantes. Pensó que tampoco podía dejar de decirle, aparte era mejor que se enterase por boca de ella y no de otro.
— ¿ Y se sabe quién es este supuesto inversor misterioso ??? — la intriga mataba, ahora a Kathy. Samantha de alguna manera le había contagiado su ansiedad.
— Nadie lo sabe. Dicen que es una especie de Soros, pero todo se hizo con abogados y apoderados. Nadie vió su rostro y no hay casi información disponible acerca de él. Dicen que es una persona muy reservada, casi hasta el punto de la paranoia ...¿ te suena? — le dijo con sorna su editora, haciendo alusión a la propia Kathy.
— ¡ Ja! Ya quisiera tener la fortuna de Soros — dijo Kathy con sarcasmo. Y agregó — Aparte yo no soy paranoica — se defendió ella — Solo no me gustan las multitudes, ya te lo expliqué muchas veces...
— ¿ Hola si, podría hablar con 'fobia social'? — respondió Samantha con un dejo de sarcasmo.
— ¡Basta Samantha!!! ¡ No es gracioso!
— Ok ok... Volviendo al punto, la cosa es que nadie lo ha visto...aparentemente vive en una isla alejado de todo y todos....
— ¡ Qué envidia! — no pudo evitar decir Kat...Que así como odiaba las muchedumbres, amaba el mar. Con igual intensidad. Y no había tenido muchas oportunidades de estar en esa clase de lugares ...otra fobia de Kat hacía que le diera mucho miedo viajar sola hacia lugares desconocidos... y no tenía muchos amigos como para organizar un viaje...
— ¡ Ja, viste! ¡ Yo sabía! ¡Y luego dices que no tienes fobia!
— Si, jaja. Bueno igual ¿Cuál sería el problema? ¿ O tú rechazarías la posibilidad de vivir en una isla tropical??? — le respondió Kat con ironía y como la conversación se había desviado volvió al eje.
— Bueno ...mientras no nos echen...
— Crucemos los dedos — expresó Samantha — Igual por lo que me enteré, pusieron como condición del contrato de venta que nos mantendrían a todos los miembros del staff y también a los escritores...pero viste como es esto, realmente no lo sabemos hasta que la nueva compañía tomé las riendas. Allí recién veremos que rumbo querrán darle a la editorial ...— y cuál sería la nueva política comercial.
Samantha esperaba realmente que no rodaran sus cabezas. Pero no había forma concreta de saberlo. Por lo pronto seguían allí, y debía buscar la forma de mantenerse en pie. El hecho de tener escritoras tan exitosas como la propia Kathy y también June, era un punto a su favor desde ya.
— ¿ Y se sabe al menos el nombre de este hombre misterioso o de su compañía siquiera ?
— Si se sabe su nombre. De hecho es bastante inusual ... — caviló Sam — Nuestro hombre misterioso se llama MORFEO, Morfeo Prince.