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Estás tan cerca de convertirte en una bola rodante : Amber le arroja un cuaderno y lo golpea directamente en la cara. Así comenzó la pelea entre Samuel y Amber. Bianca se levanta y después de tomar los objetos que estaban tirando de las manos de Ambra y Samuel, va a preparar el café y nos lo sirve con unas galletas, luego empieza a hablar de su suegra con Samuel y me vuelven a llamar. por Amber para ir con ella qué decirme. - lo siento - digo y Bianca me sonríe. Alcanzo a Amber y ella cierra la puerta de su dormitorio detrás de nosotros. - en vano necesito un consejo - se sube a la cama y yo me siento frente a ella. - cuéntame todo cariño - hago una voz graciosa y ella se ríe y luego se pone seria y con la cara roja de repente. - Me gusta un chico - ohohoh - me mira - me invito a salir pero no se que hacer - de verdad te gusta? - si mucho..., quiere ir al cine - - Entonces acepta, ¿no? ¿Que estas esperando? - y que no se que ponerme ni que decir - sonrio - si te gusta mucho tienes que probártelo, no te preocupes por la ropa, haremos una sesión de compras solo entre nosotras las mujeres y tu no hay que preparar un guion porque luego las palabras se van a salir solas - se ríe y me abraza - gracias Vane - se abre la puerta y entra Samu - yo también necesito un abrazo - se lanza sobre él y nos tira al otro lado de la cama - Samuel eres un idiota – digo con ese poco de aire que me queda, ya que él con sus anchos hombros nos cubre a los dos. Oigo la risa de ámbar. Samu se levanta de la risa y nos ayuda. Me siento en la cama y él se pone detrás de mí apoyando su cabeza en mi hombro. - Me gustan ustedes dos - Amber nos mira con una sonrisa y la abrace poniéndome de lado. - A mi también me gustas - nos echamos a reír - esta bien lo dejo de lado ya que no me calculas - - ven aquí - le digo y él se acerca sonriendo y tumbándose al lado de Amber. Él la abraza y pone una mano en mi mejilla y me mira directamente a los ojos. Pone mi mano sobre la suya y lo miro sonriendo. Prefiero pensar en el presente.
Estoy en mi habitación y Samuel está mirando por la ventana.
Han pasado dos meses desde que regresó a Milán. Han sido dos meses de mierda, no hemos hecho más que pelear. Llegué al punto de pensar que no estábamos destinados a estar juntos. Cada día surgía un motivo diferente para discutir, y cuando estábamos a punto de hacer las paces, surgía otro motivo nuevo. Ya no podía soportar más la situación, peleábamos hasta por la cosa más banal del mundo. Varias veces discutimos porque yo ya estaba en la cama cuando él vino por la noche y no me había puesto una camisa de él y entonces dijo que tal vez estaba haciendo esto porque no lo soportaba y por lo tanto menos tenía. sus cosas alrededor, mejor sería para mí. Por suerte no hemos estado peleando por una semana ahora. Sí, afortunadamente, pero lo he visto ansioso y distante durante dos días. Es decir, no me habla como antes, responde mal y siempre está nervioso. No sé qué está pasando, solo sé que ya no puedo manejar la situación. Me levanto de la cama y me acerco a él -Samuel- lo llamo de vuelta y se da la vuelta, está tenso y en su mirada solo puedo leer decepción. ¿Pero decepción de qué? - dime que tienes? No puedo más, esta situación me está matando. - Su mirada es atravesada por un destello de ira. - Entonces, ¿por qué no llamas a Marco? ¿Ellos te aman? Tal vez tendrías una relación sana con él sin discusiones. - grita furioso. Retrocedió y golpeé mi espalda contra el armario. Cierro los ojos y él continúa - tal vez ese día en el bar quisiste besarlo. Me pregunto si no lo hiciste solo porque Giulia estaba allí para presenciar la escena romántica. O tal vez no lo hiciste porque sabes que hay cámaras. - Está a unos pasos de mí. Abro los ojos inyectados de ira y ella susurra con calma - Vete - me mira pero no muestra ningún movimiento. Su mirada enfadada titubea y trata de acercarse cuando se da cuenta de lo que dijo - Vete le dije. Aléjate de mí por favor – grito con todo el aliento de mi cuerpo y desgarrando mi corazón una vez más. Impresionado por mi reacción, se aleja y se aleja, no sin antes darme una última mirada dolorosa. Caigo al pie del armario y me apoyo en él, escondiendo la cabeza entre las rodillas. Siento brazos tranquilizadores abrazándome. No tengo que abrir los ojos para entender quién es. - te sientes bien? - Murmullos de cristal. Asiento con la cabeza , solo tengo que dormir sobre eso , ¿has intentado hablar con él? Tal vez hay algo que le preocupa. - le doy una sonrisa nerviosa - no tienes idea de cuantas veces le he preguntado. No quiere hablarme de eso. Pero sé que me está ocultando algo. Lo conozco demasiado bien. Pero no puedo seguir así. Han pasado dos meses, y cuando finalmente pensé que todo estaba funcionando... - No puedo terminar pero ella entiende. - todo saldrá bien - no lo creo pero asiento con la cabeza.
Son las 4:30 de la mañana y estoy afuera del club porque Samuel y yo tenemos el turno ahora. Deben ser momentos para abrir y estoy nervioso por lo que pasó anoche. No voy a hablar con él, sé que será difícil, aunque no tenga que esforzarme quién sabe cuánto ya que me estoy acostumbrando a sus silencios. Mi Samuel... ya no lo reconozco. Ya no me reconozco, él había creado una versión diferente de mí de lo que soy hoy. Siempre estaba feliz y sonriendo antes. En este periodo han cambiado muchas cosas entre nosotros, desde hace dos meses las noches que dormimos juntos son escasas y ya no tenemos nuestra intimidad. Quizás ese sea el problema, está cansado de mí pero no sabe cómo decírmelo. - Vanessa - Me doy la vuelta y me acerco a él. Él está con la motocicleta y su casco está en la mano. - estas son las llaves, estoy ocupado y no vendré a trabajar hoy. Esta noche tenemos que hablar - los tomo y se va, no me da ni tiempo de repetir. Me quedo aquí para ver desaparecer su imagen en las calles desoladas de Milán. - y el Vane - Giulia se une a mí - Samu me llamó si puedo reemplazar su turno que tenía que hacer y estabas solo - bostezos - hola Giuly! Um... si, a mi también me lo dijo - - ¿estás bien? te ves exhausto y agotado - Su tono es preocupado. - Sí, solo estoy... cansada porque no duermo por las noches - ella asiente. Entramos al cuarto y nos alistamos - y las chicas que les parece si les doy una mano - Mariabil entra gritando - claro que decimos que si - responde Giulia feliz. De hecho, estos días hay más clientes de los esperados. Mariabil en respuesta nos guiña un ojo - Yo también estoy aquí, buenos días - Rosy entra por la puerta - wow que lindo encuentro - digo y voy a abrazar a Rosy, ahora es en efecto una de las nuestras - vanidoso ya que aún es temprano Cómo si nos tomamos un café - me pregunta Mariabil. Ni siquiera el momento de sentarme café en mano que me pregunta Giulia - ¿qué pasa entre Samu y tú? - y no puedo evitar contener una lágrima. Nos sentamos - cuéntanos todo - dice Rosy tomando mis manos entre las suyas y le dedico una débil sonrisa. - Hemos estado luchando continuamente durante dos meses. Hacía casi una semana que no discutíamos pero él siempre estaba agitado, nervioso y respondía mal y hasta desapegado y frío y no es propio de él. Anoche traté de hablar con él sobre eso, pero se enojó. Estoy exhausto y ya no puedo luchar contra eso. Anoche cuando se dio cuenta de lo que había dicho, trató de acercarse pero lo mandé lejos. Creo que no he hecho nada malo, pero si él no me lo dice, no puedo entender lo que tiene. Vino esta mañana a darme las llaves y luego me dijo que teníamos que hablar esta noche. - sus rostros están atónitos, quizás porque no se esperaban todo esto. - Todavía no puedo entender por qué no hablas de eso conmigo, con nosotros. - se ofendió - Mariabil ya me conoces bastante bien y lo sabes, no puedo hablar de nada tan fácilmente. - Está bien, estoy enojado. Él asiente y se rasca la frente pensativamente. No puedo soportarlo más, todos me culpan por esto pero es parte de mi carácter y no puedo hacer nada al respecto. - ¿No has estado en la cama en mucho tiempo? - Asiento con la cabeza - bueno... sí. Dices que tiene otro - No sé pero te juro que si es así lo bajarán - dice Giulia y la forma en que lo dice me da risa. - No lo creo - dice Rosy - pero puedes ver a tres millas que te adora. - dice Mariabil y luego viene a abrazarme y me deja un beso en el pelo. Después de un rato llega mucha gente. Rosy también fue a ayudarnos porque dijo que estaba sola en casa y no sabía qué hacer. Digamos que más que trabajar he destrozado muchas cosas, pero tanto por desahogarme con ellas como por distraerme en el trabajo, me siento un poco mejor. Samuel solo vino una vez pero no nos hablamos y nos quedamos en la oficina todo el tiempo. Sobre las 15.00 horas terminamos el turno y subimos todos a nuestro apartamento. - Hago un café - Mariabil va a hacer café y al rato vuelve con las tazas llenas y un poco de briosh. - Voy a tomar una ducha y luego necesito dormir un poco. - todos asienten y después de despedirme voy a darme una ducha. Estoy usando un par de leggins negros y una camisa verde larga. Cuando salgo de la ducha, reviso mi teléfono celular y encuentro dos mensajes nuevos, uno de Amber y otro de Samuel.
Samu ♥️: nos vemos esta noche porque tengo que hablar contigo
Ambra: que dices si te vemos para esa famosa sesión de compras.
A Samu le contesto bien, mientras que a Amber la llamo y acordamos la hora. En cuanto leo el mensaje de Samu se me encoge el corazón. Me temo, me temo que ha llegado el momento en que terminará nuestra historia. Me acuesto en la cama y de mis ojos brotan numerosas lágrimas silenciosas. Supongo que es verdad, yo soy el que no puede mantener viva ninguna clase de relación. ya sea amistad u otra cosa.
Después de terminar de comprar con Ambra, vuelvo a casa. Dijo que tenía su cita esta noche y que estaba súper nerviosa. Todo este tiempo lo pospuso porque en su opinión no se sentía preparada. Cuando terminamos de comprar fuimos a su casa y C' era Bianca quien después de tomar un rico café se acercó a nosotras y nos ayudó a elegir la ropa y el maquillaje. Bianca es una madre bastante abierta al mundo actual y la relación que tiene con sus hijos es hermosa. solo yo, White, Mariabil y una amiga suya conocemos esta historia de Ambra. Acabo de llegar a casa. No hay nadie. Solo se ve una pequeña llama de vela en el mostrador de la cocina. Prendo la luz y al lado de la vela encuentro una nota