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Ajuste

5

—Por favor, Myers, déjame en paz—forcejeaba un poco con su brazo.

—No quise hacerlo, discúlpame, sé que no estuvo correcto, pero tampoco es para que te vayas de la fiesta. ¡vamos!. Apenas y llevas quizás unos veinte minutos—tomaba mi antebrazo.

—Ah, con que no lo quisiste hacer. Si, como no. ¿crees que soy tonta?—frené encarándolo—ahora recuerdo cuando me dijiste cosas de este sujeto Chance. En realidad estoy creyendo que solo lo ocupaste como espejo de tu reputación, siendo otro el que desee follarse cuanta mujer se te cruce.

—Cómo crees—fruncía su ceño—no se te ocurra volverme a comparar con ese sujeto—me apretó muy fuerte las muñecas.

—Me estás haciendo daño, Myers, ¿no lo notas?—enterré mis uñas en su antebrazo.

—¡Lo siento!—me soltó inmediatamente—pero eso es lo que ocurre cuando provocas celos en mi, de verdad, Alis, haces en mi cosas que ninguna otra mujer logra.

—Seguro eso le dices a todas al momento de follártelas por primera vez—me crucé de brazos—más bien ayúdame a buscar a Graciella, ese tu amigo Patricio se aprovecha constantemente de la inocencia de Graciella.

—¿Se aprovecha? Por favor, Alis, ella ya tiene la edad suficiente para distinguir todo, más bien suenas como esas madres que quieren mantener a sus hijos bajo sus faldas, déjala que se divierta.

—¡No! Ella vino conmigo y nos iremos juntas. Sabes, pensándolo bien hagamos un trato.

—¿Qué trato?

—Si me ayudas a encontrar a Graciella me quedaré un rato más ¿trato hecho?

—¡Trato hecho!

Empezamos a caminar entre la multitud, las luces de neón apuntaban a mi cara desorientándome un poco, pude sentir la sensación de marearme. En unos rincones habían tipos que estaban drogándose. Si la policía viniera acá lo más seguro es que todos seríamos detenidos.

Al pasar por un pasillo en donde habían algunas puertas, Myers se detuvo más adelante señalándome con su pulgar de manera burlesca.

—¿Qué pasa?—me acerqué a él.

—Creo que tu amiga está acá, pero no sé cómo podrás llevártela si se escucha que está bastante ocupada—se reía de manera burlesca.

En pocos segundos escuché:

—¡Ahora, Patricio, ya, por favor, Ahora!—se escuchaba la voz de Graciella desesperada desde el interior de ese cuarto

Me acerqué a la puerta abriéndola un poco.

—¡Por favor no te muevas!—le ordenó Patricio dándole un apretón a su trasero. Le lamía la parte frontal de la vagina de arriba hacia abajo, acompañado de pequeños mordiscos.

—¡Por favor no te demores más!—Graciella imploraba mientras se retorcía en la cama apretando con sus manos la almohada.

Patricio demoró en quitarle la ropa interior. A medida que se la quitaba lamía todo su cuerpo para luego introducirle dos dedos en su vagina. Inmediatamente la reacción de Graciella era de locura total, ella acariciaba sus propios senos al ritmo que entraban y salían sus dedos. Patricio sonreia de manera perversa, sabía cómo dominar en una cama, su lengua hizo una estación en su clitoris, sacando sus dos dedos para introducirle tres.

—¿Estás segura que quieres que te penetre ya?—sonreía de manera maliciosa, su pregunta en ese instante para Graciella era innecesaria la que hasta acá se podía ver lo mojada que estaba—abriéndole aún más sus piernas.

Patricio metía y sacaba con rapidez sus dedos haciendo un sonido extraño con el fluido que recorría por toda la vagina de Graciella.

—¡Te lo suplico! Introduce tu pene ya—gritaba excitadamente tomándole del pelo.

Patricio se puso de rodilla indicándole a Graciella que lamiera su pene. Ésta se levantó y empezó a meter en su boca el miembro, Patricio tomó el pelo de Graciella enrollándoselo en su mano para luego darle embestidas ininterrumpidas. Podría haber escuchado los intentos de vomitar de Graciella pero esta seguía. Sacó el pene de la boca de Graciella, ésta babeaba un poco. Se limpió, para ponerse acostada. Patricio se colocó encima abriéndole sus piernas como pétalos de rosa, le daba embestidas de manera sutil, mientras su vagina se iba adaptando al grosor de su pene.

—Mas...—suplicó casi lloriqueando.

—¿Quieres más?—su voz se escuchaba agitada.

—¡Sí, por favor!

Tomó sus dos piernas enganchándola a sus hombros empezando a darle aún más fuerte, sus nalgas vibraban de la potencia en que éste le daba, Graciella gemía de manera ascendente. Rasguñaba sin parar los brazos de Patricio, dejándole marcas pronunciadas, logrando así un momento en el que no dudo que fue un orgasmo.

Cerré la puerta, ya había visto demasiado.

—¿Te gustó haber visto eso?—Myers estaba de brazos cruzados recostado a la pared.

—¿Qué te pasa? ¿Me crees una adicta o algo así?—lo fulminé con mi mirada. —Lo siento, pero me tengo que ir de tu apartamento.

—Oye, dijiste que si encontrábamos a tu amiga te quedarías mucho más tiempo.

—Sí, pero no pensé que la iba a encontrar en esta situación. Quizá en otra cosa puedo compensar mi promesa—le palmeé el hombro saliendo de su apartamento.

No puedo creer que Graciella se entregue tan fácil, espero que en uno de tantos romances descontrolados no surja algún embarazo, creo que no sabrá ni quien es el padre si sigue así. Salí del departamento de Myers y llegué al mío.

Me desvestí quedando en pijama, me tiré en la cama y encendí la Tv. Me sentía un poco cansada, esas fiestas, ese tipo de cosas no eran lo mío. Siempre pensaba que mi primera vez tendría que hacerlo con el único hombre que quiero para mi vida, que fuera romántico y sincero. No sé, pero quizá mi mayor fantasía no era nada referente a lo sexual, sino, más bien era de entregarme a un solo hombre para toda mi vida. ¿Era mucho pedir?

Me gustaba la lectura, la mayoría de los libros que leía eran de romance o fantasía y siempre había una pareja que vivían juntos por toda la vida amándose, pero creo que eso solo existía en los libros.

Pasando canales tras canales me encontré con uno erótico. Perfecto, al parecer el destino había conspirado para que mis ojos solo eso vieran hoy.

No podía sacar de mi mente lo que había visto en ese cuarto, no puedo negarlo, me dieron ganas cuando vi eso.

Metí mi mano por debajo de mi calzón, estaba tan húmeda que el líquido había pasado el mismo calzón, en momentos puedo aceptar que necesitaba algo de acción, a mi edad creo que la mayoría de mis amistades ya habían tenido Sexo, pero no podía meterme con quien se me cruzara en frente.

Introduje parte de mi dedo índice, haciéndome pequeños masajes, mordí mi labio. Deslicé mi dedo empezando a frotar mi clitoris de manera circular, jadeé un poco, era algo involuntario. Seguí frotándolo pero esta vez con más velocidad utilizando un segundo dedo, mis piernas empezaron a temblar, mi respiración se agitaba, me estaba retorciendo un poco en la cama.

Mi deseo había explotado tanto en ese instante que por poco salgo de mi apartamento en busca de Myers, pero me contuve, sabía que solo era deseo momentáneo, pero él no se merecía mi virginidad. Me detuve de manera brusca, no podía seguir dándome placer, llegaría un momento en que cometería una locura para luego arrepentirme.

Apagué la Tv, fui al baño a lavarme las manos y a cambiarme de calzón. Regresé a mi cama y empecé a revisar un poco mi celular, aun no me llegaba ningún correo de trabajo. Entré al sitio web de oportunidades laborales, pero fue inútil, los requisitos que pedían ni siquiera los cumplía. Tan solo como mínimo requerían cinco años de experiencia y yo tan solo estaba por salir de mi carrera universitaria.

Entré a la calculadora y empecé a sacar mis cuentas del mes, si aceptaba ese trabajo de la librería, pero con el aumento de los cuarenta dólares quizá completamente ajustaba los gastos de este mes.

No sé por qué corría con mala suerte, yo siempre he sabido que soy buena, pero he tenido la mala suerte que las cosas no me han salido bien últimamente.

Al momento de apagar mi celular toqué sin querer un sitio en donde estaba Nickyolas Chance, este hombre sí que era realmente guapo, elegante. Daba un gran impresión con solo verlo en una foto. Inmediatamente recordé las cosas que había hablado Myers de él, en realidad no lo creí, seguro eran celos absurdos de él. Esta gente por lo general se ocupan de cosas más importantes que de mujeres y si en un caso fuera real jamás este tipo se fijaría en mi, tan solo miraba las mujeres que salían con él en las fotos en comparación a mi, quedaba muy, pero muy en desventaja.

Esa empresa se miraba muy bonita, era lujosa. Creí que tendría éxito, pero a lo mejor algo respondí mal en esa entrevista. Tan solo respondí lo estudiado si, no se, solo espero que al menos una vez me vaya bien en esta vida.

Me di masajes en mi cabeza, sufría de migraña, lo más seguro es que esas luces y el ruido de la fiesta de Myers me habían afectado un poco además sentía que me dolía mucho de tanto pensar. Esto del desempleo me estaba afectado mucho. Me levanté un poco desorientada para buscar en los estantes del baño algun analgésico que me ayudara con esto o al menos a dormir. Esta vez no me preocuparé por Graciella, ya la he aconsejado demasiado y es su problema como la pase hoy, aunque creo que ella está mejor que yo en estos instantes.

Regresé a mi cama lanzándome de golpe. Esperaría un poco a la reacción de la pastilla, me cobijé de pies a cabeza, mañana sería un mejor día; deje encendida mi vela con aroma a manzana-canela y me dormí.

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