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Capítulo 5. ¡Te vas a arrepentir!

By Any

—Quería decirte que salió el contrato del edificio de villa del Parque.

—¡Buenísimo! ¡Nos vamos para arriba!

—¡Parate para darme un abrazo, hermano!

—Después… te saludo.

Fue cuando Carlos nos miró con una sonrisa.

—No sabía que había interrumpido algo.

—No interrumpiste nada, idiota.

Le contestó.

Sé que cuando Carlos le dio la espalda a Agustín, para mirarme a mí, él aprovechó para abrocharse los pantalones.

Entonces se acercó a su socio y le saltó por la espalda.

—¡Un apapacho para que no se ponga celoso mi amigo!

—Este sí es mi muchachote.

Dice con una sonrisa Carlos.

—Pensé que te habías contagiado de tu loca y amargada amiga.

—¿Lo ves? Ludmila tiene razón, en realidad no la tiene, porque te insultó poco, sos mucho más imbécil de lo que ella pensó, hablás de una dama que no está presente.

—¿Con esa boca que no larga más que insultos, estas segura que esa mujer es una dama?

Me fui encima del tipo para darle una cachetada, pero Agustín logró agarrarme, alzándome por detrás y me separó de su socio.

—¿Escuchaste lo que dijo de Ludmi?

Le pregunté enojada.

—Lo dice para que se lo cuentes y Ludmila venga hasta acá a insultarlo y entonces la vé, le debe haber gustado mucho.

Dijo lo que pensé antes, pero me molesta que la insulte.

—¿Todos los hombres son idiotas? Tienen razón las chicas, por eso tengo que escucharlas siempre.

—No me gusta esa loca, porque es loca de arriba.

Se señala la cabeza.

—Hablando de eso, esta noche nos vamos a festejar con locas de abajo, lleva a esta aprendiz de loca de arriba a su casa y nos vamos por ahí.

Es un desubicado.

Agustín pretendió hacerle señas, pero yo lo vi y me enfurecí.

—Que se diviertan ésta noche, yo puedo irme solita, mi diversión va a ser mañana cuando pierda la virginidad con algún compañero de mi curso.

Se lo dije con la sonrisa más diabólica que me salió, pero en realidad tenía ganas de llorar.

Agustín me agarró del brazo cuando me estaba yendo.

—No se te ocurra hacer eso.

—Yo hago lo que quiero.

—Any...por favor, sabés...que…sos menor y...por favor, pendeja, no lo hagas.

Me lo dijo muy cerca de mi boca, olvidándose por completo que estaba su amigo.

—Que te diviertas ésta noche y menos mal que nos interrumpieron.

Yo no se lo digo tan bajo, pero no podía controlar mi voz, ni mi bronca.

—Pendeja, por favor, no voy a ningún lado, pero no hagas una macana, yo...tenés 17 años, me matan entre todos, Any, por favor.

—Pero recién casi…

Me puso los dedos en la boca para callarme.

Agustín cerró los ojos, y negó con la cabeza, creo que en ese momento se dio cuenta que iba a hacer una locura y sigo sin entender porque lo ve de esa manera.

Agustín estaba casi de frente a la puerta y le daba la espalda a su socio.

Carlos estaba sentado sobre el escritorio, donde un rato antes nos estábamos besando, tenía sus brazos cruzados sobre su pecho y nos miraba como un espectador mira una película.

Con su media sonrisa, que ya la odio.

—¿Vos que mirás idiota? Me voy.

—Te llevo.

Me dice Agus.

—No.

—Ivana me mata, si te dejo ir sola.

—Debe ser otra loca, amiga de la más loca.

Verdaderamente Carlos me resultó insoportable, me enoja todo lo que dice.

Me fui encima de él, para cachetearlo.

Otra vez me agarró Agustín.

—Cortala, pelotudo, que son mis amigas.

—Por fin hablás como un hombre y defendés a mi tía y a Ludmila.

—¿Te llevo a tu casa o a la fábrica?

Le voy a hacer pagar, que le cueste tanto decidirse, porque a veces se comporta como si yo le atrajera como nadie y al rato parece un hombre frío.

—MMM, a la casa de un amigo qué…

Me empujó contra una pared y se pegó mucho a mí.

Ese es el que me gusta, el que me habla con pasión.

—Any, cortala, de verdad, tengo mis manos atadas hasta que cumplas 18, pero no me hagas enojar, porque le cuento a tu papá lo que pensás hacer.

—Y yo le cuento como me besás y como me tocás.

—Sos vos la que me besás.

—Sos vos el que me tocás.

—Pende, por favor…

Dice mientras me acariciaba el cabello.

—Ok, entonces...tengo mis condiciones.

Me estaba mirando la boca y sé que se moría por besarme, yo me pegué a él, quería que me bese otra vez.

Moría por sus besos.

Me atrae demasiado, no pienso en otra cosa que no sean sus besos, de noche me cuesta dormirme por pensar en él y quiero sentir sus caricias y sus besos continuamente.

Levanté mis manos y le acaricié el pecho, sentí como se estremecía y en un segundo lo tenía comiéndome la boca.

Sí, literalmente me comía la boca, me estaba besando con desesperación, sus manos estaban en mi pecho, por debajo de mi blusa, me estaba apretando los pezones y a mí me invadió un fuego terrible, y él debía estar igual, porque sentía su miembro apoyado en mi estómago y todo el calor que irradiaba de esa zona.

Los dos nos habíamos olvidado de su amigo.

Cuando paramos para respirar, Carlos, que seguía en la misma posición, le dice…

—Loco, tiene 17 años.

—Mierda, Any te llevo a tu casa.

Dijo separándome de mí.

Me mira con culpa, no sé qué le sucede, si yo quiero estar con él.

—A vos no te importa cuántos años tengo.

Le digo a Carlos, es un metido.

—Cerrá vos, por favor.

Le dice a su amigo.

Nos subimos a su auto y me llevó a mi casa, en el camino apenas hablo.

Había bastante tráfico, por lo que tardamos más de cuarenta minutos, yo lo miraba y pensaba que no podía ser más lindo.

Cuando estacionó, me pidió perdón por haber pedido la cabeza conmigo, en su oficina.

Yo lo miré sin terminar de entender ese perdón.

—No te entiendo, no me pidas perdón…me gustan tus besos.

Apretó las manos en el volante.

—No me digas eso, por favor…yo…pende…

Me doy cuenta que se está reprimiendo, yo no puedo hacerlo ni tampoco me gusta hacerlo, me gusta jugármela más, no reprimir lo que siento.

—Te quiero preguntar algo…decime… si lo que sentí fue un orgasmo, porque nunca sentí eso y no se lo puedo preguntar a las chicas.

Dios, su mirada está llena de deseo, así me mira a veces y cuando estamos solos, lo hace siempre, ahora también.

—Sí, fue un orgamo.

Su voz estaba ronca.

Su respiración se hizo distinta.

—Bajate Any.

—Quiero que me beses.

—No lo voy a hacer, menos en la puerta de tu casa, pendeja, me hacés perder la cabeza, sos menor de edad, entendelo.

—Pero casi lo hacemos.

—Sí y está mal, te juro que no veo la hora que cumplas 18.

—Igual me vas a seguir llevando casi 12 años, así que si querés lo podemos hacer antes…

—Any, lográs parármela solo con tus palabras, bajate, por favor, voy a terminar peleado con todos mis amigos, entendeme.

Me confiesa y mi mirada se posa en su miembro y luego lo miré a él, lo hice con una enorme sonrisa…al parecer no se controla tanto como cree.

—Any, bajate.

Me lo dice serio y no me mira.

—¡Te vas a arrepentir!

Me bajé enojada.

Casi lo hacemos en su oficina, me quedé con muchas ganas de tener relaciones, quiero ser mujer.

Tuve mi primer orgasmo y sé que no lo puedo hablar con nadie, porque lo expongo a él, al parecer, lo que yo quiero no importa, pero en tres meses, sí importa, eso es totalmente estúpido.

By Agustín

Estoy desesperado, entiendo que está mal lo que estoy haciendo.

Any es menor de edad, le llevo casi 12 años y me estoy comportando como un adolescente.

No puedo evitar excitarme, tengo miedo de descontrolarme, soy otra persona cuando la tengo delante mío.

Cuando ella se acerca, es la que domina la situación.

No en el tema sexual.

Es tan inocente, que me preguntó si lo que sintió fue un orgasmo, sabe que no se lo puede decir a las chicas.

Cuando me lo preguntó, me volví a desesperar.

La tengo que hacer mía, pero no la puedo tocar.

Le llevo demasiados años.

El idiota de Carlos me dijo, adelante de ella, de salir a festejar.

Lo quería matar.

Por otro lado, menos mal que nos interrumpió, entiendo que se considera violación si estoy con una menor, por más que ella acceda o me lo pida.

Soy un tipo correcto, siempre lo fui.

Me doy cuenta que la besé delante de mi amigo y Any es menor de edad.

¡Menor!

Por más que me lo repita, mis sentidos no logran aplacarse.

Willy me mata y el padre de Any también y todos nuestros amigos van a hacer fila para hacerlo.

Si yo estuviera en lugar de los otros, también mataría a un tipo que se acuesta con una menor, llevándole 12 años.

Pero mis sentidos no lo entienden, ella se acerca y la quiero comer… quiero besar todo su cuerpo, saborearla y hacerte el amor hasta que me quede sin fuerzas.

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