Capítulo 5
Es el día siguiente y parece que como ahora sé que tengo un invasor dentro de mí siento los síntomas, pero apenas me despierto siento unas ganas inmensas de vomitar. Me levanto de un salto de la cama y corro hacia el baño. Me siento en el suelo frente al WC y agarro como puedo mi cabello mientras vomito todo lo que comí anoche con Robbie.
Pienso que alguien debería estar tomando mi cabello mientras yo vomito como si no hubiera mañana. Eso es lo que he visto en las películas, pero yo no tengo a nadie porque nadie sabe que estoy embarazada.
Estoy sola en esto y pensar en eso realmente me deprime un montón.
Después de estar unos minutos vomitando, parece que el invasor no tiene nada más que tirar afuera así que las ganas de vomitar se detienen. Me levanto y comienzo a lavar mis dientes. Solo espero que estos malestares no duren mucho porque juro que no voy a resistir mucho más así. Odio con mi vida vomitar, es asqueroso y detesto la sensación que queda después de hacerlo.
Cuando salgo del baño, escucho gritos que vienen desde la cocina. Intento escuchar mejor, pero solo puedo saber que es mamá discutiendo con Robbie. Me sorprendo porque eso no pasa muy seguido. Robbie es el niño amado y preciado de mamá. Casi nunca le discute algo y además mi hermano es muy tonto y le hace caso en todo a lo que dice mamá, pero cuando digo en todo, es todo.
Me acuesto en mi cama con la intención de seguir durmiendo. Lo que menos quiero es drama en este momento. Además, tengo sueño. No pude dormir muy bien anoche. ¿Quién hubiera podido hacerlo sabiendo lo que sé yo ahora? Me pasé casi toda la noche investigando un poco de lo voy a sufrir con este invasor.
Escucho como pasos enojados se acercan a mi habitación. Robbie abre la puerta y la cierra con un portazo que me deja sorda. Siento el auto de mamá que seguramente se va al trabajo.
- ¿Cómo la soportas? - me pregunta Robbie quien parece bastante molesto.
-Creo que yo te pregunté lo mismo una infinidad de veces mientras crecíamos- le respondo con una risa.
-Si, pero ahora te entiendo un poco más, Cassie- dice y se acuesta a mi lado.
Robbie y yo somos lo suficientemente cercanos como para que podamos dormir en la misma cama sin problemas. Es mi hermano mayor y lo amo. Siempre me ha cuidado.
Como lo extraño. Siempre me hace entrar en razón y actuar un poco menos alocado. Puede que si no fuera a la universidad tan lejos y estuviera más por casa no estaría en la situación en la que estoy.
Me acurruco al lado de mi hermano mientras me acaricia la cabeza. Es genial tener a un hermano mayor. Puede que no sea tan cariñoso normalmente, pero cuando lo es, es lo mejor del mundo.
-Mamá quiere que vuelva a casa- me dice Robbie con voz triste-Que me transfiera a una universidad local.
Me quedo mirando a mi hermano con ojos esperanzadores. Todo sería mucho más fácil si él volviera a casa, pero noto en sus ojos que eso no es lo que quiere. Mi hermano es feliz donde está y lo que está estudiando... Kinesiología.
-Eso no es lo que tú quieres- le digo y él niega con la cabeza- Entonces que te importe una mierda lo que mamá dice y quédate donde estás.
-Es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
-No, es más fácil de lo que crees- replico- Mírame a mí, lo he hecho por mucho tiempo.
-Y eso solo te ha causado problemas.
-Al menos he hecho lo que quiero- le digo de forma convincente- Además, tienes diecinueve años. Eres mayor de edad.
Robbie parece pensar las cosas, pero conozco a mi hermano. Terminará haciendo lo que él quiere porque después de lo que pasó con Mack, aprendió la lección.
Comienzo a quedarme dormida en los brazos de mi hermano. También siento como él se va quedando dormido. Así que, Robbie y yo dormimos en mi cama. A su lado me siento protegida, porque sé que él no dejaría que nada malo me pasara.
Así es él y así son los hermanos mayores en general.
Despierto nuevamente, pero esta vez sin las ganas de vomitar. Al menos parece que no soy de esas chicas que vomitan cada cinco segundos. Aunque leí que los vómitos son del segundo trimestre así que ahí sí que se van a volver odiosos.
Mi hermano ya no está a mi lado así que supongo que debe estar abajo cocinando algo para el almuerzo porque es demasiado tarde ya para el desayuno.
Pienso en que es muy buena idea quedarme en mi cama todo el día y aprovecharme del Robbie cariñoso para que me traiga la comida a mi cama y poder comer aquí.
Si, a veces hay que aprovecharse del hermano mayor.
Miro mi celular para ver si hay mensajes. No lo reviso desde anoche, pero aun así solo tengo dos mensajes.
El primero es de Mack.
"Tu hermano es un idiota, me comenzó a hablar de nuevo y es la persona más tierna y adorable del mundo. Me encanta ese imbécil."
Río, pero no le respondo. A veces la bipolaridad de pensamientos de Mack hace que me dé dolor de cabeza. Aun así, la amo.
El segundo mensaje es de Bren. Mi corazón aún se acelera cada vez que veo un mensaje de él. ¿Qué más puedo hacer? Soy una adolescente embarazada, con muchas hormonas que se muere por el chico lindo, rudo y mujeriego de su instituto.
"¡Cassie linda! Te tengo una propuesta. Helado en el centro a las cuatro. ¿Te apuntas? Solo nosotros dos. Puedo librarme de los enanos un rato"
Mi corazón vuelve a acelerarse cuando lee el mensaje. Quiere pasar su tiempo libre conmigo ¡y me dijo linda!
Sé que quería quedarme en cama todo el día, pero es Bren y yo soy una chica patética.
"¡Claro! Me vienes a buscar a las cuatro."
Quiero gritar cuando la respuesta de él llega casi un segundo después.
"A las cuatro estoy allá."
Me levanto de la cama de un salto, pero ahora de felicidad. Puede que sean mis últimos momentos de inmadurez que pueda tener y quiero vivirlos al máximo. Puedo seguir delirando por Bren un tiempo más, al menos hasta que sepa de mi embarazo y ya no quiera saber nada más de mí porque eso creo que es lo que va a pasar.
Me doy una larga ducha en la que me quedo inspeccionando largo rato mi estómago, pero se ve igual que siempre. Soy algo delgada y eso no ha cambiado aún. Al menos si yo me noto igual que siempre la demás gente también lo hará. Solo tengo que comportarme con normalidad y todo va a salir bien.
Me visto con unos shorts de jean y una playera de tiras que no me esconde el estómago. Tengo que aprovechar mi figura mientras puedo.
Bajo feliz de la vida con mi hermano quien me sirve un rico almuerzo y vemos televisión hasta que llega las cuatro de la tarde y Bren está puntualmente fuera de mi casa esperándome.
Me despido de mi hermano y ahí esta Bren con su linda sonrisa esperándome. Pensé que ya había superado a este chico, pero creo que las hormonas están haciendo algo raro en mi sistema porque ahora lo veo más lindo que nunca.
-Hola, Cassie- me saluda con buen ánimo- ¿Lista para un helado de fresa con chispas de chocolate?
- ¿Cómo sabes cuál es mi helado favorito? - le pregunto entre risas.
-Tengo mis contactos.
Caminamos con Bren hasta la heladería más cercana y como estamos en los suburbios eso está a media hora caminando. Mientras caminamos conversamos de cómo hemos pasado las vacaciones.
Cuando llegamos a la heladería, no hay muchas personas allí. Casi todos en los alrededores deben estar en un yate privado pasando las vacaciones.
Bueno, estoy exagerando. Una casa en alguna parte, pero que es de ellos y tiene como tres pisos.
Nos sentamos en una mesa y una chica que parece tener unos dieciséis años nos atiende. Pedimos nuestros helados y esperamos a que lleguen.
-Al final si me iré de vacaciones- dice Bren con unos ojos algo tristes-Nos vamos mañana y vuelvo una semana antes de que entremos a clase.
Me decepciono un poco, pero lo oculto muy bien.
- ¿Qué les hizo cambiar de idea?
-Mamá no quiere dejar a los pequeños sin vacaciones- dice moviendo sus hombros como si no le importara- Además, dice que será el último respiro antes de que nazca Eliana.
Nuestros helados llegan justo en ese momento. Le damos las gracias a la chica y ella se va.
Es un helado enorme y me muero por probarlo. Cuando el sabor llega a mi boca estoy segura de que no voy a poder parar hasta comerlo.
Amo el helado y creo que el invasor también.
En ese momento recuerdo algo de la familia de Bren y sé que no debería preguntárselo, pero podría hacerme sentir mejor.
-Bren- llamo la atención de mi amigo que disfruta al máximo su helado de piña- ¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro, Cass. Todas las que quieras.
- ¿A qué edad te tuvo tu mamá? - pregunto de una manera muy directa- Sé que te tuvo muy joven y si te incomoda responder, no lo hagas...
-Hey, calma, Cass- me interrumpe riendo- No me importa responder esa pregunta. Mamá quedó embarazada de mí a los diecisiete.
Wow, muy joven, pero aun así dos años mayor que yo.
Ahora que lo pienso, Bren tiene la edad que tenía su madre cuando quedó embarazada de él.
- ¿Y tú papá...?
-Él era un hombre algo mayor que mamá- dice un poco incómodo- Unos diez años mayor, creo. Pero se amaban. Él murió por un accidente de trabajo cuando trataba de conseguir algo de dinero para mamá.
-Lamento haber preguntado- le digo con vergüenza.
-No tienes porque- dice él con su típica sonrisa- Mamá ahora es feliz y yo también. Está con un buen hombre que la quiere y me dio unos revoltosos hermanos que amo.
-Eso es adorable.
-Si, los mujeriegos también tienen su debilidad, ¿sabes? - dice como pensativo- Mi debilidad es mi familia. En especial mamá. Haría todo por ella porque ella hizo exactamente lo mismo por mí cuando supo que yo venía en camino.
-Admiras a tu mamá- pregunto con esperanza. Si admira a su mamá por lo que hizo, pueda que no me rechace del todo cuando sepa porque mi vida es un caos.
-Admiro a todas las personas que han pasado y están pasando por la situación de mamá- me dice con orgullo- Para mí, una madre es de las personas más fuertes porque es capaz de hacer lo que sea por su hijo y más si es una mamá joven. Esas son mal vistas, pero no debería ser así. Solo son madres que cometieron un error, pero tratan de enmendarlo buscando lo mejor para su bebé.
-Nadie diría que eres un mujeriego cuando hablas de esa manera, Bren- le digo entre risas.
-Respeto a las mujeres que se respetan a sí mismas, Cassie. Como tú. Eres una de las chicas que más respeto además de mi mamá.
Le sonrío, aunque no sé si lo que me dijo es algo bueno o malo. ¿Qué me respete como lo hace es la razón por la que nunca me ha visto como alguien más?
Terminamos nuestros helados y caminamos de vuelta a casa. Nos sentamos en un parque un momento y jugamos con los columpios y los toboganes antes de parar frente a mi casa.
Todo un caballero conmigo, pero con los demás es un engreído. ¿Cómo no fijarme en él?
-Lamento que no nos veremos en unas tres semanas- me dice con una mueca en su cara- pero prometo que te mandaré mensajes.
-Me gustaría eso, Bren.
Pienso en la posibilidad de decirle. Hemos estado de confidentes todo el día. Sería muy fácil decirle que soy una de esas chicas que tanto admira porque tengo dos meses de embarazo, pero apenas yo lo estoy digiriendo. No quiero que nadie más lo sepa, aún.
Nos despedimos y lo veo caminar hacia su casa.
Me siento como una adolescente enamorada del chico popular de su escuela. Ya no debería sentirme así. Debería pensar en otras cosas.
Esto demuestra que no estoy preparada para criar un hijo y no sé si lo estaré en siete meses más.