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Capítulo 3

- ¿ Café? - nos pregunta poco después, impávida.

- Sí, gracias, el doble para mí o me arriesgo a no poder levantarme esta mañana... - exclama Valentina.

- ¿ Y tú? Oscar, ¿verdad? - Yasmin se vuelve hacia mí.

- Yo... sí, gracias... - Acepto, aunque no tengo idea de qué es esa extraña bebida de color marrón oscuro en la taza.

Cuando me ponen en la mano una taza llena de ese líquido también llamado café, me la llevo a los labios y después de tomar un sorbo, instintivamente empiezo a toser, como si hubiera salido mal. Tiene un sabor horrible, es amargo y demasiado picante para mi gusto... no tenemos nada en nuestro planeta que se parezca ni siquiera vagamente.

Las dos chicas me miran confundidas y decido fingir que no pasó nada y me obligo a terminar mi taza, aunque sea de mala gana.

- ¿ Lo preferiste endulzado, tal vez? - me pregunta Valentina.

- No, eso también está bien, gracias... - Lo interrumpí en seco.

Las pocas nociones que tengo sobre el planeta Tierra y sus habitantes, los humanos, las sé porque nos las enseñan en nuestro planeta desde que éramos niños. En nuestras escuelas también aprendemos algunos lenguajes humanos y nos muestran cómo viven en la Tierra... pero obviamente una cosa es oír hablar de ellos y otra tratar con ellos.

- Bueno, lo siento pero ahora realmente tengo que salir corriendo, le prometí a mi madre que pasaría por ella antes del trabajo... fue un placer Oscar, ¡espero volverte a ver! - exclama la rubia, incluso guiñándome un ojo, y luego sigue su camino.

- No hagas caso, Yasmin es así... - Afirma Valentina una vez que están solas.

- No te preocupes, me gusta... me recuerda a alguien que conozco... - exclamo refiriéndose a mi hermana menor. En realidad, mi hermana Siria es muy similar a Cloe en muchos aspectos; ella también es vivaz y alegre y no se anda con rodeos.

- ¿ Tienes algún destino esta mañana? - me pregunta Valentina poco después.

- Toma, yo... - exclamo poniéndome una mano detrás de mi nuca, sin saber qué responder.

¿Qué debería decirle? ¿Que vine directamente de otro planeta llamado Arux a través de algún tipo de portal mágico y ahora no tengo idea de cómo regresar allí? Seguramente pensaría que estoy loco... sin mencionar que por el momento no quiero regresar a mi planeta, escapé por una razón muy específica y poner un pie en la Tierra siempre ha sido mi mayor sueño.

Sé que no podré escapar para siempre y evitar mis responsabilidades pero quiero aprovechar al máximo el tiempo que aún pueda permanecer aquí en la Tierra.

- Mira, si no tienes adónde ir por el momento, puedes quedarte aquí unos días más... - me asombra y no podría estar más agradecido con ella.

- Gracias... - Respondo simplemente.

- Vale, tal vez sería apropiado que llevaras otra ropa, pero… no querrás andar con esa camisa rota y manchada de sangre… – me señala.

- No tengo nada más conmigo... - Lo admito.

- Me di cuenta... así que esta mañana te llevaré de compras yo mismo, si estás de acuerdo... -

- ¿ Para hacer qué? -

- De compras... para comprar ropa nueva... - me explica.

- Ah, está bien... -

- ¡ Perfecto, dame diez minutos y ya estoy lista para salir! - exclama regresando a su habitación.

Después de unos minutos regresa junto a mí, que la estaba esperando sentada en el sofá.

- ¡ Aquí estoy, podemos irnos! - comienza y cuando levanto la cara para mirarla, el corazón casi se me sale del pecho.

Se ha cambiado de ropa y ahora lleva un vestido rosa claro, casi hasta los tobillos y con una pronunciada abertura en el muslo izquierdo, que deja al descubierto su piel desnuda. Arriba, sin embargo, cubre sus hombros con dos finos tirantes y tiene un generoso escote en la parte delantera, que deja entrever sus pechos redondos y firmes.

Trago con fuerza, tratando de mantener cierta compostura, pero la tarea resulta más difícil de lo esperado. Su largo cabello rojo queda suelto y cae en ligeras ondas sobre sus hombros y espalda. Sus labios están coloreados con un delicado lápiz labial rosa y como si todo esto fuera poco, su perfume es aún más acentuado que anoche. En fin, es una puta visión, no hay nada más que agregar y hasta la entrepierna de mis pantalones empieza a tirar con cada vez más insistencia.

Me levanto del sofá, tratando de calmarme y respiro hondo… un movimiento completamente en falso, ya que al hacerlo, su aroma llega inmediatamente a mi cerebro y corro grave riesgo de volverme loco.

- Vale, sí... vámonos... - Respondo con dificultad mientras ella me mira interrogativamente.

- ¿ Estás seguro de que estás bien? Si no tienes ganas de salir podemos posponerlo... - me señala mientras la sigo afuera.

- Claro... tomar una bocanada de aire sólo puede hacerme bien... - afirmo mientras mi mirada también se posa en su increíble trasero.

La sigo unos pasos hasta lo que me dice que es su auto. En Arux no hay coches como en la Tierra y es la primera vez que me subo a uno. Me siento a su lado y miro a mi alrededor con curiosidad. Todo es nuevo y extraño aquí para mí... el paisaje que me rodea es totalmente diferente al que estoy acostumbrado en Arux.

Poco después Valentina enciende el motor del coche y nos ponemos en marcha. No pasa mucho tiempo para que el interior del auto se llene de su delicioso aroma y espero que el viaje no sea muy largo.

Observo la vista fuera de la ventana y de vez en cuando miro hacia mi izquierda, donde Valentina está ocupada conduciendo. En esa posición, la hendidura en su muslo se ha abierto aún más y debo tratar absolutamente de evitar mirar ese punto si quiero mantener bajo control la situación entre mis piernas.

- No eres como un hombre buscado o alguien que acaba de escapar de prisión, ¿verdad? - me pregunta de repente mientras todavía estamos en el auto.

- No – solo respondo.

- Y ni siquiera eres una de tantas palabras, me di cuenta... - añade.

- Sí.. -

- Vale... aquí estamos, hemos llegado - exclama poco después, aparcando el coche junto a otros de otras formas y colores.

La sigo afuera y juntas caminamos hacia lo que ella me explica que es la tienda de su amiga.

Una vez dentro, no extraño las miradas que me lanzan los demás humanos presentes.

- Hola Seth, hoy traje a un amigo para rehacer su guardarropa... ¿podrías echarnos una mano? - exclama Valentina mientras un chico rubio se acerca a nosotros.

- Hola cariño, esto y más para ti... Te daría mucho más que una mano, ya sabes... cuando te decidas, ¡sabes dónde encontrarme! - responde el chico guiñándole un ojo y no sé por qué pero con mucho gusto le rompería la nariz de un puñetazo en ese mismo momento.

- Por el momento solo necesito que nos ayudes a elegir unos pantalones y unas camisetas para mi amiga... y tal vez hasta un par de tenis... - responde Valentina a mi lado.

- Venid conmigo – el niño nos invita a seguirlo.

Mientras me hacen entrar a un vestuario angosto para probarme la ropa que me entrega el vendedor de Provolone, recuerdo que no tengo nada conmigo e imagino que no nos darán esta ropa. En mi planeta funciona de otra manera y no existe el dinero tal como lo entienden los humanos.

- Oye, Valentina... - La llamo estando aún dentro del camerino.

- Dime… ¿te quedan bien? -

- Sí, pero el caso es que... sí, en fin... no tengo tu dinero conmigo... - admito avergonzado.

- ¿ La nuestra? -

- Lo perdí todo en el camino... - Lo estoy inventando.

- Entiendo... no te preocupes, te lo presto, es decir... - afirma sorprendiéndome una vez más con su generosidad.

- Yo... no sé cómo agradecerte, lo digo en serio... pero debes saber que te lo pagaré... - le digo mientras salimos de la tienda aproximadamente una hora después con un par de bolsas en mano.

- Por supuesto… entiendo que estés en dificultades de alguna manera y si puedo ayudarte, que así sea… cuando te sientas capaz me dirás algo más, por el momento está bien… - concluye , justo antes de llegar de nuevo a su coche.

Valentina

Estoy caminando de regreso a mi auto con Oscar a mi lado, después de dejarlo en la tienda de ropa de Seth. Debo admitir que este chico es absurdamente extraño pero al mismo tiempo no puedo negar que inexplicablemente estoy intrigada por él… bueno sí y también bastante atraída, lo admito. Ayer estuve a un suspiro de besarlo y ni siquiera sé cómo encontré la fuerza para alejarme de él y de sus labios que eran cuanto menos pecaminosos.

Es objetivamente un tipo muy simpático, desafío a cualquiera a que diga lo contrario... y tiene ese algo que me atrae y también me está llevando a confiar en él, aunque no sepa absolutamente nada de él. Lo ayudo porque siento que necesita una mano, aunque no tengo la menor idea de cuáles son sus problemas, ya que se niega a hablar conmigo sobre eso.

No parece un delincuente, ni un vagabundo... aunque soy consciente de que, a veces, las apariencias engañan.

Una vez que regresamos al auto, me dirigí a casa y noté que Oscar observaba absorto el paisaje fuera de la ventana.

- ¿ De dónde eres? - Intento investigar para saber algo más sobre él.

- No nací en los Estados Unidos... - afirma tras un momento de vacilación, quedando claramente vago como siempre.

- Entendí esto... - Respondo.

- ¿ De qué? -

- Por tu acento, para empezar... -

- Sí, mi acento... -

- ¿ Tarde o temprano me contarás algo sobre ti? -

- Tarde o temprano... -

- Vale, mejor que un piso no... -

Nos dirigimos a casa y le digo a Oscar que tendré que ir a trabajar pronto.

- Si quieres usar el baño y la ducha durante mi ausencia, adelante... y también debería haber algo en la nevera para el almuerzo... - agrego.

- Gracias... -

Voy a trabajar a River, donde encuentro a Yasmin esperándome en la entrada mientras fuma un cigarrillo antes de comenzar su turno.

- Oye… ¡¿tienes que decirme algo antes de empezar?! - me pregunta levantando la comisura de sus labios rojos en una sonrisa pícara.

- ¿ Qué quieres decir? - Finjo no entender a dónde quieres llegar con esto.

- Oscar... alto, moreno, atractivo... ¡¿Eso significa algo para ti?! -

- No es lo que piensas... -

- ¡¿ Y qué debería pensar entonces?! ¡Dímelo tú, soy todo oídos! -

- Nunca lo había visto antes de anoche... realmente apareció de la nada en mi habitación en medio de la noche mientras yo acababa de quedarme dormido... - le explico pero mis palabras suenan desconectadas y poco creíbles incluso para mis propios oídos.

- ¡¿ Qué tan borracho estabas anoche?! No es propio de ti, cariño... -

- No estaba borracho… escucha, sé que todo parece absurdo pero te aseguro que las cosas realmente son así, no puedo darme una explicación… y él parece no querer hablar de eso. eso... -

- ¿ Ya se fue? -

- Bueno, en realidad no... todavía está en nuestra casa, le dije que puede quedarse unos días más... -

- Entiendo... ya me contarás mejor después, ahora apurémonos, sino ¡¿quién escuchará a Gary?! - exclama mi amiga y la sigo al interior del restaurante.

Al final del turno, caminamos juntos hacia nuestros autos estacionados no muy lejos, pero llaman a Yasmin detrás de nosotros. Es Liam, uno de los hijos del dueño, que trabaja en la cocina y que claramente ha tenido debilidad por mi amiga prácticamente desde que empezó a trabajar en el River. Enamoramiento que, sin embargo, no parece ser correspondido por Yasmin, quien se aleja bastante molesta y exclama:

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