Sinopsis
Lo amó más que a él mismo, aunque fuese su hermano...
Media Noche
LLEGASTE COMO SOMBRA NEGRA
Y DISTE LUZ AL LASTIMOSO ENCIERRO DE MI ALMA.
PALPABLE,DOLOROSA TU CERCANÍA.
ARRASTRANDO LA CORDURA LEJOS DE MI.
AMOR,LLEGASTE,PARA JAMAS ALEJARTE DE AQUÍ.
"Lilly Saucedo".
Esperaba sentado en una vieja banca de madera,casi tan vieja como el mismo pueblo de Santa clara. Tenía cinco años sin ver a su hijo,había decidido mandarlo lejos a estudiar en un internado.
Habían vivido en la Capital hasta la muerte de su mujer. Su perdida le había dejado un enorme hueco en el pecho y con ello la responsabilidad de un niño pequeño también,Noé Alvarez llamó a su único hijo.
Ahora,como administrador de La Condesa,podía verlo con mas frecuencia,lo que lograba calmar sus inquietudes.
Don Nabor Armentía era el dueño de la Condesa,también viudo. Había perdido a su esposa e hija tras una terrible enfermedad. Don Nabor tenía un hijo de la edad de Noé. Rubio,blandengue y bien educado,como decía su padre. Matías Armentía era su nombre.
*
Esperó que llegara en el tren de las tres de la tarde,por algún motivo no llegó. Así que esperó un rato mas.
Noé,su hijo,llegó en el último tren,el de las seis de la tarde. Apretó el sombrero entre las manos y tras mirar de un lado a otro,Clemente lo vio entre la gente. Sus ojos se encontraron en el camino, allí estaba él. Su cabello se miraba mas largo y las mejillas rosadas,tenía el aspecto de un muchacho de sociedad. Al notarlo bajó la mirada,sintiendo un nudo en la garganta.
El esfuerzo de algunos años difíciles se miraba compensado al notar a su hijo,tan distinto a él. Se balanceó sobre los talones, en una muestra de nerviosismo nada habitual en él-.El chico de trece años lo reconoció al instante. Noé alzó la mano,aunque Clemente ya hubiera notado su presencia.
Al ver ese rostro de emoción en su viejo,Noé se acercó y le dio un abrazo. Luego de separarse,Clemente le palmeó la espalda. Y mirando a su alrededor,Noé dejó escapar un suspiro de nerviosismo.
-Estás enorme-Murmuró Clemente, haciéndolo reír, luego lo miró con una sonrisa lacónica-. Ese lugar te ha cambiado. No me había dado cuenta cuanto has crecido.
Noé respiró hondo,dejando salir el aire con una sonrisa.
-No es tanto padre, aun me falta para alcanzarlo.
Clemente se acercó a él y puso las manos en jarras.-Pues de seguir así no entraras por ninguna puerta.
-No,me temo que no.
En ese momento la nariz de Clemente se enrojeció y enseguida sus ojos. Noé quiso abrazarlo de nuevo,pero Clemente se sorbió la nariz con el brazo y le hizo un gesto con la mano,restándole importancia.
Siguieron por un camino maltrecho hacia la vieja hacienda,el camino apredrado hacia rebotar las ruedas del coche y al chico dentro. Clemente le hizo hablar todo el camino que tardaban en llegar hasta La Condesa. De la misma forma le contó que el dueño de la hacienda tenía un hijo de la misma edad.
-Ehm ¿dónde está él,padre?.
-Pronto llegará también,el patrón lo espera con ansiedad.Creo que esta muy orgulloso de su muchacho,casi como yo lo estoy de ti hijo.
Noé curvó una sonrisa.
Llegaron tras largas horas de camino. El calor se le había subido a las mejillas y su cuerpo se encontraba empapado y nervioso. Noé abrió los ojos incrédulo,el lugar se miraba mas grande de lo que había imaginado. El camino hasta la entrada principal se miraba adornado de un largo pasillo,seguido de una estructura de concreto y granito. El arco de la entrada rebasaba su altura fácilmente y seguido del pasillo había varios corredores con adornos de masetas con flores. Al subir los ojos pudo ver que a espaldas de la hacienda había un enorme corral con varios caballos dentro.
Noé amaba montar a caballo, y convivir con los animales. Era su mundo,él probablemente sería un buen capataz como su padre. Sin embargo,era imposible, su padre había decidido que estudiaría medicina y sería un médico respetable.
-Te llevaré a conocer a Don Nabor.-Clemente acomodo su chaqueta y le retiró el cabello de la frente,después le echó una mirada suplicante.-Hay que comportarse como se debe. Murmuró para ambos.
-Sí,padre.
Caminaron por el pasillo. Al final del corredor había una puerta. Tocaron en ella algunas veces,una voz dentro les confirmó que pasaran.
-Clemente,pasa-.pidió su jefe.-¿Este es tu muchacho?-Lo hizo girarse por los hombros-Es buen mozo,alto y fornido.
Lo examinó con detenimiento a los ojos, y luego extendió la mano para saludarlo,Noé le devolvió el saludo,firme y fuerte.
-¿Pero que tenemos aquí? ¿viste eso? primera vez que un muchachito me saluda así.¡Es madera Clemente! tu hijo me cae bien.
Clemente no pudo sentirse menos orgulloso.
-Gracias patrón,tengo puestas mis esperanzas en mi muchacho. Él jamás me decepcionara.
-¿Escuchaste a tu padre muchacho? espera grandes cosas de ti.
-Sí,señor y yo las haré.
Nabor aplaudió complacido.
-Pero si te digo que tienes aquí una joya Clemente-¿Noé te llamas,verdad muchacho?.
-Sí,señor,Noé Alvarez.
El mismo Nabor sintió una punzada de orgullo ante aquel muchacho. En sus años mozos había sido como él,le miraba futuro,clase,pero sobre todo,tenía la mirada limpia,como su hijo.
-Tengo un hijo de tu edad-Nabor hizo una pausa y Noé apretó los dientes con nervios-No es un muchachito engreído como los hijos de otros hacendados,no,por eso creo que se llevaran bien-Afirmó-Me gustaría que te llevaras bien con él. Mi Matías es muy bueno,pero está muy solo.
Volteó el rostro hacia Clemente y éste asintió con la mirada y el ceño ligeramente fruncido.
-Gracias patrón-Respondió el muchacho apenado.
-No,de eso nada,aquí mi empleado es tu padre,tu eres un invitado muchacho-. Palmeó su hombro y se dirigió a Clemente.
-Que los muchachos se conozcan Clemente, ya nos encargaremos nosotros de la hacienda. El capataz asintió con la cabeza.-Ahora puedes retirarte hijo,guarda tus cosas,y dile a Catalina que te lleve a la recamara de huéspedes. Te esperamos para la cena.
-Con su permiso-.les dijo a ambos. Se devolvió por el mismo pasillo,entró por una puerta que era la cocina,la casa por dentro era enorme,la decoración era antigua y elegante. Una mujer le tocó por la espalda el hombro.
-¿Quién eres muchacho?-.le preguntó.
Se giró para ver a la mujer de entrados los cuarenta años,cabello un poco encanecido,con voz serena.
-Soy Noé,hijo de Clemente el administrador y capataz.
-Eras muy esperado Noé-Él se sorprendió-No me esperaba que fueras un muchacho tan apuesto.
.
Él no supo como reaccionar,sus mejillas seguramente habían adquirido color y sus manos seguían húmedas.
-Gracias señora, tengo que encontrar a Catalina,para que me muestre la recámara de huéspedes donde me quedare.-Dijo cohibido.
-Soy yo,vamos,te muestro.-Lo hizo subir las escaleras a la segunda planta,mientras le daba algunos detalles de las personas que allí vivían-.El señor tiene su habitación en la planta baja,tiene problemas con la espalda,se cayó del caballo una vez y se le dificulta andar subiendo y bajando escaleras.
Luego,la vio detenerse frente a una puerta al final del pasillo.
-Ésta es tu habitación,la de enfrente es la habitación de Matías,espero que se lleven muy bien,enserio me gustaría,mi niño es un poco tímido y callado,algo especial, pero es infinitamente bondadoso y amable.-a sus ojos vino un recuerdo vago de la madre de Matías y enseguida se vino la comparación.-tiene el mismo corazón compasivo de su difunta madre.
Era la tercera persona que le hablaba acerca de Matías. Comenzaba a sentirse ansioso por su llegada. Se preguntó si sería la mitad de lo bueno que lo describían todos,aunque dentro de su cabeza le venían imágenes de las distintas haciendas donde su padre había servido. Y todas solo había sido un peón mas cuando le permitían las pocas veces visitarlo. Ahora era distinto,el mismo patrón le había invitado a quedarse en la hacienda y no con los otros peones como a su padre. Que a pesar de agradecer,hubiera preferido estar a su lado todo el tiempo y aprovechar el estar juntos.
-Entra y acomoda tus cosas-Le dijo la mujer,sacándolo de pronto de sus pensamientos-. ¿Porqué no te das un baño y descansas? Cuando sea hora de la cena te mandare llamar.
La miró con un poco de pena. Sintiendo sus mejillas enrojecer. Desvío la mirada,mirando hacia la habitación y su impecable decorado. Sólo cuándo escuchó un carraspeo por parte de la mujer, reparó de nuevo en su presencia.
-Gracias- respondió.
-De nada,bueno te dejo,tengo que terminar de preparar la cena.
-Sí,señora.
-Catalina,o nana-Le dijo ella,pero Noé solo volvió a bajar el rostro apenado.
Lo dejó solo.
No traía muchas cosas con él. Un par de trajes viejos que algunos de sus compañeros de internado le habían regalado y unas inmensas ganas de volver el estomago. Seguía sintiendo su cuerpo tenso y apretado de nervios,a pesar de haber conocido ya al patrón,que supuso era la parte mas difícil del viaje. Aun así no se acostumbraba a que todo pareciera tan bueno. Nunca lo habían tratado con tanta confianza y menos lo habían hecho sentir bien recibido. La única idea que le quedaba era que lo trataban de esa forma para que lidiara con el caprichoso hijo del patrón. Entonces se reusó, no se rebajaría sólo para ser aceptado por un chico de su misma edad. Pero la pura idea le molestaba como una espina en el dedo. Todos eran amables,no quería hacerse ideas equivocadas a destiempo.
La cena fue bastante simple,dos hombres hablando de cosas de rancho. Extrañamente su padre cenaba con el patrón,en el antiguo trabajo no era así.
Se sintió agotado por el viaje y los ojos se le cerraban de sueño, pero aún no le daban el permiso para retirarse de la mesa.
-Te ves cansado-le dijo el patrón-.Puedes retirarte a descansar,además, mañana llega Matías y quiero que se conozcan.
-Como usted diga,patrón.
-Nada de patrón,eres invitado mío,tu padre no a querido quedarse en la casa,pero no pudo negarse a que tu lo hicieras,lo convencí diciéndole que seguramente estas acostumbrado a un mejor lugar que esa cabaña vieja.
De nuevo sintió esa ansiedad en el pecho, oprimiendo con fuerza. Esperaban mucho de él, eso no sonaba tan bien.
-A mi no me hubiera importado el lugar,dónde mi padre este,ahí estaré yo,pero si ustedes dispusieron otra cosa yo obedezco.
Su padre lo vio con orgullo.
-Lo dicho Clemente,tienes un magnifico muchacho,desenvuelto,educado y sobre todo obediente.
-El suyo también lo es señor.
-Sí,mi Matías es el mas bueno,pero tan callado y apartado,a veces hasta quisiera que fuera un poco rebelde para saber que tiene emociones.
Noé los escuchó atento,todavía no lo conocía y ya tenía suficiente información de él para saber que no le sería tan fácil ganarse su confianza.
-Con su permiso señores,me retiro,me siento un poco cansado.
-Adelante hijo,hasta mañana.
-Hasta mañana muchacho.
*
El bullicio lo hizo despertar de golpe. Estaba desorientando y los músculos del cuerpo le dolían como si hubiera echado una carrera. Podía escuchar el murmullo y la risa de muchas personas y no alcanzó a comprender que pasaba. Después de un minuto recobro la lucidez.
Pegó un brinco de la cama al darse cuenta que se había quedado dormido. Fue hasta el baño y se echó suficiente agua como para despertarse y no se le notaran los ojos cansados. El cabello le escurría aun cuando salió de su habitación.
Bajó las escaleras con parsimonia. Ya iba suficientemente tarde como para que no notaran su presencia,pero al bajar escuchó que lo llamaban.
-Noé,muchacho ven,quiero que conozcas a mi hijo Matías-.Tras el hombre salió un chico rubio con facciones perfectas,se notaba que era el hijo del dueño,tenía esa clase de porte con el nacen los de su clase. La piel muy blanca,hermosa y unos marcados ojos azules.
Matías sintió el estómago apretado,la emoción que sintió en el cuerpo al encontrarse con los ojos del otro chico fue indescriptible,sentía que los nervios le inundaban por completo. Jamás había sentido algo asi en su vida,sentía como si mil abejas se hubieran metido dentro de su estómago y volaran todas dentro de él.
Lo miró detenidamente,Noé llevaba el cabello húmedo y unas gotas caían por su cuello,sobre su piel morena dándole un aspecto impecable. Quiso salir corriendo al notar la forma tan intensa en que el muchacho lo miraba,sin lograr entender porque su cuerpo se sentía tan nervioso con su cercanía.
-Vamos muchachos,saludense-Noé fue el primero en acercarse y extender la mano. Matías no tuvo mas remedio que aceptar el saludo y tragarse los nervios. Los ojos claros de Noé seguían penetrándolo intensamente. Quería saber qué pensaba,porqué le miraba de es forma y que sabor tendrían sus labios. Abrió los ojos asustado por su propio pensamiento, y nervioso se dirigió a su padre.
Soltó la mano de Noé inesperadamente al sentir una corriente caminar por su mano.
-Padre,estoy muy agotado por el viaje,me gustaría descansar-. pidió Matías.
-Claro hijo,descansa bien.
Noé sólo vio como Matías se marchaba. Se preguntó que había sido aquella sensación extraña que sintió en el cuerpo al tocar su mano. Su mente se había quedado en blanco,no podía dejar de contemplar sus ojos,no recordaba haber conocido a ningún chico como él. Era mas parecido a un ángel que a una persona,algo que quiso descartar de inmediato,eso sonaba muy poco probable.
Pero no era tan tonto como para no darse cuenta que Matías era una buena persona, pero ¿Sería por eso que quería correr tras él y mirarlo de nuevo?