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3. Bebe un poco Vladímir (Pasado)

Bradley le sonrió intentando ignorar la molestia que sentía por la atención que Ethan le brindaba al joven, lo conocía, era un cazador cuando alguien le atraía y lo había visto encandilado con varios jóvenes, era normal y se le pasaba en cuanto conseguía de ellos lo que quería, pero algo era distinto, con ninguno se había mostrado amable y mucho menos tan servicial, era como si realmente aquel chico le preocupara, no lo sabía del todo, lo que sí tenía claro era el peligro que eso suponía.

La única vez que Vladímir bebió terminó haciendo muchas estupideces que luego hubiera preferido no recordar, sin duda el alcohol no era para él y por alguna razón le importaba la opinión que aquel hombre pudiera tener, no quería parecer un chiquillo borracho frente a alguien así.

— No, no importa, puedo soportar un par de puntos —Explicó observando a Bradley y devolviéndole la sonrisa para luego volver a centrar la atención en lo que el americano buscaba en el botiquín.

— Bebe un poco Vladímir— Advirtió Sergey seguro de que el chico era tan delicado que no aguantaría el dolor — Tu abuelo no va a regañarte, por eso sabiendo las razones, alguien como tú no está acostumbrado a...

— Dije que puedo aguantar— lo interrumpió Vladímir dedicándole una mirada furiosa a la nuca de Sergey que él no pudo ver al volver a estar de espaldas, pero a pesar de su juventud la mirada del chico podía dejar helado a cualquiera.

—Si las miradas matarán…

Russell se dio cuenta, decir que esa expresión no le atrajo más, era mentir.

La ira contenida, el poder, y el gris frío de sus ojos.

— ¿No te gusta beber?—preguntó Russell, mientras limpiaba con una gasa y solución de yodo la herida que iba a suturar

— no pasa nada, si tomas un sorbo —susurró tomando la aguja y abriendo el paquete dónde estaba colocando el sedal — bien joven príncipe es momento de la verdad, si logras aguantar te daré una recompensa, la que tú desees y mira que nadie logra hacer que yo de algo sin nada…

— Pensaré bien en que pedirle, señor.

Esa última palabra en los labios del chico hicieron que a Russell se le erizara el vello de la nuca por la tendencia sumisa natural del joven.

Vladímir sonrió sabiendo que tenía un umbral de tolerancia al dolor muy alto, al fin y al cabo era Bailarín de ballet, se había estado preparando desde pequeño para dedicarse a ello de forma profesional, todo bailarín debe tenerlo para soportar las muchas horas de duro entrenamiento diario que precisa. Pero lo que no esperaba era la sensación que lo embriagó en el instante en el que el dolor fue provocado por otra persona.

Cuando la aguja traspasó su piel y un gemido de placer, escapó de sus labios, entreabiertos, algo hinchados por la excitación, del mismo modo que podía sentir cómo algo se hinchaba en su entrepierna sin llegar a ponerse duro del todo, pero sentía ese hormigueo característico antes de que eso sucediera.

Con la segunda puntada se mordió el labio inferior para no gemir, odiando la forma en que terminó tan rápido hubiera podido estar así mucho más rato, aunque sería comprometedor para el porqué de ser así estaría completamente duro, algo que todavía podía controlar y sería muy difícil explicar.

Pero no pudo controlar la forma en que abrió los ojos y su mirada reflejaba deseo, fija en la de aquel que, pretendiendo curarlo, lo había excitado mucho más que herido.

Fueron apenas unos segundo en los que Russell demoró haciendo el par de puntos, terminando de suturar, pero lo que observó en el joven lo dejó con la boca seca y una fuerte erección entre las piernas, no solo tenía una tendencia sumisa natural, también masoquista.

El silencio era sepulcral aparte de ellos dos, por un momento Vladímir se preguntó si era solo que toda su atención se había posado en Russell y no sentía nada más o si su gemido había sido demasiado fuerte y por eso Sergey no seguía burlándose de él.

Bradley observaba todo desde su lugar, no podía evitar estar inquieto, su jefe parecía actuar de manera diferente, no sabía explicarlo, tal vez era porque por primera vez Russell sonreía y lo hacía, no para relajar el ambiente o para que la otra persona confiara en él, su jefe parecía realmente disfrutar con el joven nieto de Yuri Ivanov, muy, muy joven para que aquello no les trajera problemas, ante ese pensamiento tosió tratando de romper esa atmósfera que se había instaurado entre las dos personas frente a él que aunque podía verlos parecían haberse transportado en un lugar aparte.

— Ha sido un placer ser tu médico por este breve corto periodo de tiempo—Ethan se inclinó y no solo le susurro eso al oído con la voz ronca, sino que también, dejó que su aliento tocara la piel del cuello del joven antes de alejarse y controlarse para no ceder a sus impulsos y hacer algo más, la protesta silenciosa de Bradley le había recordado que no estaban solos.

— Llegamos— La voz de Sergey los terminó de traer a la realidad antes de que el coche se detuviera frente a la gran mansión Ivanov y el chófer se bajara para abrirles las puertas.

Vladímir no dudó en salir rápidamente como si huyera de aquello que había sucedido, las reacciones de su cuerpo que no lograba entender del todo, se había vuelto muy vergonzoso para él, pero algo lo detuvo.

— Déjame ver—Ordenó Sergey quién tomó con cierta brusquedad la barbilla del chico para mirar la sutura, era extraña la forma en que lo había tratado siempre con cierta distancia, incluso en ocasiones parecía que no le caía bien, tal vez era por su padre siempre había notado hostilidad entre ellos, pero de algún modo a veces le parecía que se preocupaba por él, tal vez solo era la lealtad que siempre había demostrado por su abuelo — Ve a tu cuarto y no te muevas de allí ya sé que te escapaste de casa, tu abuelo pidió que lo esperes en tu habitación — durante el camino había estado escribiendo a uno de los escoltas de Vladímir y era consciente de la situación.

En otro momento le habría molestado la forma en que tenía de ordenarle cosas, ni siquiera Dimitri se atrevía a tratarlo de esa forma y eso que era el encargado de su seguridad, pero estaba claro que Sergey tenía toda la confianza de su abuelo, que en la opinión de Vladímir se tomaba demasiadas libertades, pero esa vez le vino bien para huir de allí.

— Al fin...

Le escucho decir a Bradley, Russell no dijo nada, simplemente salió de la limusina y espero en silencio sin dejar de ver el acercamiento entre el hombre de confianza de Yuri y el joven, quien poco después parecía huir, tal vez avergonzado por la forma que había sido pillado en su intento de escapar y posteriormente devuelto a la familia, porque la otra opción sería que huía de él y era un pensamiento que el Americano no quería tener. El cazador que residía dormido en su interior se había activado con una nueva presa, ese chico que al correr hacia el interior de la casa, solo provocaba una extraña necesidad de atraparlo como si fuera un pequeño cervatillo al cual capturar.

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