CAPITULO 2
Los gemelos Collins tenían de cabeza a sus padres, ya que se desaparecían y nadie los encontraba, eran buenos alumnos en la escuela, pero también participaban en algunas peleas con compañeros de clase que los dejaban ganar por miedo a la furia de su padre, el rey de los vampiros
Martha una vez llegó más temprano para recogerlos y antes de ingresar una maestra le hablo con un poco de temor al ser la reina, tratando de prevenirla
—Su majestad ehm… sus hijos están… peleando en el patio con otros compañeros de la escuela, no hacen caso a nadie, ni siquiera al director, nos amenazan con decirles a ustedes para que nos castiguen porque ellos son los príncipes
Para ella escuchar que sus hijos los toman de escudo y hacer lo que les venga en gana, hizo enfurecer a la reina que contesto airada
—¡Así que eso están diciendo!, ¿podría llevarme hasta donde están peleando mis hijos, por favor?
La maestra la observo con temor y titubeando contesto
—Ve… venga, su ma… jestad, por aquí
Todos los que la vieron se hicieron a un lado haciendo la venia por respeto a su reina al reconocerla, ella iba con su semblante muy enojado, altiva como ninguna y muy seria, cuando llego hasta el patio de la escuela muchos se hicieron a un lado entonces ella pudo observar como peleaban sus hijos con muchos niños que los golpeaban a diestra y siniestra cayendo muchos de ellos con sangre en la comisura de los labios además de burlarse de ellos
Ver esa escena la enfureció mucho y solo hablo una vez con voz dominante y enojada a sus hijos
—Dominik y Alex, ¡basta ya! Vienen para acá en este mismo instante, ¡obedezcan!
Al escuchar la voz de su madre, ambos pararon la pelea y agacharon sus cabezas, acercándose a Martha sin alzar su mirada, a lo que ella siguió ordenando
—¡Vayan al auto ahora mismo!, ya hablaré con ustedes
Ambos príncipes sin decir ni una palabra se fueron hacia la salida y entraron al auto, mientras Martha hablaba con todos
—En nombre del rey, de mí y de mis hijos les pido disculpas por el mal comportamiento de ellos, ya recibirán su castigo, además quería preguntar a las autoridades de la escuela ¿Por qué no me informaron de lo que estaba pasando aquí?
El director, un hombre regordete, habló muy asustado sin dejar de mirarla con miedo, ya que Él es humano
—Perdón majestad, es que… sus hijos nos amenazaban con que eran los príncipes y nadie podía doblegar su voluntad y… que ellos nos acusarían para que el rey nos castigue y… nosotros le tememos al rey
Ella comprendió de inmediato lo que estaba pasando y no le gusto nada lo que sus hijos hacían, pero siguió hablando
—Es cierto, son los príncipes, pero nadie les ha dado derecho a lastimar a nadie, serán castigados por su padre y por mí, además cuando regresen serán tratados como todos los estudiantes de esta escuela, me será informado su comportamiento ¿entendido?
El director asintió con su cabeza mientras Martha dio media vuelta con su rictus de enojo, le dieron su espacio mientras caminaba hacia el auto, los gemelos al verla con esa actitud se asustaron porque ella casi nunca ponía esa expresión que traía, entonces Dominic comento
—Alex, mi mamá está muy enojada, ahora sí, creo que nos va a castigar y mi papá se va a enojar con nosotros también, estamos fritos hermano, ¡nos van a freír en el sartén del infierno!
Alex no comentaba nada, pues por dentro ya sabía las consecuencias de su mal comportamiento, así que solo se quedó callado y agacho su cabeza muy arrepentido.
Martha solo entró al auto al lado de sus hijos, entonces ordenó el regreso a palacio, no los observaba ni les hablaba y eso más asustaba a los niños, cuando su madre hacía eso era que los llevaba junto a su padre y abuelo, quienes eran muy duros en sus castigos ya los conocían e iban muy aterrados porque las consecuencias de sus actos tendrían el castigo de sus padres y abuelo lo único a lo que le temían
Cuando entraron a palacio miraban los portones con paciencia, pues al cerrarse ellos quedaban dentro a merced de quienes los aman, pero a la vez son muy rígidos en su ser, su padre los amaba, los consentía, sin embargo, siempre les había enseñado a no abusar de su condición de príncipes y en eso justo le desobedecieron
Martha bajó del auto que le fue abierta la puerta por el chofer, los gemelos detrás de ella, se miraban entre sí porque de verdad que debe estar muy enfadada, pues era la costumbre de ella besarlos siempre que iba a recogerlos a la escuela y hoy ni siquiera una mirada
Cuando llegaron ante el despacho del rey, Martha toco la puerta siendo recibida por un
—Pasa mi amor, está abierto siempre para ti
Abrió la puerta y se hizo a un lado ordenando con voz fuerte
—¡Entren y siéntense allí en el sofá!
Alexander, cuando la escuchó tan enojada, sospechó de inmediato que sus hijos hicieron alguna travesura, pues no los dejo siquiera que lo saluden de beso como siempre lo hacían, y a Él le encantaba, entonces solo pregunto
—¿Pasó algo con ellos mi amor?
No pudo contestar la reina, porque el abuelo Vlad entraba en ese preciso momento y al sentir el ambiente pesado, a los niños sentados en el sofá muy callados, a su hijo observándolos y a su nuera con cara de enojo, solo pregunto
—¿Qué está pasando aquí?, Martha, ¿por qué estás tan enojada?
Martha solo lo observo y le pidió que se sentase, que ya iba a explicarlo todo, espero que su suegro se sentara y comenzó a hablar mientras caminaba de un lado a otro
—Alexander, tus hijos en la escuela han estado aprovechándose de su condición de príncipes, golpeando a los compañeros y amedrentando a las autoridades de la escuela, amenazándolos con acusarlos ante ti para que los castigues, hoy los encontré golpeando a varios compañeros que no hacían nada por defenderse por las amenazas de ellos dos
Alexander, al escuchar la explicación de su esposa, se encendió de furia, su rostro se fue transformando en un gesto demoníaco, a lo que Vlad su padre, se levantó del sofá suplicando por sus amados nietos, pues conocía el carácter de su hijo cuando se enfurecía
—Hijo, trata de calmarte, por favor, aún son unos niños, Alexander, ¡escúchame carajo!, ¡cálmate primero!, piensa con calma
Los gemelos al ver a su padre transformándose se asustaron de verdad, puesto que Él solo hacía eso cuando de verdad estaba lleno de furia, a lo que bajaron su mirada, muy temerosos de la reacción de su padre, sus pequeños cuerpos temblaban de miedo
Al escuchar a su padre Vlad, el rey trató de calmarse, pero ya no podía, pues justo le habían desobedecido una orden directa, la orden principal que les había mencionado, por lo que grito enfurecido
—¿Pero qué les pasa a ustedes? ¿Ustedes dos desobedecieron una orden mía?, ¿se atrevieron a amenazar a todos? ¡Maldita sea!, pues ahora serán castigados
Su padre Vlad trato de interceder por sus nietos, suplicando, algo inusual en Él
—Hijo, por favor cálmate, todavía son unos ni…
Alexander miró a su padre con esos ojos rojos llenos de furia interrumpiéndolo
—Padre, por favor, ¡no te entrometas!, esto es entre mis hijos y yo, además te pido que te vayas, por ahora, déjame resolver esto, debo castigarlos
Vlad a pesar de que estaba de acuerdo con su hijo, temía que el castigo fuera muy cruel a pesar de que Él también los había usado y adoraba a sus nietos, así que trato de nuevo de abogar por ellos
—Alexander, por favor no los castigues tanto, yo te prometo que…
Alexander grito enfurecido de nuevo
—¡Basta, papá! Vete de aquí, déjame corregirlos, ¡son mis hijos, no los tuyos! Además, gracias a tus enseñanzas soy lo que soy ahora, así que te pido por favor papá, déjame a mí, te amo demasiado, pero en esto prefiero que… te hagas a un lado
Al darse cuenta de que no iba a poder hacerlo cambiar de opinión, optó por irse, se despidió de sus nietos muy triste, pero rogándoles que obedezcan a sus padres, salió dándole un beso en las mejillas a su hijo y a su nuera
Los gemelos Collins, cuando vieron a su abuelo irse y la puerta cerrarse tras de sí el miedo entro a sus corazones y exhalaron un largo suspiro, dispuestos a recibir el castigo de su padre, que conociéndolo no sería nada bueno, ni fácil de cumplir
Recibir un castigo del rey de los vampiros, aunque sea tu amoroso padre es algo intimidante y más ahora que ni su abuelo fue capaz de ablandar su corazón enfurecido, ahora solo viene la espera de saber cuál es su castigo por la falta que cometieron