Capítulo 3 una sorpresa más
Capítulo 3
una sorpresa más
Narrado por Alejandro
llego al Sr. Thompson con mis padres, han sido amigos durante muchos, muchos años, pero nunca llegué a conocerlo.
Dicen que es un gran señor, muy rico, muy conservador.
Conozco bien el propósito de esta fiesta, sabía que este día llegaría, tarde o temprano.
Es mi destino, y como soy un hombre que cumple con sus deberes, este también lo cumpliré, por supuesto.
Estoy perdida en mis pensamientos, cuando veo unas piernas encima de un manzano, por cierto son perfectas. Pero, honestamente, ¿qué diablos está haciendo esa chica loca en un árbol?
Alex: -¿Qué haces ahí colgado como un mono? - digo asombrado.
Ella cae y golpea su cola contra el piso y sus piernas están casi todas expuestas, recojo la bendita manzana que cayó con ella, y disimuladamente contengo una risa.
Se pone de pie tan rápido como una flecha y se alisa el vestido y el cabello.
Amy: -¿Era necesario asustarme de esa manera? - dice irritada.
Y me arrebata brutalmente la manzana de las manos.
Alex: -Sabía que me iba a asustar - le digo - Estaba colgando ahí.
Amy: -Y me llamó mono -dice ella- que descortés.
La miro de reojo.
Alex: -Falta de modales tiene la chica- digo ya enfadada- donde ya la han visto, andando colgada de los arboles!
Amy: -Eres muy grosera, así es - dicho esto, se aleja apresuradamente, descalza, con las sandalias en la mano.
Pongo los ojos en blanco, pero qué locura.
Pero una chica bastante loca, piernas perfectas, rubia, con hermosos ojos verdes, carita de ángel… ahhh, carita de ángel pero con un toque de diablo, que loca me eh.
Ya dentro de la fiesta tengo otra sorpresa, la hija de un amigo de mis padres está así de loca, ay que suerte tuve, no necesitaba nada más.
Alex: -Me gusta Amy - le digo por educación. Extiendo mi mano para saludarla apropiadamente, pero ella no pierde la oportunidad de molestarme.
Amy: -No te molestes en saludar a un mono.
Y vete dejándome ahí como un tonto. Esto va a ser muy difícil.
Su padre ve a su hija alejarse asombrado, mira a mis padres igualmente asombrados, murmuro una mierda entre dientes, estoy cabreado.
George rompe el incómodo silencio que se cierne sobre nosotros cuatro.
George: -Yo… ¡No sé qué le pasó! - se disculpó.
Alex: -Lo sé – le digo – ya nos habíamos conocido afuera.
En pocas palabras les cuento lo que pasó afuera, cerca del manzano.
Mi padre me da una palmada en la nuca.
James: -De verdad eres un imbécil - me regaña - donde lo has visto, hablando así con una joven.
Alex: -Ay papá, eso dolió – me quejo mientras me ponía la mano en la nuca.
El contrato …
Narrado por Amy
Regreso a la biblioteca y me echo a reír.
Su cara cuando le di esa respuesta fue hilarante, se puso de todos los colores.
Amy: -Jajaja, bien hecha para aprender - digo en voz alta.
Soy demasiado divertido, al menos la fiesta sirvió para divertirse a costa de ese idiota kkk.
Me quedo quieto riéndome y decido que no voy a volver a esa estúpida fiesta.
Aquí es donde estás bien, solo, con la chimenea crepitando y calentita.
He estado sentado allí durante unos buenos 10 minutos leyendo mi libro cuando se abre la puerta. Entran mi padre y los Harrison con la rudeza de su hijo justo detrás de ellos.
Oh, Dios mío, ni siquiera tengo descanso aquí.
George: -Me alegro de que estés aquí – exclama mi padre al entrar – Iba a mandar por ti.
Amy: -Ni siquiera puedo tener paz aquí- murmuro en voz baja.
Jorge: -¿Qué dijiste? - pregunta mi padre, revisando unos papeles en el escritorio.
Amy: -Nada papá, nada – suspiro en voz alta mostrando mi molestia – qué es lo que quieres de mí después de todo.
Miro de soslayo a ese travieso hijo de Harrison.
Jaime: -¡Alejandro! - llama James, su padre - ¡te estamos esperando! - dice impaciente.
Se acerca a mí muy a regañadientes.
Permanezco sentada, lo que me hace levantar la cabeza para enfrentarlo.
Alex: -Por favor, acepta mis más sinceras disculpas por haberte ofendido de alguna manera – se disculpó con altivez.
Me cruzo de brazos, no se lo pondré fácil.
Amy: -Eso es sincero o es porque te lo dijeron - Lo miro directo a los ojos desafiándolo.
Alex: -Un poco de los dos - admite mirando para el costado
"Um, al menos es sincero" - pienso.
Amy: -¿Y si no acepto tus disculpas? - señalame.
Alexander se pone rojo de rabia.
George: -Amy - regaña mi padre - pero ¿qué te pasa, son estas formas de tratar a los invitados?
Amy: - Tampoco tenía modales cuando me insultaba en el jardín - digo molesta.
Alex: -Qué gracioso, si no recuerdo mal, también me ofendió, y todavía no la escuché disculparse por eso- ataca.
-¡¡¡Alejandro!!! - reprendieron sus padres al unísono. - pero que caminos son estos??
Alexander resopló y caminó hacia un rincón de la biblioteca con los brazos cruzados.
Después de un breve silencio, habla.
Alex: -¿Puedo volver a la fiesta? - pregunta inesperadamente.
-NO- respondieron sus padres y mi padre al mismo tiempo.
Encuentro esto muy extraño. Pero, ¿qué está pasando aquí de todos modos?
Amy: -Pero, ¿qué está pasando de todos modos? - pregunto sospechosamente.
George: -Bueno – dice mi padre, caminando detrás de su escritorio, abre uno de los cajones que siempre está cerrado y saca un documento.
El señor. y la Sra. Harrison sonrió.
Y yo, cada vez encuentro esto más raro.
George: -Sugiero que todos se sienten - continúa mi padre.
Después de que todos estén sentados, comienza a hablar de nuevo.
Jorge: -Como todos sabemos aquí, somos descendientes de duques, condes y vizcondes- dice muy orgulloso.
Pongo los ojos en blanco.
"Qué aburrido" - pienso.
George: -Y tenemos las antiguas tradiciones de nuestros ancestros muy arraigadas en nosotros, está en la sangre, sangre real- sonríe para sí mismo.
Mi padre está tan hinchado de orgullo que tengo la sensación de que va a estallar en cualquier momento.
Me río de mi pensamiento y el padre inmediatamente me mira furioso.
George: -Bueno – se aclaró la garganta – entonces no es de extrañar que sigamos cumpliendo con las tradiciones, y para eso tenemos este documento tan importante – levanta la página en el aire – que fue firmado la noche que mi querida esposa y tu madre nos dejó- se gira hacia mí y eso me hace temblar, mi boca se seca de repente y tengo un mal presentimiento sobre toda esta conversación.
Amy: -¿Y qué documento es este? - pregunto con miedo.