Capítulo 6
- Respira Astilbe, no está mal pensar esas cosas, yo mismo las he imaginado una y otra vez contigo - Cierro mi mirada, al principio avergonzadamente concentrada en mis zapatos, en sus iris negros como boca de lobo y sorprendida le lanzo una mirada sucia. , sintiéndose indignado.
- Realmente no sé de qué estás hablando, no pensé en nada contigo, simplemente no entendí lo que dijiste antes, eso es todo - Intento tener una voz firme y convencida, aunque Ni siquiera creo en lo que digo, en fin, estaba literalmente imaginando una escena porno en mi cabeza, si mi madre se enterara me enterraría vivo, en realidad, si alguien se enterara me enterraría vivo. y mucho menos si se enterara.
- Haré como que lo creo, muñequita - Pongo los ojos en blanco ante otro apodo, horrible por cierto, y él me agarra por el cuello a cambio, apretándome ligeramente, pero asustándome.
- No me pongas los ojos en blanco Astilbe, es una falta de respeto. Ya me has faltado el respeto en innumerables ocasiones, no empeores la situación en la que te encuentras porque como bien sabes no soy magnánimo. Me ensuciaste la camisa, el pelo y los pantalones. Me debes, contando el pelo, la camisa y los pantalones, al menos treinta mil euros - mis ojos se abren cuando escucho esa frase saliendo de sus labios, no puede hablar en serio, ¡no tengo treinta mil euros!
- N-No tengo treinta mil euros – balbuceo con total terror, sin saber cómo resolver la situación en la que me encuentro.
- Lo sé, pero no te preocupes, durante los próximos seis meses me harás compañía en mi casa. Por supuesto, no te pagarán, ya que me debes. Dormirás y te quedarás conmigo durante seis meses entreteniéndome, sabes que todo es tan aburrido y falso allí , ¡ y te encogerás de hombros con arrogancia mientras yo pienso en cómo cortarme las venas! ¿Seis meses con él? ¿Estás bromeando no?
- ¿ En ese tiempo? ¿Aceptas a mi pequeño Astilbe? -
-clara-
Miro a Hunter que espera una respuesta con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa como diciendo "los dos sabemos que yo gano".
- ¡ No! ¡De ninguna manera! - Respondo sin pensar e inmediatamente me arrepiento de mi terquedad, tal vez debería aceptar, podría herir a las personas que quiero.
- ¿ No? Piénsalo bien Astilbe, ¿quieres que tu madre le rompa la espalda para pagar la deuda que tienes conmigo? O peor aún, ¿quieres acabar en la prostitución para devolverme el dinero? - después de esta última pregunta siento que me tiemblan las piernas, no quiero entregar mi virginidad a un desconocido, ¡pero tampoco quiero desperdiciar seis meses de mi vida con él! Además porque no lo conozco, sólo conozco las voces que a veces escucho.
- Muñequita, sé que eres virgen - ¿qué? ¿Y cómo lo sabe? Lo miro con una expresión de sorpresa en mi rostro y su sonrisa se ensancha, pensando que lo había acertado, y así fue.
- Lo supe desde el primer momento que te vi, parecía que te miraba por primera vez. No querrás perder tu virginidad con un extraño, ¿verdad? - y mientras pronuncia estas palabras mueve la cabeza, como para convencerse a sí mismo más que a mí y con voz firme, continúa la frase diciendo - Bien, entonces vendrás a vivir conmigo durante seis meses a mi casa, Astilbe - mi corazón comienza a latir insistentemente en mi pecho, como queriendo salir de mi caja torácica.
¡No puedo creer que vaya a vivir con un extraño durante seis meses!
- No, no puedo, tengo mi trabajo aquí, mi universidad, ¡se trata de mi vida! ¡No puedo perderme seis meses de estudios! Tengo pruebas que hacer, sin mencionar a mi madre, no puedo dejarla sola- - No tengo tiempo de terminar la frase, porque su mano derecha rápidamente cubre mi boca, haciéndome respirar profundo, asustado.
- Lo que puedas o no hacer, me da igual Astilbe, haz lo que yo te diga a partir de ahora, te guste o no. Deberías haberlo pensado primero; esta noche vendrás a cenar conmigo, sólo para conocernos lo menos que necesitemos, después de todo no quiero encontrarme viviendo con un psicópata - me gustaría decirle que la única persona psicópata aquí es él, quisiera decirle que vaya solo a esa casa; pero lo único que hago es bajar los ojos al suelo en señal de sumisión, también porque un pequeño porcentaje de mí quiere ir con él y vivir estos seis meses juntos.
- Buena muñequita, esta noche vendrás a comer a casa de mi familia, mañana por la tarde saldremos para mi casa, no estaremos solas, allí estarán los demás. En cuanto a tus estudios, sí, perderás el año, podrás ver a tu madre cuando yo te lo diga y vendrás a trabajar aquí tres tardes a la semana, no más - Siento lágrimas en los ojos, pero lo haré. No le des la satisfacción de verme llorar.
Lentamente retira su mano de mi boca, no sin antes acariciar mi mandíbula con su pulgar, trazando un rastro de escalofríos; Odio la forma en que mi cuerpo responde al suyo.
- Esta noche Alberto, mi chofer, vendrá a recogerte a las siete. Prepárate y , mirándome los labios, se aleja dejándome en paz.
Miro a mi alrededor, esperando que nadie nos haya visto; Me aliso el pelo y los vaqueros con los dedos, sabiendo que este es sólo otro tic que tengo cuando estoy nerviosa.
Camino entre las estanterías pensando qué decirles a Berta y Gianni, que seguramente querrán explicaciones. Podría decirles que la universidad me ofreció una beca y por eso ya no tendré que trabajar aquí, pero igual vendría tres veces por semana, pero eso no sería creíble, las clases empezaron hace semanas y debería He tenido una entrevista con el director o algo así. La única solución es contarlo todo.
Al llegar a la caja, Berta, apuntándome con el dedo índice derecho, camina rápidamente hacia mí, murmurando algo incomprensible para un simple mortal como yo.
- ¡ Tú! - comienza a decir, inmediatamente pongo los ojos en blanco - ¿Qué tienes en mente, eh? ¿Podemos saber cómo se te ocurre jugar con el Sr. Pastro? ¿Y qué te hizo al final? ¿Por qué se fue con una bofetada? - con todas estas preguntas hace tiempo que perdí el hilo de su discurso y miro el reloj de su muñeca, que marca las seis, solo tengo una hora para prepararme, será suficiente para mí.
- Berta, lo siento, no tengo tiempo para hablar ahora. Me "invitó" a cenar y tengo que prepararme, ¿puedo salir temprano? Lo siento mucho, descuenta mi dinero del mes - imito las comillas con los dedos, como no me invitó a cenar, me obligó a ir a cenar con él, no dejándome otra opción; pero por otro lado, para alguien que siempre lo ha tenido todo en la vida, se puede esperar algo así, pero no me dejaré mandar como un títere, le debo dinero, no respeto.
- Ah bien. No aceptaré tu dinero del mes, no te preocupes. Ahora ve y ponte simpática, pero no demasiado , y con eso me guiña un ojo, me da la vuelta y me empuja suavemente hacia la puerta. Tomo mi abrigo y abriendo la puerta saludo también a Gianni que mientras tanto regresa de algún recado. Son buenas personas, amables y serviciales, siempre me ayudan y por eso les estaré en deuda el resto de mi vida.
Cuando llego a casa, mañana decido decirle a mi madre que me iré a vivir con un maníaco desconocido durante seis meses, pero ella entenderá por qué, Hunter Pastro ahora es famoso, el "rey" de la mafia, un desalmado, Eso dice todo el mundo, aunque casi nadie ha hablado nunca con él, salvo muchas chicas, que después de pasar una noche juntas, van a contárselo a toda la ciudad, alimentando su ego y su popularidad. Es fácil influenciar a una persona, cuando corre un rumor todos lo creen, incluso yo pensé que era así al principio, pero que esperar, no existe un mafioso amable y bueno, siempre será un mafioso.
Mi madre aún no ha vuelto del trabajo, es mejor así, al menos no tendré que explicarle con palabras adónde voy, le dejaré una nota.
Me quito la ropa y me meto en la ducha, empiezo a lavarme, pero cuanto más pasa el agua fría por mi cuerpo más siento como si me perforaran mil agujas y si tengo que castigarme por faltarle el respeto, Prefiero darme una ducha caliente. Giro la perilla hacia el agua caliente y la pongo al máximo, poco a poco el agua se va calentando más y más, hasta que llega a hervir, siento que me arde la piel, pero no me importa, cuanto más tiempo me quedo bajo el agua más más siento quitar sus manos sobre mi cuerpo, una parte de mí no quiere que ese sentimiento se vaya, pero tengo que quitármelo, o sé que me sentiré mal.