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Llegué de visita a casa de mis abuelos, ellos como era costumbre me ignoraron por completo, hoy había terminado mi penúltimo año con honores y quería mostrarles, tal vez ellos se sientan orgullosos.
- Al menos no eres un retrasado! –
Me dijo mi abuela cuando le mostré mis notas.
- Por qué estás aquí? Acaso De Santi ya se aburrió de ti? –
Yo guarde las notas en el bolso, me sentía decepcionado, había esperado algo que era obvio que no iba a pasar.
- Yo no tengo la culpa de lo que le pasó, por qué tienen que culparme de su muerte? yo solo era un bebé! –
Mi abuela me miró con rabia y me dio un golpe.
- Por ti ella murió! Claro que tienes la culpa! Eres un demonio!-
Me grito con rabia, y siguió golpeándome, yo no dije o hice nada, solo deje que sacará su frustración conmigo.
*
Cuando llegue a la casa Piero ya estaba allí.
- Veo que tu abuela se está ablandando –
Me dijo mirando mi cara magullada.
- La directora me llamo, y me dijo que eres el mejor de toda la escuela, no sabía que hablabas tres idiomas, según yo, nunca te eh pagado clases de idiomas–
Yo me encogi de hombros.
- Puedo hacerlo solo, no soy un inútil –
El sonrió y me entrego un pequeño paquete.
- Espero y sepas apreciarla –
Abrí el paquete y sonreí, era una navaja con un hermoso mango dorado, y lo mejor era que tenía mi nombre en ella.
- Quieres usarla?-
Me preguntó, yo asenti sin preguntar en qué.
*
Habia un tipo desnudo amarrado en una de las habitaciones donde Mariano y yo teníamos prohibido ir.
- Que le harías?-
Me preguntó padre, yo saqué la navaja y me acerque al tipo.
- Puedes matarlo, considera esto, como un regalo por tus notas –
Empuñe la navaja con fuerza en la mano, el tipo me miraba con súplica.
- Si te da miedo puedes salir, yo lo haré –
Le encaje la navaja en el cuello, gire y después la saqué rápidamente, el tipo empezó a desangrarse.
- Perfecto! Eres bueno niño –
Yo mire Como la sangre corría por su cuerpo, salpicando mi pantalón escolar.
- Quieres picarlo? –
Yo mire a mi padre y el de rió.
- Estoy bromeando! Vamos! Te invito un trago –
Yo me aparte del hombre que había matado, y vomité, nunca me había sentido de esta manera, era como si algo ya no estuviera allí, me sentía diferente.
- Eso es normal! Ahora vamos por el trago, creo que te hace falta-
Padre me saco de allí y me quito la navaja que aún sostenía en la mano.
- Mariano lo ha hecho?-
Le pregunté caminando con el.
Mire mis manos que estaban manchadas por la sangre del hombre.
- Aún no, pero pronto lo hará –
Me contestó el.
*
Era la primera vez que tomaba alcohol, al principio supo muy amargo, pero ahora se sentía tan dulce como la miel.
- Que quieres ser niño? Todos tienen sueños, cuál es el tuyo?-
Yo lo mire sobre el vaso, tomé más del líquido y después lo baje.
- Quiero ser mejor que tú, mejor que todos! –
El sonrió y me sirvió más alcohol.
- Entonces tienes que convertirte en un demonio, por qué esa será la única manera en la que puedas ser mejor que yo –
Yo le sonrei.
- Ya eh comenzado, voy a ser el más temido en Sicilia, y toda tu familia se va a arrodillar ante mi –
Padre sonrió, se veía bastante complacido por mi respuesta.
- Eso quiero verlo –
Me contestó el y tomo de su vaso.
- Lo harás pronto, de eso puedes estar seguro-
*
Todos los días cuando salía de la escuela me iba a practicar con las armas, me gustaba, y yo era bastante bueno, no! Yo era perfecto! Tenia que serlo, yo no podía ser menos que eso, todos los que se burlaron de mí se iban a arrepentir.
Después de practicar por un par de horas, me fui a casa, cuando llegue pude notar que los hombres estaban en todos lados, corrí a dentro, padre le estaba apuntando con el arma a uno de sus socios, Mariano estaba junto a el, pero se veía bastante nervioso.
- Matalo!-
Le ordeno padre a Mariano, pero el no sabía ni cómo sostener el arma.
- No puedo!-
Dijo Mariano, su mano estaba temblando.
Yo saque la navaja del bolso y me acerque, agarre al tipo del cabello y pase la hoja de la navaja de extremo a extremo en su cuello, y después lo tire a los pies de Mariano, está vez no sentí el malestar de la vez pasada, todo lo contrario, me sentí poderoso.
- Estás loco –
Me dijo Mariano mirándome con miedo, yo le sonreí, apreté más la navaja en la mano.
- Solo hice algo que tú no pudiste, no es tan difícil matar –
Levanté al tipo agarrándolo por el cabello, el aún estaba vivo, así que lo saqué de su miseria, le metí la navaja en el corazón.
- Ahora sí esta muerto-
Saque la navaja y lo volví a tirar al suelo.
- Bien hecho niño, ahora quiero que lo piques, alguien se encargara de los restos después-
Padre llamo a otro hombre y me ayudó con el cuerpo.
Cuando lo llevamos a un cuarto, el tipo que estaba conmigo me dio un hacha.
- Primero los pies y las manos –
Levanté el hacha y le di un golpe certero a una mano, está se desprendió de inmediato, y entonces seguí con mi labor.