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Capítulo 5

—¿Desde hace cuánto que tengo esto?

Por más que trato de acomodarlo, no consigo hacer que se acomode como se debe, la parte de adelante, deja ver un poco algunas partes de mi vagina y de la parte trasera se sale un poco mis nalgas. Me miro al espejo y sé que, si salgo así, Henry pegará el grito al cielo y se lo dirá a mi mamá, así que al final me termino poniendo un short.

De regreso en el jardín, veo que mis amigos están en una esquina de la piscina hablando cómodamente, mi amiga se acerca a mí y jala de regreso a la cocina, se le ve bastante emocionada. Se acerca tanto a mí ya que me va a decir un secreto muy importante. Entre risitas y pequeños jalones, me dice que Matías, el mejor amigo de Preston, se le ha declarado y me ha preguntado si debería aceptar ser su novia o no.

—¿¡Estas idiota o qué?! — Exclamo en voz baja. —¡Llevas todo el año pasado deseando ser su novia! Y ahora que se te declara ¿No sabes si decir que sí o no? ¡Vamos Renata!

—Ya sé, ya sé— Musita alegremente. —Pero... es que.... me da miedo que solo me quiera para.... ya sabes.... — Baja la mirada tímidamente. —Que quiera mi... cuquis.

—El coño— Le digo irritada mientras pongo los ojos en blanco. —Pues no se lo des— Suelto una risa sarcástica. —No importa cuánto trate de tentarte, si tus marcas el límite, él no debe pasarlo, es así de simple y si te termina porque no le has dado la prueba de amor, pues que se joda.

Renata ha sido mi mejor amiga por muchos años, le tengo demasiado cariño y es la única la que sabe que Henry no es mi padre biológico y todo lo ocurrido con mi papá, ella también me ha contado varios secretos suyos, como que ha visto desnudo a su vecino varias veces y le ha gustado lo que ve, no pude evitar reírme cuando me lo dijo, también me ha dicho que, en una ocasión, encontró a su mamá teniendo sexo con su otro vecino, pero su mamá no se dio cuenta de eso.

Mientras platicamos, nos ruge el estómago y decidimos hablar con los otros para pedir una pizza, una vez que todos llegamos a una decisión, Preston marca el número y pide las pizzas, pero el tiempo de espera es demasiado, así que optamos por ir a la sala y ver películas mientras esperamos.

Estamos todos tumbados en la sala viendo películas mientras comemos la pizza que pedimos, veo la caja y tomo tres pedazos, sirvo en un vaso refresco y se lo llevo a Henry, que no ha salido de su habitación todo este rato. Me da pena verlo tan aislado y apachurrado, toda esta situación con mi mamá lo está acabando, espero que esa mujer idiota abra los ojos y que se dé cuenta de que tiene a un hombre maravilloso a su lado.

Toco a la puerta y me invita a pasar, entro con mucha dificultad y veo que él sigue tumbado en su cama... mirando tele; nunca le ha gustado estar tanto tiempo viendo la televisión y me sorprende bastante que siga viéndola. Me acerco a él y pongo sobre su mesita de noche lo que le traje, él me agradece el gesto y regresa la vista a la pantalla.

—¿Qué ocurre? Tu odias ver ese aparato por varias horas.

—Tu madre no contesta ¿Podrías marcarle? Por favor.

Me giro sobre mis talones y bajo las escaleras, camino hacia la sala y tomo mi teléfono para después marcarle a mi madre. La llamada entra, pero nadie contesta, así que opto por colgar y volver a marcar, repito esto varias veces hasta que por fin me contesta.

Le he preguntado a mi mamá donde está, que Henry está preocupado por ella ya que su hora de salida fue hace mucho, ella suelta pequeñas risitas y me dice que en un momento llega a la casa, de fondo escucho la voz de un hombre. Trago saliva con dificultad, mi piel se eriza y un sudor frío recorre mi espalda, en estos momentos siento bastante miedo, creo que he caído en un pequeño trance, ya que, cuando escucho la voz de mi mamá, parpadeo varias veces, dándome cuenta de que estoy en la sala con mis amigos. Ella me dice que sus amigos quisieron salir y que la invitaron, que le hacía falta despejarse un poco.

Le he dicho que no necesita darme explicaciones de nada, pero que mínimo debería hablarle a Henry y decirle que esta por regresar, me pidió el favor que se lo diga; detesto que mi madre me use como recadera, en el caso de Henry, entiendo que me pidiera el favor ya que mi madre no contestaba a sus llamadas, pero ella bien puede mandarle un puto mensaje si no quiere llamarle. Le conteste que le pasaría el recado, que no se preocupe.

Al saber que mi mamá está de regreso, le dije a mis amigos que ya era hora de irse, mi amiga entendía la situación y le dijo lo mismo a los demás, que ya era tarde y que tenían que volver. Nadie se molestó ni se ofendieron, de hecho, dijeron que era verdad, que ya era bastante tarde y que tenían que volver a sus casas. Dicho esto, me ayudaron a limpiar la sala y después se fueron.

Apenas la puerta de la entrada se cerró, solté un resoplo bastante pesado, ahora mismo me siento bastante enojada, espero que mi mamá no esté haciendo pendejadas ni idioteces, tuvo demasiada suerte de conocer a Henry como para que lo deje por un pendejo que no vale la pena.

—Les quedaba una hora.

—Pero mamá me dijo que ya estaba en camino y sería demasiado vergonzoso que los escuchen discutir, por eso les dije que se fueran.

—Vaya, menos mal que te ha contestado— Resopla con fuerza y baja las escaleras. —Creí que no te había contestado, ya me estaba empezando a preocupar.

—Me dijo que su grupo de amigos quisieron salir y ella quería distraerse un rato, me dijo que se le olvido avisar— Me giro un poco hacia él, veo que trae su plato vacío al igual que su vaso. —Viene algo tomada, así que pueden pasar dos cosas, que tengan el mejor sexo en años o que se la pasen peleando.

—Espero lo primero.

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