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2

Capítulo 2

Me sentí más patética cuando una mujer sumamente hermosa, sube una parada después. Yo quedo pegada ala puerta, mientras ambos se saludan con un beso, hablan sin parar, yo parezco invisible en ese momento.

—Perdon ¿No te molesta..? –por fin su voz se dirige hacia mí.

—¿Yo..?

—Amor, siempre eres tan atento – murmuró la mujer y se volvieron a besar.

—¿Pueden llevarme al Hospital de Olavarría? – pregunté.

Pongo los ojos en blanco sin comprender esa actitud melosa, mis ojos se desvían hacia afuera. Aun siendo invisible, me llevaron. Cuando abro la boca para agradecer, él me cierra la puerta en la cara y el vehículo se aleja.

¿Qué esperabas Luna?, me reclamo a mí misma.

Aun no comprendo porque creo en un mundo mágico e imaginario. Pero recuerdo que mi sobrino, está mal. Corro olvidando enseguida lo ocurrido, atraviezo el lumbral del hospital preguntando por Luis. Me indican que debó ir al área de pediatría, eso quiere decir que debo dar la vuelta por todo el jodido hospital.

—¿Puedo pasar por el pasillo? –pregunto con amabilidad, ya que se podía ir directamente por ahí, sin tener que salir y mojarme. La secretaria me ignora, masticando un chicle color rosa, si, lo veo. Cuando finalmente se cansa de masticar, sus ojos marrones se desvían hacia mí.

—Solo personal… —comenzó a decir, una mujer de grandes caderas pasa justo, y ella la saluda –Hola cariño – sonríe ambas se abrazan –Autorizado –comenta refiriéndose a mi.

—Pero, esa chica ingresó –protesté.

—¿Y? –me miró mal.

—No tenía puesto nada que denotara que era enfermera, doctora o…

—Que tenga buen día –comenta y se aleja al interior.

—¡Estúpida! – reclamo pero no hay nadie para recibir mi intento de insulto.

Me siento enojada, odio que se aprovechen de sus tontos puestos, para dejar entrar a cualquier desconocido. Me doy la vuelta sin poder hacer nada más, salgo y me empapo, maldiciendo mi mala suerte, voy corriendo. Por fin ingreso a pediatría y puedo ver a Luis. Ingreso corriendo, mi hermana está llorando, la abrazo.

—¿Qué pasó? –quise saber sin entender.

—Él… tiene un problema cardiaco hermana, y es… raro su malformación –llora más fuerte y yo sigo sin entender del todo.

Me aparto, para llegar a mi sobrino conectado con oxígeno y jamás lo vi en esas condiciones tan malas. Sin comprender del todo me acerco, para sostener su mano, esta en terapia intensiva y siento que mi mundo se desmorona. Siempre fuimos los tres, Sol quedó embarazada cuando apenas tenía 16 años. Nuestros padres decidieron deshacerse de nosotras apenas nacimos. Siempre crecimos en hogares cuidándonos la una con la otra. Sol pensó que era buena idea embarazarse de un Ceo millonario casado, que jamás se hizo cargo.

—Hola Luis… —murmuro con una sonrisa sumamente triste.

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