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4

Me aclaro la garganta y respiro hondo. -No estoy nervioso, solo estoy un poco sorprendido por lo idiota que puedes ser. ¿Crees que es una buena idea venir a Nueva York con nosotros?-

-¿Te preocupa no poder mantener tus manos quietas?- sonríe, alejándose de mí y dirigiéndose al lado opuesto de la península, luego frente a mí.

Se ve tan bien todo vestido de negro.

Podría arrancarle la ropa aquí y ahora e inclinarme sobre la península de la cocina.

¡Mierda!

Me burlo de mí mismo, aunque mi mente va a lugares a los que no quiero que vaya.

Crisanto me salva de tener que responder. -¿Es un delito querer visitar a mi hermano?-, pregunta. Dudo que esa sea la verdadera razón por la que quiere hacer el viaje, pero no digo nada.

Pongo los ojos en blanco cuando Tara regresa y nos dice que Declyn tiene espacio para nosotros tres y que está feliz de vernos.

-¿Estás listo para salir?- pregunta después de un rato.

Asiento con la cabeza sonriendo mientras me levanto del taburete en el que estoy sentado.

-¿A dónde vas?- le pregunta Crisanto a su hermana mientras le alborota el cabello, mereciendo un puñetazo en el pecho por parte de ella. Apenas lo toca.

-Una fiesta. No es que sea de tu incumbencia- ella hace un puchero -El hermano de Leannes acaba de regresar de la universidad y está organizando una fiesta para celebrar el hecho de que está fracasando miserablemente-

-Espera un minuto- Me río -¿Es por eso que estás organizando una fiesta? Es estúpido-

- ¿Realmente necesita una razón? Estamos hablando de alcohol gratis y universitarios- dice con una expresión que dice -Es obvio-.

Me encojo de hombros, no me importa mucho y estoy a punto de irme cuando Crisanto nos detiene poniendo su brazo frente a Tara, bloqueando su camino.

-¿Estás hablando de Chris Ramsey?-, Tara asiente y él sonríe ampliamente. - Bueno, ¿no lo sabes? Estoy invitado también.

Mi corazón se hunde ante el pensamiento. Todos sabemos lo que pasó la última vez que Crisanto y yo estuvimos juntos en una fiesta. No es que lo vuelva a negar, pero viendo las ramificaciones que esto tiene, quiero evitarlo a toda costa.

-¿No eres un poco mayor para estar de fiesta con chicos de secundaria?-, espeta Tara, obviamente temblando ante la idea de que su hermano estará allí con nosotros. ¡Es como tener novio!

-No tengo putos años- dice impasible. -Nos vemos esta noche señor- agrega moviendo su brazo y dejándonos pasar.

¡Estoy seriamente jodido si aparece en esa fiesta!

Mis ojos se mueven a izquierda, derecha y delante de mí, buscando a Crisanto. Me alegro de que no haya aparecido todavía y espero que haya decidido no volver.

Tara desapareció con su novio Nick, probablemente en algún lugar del piso de arriba y me quedé con un montón de chicas, la mayoría de las cuales no me hablarían si no fuera por el hecho de que soy amiga de Tara.

Entro en la cocina, donde tres barriles se alinean en la pared, y una variedad de licores y varias cervezas se sientan en el mostrador de la cocina.

Alcanzo otra botella mientras un chico casi el doble de mi estatura se balancea borracho a mi lado. Me sonríe con una mirada aturdida y trato de devolverle la sonrisa.

Es espeluznante y me hace sentir muy incómodo -Oye- murmura mientras mueve las cejas.

Sonrío y me alejo, con un vaso lleno en la mano, del que tomo un generoso y bienvenido sorbo. El alcohol nubla mi visión mientras me abro paso entre varios grupos de personas. Saco mi teléfono mientras salgo al jardín.

Es solo: un sábado por la noche y aquí estoy, solo, un poco borracho y rodeado de chicos cachondos. Hay chicas medio desnudas junto a la piscina y una pareja masturbándose en los muebles del jardín.

Decido que es hora de irme, así que decido ir al frente de la casa donde hay otros tipos borrachos.

Le envío un mensaje de texto a Tara para avisarle que me voy y vuelvo a poner mi teléfono dentro de mi sostén, sin tener otro lugar donde guardarlo. Lanzo el vaso a la hierba verde y me dirijo a la acera.

-¿Vas a algún lado?- escucho su voz antes de verlo detenerse frente a la acera, en un auto negro reluciente.

Me detengo para ver a Crisanto sonreírme como el gato de Cheshire. Hay otro chico en el lado del pasajero que reconozco como uno de mi escuela.

-En casa en realidad- respondo al final.

-¿Donde esta mi hermana?-

-Con Nick-

Crisanto sonríe y luego hace una mueca de disgusto, haciéndome reír.

-Salta, te daré un pase- dice inclinando la cabeza hacia el asiento del pasajero, mientras veo a Bryan Pascoe, el mariscal de campo de la escuela, bajarse del auto y pasarme. -No me quedo-. Escucho a Bryan gritar -¡Gracias hombre!- y sonrío. -Solo lo acompañaba-.

Muerdo mi labio y reflexiono sobre la idea en mi cabeza. - Prometo ser inofensivo. Te llevaré a casa de inmediato. Nada extraño-.

Hace mucho frío esta noche y, aunque vivo a cinco minutos a pie de aquí, tomo el paseo. El vestido que eligió Tara para mí no hace nada para protegerme del frío.

Doy una vuelta y me subo al coche. Hago todo lo posible para ser discreto. Nadie y quiero decir nadie quiere ver mis bragas de abuela, que estoy usando ahora debajo de mi vestido.

Noto a Crisanto hurgando en la parte trasera del auto y sacando una sudadera, entregándomela. Le sonrío agradeciéndole antes de ponérmelo y levantarme la capucha. Es demasiado grande para mi complexión delgada, pero me mantiene caliente.

-Gracias-

-De nada- Contesta Crisanto mirándome de reojo.

-Entonces, ¿hay alguna razón por la que no te gusta el novio de tu hermana?-, le pregunto, refiriéndose a su expresión anterior.

-¿Necesito una razón? él es el novio de mi hermana pequeña , lo que significa que no me gusta automáticamente- me río de su razonamiento. Soy hijo único, así que nunca he tenido que lidiar con un hermano sobreprotector. -¿Qué te hizo irte tan temprano?-

-Odio las fiestas- admito encogiéndome de hombros. Me alegro de estar a salvo dentro del auto ahora y no tendré que fingir que me divierto mientras todos a mi alrededor están borrachos.

-¿Cómo puedes odiar las fiestas?- pregunta incrédulo, y me río. -Por cierto, estás guapísima, excepto por la sudadera-

Jodidamente lo creo. Tara me usó como su Barbie personal durante más de una hora antes de salir de mi casa.

Sé que soy linda, pero escuchar a Crisanto decir eso me hace sentir tan segura y sexy. Es un encanto. Me vuelvo hacia él para responderle y noto sus ojos fijos en mis piernas desnudas.

Los paso sintiéndome nerviosa de repente. No quiero dejar que Crisanto Evans me toque de nuevo. Todo está tan mal.

Aunque me volviera loco.

-No te volveré a seducir Em, relájate- se ríe de mi vergüenza y yo me sonrojo automáticamente. -Al menos no esta noche-. Ella me envía una sonrisa traviesa que hace que mi piel se sonroje aún más.

Estoy realmente jodido.

-No te toco cuando estas borracho-

-¡No estoy borracho!- protesto y luego cierro la boca de inmediato -Quiero decir, no es que quiera que me toques- murmuro asegurándome de que entiende mi punto de vista -Pero definitivamente no estoy borracho-.

Solo tomé bebidas en toda la noche y una de ellas fue un vaso de agua porque tenía hipo.

Mi seno vibra y saco mi teléfono, notando un mensaje de texto de Tara.

De Tara:

Ten cuidado. Escríbeme cuando llegues a casa. Te amo tetas caídas. ¡Xoxo Gossip Girl! ¡JAJAJA!

Aparentemente, Tara se está divirtiendo mucho más que yo y claramente está borracha. No estoy preocupado por ella porque Nick se asegurará de que llegue a casa sana y salva. Es un chico muy bueno considerando los imbéciles con los que se junta en la escuela.

-De todos modos, el hecho de que te hayas tomado un solo trago esta noche destruyó todas tus posibilidades- Reitera Crisanto y me parece cautivador que no lo aproveches ni te arriesgues.

-¡Pobre de mí! ¿Cómo voy a hacer eso? —bromeo y él se ríe a mi lado mientras le envío a Tara una respuesta rápida diciéndole que yo también la amo. -Te das cuenta que la primera vez que... bueno, ya sabes, estábamos en una fiesta. Tomé un par de tragos allí también-

-Momento de debilidad- dice justificándose -Hablando de esa noche, no estoy del todo contento con el hecho de que te escabulliste-

Me río entre dientes -Nos hice un favor a los dos, hubiera sido vergonzoso y ninguno de los dos hubiera sabido que decir...-

-Oh, habría tenido mucho que decir- dice y me pregunto a qué se refiere, pero no me atrevo a preguntar. Apaga el motor y solo le sonrío cuando me doy cuenta de que nos detuvimos frente a mi casa.

Me alegro de que no haya nadie en casa. Significa que puedo acurrucarme en el sofá con unas galletas y un poco de chocolate y ver películas de Disney toda la noche.

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