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2. Capítulo

Carmichael negó con la cabeza e inhaló más para destapar las vías respiratorias. Su rostro parecía una manzana recién cosechada, y su piel pálida se semejaba a un papel.

—No es necesario, solo necesito un poco de aire.

AGOSTO 2019 | JUEVES 01

PACIFC BAY GYM

21:43 AEST

UTC +10:30

De otro lado de la fiesta, Luca recostó la espalda en la incómoda silla que le lastimaban los raspones y los pequeños círculos lila ocasionados por los golpes de la mañana. Le dió un último sorbo a su gaseosa de naranja y tiró el vaso de plástico rojo a un contenedor de basura; miraba al resto de sus compañeros bailar al ritmo de Call You Mine de The Chainsmokers y Bebe Rexha.

Su mente estaba hecha una esfera de cabos que no conseguía atar, se sentía en medio de una tempestad en la que naufragaría tarde o temprano. Se encerró tanto en que los problemas familiares no lo afectaban del todo que terminó ahogando sus penas componiendo canciones, escribiendo poemas, leyendo a Freud y conectándose con el agua; sin embargo, la realidad es como la vieja chismosa que golpea tu puerta y te cambia la vida.

En el punto final de la secundaria empiezas a replantearte tus motivos, empiezas a querer que las palpitaciones de toda una vida cesen y a envidiar una vida sin dolor.

—Me preocupas Luca, apenas y me has dirigido la palabra esta noche. ¿Hice algo malo? —Bonnie le murmuró dulcemente poniendo su mano sobre la de él. Cualquier chico hubiese hecho lo imposible por llevar a Bonnie al baile y esa noche, su cita le estaba haciendo el desplante de su vida.

Ni el atrevido outfit de Stegman logró sacarlo de su burbuja. Los labios rojo pasión le contrastaban con las pupilas dilatadas y el cabello lacio. Parecía una Barbie edición Resident Evil.

—No es eso, solo que... estoy cansado, hice surf en la mañana —expulsó el aire de sus mejillas dedicándole una sonrisita tímida—. Tú no has hecho nada malo, yo soy el del problema.

«Siempre lo he sido y siempre lo seré.»

Stegman le mostró todos los dientes y rio. Otra diferencia más, la rubia se conformaba con las migajas que su interlocutor le daba en vez de hondar el asunto; y no era su culpa, Bonnie vivió una adolescencia donde nadie le ofreció explicaciones.

—La verdad si eres el problema. Enseguida vuelvo, cariño.

Tenía razón, por su culpa su familia vivía en una completa mentira, Adrien no le daba la estabilidad emocional que necesitaba y Liz no paraba de reprocharle lo mal hijo que podía llegar ser, a diferencia de su hermano. Sin embargo, nadie sabía de las amenazas.

—¿Estás nervioso? —indagó volviéndose a él, Luca no se percató de la cercanía hasta que sus labios casi se rozaron por accidente. Las acuarelas que usaba Jeremy para pintar atardeceres se comparaban al escarlata que les tiñeron los pómulos.

—Bastante —se le marcaron con hipocresía los hoyuelos de las mejillas. No le apetecía hablar con ella, concluía que hubiese preferido quedarse en casa.

—No lo estés, ustedes son geniales. Estoy segura que llegarán lejos como banda —intentó animar los desplomados ánimos de Luca y aprovechó la poca distancia para besarle la mejilla.

Se levantó del asiento y se marchó a hablar con un grupo de personas en el que Luca no encajaba; más de lo mismo, el sentimiento de rechazo era algo a lo que estaba acostumbrado.

Los nervios asediaban su fortaleza de sobriedad; no se sentía cómodo con todo el peso de la responsabilidad encima, la presentación debía quedar perfecta. Hemmings sacudió la cabeza y su cabello dorado se le alborotó en una maraña; desbarató el lazo que lo sofocaba. Se revolvió sobre el asiento con el fin de que su trasero suavizara el material de la silla, como el traje le quedaba chico se desabrochó algunos botones poco visibles que le cubría el ropaje superior.

—¡Salimos en media hora! —Nate comunicó masticando algunos sándwiches de atún sacándolo de su dilema.

—Lo sé —respondió tajante sin ningún gesto en el rostro, una perfecta cara de póquer.

—Estoy con Jeremy y Kaleb en la barra de cócteles por si quieres unirte, creo que necesitamos calmarnos un poco. Y por si lo preguntas, la profesora Clearwater prohibió el alcohol —argumentó Campbell como conferencista de proyección internacional, pese a ser un desastre andante la banda era lo primero.

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