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—El nombre moderno de un antiguo proyecto que tomamos prestado de la CIA, anteriormente conocido como MK-ULTRA. Pero actualmente, hemos decidido colocarle BOX-P para aludir al mito griego de la Caja de Pandora, dónde una vez fueron guardados de todos los males del universo —Viktor respondió intentando parecer lo más cuerdo posible, sin embargo, la idea no dejaba de sonar descabellada al decirse en voz alta.
—¿Qué? —masculló Nerissa entre dientes, para ser una alumna prodigio se sentía muy pequeña e insignificante.
—Me atribuyo la idea, a mi “hija” le fascinan las culturas antiguas y lenguas muertas —complementó Blackwell al argumento después de hacer las comillas con los dedos.
El mito de la Caja de Pandora tenía sus cimientos en una mujer de la antigua Grecia llama Pandora —“Mal Bello” según Hesíodo en su Teogonía— quién recibió como regalo de bodas un misterioso recipiente ovalado con la condición de no abrirlo bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, como los dioses la dotaron con una indomable curiosidad, las ansias por querer saber lo que contenía del recipiente la llevó a abrir la tinaja prohibida. Al hacerlo, escaparon todos los males del universo dejando solo a Elpis, el espíritu de la Esperanza y el único bien que los dioses habían resguardado dentro de la caja.
Es por ello que surge el dicho: la esperanza es lo último que se pierde.
—Todo a su tiempo, ya entenderás todo —Daniel le susurró a Nerissa muy cerca del oído, ella asintió y colocó la maleta que llevaba frente a ella.
—Muy bien caballeros, hemos perdido mucho tiempo. Quiero mostrarles cómo ha evolucionado la P54 en el espécimen SC-19 —Adrien disertó y se puso en marcha al interior del laboratorio. Stephen, Viktor, Daniel y Nerissa le siguieron el paso al señor Hemmings.
Mientras caminaban, Nerissa admiró con fascinación los experimentos que se llevaban a cabo tras los enormes cristales. Desde su posición, observó desde bocetos de creación extintas por el cambio en las eras geológicas, hasta avances en la biomedicina con ayuda de animales; como Dolly, la primera oveja obtenida por clonación a partir de células adultas. Sin embargo, cabe destacar que, aunque CERN se conocía por ser el laboratorio de física de partículas más grande del mundo, se concentraba en los experimentos nucleares —como la producción de la antimateria para eliminar todo un continente en cuestión de segundos—.
Sin embargo, el laboratorio les abrió la puerta a experimentos clandestinos en potencia para la búsqueda de nuevos hallazgos. Entre ellos, el Proyecto BOX-P era una interesante propuesta que atraía a los grandes científicos del mundo. Obviamente, porque era una oportunidad que nadie podía dejar pasar.
De pronto todos se detuvieron, Nerissa giró la vista hacia una demacrada joven con marcas carmesíes sobre la piel.
—¡Asombroso! —Daniel aplaudió fascinado por como reaccionaba la fémina resguardada detrás después la inyección que le colocó una enfermera a cargo de los humanos destinados a las pruebas.
En contraposición, la de piel blanquecina y ojos cafés permaneció inmóvil tras la gran dosis de alucinógenos que acababan de introducirle en el cuerpo. Quería gritar, pero no podía siquiera mover un hueso. Imaginaba un montón de cosas sin sentido y sentía la necesidad de confesarle todo al mundo, sobre todo a sus seres queridos. Se retorcía, se estremecía.
Tenía la mirada colgando en el vacío, convulsionaba durante lapsos cortos y le sangraba la nariz. Sin embargo, el efecto de resistencia se disipó rápidamente dejando a la chica en un estado de trance y somnolencia total.
—¿Qué acaba de pasar? —indagó Daniel acercándose al vidrio, ellos podían ver a la muchacha, pero ella no podía verlos.
Viktor abrió la boca para responder, pero Nerissa lo interrumpió.
—La droga no es psicodélica y así nunca conseguirán resultados. Solo la están torturando —Nerissa estudió la situación con sus ojos ónix puestos sobre el espécimen SC-19 que yacía en posición fetal sin inmutarse.
—¿Qué propones entonces? —Blackwell y Hemmings preguntaron al unísono, se miraron de reojo asqueados. No terminaban de caerse bien pese a trabajar juntos desde la universidad.
—Lysergsäure-Diethylamid —expuso la nacida en Kiev haciendo alardes de sus saberes del idioma alemán—. Va directo al sistema nervioso central, lo ataca y lo hace añicos.
—Estás empezando a caerme bien, muchachita —alegó Adrien analizando la situación—. Bienvenida a bordo.
—Bienvenida, Nerissa, soy el capitán del barco y el encargado de guiar a la tripulación entre las aguas misteriosas de la ciencia —Blackwell comentó estrechando la mano de la joven, Daniel se limitaba a sonreír complacido.
—Por cierto, Hemmings, ¿estás dispuesto a dar la vida de otro de tus hijos para este nuevo experimento? —Stephen irrumpió la conversación haciendo tensar a todos en el recinto.
—Ya sabes lo que dicen —el australiano se encogió de hombros y prosiguió—, lo que no te mata acaba destruyéndote por completo. Creo que estoy lo suficientemente roto como para lamentarme de nuevo por mis errores.
Viktor arqueó una ceja y cruzó los brazos, se sorprendía del repentino cambio de parecer de Hemmings para BOX-P Project.
—Me alegra saber que tu disposición sigue estando a mis pies —masculló por lo bajo.
—No te confíes. La vida se trata de dar un alma por un alma.
El proyecto evolucionó bien durante el transcurso de los días y al mediados de junio, ya Nerissa estaba casi al tanto de todos los secretos de CERN; por ello, le fue asignado el caso de una de las sobrevivientes de los rayos Alfa.
La rehén de ojos miel que era resguardada en una habitación envuelta por un impenetrable vidrio sentía que las fuerzas que le sostenían el cuerpo desfallecerían y le jugarían una mala partida en cualquier momento. Cada día era sometida a dosis de alucinógenos naturales y exposición radioactiva por debajo de los 5.5 roentgen; ya que la sustancia que metían los doctores en la sangre poseía un componente tan fuerte que le provocaba sangramiento oral algunas horas al día.
—¡Arriba pequeña! —Nerissa apareció después de abrir la prisión con la identificación electrónica haciendo bailar los rizos que le caían sobre la bata blanca—. Aquí tengo tu medicina.
—Ahórratelo.
—No estás en posición de ordenarme nada.