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5

ISABELLA

En ese momento mi cabeza no me daba para procesar lo que estaba viendo, era una mezcla de emociones que chocaban entre sí, tanto el amor como el odio iban de la mano, quise atacarlos, pero me contuve ya que no valía la pena. Una sábana blanca, su pierna encima de ella, ambos durmiendo de cucharita y su brazo atravesado fueron el detonante para que mi corazón se partiera en mil pedazos.

—¡Bravo!—espeté de manera que al instante Helena se despertó.

—¡Perp qué imprudencia, Isabella!—sonrió restregándose los ojos—ya ni privacidad tenemos dentro de la casa, al menos hubieras tocado antes de entrar—sentí como mis lágrimas salían una tras otra.

Harry despertaba tomándose de la cabeza.

—¿Para eso me trajiste a tu casa?—lo fulminé con mis ojos, esos mismos ojos que hace un momento lo miraban con amor, esta vez lo detestaba más que a nada.

—¿Qué mierdas es esto?—actuaba como si no sabía lo que había pasado—e...espera un momento—frunció el ceño—¿Qué haces acá, Helena?—de inmediato su mirada se dirigió a mi—Isa...

—No, Harry, esta vez fuiste muy lejos, me largo de tu maldita mansión y a mi no me busques más—di la vuelta en busca de las pocas cosas que tenía en esta casa.

—¡Maldita sea! Por favor espera—envolvió la sábana en su cuero para seguirme—esto tiene una explicación, ¿Cómo se te ocurre que voy a estar con Helena?

—¡No me sigas!—lo empujé—no intentes mentir mas, ciega no soy y creo que cualquiera que pudiera ver esto se terminaría de convencer que tu todavía quieres a Helena, per no te preocupes ya me quedó muy claro, sólo no hubieras jugado con mis sentimientos. Claro, ahora sé por qué hasta la embarazaste—negué con la cabeza—arruinaste la única oportunidad que te daría.

—¿De qué hablas?—me tomó del brazo haciéndome frenar—por supuesto que a quien amo es a ti.

—No—me zafé de su agarre y lo volví a empujar—no me toques con esas manos que estuvieron tocando a tu ex, imagínate que aún en su embarazo y ni eso te bastó para seguir saciando tus deseos, que tonta fui en serio, pero ahora solo me doy cuenta de una sola cosa y es que contigo no puedo estar jamás, prefiero que él mismo Trevor me tome que estar un minuto más en esta mansión—los gritos se habían escuchado por toda la mansión que hizo aparecer a Martha.

Harry se detuvo, quizás le dio un poco de pena cuando ella apareció e intentó irse.

—No te vayas, Martha—ordené—quiero que me ayudes a hacer maletas, quiero que sepas el tipo de hombre que es tu jefe—ella solo frunció el ceño.

—Isa...—Harry me quedó viendo raro, pero no me callaría.

En ese momento Helena bajaba por las escaleras envuelta en toalla, de inmediato volví a ver a Martha al igual que ella a mi.

—¿Pero cuál es el escándalo?—aún se creía la dueña absoluta de esta casa y creo que en realidad tenía razón, estaba esperando un hijo de Harry y de remate hasta se lo seguía follando. Me sentía sucia por la vez que me le entregué sabiendo que introducía su miembro en otra vagina.

No tenía nada más que decir así que me dirigí al cuarto acompañada de Martha.

—Es increíble que haya pasado esto—Martha me quedaba viendo con lastima—si hace poco le había servido al señor Harry y cuando la vi a ella entrar pensé que vendría por la pensión o algo por el estilo, per jamás pensé que él llegaría tan lejos, tan enamorado que se miraba de ti, amiga—nos dimos un abrazo, no podía negar que me sentía destrozada, ¿había algo peor que me pudiera pasar con mi vida? Vamos, que ya estoy cansada de la vida.

—No tiene caso—marqué al número de Noah—¿Dónde estas?—en el fondo se escuchaba mucho ruido—necesito que vengas por mi, tenemos que regresar a vivir juntos—aunque no sabía dónde lo haríamos ya que Noah no estaba bien económicamente.

—¿Estás segura de hacer todo esto?—pregunta Martha doblando una camisa—es decir, hablo por el peligro que representa ese chico fuera, acá estabas más segura.

—Quizás estaré segura físicamente, pero no tienes idea de cómo le afecta sentimentalmente—terminé de empacar para luego salir al portón principal. Harry estaba afuera esperándome y Helena aún estaba en la sala de brazos cruzados.

—Chaito, cariño,—me despidió lanzándome un beso al aire, lo único que hice fue sacarle mi dedo medio.

—Por favor, ¿podemos hablar un poco?—Harry se detuvo frente a mí obstruyendo el paso.

—No tengo nada que hablar contigo—le pasé a un lado sin verlo a los ojos—si tienes un poco de decencia no me sigas y tampoco seas insistente que lo único qué haces cada vez que apareces es destruirme la vida, mejor ve donde tu querida ex que te está esperando con ansias, quizás tengas más ganas y hasta en el sofá se lo hagas—Jared estaba en la salida.

—Te extrañaré mucho—dijo Martha con sus ojos vidriosos, sabía que a ella le afectaba todo esto, nos habíamos hecho las mejores amiga—ya me había acostumbrado a tu compañía en la casa que ahora que te vayas todo esto quedará desolado.

—Lo sé, pero no te preocupes que estaremos siempre en contacto—nos dimos un último abrazo para buscar la salida, fuera del portón estaba un auto en donde me esperaba Noah. Se me hacía feo que cada vez que me pasaba algo malo es cuando recurría a Noah sabiendo lo que le había hecho anteriormente, pero tampoco le diría que Harry me hizo suya.

—Presta te ayudo—tomó mi maleta metiéndola en la cajuela, pero Noah tenía otro coche, un poco más lujoso, rodeé el coche subiendo al asiento del copiloto—¿Qué ha pasado, Isabella?—me volvió a ver mientras ponía el cinturón de seguridad.

—Simplemente quería salir de esa mansión—mentí—tú sabes que no soy una mujer que le gusta estar cautiva y aunque estaba más segura ahí eso no quería decir que estaría cómoda con tantos hombres cerca—no tenía más que decirle, no quería llamar su atención—¿Dónde iremos?—quise saber ya qué apartamento no teníamos.

—No te preocupes—se le miraba sonriente—tengo uno que quizás te pueda gustar—fruncí el ceño ya que me extrañaba que de la noche a la mañana Noah ya tenía dinero para solventar los gastos.

UNA HORA ANTES

NOAH

—Ricky, necesito un favor—tenía que hacer algo de inmediato, Isabella me había llamado y quería regresar a vivir conmigo, pero en las condiciones que estaba no podría mantenerla.

—¿Qué pasa, Noah? Te veo muy preocupado, no me digas que le ha pasado algo malo a tu princesita—limpiaba un revólver.

—Neceisto hablar con el jefe, quiero un pago por adelantado, prometo hacer lo que se me ordene—era lo único que se me ocurría aunque eso significara ponerme una soga al cuello.

—Te llevaré donde el, pero ten cuidado con lo que pides, si le llegas a fallar ni siquiera durarías minutos cuando él te mande a fusilar—tragué grueso, me estaba metiendo a la boca del lobo, pero Isa era más importante que mi propia vida. Finalmente llegué a la oficina de mi jefe, era bastante oscuro e incluso creo que esta era la tercera vez que venía acá, por lo general siempre se mantenía oculto.

—Vamos, habla—Ricky me empujó un poco hacia adelante—le traje al chico porque quería hablar con usted, jefe—respiré profundo, me daba un poco de nervio el estar frente al líder de esta organización.

—Je...jefe—tartamudeé del nervio—usted sabe que no soy una persona que molesta con pagos y ese tipo de cosas, pero tengo un problema un poco serio por lo que le quería pedir un pago por adelantado mientras sale el próximo envío, le prometo que haré lo que me pida.

—¿Estás seguro?—me preguntó desde la sombra de su escritorio, sólo se podía escuchar esa voz grave—sabes que soy muy estricto con estas cosas y si me llegas a fallar puedes ir despidiéndote de todos tus seres queridos.

—Estoy más que seguro.

—Bueno, ¿Cuánto dinero necesitas?—entrelazaba sus dedos. Hice un pequeño cálculo de las cosas que necesitábamos, quería un apartamento algo lujoso y coche nuevo.

—Te admiro, Noah,—Ricky y yo íbamos en busca del coche nuevo—pararte de esa forma frente al jefe no es cosa de cualquiera, lo que sea que sientas por esa chica es demasiado grande como para estar loco de remate.

—Hablando de eso, será que, ¿me podrías apoyar con enviar a unos hombres al apartamento? Es por el tipo que te conté anteriormente, él estará en busca de mi chica y eso no me gusta, pero por favor me gustaría que no se hagan notar ya que a ella ese tipo de cosas le incomodan—de igual forma había prestado mi arma, ya tenía suficiente experiencia con ella y si Trevor se le acercaba a Isa se iría con una bala incrustada en su craneo.

HORA ACTUAL

ISABELLA

—Pero esto es muy hermoso—llevé mis manos a la boca cuando entramos al nuevo apartamento—lo siento mucho por todo lo que he hecho contigo, Noah,—lo abracé, me sentía apenada por el comportamiento que había tenido con él anteriormente, sabía que había cometido tantos errores, pero esta vez quería hacer bien las cosas con el, se lo merecía.

—Esto no es nada, sabes que yo podría hacer lo que sea por tu amor, Isa,—aproximó sus labios a los míos, por un momento me sentí un poco congelada al ver ese tipo de reacción en el, pero luego recordé la horrible imagen de Helena y Harry en esa cama, correspondí su beso con todo gusto, Noah era la persona con quien debí de estar desde un inicio, pero desafortunadamente el mismo destino se encargaba de enseñarme a las malas las cosas. Aún recuerdo lo que me dijo mi madre una vez:

Enamórate de quien te ama no de quien amas.

HARRY

Mis esperanzas de regresar con Isabella se habían desvanecido por completo, esta vez se habían agotado todos mis recursos con ella, estaba completamente seguro que ahora sí aceptaría casarse con Noah, pero no entiendo como diablos di en la cama con Helena. Terminé de vestirme para hablar con ella, sabía que aquí había algo raro, no me parecía real lo que estaba pasando.

—¿Cómo te sientes?—me preguntó ella como si al tal no había pasado nada—no puedo negar que no has cambiado nada, me tomaste como un salvaje—me miró de forma picarona tocando mi pierna.

—Helena...—aparté su mano—¿Cómo diablos pasó todo esto?

—Te refieres a ¿Qué la pasamos bien sabroso en esas sábanas? Vamos, no te hagas que pude ver cuánto lo disfrutaste, sabía que era cuestión de tiempo para que cayeras entre mis brazos, ahora nuestro pequeño tendrá la familia que siempre quiso—aún no entendía lo que me estaba diciendo, no recordaba absolutamente nada, lo único que recuerdo fue cuando ella vino a la casa y hasta ahí.

—Quiero que te vayas—me tomé de la frente, no podía pensar en nadie más que Isabella—otro día hablamos, pero hoy ya ha sido más que suficiente—tomé de su brazo para que saliera.

—No es necesario que me trates como una perra, Harry, recuerda que en mi vientre llevo el fruto de nuestro amor—intentó darme un beso, no sé qué diablos le pasaba a Helena, pero sea lo que sea estaba completamente loca.

—Descubriré la verdad de todo esto, Helena,—cerré el portón. Tenía demasiada pena hasta incluso con Martha, no quería verla a la cara.

—Jefe, lo compadezco, esa mujer es una loca compulsiva—dijo Jared mientras me vio regresar a la casa.

No sé cómo di hasta esa cama. Pero algo no estaba bien dentro de todo esto, me conocía perfectamente y con la menos indicada para tener sexo sería con Helena, tampoco tenía idea donde iría Isabella, pero tendría que averiguar, aunque ella no quisiera enviaría a mis hombres a protegerla.

NOAH

—Tampoco quiero que te sientas apresada en este lugar—arreglé un poco las cosas del sofá, hoy sería una noche exclusiva para los dos—cualquier cosa que necesites solo dímelo y buscaré la forma de traerlo—espero que esta vez se haya dado cuenta que yo soy el hombre indicado para su vida, pero aún estoy pensando el verdadero motivo del por qué dejó la casa de Harry, conozco bastante a Isabella como para tragarme el cuento que solo fue por eso.

—Me iré a bañar, pero no empieces la película sin mi, ¿vale?—una sonrisa se había formado en su rostro, esa era la Isabella que me gustaba ver, esa que me quedaba viendo con esos ojos.

Entré ala cocina para buscar las cosas que íbamos a comer, luego de encender el Televisor busqué una película de terror, de esas que hacen saltar a la chica a los brazos de su pareja, quería darle lo mejor a ella, sé que no la estaba pasando nada bien.

DIEGO

—Por lo que veo las cosas te han salido a la perfección o  ¿me equivoco?—Helena abría  la puerta del departamento y traía una sonrisa de oreja a oreja.

—Fue un éxito, no tienes idea de cómo puso la cara esa estupida—colocó el bolso encima de la mesa—creo que con eso tendrá más que suficiente para estar alejada de Harry.

—Esas son buenas noticias, cariño,—me acerqué a ella acariciandola—lo único es que no me hubiera gustado verte desnuda al lado de ese imbecil—en el fondo hasta había sentido un poco de celos por ella.

—Tranquilo, yo te pertenezco a ti—sus manos juguetonas bajaron lentamente un poco más debajo de mi abdomen—ahora tenemos que proseguir con nuestro plan, Harry ahorita se siente frágil y es fácil de atacarlo.

—Lo haremos, de eso no puedes dudar, pero ahorita me entraron unas ganas de hacerte mía—tomé de su mano para reclamar lo mío, esta mujer me volvía loco cada vez que sus manos entraban en contacto con mi miembro.

TREVOR

Vaya, vaya... si creías que cambiándote de domicilio sería tu solución pues déjame decirte que eso no te salvará, querida Isabella Fox, ahora que estás acá creo que serás un blanco aún más fácil. Me encontraba en el interior del coche que había robado viendo a Isabella a través de mis binoculares, al parecer había tenido problemas con Harry que ahora había corrido a los brazos de Noah, pero creo que has cometido un grave error mi querida. Quieras o no,  te haré mía.

ISABELLA

   Cuando desperté los rayos de sol se colaron por la ventana, estaba amaneciendo. Amanecer en otro lugar, con una persona distinta a Martha o a Harry. No entiendo por qué pasó lo qué pasó. Si Harry y yo íbamos más que bien, estaba volviendo a tenerle confianza. Pero parece que la verdad había salido a la luz. La única verdad de que su ex mujer jamás saldrá de su vida. Esa es la única verdad.

  —Buenos días —Noah se despierta y me ve. Le sonreí en forma de saludo, parecía ser un mejor día hoy.

  —Buenos días, ¿qué tal estás?

  —Muy bien, cuando estoy contigo todo está bien —me acarició el pelo. Entonces me di cuenta de que Noah era el único que estaba conmigo, el único que no me engañaba. El único que me protegía y no me mentía. Con Harry jamás podría volver ahora que me ha engañado de nuevo, así que Noah será el único en mi vida. —Tengo que decirte algo —me senté en la cama y me restregué los ojos.

  —Dime —también se sentó.

  —¿Por qué esperar meses, Noah? —le pregunté. Él al principio no sabía a qué me refería, pero quizás fue entendiendo poco a poco.

  —¿Qué cosa?

  —Eso. ¿Por qué esperar meses para casarnos? Hagámoslo en estas semanas.

  Sabía que lo que estaba diciendo era muy apresurado, pero no quería estar más así. Quiero una vida feliz y qué mejor que con la persona que me ama, nos conocemos desde niños, nos llevamos muy bien. Además de novios somos mejores amigos, estoy segura de que se me olvidará Harry muy pronto.

  —¿En serio? —parecía emocionado—Isabella, ¿hablas en serio?

  Asentí.

  —Por mi está bien, es perfecto—se puso de pie y se fue en busca de algo en algún bolso—Me hace muy feliz esto —volvió con el anillo de compromiso.

  —Es lo mejor que podemos hacer.

  Noah puso el anillo en mi dedo.

  —En una semana —me dice—Lo haremos en una semana.

  —Perfecto —nos abrazamos.

  —Tienes que buscar el vestido, hacer las invitaciones, buscar el lugar. —parecía eufórico— Hay mucho que hacer, Isa, también invitaremos a nuestros padres.

  —Por supuesto, tienen que estar ahí ese día.

  —Gracias por esto. Me haces muy feliz.

  —No tienes por qué agradecerme, Noah, también me hace feliz.

  Me besó.

  Jamás debí fijarme en alguien que no sea Noah, jamás.

HARRY

   La habitación era un desastre, ni siquiera era en la que Isabella y yo dormíamos antes. Destrocé todo aquí arriba, la cama, rompí las sábanas con unas tijeras. Dañé el espejo al lanzar una botella a él. Todo. Esta maldita habitación era una maldición. Quizás estaba ebrio, pero me encontraba en mis cinco sentidos. Sentía que había perdido a Isabella para siempre. Me sentía sin fuerzas, sin ánimos. Sentía que mi vida no tenía sentido sin ella.

  —Harry —Louis aparece por la puerta—¿Qué ha pasado?

  Me limpié unas lágrimas que rodaban por mis mejillas.

  —Pasa que todo se acabó. Eso pasa.

  —Martha me comentó algo.

  —Ya qué. Mi vida es un maldito desastre. La volví a perder, Louis, la estaba recuperando y la volví a perder.

  —No creo que hayas hecho eso que dice Helena. Ustedes no pudieron... acostarse.

  —¿Crees que soy imbecil? —me llevé una mano a la cabeza— Jamás tocaría a Helena de nuevo, desde que Isabella apareció en mi vida es a la única que quiero tocar.

  —Te conozco y lo sé. Oye pero tienes cámaras de seguridad en tu casa.

  Eso me llamó la atención. Era cierto, ¿cómo no se me había ocurrido antes?

  —Es verdad —me puse de pie.

  —¿En donde está la habitación de la seguridad aquí?

  —En el último piso. Nadie va hace mucho allí.

  —Pues revisemos, nada perdemos con intentar.

  Me puse de pie y asentí. La mínima esperanza de tener una prueba para Isabella me llenaba de ilusión.

  —¿En donde tienes cámaras?

  —En la sala, en los patios, en la cocina, en algunas habitaciones... las que dan a la calle.

  —¿Y quien tiene acceso a ver los videos? —me preguntó mientras subíamos las escaleras hacia el último piso.

  —Solo yo. —respondí—Pero hace mucho que no reviso los videos.

  —Tienen que estar ahí.

  Entramos a la habitación de seguridad. Habían varias pantallas transmitiendo lo que pasaba afuera. Me senté en la silla y busqué la fecha de ayer por la mañana, cuando vino Helena.

  Esta vez te atraparé, Helena, no podrás escapar de mi.

  Ahí estaba: salía Helena llegando, estaba yo y Martha. Martha puso el café en la mesa, recibí una llamada y me giré. En eso noté cómo Helena sacaba un pequeño frasco de su bolso y vertía algunas gotas en mi café.

  Maldita.

  Luego de eso me tomé el café, empecé a sentirme con sueño. Helena me llevó hacia la habitación. En eso pasé a las cámaras de la habitación a la misma hora. Salió que entramos, ella me acostó en la cama. Envió un mensaje, supongo que fue a Isabella. Luego me quitó la ropa, dejándome en bóxers para después ella quitarse la suya y acostarse a mi lado. Adelanté hasta cuando llegó Isabella, nos vio y el escándalo después.

  —¡Ahí está! —exclamó Louis— ¿Lo ves? Es tu prueba.

  Sí, lo tenía. Sabía que yo no pude acostarme con esa mujer. Lo sabía.

—Pero Isabella no volverá conmigo.

  —Pero tienes la prueba de que Helena te dio algo para dormir, Harry. Sácale copia.

  Le saqué una copia al video.

  —¿Y ahora qué harás?

  —Helena es capaz de hacer todo con tal de que Isabella esté alejada de mi. Y hay algo que podría pasar para que eso suceda.

  —¿Qué cosa?

  —La prueba de paternidad. Si sale positiva Isabella jamás volverá.

  —¿Y qué quieres decir?

  —Quiero decir que necesito el resultado original, sin falsificaciones. Con esto que acaba de pasar me doy cuenta de que Helena sería capaz de todo.

  —Hasta de falsificar resultados —completó la frase por mi.

  —Así es.

  —Oye, Harry... ¿pero no crees que pueda ser tuyo?

  —Hay algo dentro de mi que me dice que no. Helena y yo en las últimas semanas no teníamos nada de nada y eso era porque conocí a Isabella.

  —Está bien.

  —Tengo que ir donde ella —me puse de pie— Fingiré que estoy interesado, iremos al hospital hoy mismo a hacer la prueba.

  —Está bien... yo me quedaré con Martha un rato.

  Salí de la habitación, bajé las escaleras y salí de casa, en busca de mi coche. Me monté y arranqué. Saqué mi celular para llamar a Helena.

  —¿Bueno?

  —Hay que hacer la prueba, te veo en el hospital. No tardes.

  —¿Qué? Esta bien... voy para allá.

  Corté.

  En el hospital esperé a Helena, ella llegó minutos después.

  —Ven, te llevaré con el doctor.

  Pasamos con el doctor, el nos explicó ciertas cosas y algunos riesgos que esperamos no tomar. Estábamos listos, Helena se fue con un doctor para la prueba y yo me fui con una enfermera para mis muestras. Tiempo después la encontré en el pasillo.

  —¿Te las hicieron?

  —Claro que sí. ¿Ya te vas? Me dijeron que los resultados estarían en una semana.

  —Así es. En una semana sabrás que mi hijo es tuyo.

  —¿Ya te vas?

  —Sí... ¿tú?

  —Solo haré una llamada y me voy —mentí, sacando mi teléfono celular.

  —Hmm está bien. Te veo después.

  Helena al fin se va. Caminé hacia el consultorio del doctor y me adentré.

  —¿Pero qué pasa?

  —Los resultados. ¿Cuanto le ofreció Helena por falsificarlos? Por hacerlos positivos.

  El doctor se sorprendió un poco pero después actuó normal.

  —¿Qué? No sé de qué me hablas.

  —Escuche, soy abogado y uno de los mejores. Dígame cuánto le dará Helena para que los resultados digan positivos. ¡Hable!

  —P-pero es que yo...

  —¿Quieres ir a la cárcel? Sabes perfectamente que puedo llamar a un médico de confianza para volver a hacer los análisis y si sale un resultado diferente al que diste te pudrirás en la cárcel. ¿Y todo por qué? Por unos cuantos miles de dólares. ¿Vale la pena?

El doctor parecía estar debatiéndose en si hablar o no, así que solo esperé a que se decidiera.

  —Por favor... necesitaba el dinero.

  —¿Cuánto?

  —Cincuenta mil dólares.

  —Te doy cien mil dólares.

  Abrió los ojos con avaricia.

  —¿Qué?

  —Así es. Te doy cien mil para que los resultado sean legales, sean los verdaderos. Ahora dime qué mierdas te pidió Helena.

  —Me pidió que pusiera los resultados positivos, parecía estar segura de que saldrían negativos, señor.

  ¡Lo sabía! Pero no tenía pruebas para ir con Isabella y decirle, solo necesitaba ese maldito resultado.

  —¿Tenemos un trato? —estreché mi mano.

  —Tenemos un trato.

  —Que esto quede entre nosotros, la señora Helena no tiene por qué saber que cambió de parecer. Para ella usted seguirá siendo su cómplice.

  —Claro, no se preocupe.

  —Cuando me de los resultados originales recibirá su dinero.

  Salí del consultorio.

  Al fin todo se resolvería.

ISABELLA

   Había llamado a Martha para que me ayudara a elegir mi vestido de novia. Ella se sorprendió cuando supo que me casaría con Noah más antes de lo planeado.

  —¿Por qué la prisa? —me preguntó.

  —No quiero perder más tiempo —le contesté.

  Y no quería saber nada de Harry nunca más.

  Me probé varios vestidos, pero me gustaban los que eran más sencillos. Compré uno. Luego de eso nos fuimos en busca de unos zapatos. Martha aprovechó para comprarse el vestido que usaría ese día. Tenía idea más o menos de la lista de invitados, lo que aún no sabía era dónde haríamos la boda. Noah me dijo que se encargaría de eso y también me dijo que se encargaría de buscar al juez. Y que no me preocupara.

  Cuando terminamos de comprar todo lo que necesitábamos salimos de las tiendas. Habían algunos tipos rondando por ahí. Reconocí a algunos como los escoltas de Harry. No podía creer que aún siguiera detrás de mi.

  —Te veo después —me despedí de Martha, buscando algún lugar donde comer un poco.

 

HARRY

   Cuando llegué a casa me sentía más aliviado. Tenía dos pruebas en mis manos que harán que Isabella vuelva a mi. Bueno, los resultados aún no los tenía pero en una semana los tendré. Me dirigí a la cocina porque tenía un poco de hambre. Me sorprendió que Martha no estaba. Al menos había comida, me serví en un plato y me dispuse a comer en la isla. Martha aparece después por la puerta trasera con unas bolsas. Y me ve.

  —Señor Lee.

  —Hola, Martha, ¿de compras? —quise saber, mirándola con unas bolsas de tienda.

  —Eh... sí. Estaba con Isabella de compras.

  Cuando escuchaba el nombre de Isabella provocaba muchos sentimientos en mi.

  —Qué bien —me hice el desentendido.

  Cuando terminé puse el plato en el fregadero y tomé un poco de agua.

  —Señor Lee... —Martha se puso frente a mi.

  —Dime.

  —Isabella... ella compró su vestido de novia hoy.

  Lo que me dijo me cayó como un balde de agua fría.

  —¿Qué dices?

  —Así es... ella se casará en una semana.

  Su frase hizo como ecos en mi.

  Se casará en una semana.

  Se casará en una semana.

  Se casará en una semana.

  —¿Qué?

  —Quisieron adelantar la boda. Ellos dos están en los preparativos, en unos días enviarán las invitaciones. 

  Maldita sea.

  En una semana.

  En una maldita semana.

  —Le cuento porque los conozco a los dos y sé que se aman como nadie. Pero pasaron cosas que los hicieron separarse. Solo quería que lo supiera —se fue a dejar las cosas a su habitación.

ISABELLA

   Cuando me dirigí al auto donde me esperaba el chofer monté las bolsas con el vestido y demás. Pero había olvidado algo, el velo se me había quedado en el pequeño restaurante donde comí.

  Genial.

   —Espérame aquí, olvidé algo.

  Salí casi corriendo en busca del restaurante que estaba dentro del centro comercial. Cuando llegué a la silla de suerte que lo encontré. Me iba a girar cuando alguien se puso a la par mía.

  —Te estoy apuntando con una pistola, Isabella, si gritas o dices algo dispararé —dijo esa voz que tanto conocía. Era Trevor, ahora usaba otra peluca, otro tipo de ropa y lentes. Como dijo, pude sentir algo en mis costillas. Tuve miedo cuando imaginé que era la pistola.

  —¿Qué quieres, Trevor? ¿Por qué me haces esto? —le miré. Él se quitó los lentes para que viera sus ojos. Estaban rojizos y tenía ojeras. Además, tenía algunos cortes en su cara, como si en la cárcel se hubiera peleado muchas veces.

  —Sabes que lo que hiciste ameritaba cárcel —proseguí— Nosotros solo hicimos lo que nos pareció correcto.

  —Cállate, Isabella, vas a venir conmigo donde podamos hablar solos tú y yo. ¿Entiendes?

  —Trevor, no.

  —Avanza.

  Trevor me hizo caminar hacia la salida de emergencia, por donde ha salido la mayoría de veces. Bajamos unas escaleras oscuras hasta llegar a un tipo de almacén.

  Estaba medio abandonado, ahí habían sábanas y demás. ¿Acaso dormía aquí?

  —Nadie nos encontrará aquí, nadie viene, podemos hablar y hacer todo lo que se nos ocurra —me empujó al piso, haciendo que cayera de rodillas al suelo.

  Lo miré.

  —¿Qué me vas a hacer?

  —Lo que siempre quise hacerte —y se desabrochó la faja del pantalón.

ISABELLA

—¿Qué piensas hacer, Trevor?—mis palabras no producían efectos en su retorcida cabeza, él siguió quitándose su pantalón poco a poco.

—Crees que, ¿estar dentro de esta cárcel no me dieron ganas? Por supuesto que tienes que ser mía desde ahora, Isabella,—esos ojos y esa sonrisa malévola impregnada en su cara lo hacían un tipo asqueroso. No puedo creer que ahora me vea en esta situación.

—Prometo que no te delataré con nadie—intenté hacerlo entrar en razón—te puedo dar todo el dinero posible, pero sólo suéltame, sé que Harry puede darte todo el dinero que quieras, recuerda que él es millonario.

—¿Crees que me vas a convencer con esas cosas?—me tomó de mis mejillas juntándome los labios de la presión ejercida—esto no se trata de dinero, isabella, esto simplemente es por orgullo y por deseo. Recuerdo el primer día que llegaste a la universidad, eras rápidamente el centro de atracción para todos, todas las mujeres se morían por estar conmigo, menos tú, eso siempre me va a arder en mi alma, pero mira como es la vida de maravillosa que ahora se encargó de unirnos y hasta podríamos tener una familia deseada—estaba completamente loco, sentir la punta de su lengua recorriendo mi cuello me hizo arrugar la cara.

—Vamos, Trevor, no te gustaría hacer el amor con alguien que no quiere o ¿si?—hice cara de cachorrito—no sería nada grato para los dos.

—Mi intención es hacerlo a la fuerza—terminó de bajarse el pantalón, pude ver claramente que estaba erecto, mi corazón se aceleró, el simple hecho de imaginarme a este tipo encima me daba repudio—estás más hermosa que nunca—deslizó su mano en mis piernas. Esos dedos que llevaban fuego.

—¡Por favor! Solo ¡no lo hagas! Te lo suplico—lloriqueé—prefiero que me mates, pero por favor no lo hagas, piensa bien las cosas—sentir sus caricias me hacían sentir la mujer más sucia de este mundo. ¿Dónde estará Harry? ¿Dónde estará Noah? Justamente era el momento para que ellos aparecieran y me encontraba sin ninguna esperanza.

HARRY

Por una parte me sentía animado que ahora tenía las pruebas suficientes para confrontar a Helena y por supuesto dejar mi nombre en alto frente a Isabella, per el punto es que ella estaba con ese tipo y conociéndola va a creer que yo he hecho falso lo de la prueba de paternidad. Creo que me lo he ganado, ahora ella aunque le enseñe las cosas verdaderas siempre creerá qué hay algo detrás de eso.

—¿Qué piensas hacer?—pregunta Louis tomando su celular—deberías de hablar con Isabella, ella es una chica bastante inteligente y sé que te va a comprender, recuerda que lo más importante en tu vida es ella y prueba de eso es tu reacción cuando no estás con ella.

—Tienes razón, pero en serio que tengo miedo de hablar con ella, de cierta forma le he lastimado el corazón una y otra vez, justamente cuando estábamos en un buen momento ocurre esto—apreté con fuerza la copa que tenía, esto no se quedaría así, si era posible demandaría a Helena por lo que hizo.

—Hazlo, no la pienses tanto—Louis seguía con el celular.

—¿A quien llamas?—fruncí el ceño.

—Pues a los hombres que pusimos para que cuidaran a tu princesa, pero ninguno contesta, quizás están comiendo los buenos para nada, pero te recomiendo que no pierdas más el tiempo.

—Claro, lo dices como no eres tu el que está en mis zapatos.

¿Lo hago?

¿No lo hago?

—¿Desde cuando a Harry Lee le tiene tanto miedo a una mujer?—empezó a reírse de mi.

—Me las pagarás—lo sentencié con mi dedo índice dirigiéndome un poco más largo, estaba llamando a Isabella, pero simplemente repicaba una y otra vez. No quería pensar cosas malas, pero era muy difícil, lo único que se me venía a la mente es que quizás estuviera haciendo sus cosas con su novio y más bien estaba desanimándome más. Creo que no seguiré insistiendo, pero sentía algo en mi pecho que aún no me dejaba en paz hasta que nuevamente repiqué, creo que sería la última vez, sino dejaría eso así.

—Mi querido, Harry Lee,—esa voz... esa maldita voz solo podía ser de una persona—que gusto que llamas, me encantaría que fueras el testigo de lo que voy a hacer con esta perra—en el fondo pude escuchar los gritos de Isabella.

—Si intentas hacerle daño te juro que te voy a matar—en ese momento mi cuerpo se puso en modo alerta—si eres tan hombre deberías de aparecer frente a mi y tratar esto a como se debe, vamos, te reto—no me quedaba mucho tiempo para salvarla, sabía que el estaba loco de remate y más tiempo con él sería catastrófico.

—Lo haría, créeme, pero tu serás el segundo en mi lista, mientras tanto tengo que terminar lo que empecé, ahora sólo te queda esperar, amigo—colgó, un gran nudo en la garganta sentí al haber escuchado a Isabella desprotegida.

Inmediatamente me dirigí al coche, tenía que organizar a todos mis hombres. Incluso tendría que hacer un pacto con Noah, en estos momentos toda ayuda sería bienvenida, no importaba que al final Isabella se fuera con Noah, pero lo que más me importaba era su felicidad.

—Parece que haz visto al mismo diablo—Louis me seguía—vamos cuentame por qué vienes así—subió al asiento del copiloto.

—Trevor—golpeé el volante—ese maldito tiene a Isabella en sus manos, ¿puedes creerlo?—busqué entre mis contactos.

—No puedo creerlo—se llevó las manos a la boca—pero ¿Cómo es qué pasa esto cuando teníamos muchos hombres cuidándola?

—Esa es una muy buena pregunta—aceleré—se supone que todo el tiempo deberían de estarla cuidando y ¿Qué es lo qué pasa? Que tenemos mucho incompetentes para nosotros.

—No te preocupes—palmeó mi hombro—la rescataremos.

—Eso espero, Louis, eso espero...

NOAH

—De hecho que si, mañana será un buen día, Ricky, espera un momento—una llamada entrante: Harry Lee. Era extraño que este sujeto me estuviera llamando, pero si era algún tipo de reclamo por supuesto que le dejaría las cosas en claro. Me retiré un poco para que no me pudieran escuchar—¿Qué pasa, Lee? No me digas que ahora te vas a poner a discutir solo porque Isabella se decidió vivir conmigo, ya te dije que tu no tenías oportunidad con ella así que...

—Cierra la maldita boca—me interrumpió—hay algo más importante que eso—fruncí el ceño mientras volteé a ver hacia atrás—Es Trevor, ese maldito secuestró a Isabella, no sé dónde diablos estará metido, pero tenemos que hacer algo lo antes posible o de lo contrario va a matarla o quien sabe qué otras cosas más le podría hacer ese maniático—empuñé mis manos, esta vez no saldría vivo este chico, no después de tocar a mi futura esposa.

—No te preocupes, mándame la ubicación, voy para allá—colgué y me dirigí hacia donde estaba Ricky.

—¿Qué pasa, Becker?—pulía su arma—no me digas que nuevamente tu princesa te está causando problemas.

—necesito que me ayudes con algo, es con ella, pero es el mismo tipo que te comenté la otra vez, al parecer la ha atrapado y ahora necesitamos buscar donde están—creo que le debía muchos favores a Ricky, pero este sería el último que le pediría porque después de esto no creo que ese idiota salga con vida.

—¿Lo quieres asesinar?—sonreía como siempre, como el asesino que era a sangre fría.

—No solo asesinar, quiero que ese hijo de perra sufra por todo el daño que ha causado—entrecerré los ojos y apreté mis puños, si alguna vez deseé tanto matar a alguien este sujeto sería el primero.

—Pues, ¿Qué esperamos?—guardó su pistola detrás de su espalda—vayamos por ese pequeño—nos dirigimos al coche.

—Escucha bien una cosa, Lee,—estaban reunidos sus hombres juntos conmigo y Ricky—si hago esto es porque me importa ella, de lo contrario sabes que te dejaría solo, además no quiero que creas que somos amigos, simplemente estamos salvando a la mujer que a los dos nos interesa, pero después de esto nuestra rivalidad siempre existirá.

—Lo que digas—encogió los hombros—tenemos que hacer una plan, según lo que el especialista dijo es que el registro de donde nos había hecho la llamada es en un almacén abnandonado que no está muy lejos de acá, es bastante grande, pero tenemos que buscar los puntos ciegos del lugar para que no pueda escapar—enseñó un mapa que traía en donde se especificaban a detalles más entradas al lugar—cualquier movimiento en falso estamos fritos, sabemos que este chico está completamente decidido a asesinar a cualquiera, así que por favor si tenemos la oportunidad de dispararle no dudemos—todos asentimos para entrar cada quien a su coche. No podía creer que la misma vida se había encargado de jugarme con mi peor enemigo, pero creo que entre el amor y la guerra todo era permitido.

Salimos del lugar, los coches iban en fila, solo espero que toda esta locura termine bien, no me gustaría saber que por mi culpa Isabella sufriera.

—Deja de mover tu pierna que me pones un poco incómodo—Ricky iba tan sereno como siempre, como si al tal no pasaba nada—es lógico que vas nervioso por lo que un ser querido está en peligro, pero cuando íbamos a hacer los otros trabajo no temblabas, esa es la diferencia.

—Eso no tiene nada que ver—aceleré más—no sé por qué van tan lento—toqué el claxon para que se dieran prisa, si seguíamos así no llegaríamos a tiempo.

—Tranquilízate —me dijo Ricky viendo su arma—créeme que es un chico inexperto, no hará nada hasta que tenga la atención que quiere tener, o sea estos tipos les gusta exhibirse, de lo contrario no les parece excitante, así que no te preocupes que no le hará nada a la chica.

—Espero tengas razón...

Todos nos distribuimos como tenía que ser el plan. Por un lado estaban los hombres de Harry y por el otro solo estábamos mi compañero y yo.

—Ya saben, cero errores—dijo Harry para cada quien dirigirse a las correspondientes entradas.

Tomé mi entrada, estaba un poco oscura y había muchos escombros, ya tenía mi arma cargada y la llevaba al frente. Mi respiración era un poco agitada, no podía negar que por mucho odio que tenía a ese chico tenía un poco de nervio.

ISABELLA

—¿Te gusta?—Trevor tomó mi mano a la fuerza mientras sin querer rozaba su miembro—se que te encantara cuando la tengas dentro de tu ser, sé que siempre quisiste esto, pero obvio tenías pena—cerré mis ojos, sólo quería morir antes de seguir con esto, pero en ese preciso momento se escuchó un pequeño sonido en el exterior—¿que mierdas está pasando?—se espantó un poco, se subió el pantalón y se asomó a través de una ventana—estoy seguro que escuché un pequeño sonido—tomó el arma y la cargó. Solo espero que sea alguien que ande por acá y pueda ayudarme ya que no tenía esperanzas que nadie lo hiciera, no, sé los que yo quería—¡Mierda!—espetó viendo; de pronto vi como la ventana se hizo mil pedazos después de una detonación, Trevor cayó al piso, ni yo sabía que era lo que estaba pasando—¡tú!—se acercó como un loco—tus amiguitos han venido—llevaba el brazo lleno de sangre producto de la bala.

—Te juro que yo no sé nada de lo que está pasando—puse mis manos en forma de plegaria clamando para que lo me asesinara.

—¡Cállate!—golpeó mi cara haciéndome caer de rodilla—vienes conmigo porque eres mi boleto para salir de acá—me desató, colocó su arma en mis sentido y caminamos hacia afuera, la noche estaba cayendo y entre la oscuridad todo era más tenebroso.

—¡No intentes hacer nada!—era la voz de Harry, experimenté muchos sentimientos encontrados cuando escuché esa voz, la voz que siempre me daba paz.

—¿Quién eres tú para mandarme?—hizo varias detonaciones al aire, de inmediato cerré mis ojos, estaba muestra de pánico—acá quien pone las reglas soy yo, así que no intentes jugar al héroe conmigo, Harry—seguimos caminando en medio de los escombros cuando de pronto escuché otra detonación impactando la humanidad de Trevor, al instante grité al ver eso. Caí al suelo y el empezó a correr en medio de la oscuridad.

—¡Alto ahí!—escuché la voz de Noah seguido de mas detonaciones, no sabía ni de quiénes eran, corrí tras el sonido, sabía que era peligroso, pero no podría dejar que le ocurriera nada a Noah.

—Ni lo intentes—dijo Harry tomándome de la cintura—no puedo dejarte ir.

Esta vez no.

Esta vez simplemente no.

—Pero...

—Estará bien, créeme, Noah no es nada tonto con las armas—se escuchaban unos pasos que se acercaban hacia nosotros, no podíamos distinguir bien quién era, si era Trevor o Noah—Quieto—Harry le apuntó con el arma encendiendo su linterna, era Noah. Venía con un disparo en su pierna.

—¡Noah!—corrí a sus brazos, ¿Qué te ha pasado?—intenté auxiliarlo.

—Tranquila, no es nada, pero estoy muy furioso, ese maldito no sé cómo hizo para escaparse, pero se perdió entre las sombras cuando intercambiamos disparos, así que no sé si al final murió o simplemente desapareció—enseguida llegaron los demás hombres.

—No pudimos verlo, señor,—el que hablaba en medio de la oscuridad era Jared, reconocía su voz.

Afortunadamente pude salir de esto, por poco creo que Trevor me terminaría haciendo suya.

—Nos vamos, Isa,—Noah tomó mi mano e iba cogeando, al instante vi a Harry, sentí que mi corazón lo llamaba, no quería sepárame de él, sentí que media vida me arrancaban desde mis entrañas—¡te dije que nos vamos!—espetó y yo lo único que tenía que hacer era irme, pero por dentro me sentía traicionada por mi antiguo jefe.

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