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Capítulo 5

- Soy Beatriz Lopez, soy cazadora, ¿quien lo transformó no habló de mí?

- ¿Eres Beatriz Lopez?

- Eso es lo que dije.

Pareció dudar por un momento, pero luego se llenó de coraje.

- No tengo miedo de ti

- Pero deberías.

- Te golpeé por dentro y ni siquiera viste de dónde vino el puñetazo.

- Es verdad, pero eso fue suerte, y la suerte no te salvará ahora. Así que será mejor que lo dejes ir y tal vez yo te deje con vida.

- ¿Lo quieres? Tendrás que atraparlo.

El bastardo se escapó con Jack pegado a él. No tengo ninguna posibilidad. ¿Cómo voy a llegar a ellos? Por suerte para mí escuché el ruido de una motocicleta. Vaya, hay muchos de ellos aquí. Me dirigí hacia un tipo feo estacionado frente a un bar de moteros que estaba muy cerca de la discoteca, tenía una moto muy potente, me rompería el cuello.

- Oye tú, necesito tu motocicleta.

- ¿Y puedo saber para qué la quiere la señorita?

- O me lo das por las buenas o por las malas, ¿cuál eliges?

- No te voy a dar mi moto, pero si quieres una paliza no me importará darte una lección. Ven aquí gatita, te mostraré quién manda realmente.

- Puedo ver que va a ser malo.

Lo derribé de un solo golpe, aplicado en la garganta, hombres, se creen los más grandes, con el tipo tirado en el suelo luchando por respirar, me subí a su bicicleta y la puse en marcha. Ahora podría seguir a ese bastardo. Inspiré el aire y logré localizar la dirección en la que se dirigía el vampiro. Se dirigía a la parte más desierta de la ciudad, ¿a dónde me lleva? No importa que Jack esté con él, yo iré de todos modos. La calle terminó en un callejón sin salida, eso me huele a trampa.

- Sé que estás aquí, preséntate y lucha contra tu cobarde.

- Eres más inteligente de lo que pareces.

- ¿Dónde está Jack?

- Está en lo alto del edificio.

- Muy bien, gusano.

- Oh, espera un minuto, sólo lo tendrás después de que me pases.

- Esperaba que dijeras eso.

En ese momento apareció el otro vampiro que había escapado del club, me habían rodeado. Necesitaba una buena pelea, necesitaba deshacerme de todos los acontecimientos de los últimos días. Sin pensarlo saqué mi pistola y disparé al vampiro recién llegado, la bala le dio en la frente, brilló y explotó sin dejar nada en su lugar, esta munición ultravioleta era realmente buena, me encantó. Me volví hacia el vampiro que se había quedado con el imbécil que se había llevado a Jack. Este cabrón fue rápido, me dio un puñetazo en la boca y casi ni lo vi, pero eso fue todo, era hora de ponerle fin. Me limpié la sangre que goteaba de mi labio inferior. Escupí la sangre acumulada en mi boca y le sonreí al vampiro frente a mí.

- Eres rápido, pero eso no es suficiente. Esto ha ido demasiado lejos, voy a acabar contigo pronto, tengo que irme, tengo que levantarme temprano mañana.

- Perra, ¿te acaban de dar un puñetazo en la cara y todavía crees que puedes vencerme?

- Basta de hablar.

Ni siquiera me molesté en sacar mis armas, quería cortar a ese bastardo. Mis espadas nunca fallaron, he luchado contra vampiros mucho más fuertes y hoy sigo aquí, esa mierda no sería quien acabaría conmigo. Vino hacia mí a toda velocidad, intentó golpearme de nuevo, pero logré esquivarlo, me agarró del brazo y clavó sus uñas, y lo dobló casi rompiéndolo, me liberé de su agarre dándole un puñetazo en la cara. Yo estaba de frente, le di un rodillazo en el estómago y un cabezazo en la nariz, y antes de que pudiera entender lo que había pasado con un solo giro le di un golpe fuerte, su cabeza cayó junto a su cuerpo inerte, tras lo cual su cuerpo desintegrado. .

Me dolía tanto el brazo que ese bastardo casi se lo rompe, pero obtuvo su merecido. Ahora sólo era cuestión de coger a Jack y marcharse.

- Jack, ¿dónde estás?

- Estoy aquí arriba.

- Voy a soltarte ahora.

- DE ACUERDO.

- La próxima vez te quedas en casa.

Me miró de una manera triste pero aliviada.

- ¿Estás bien?

- Estoy.

- Entonces vamos.

Nada mejor que volver a casa. No podía conducir, Jack me dejó en casa y se fue en mi coche, luego me llamó. Jack ahora estaba a salvo y yo podía dormir en paz. Todavía me dolía el brazo, me di una ducha caliente y lavé la herida, luego me apliqué antiséptico y me puse una venda, solo me limpié la herida en la boca. Estaba exhausto y necesitaba dormir. Mis heridas sanaron más rápido de lo normal, pero ni siquiera esta habilidad me salvaría de ir a la universidad con la cara hinchada.

Mi sueño como siempre estuvo lleno de pesadillas. Me desperté exhausto.

Estoy agotada nuevamente, menos mal que era viernes, necesitaba encontrar tiempo para descansar al menos un poco, sino me asustaría pronto.

-Este despertador es muy ruidoso.

-¡Pone! Voy a llegar tarde.

Me preparé muy rápido y bajé corriendo a la cocina. Menos mal que hay cereales aquí, sino estaría perdido. Tomé un poco y me lo comí sin añadir leche.

-Hola Mona, hermosa de corazón.

-Hola querida, ¿noche difícil?

Ella y el resto del personal de la casa saben lo que hago, han estado con el tío Harry desde que llegué aquí.

- Esta semana fue bastante tumultuosa.

- Me imagino querida, hoy si quieres le puedo pedir a Cléo que te haga esa lasaña que te encanta.

- Mona, eres hermosa, me encantaría.

- Puedes dejar a mi hija, ahora vete si no vas a llegar tarde.

Besé su frente y me fui. Mi auto estaba en la casa de Jack, tendría que caminar hasta la universidad. El camino no es muy largo, pero sí lo suficiente como para cansarse. Mi primera clase fue con Lian, eso es bueno. Desde que hablé con él tenía muchas ganas de volver a verlo. Cuando entré a la habitación él ya estaba allí, una felicidad enorme me invadió al verlo, me asustó un poco.

-Hola Beatriz, ¿cómo estás?

-Hola Kylian, ¿cómo estás?

Le di una sonrisa de reojo.

-¿Qué había en tu boca?

-Una distracción. Deberías ver cómo quedó el otro chico.

Esta vez la sonrisa fue un poco incómoda, forzada. No estaba demasiado emocionado para hablar de la noche anterior.

-Espero que estés muy bien.

-Estoy.

-¿Le pusiste algo a ese corte?

-Creo que sí, no lo sé. Estaba cansado cuando llegué a casa.

- Tengo un botiquín de primeros auxilios en mi coche.

- ¿Él tiene? Incluso parece que lo necesitas.

- Lo tengo, nunca se sabe cuando alguien lo necesitará, ya dije que estamos en contacto con humanos frecuentemente. Y me alegro de haberlo hecho. Veré esas lesiones más adelante.

- DE ACUERDO.

Asentí y traté de concentrarme en la clase, lo cual era muy difícil porque lo único en lo que podía pensar era en la proximidad del hermoso licántropo a mi lado, tenía unas ganas locas de tocarlo, abrazarlo, besarlo. ¿Qué? Puede que me esté volviendo loco. Las otras clases, como siempre, duraron una eternidad. Finalmente había llegado el momento de partir.

- Vamos a mi auto, quiero hacerme bien estas vendas.

- Todo bien entonces. El señor que manda, jefe.

Él levantó una ceja y me eché a reír.

- Eres muy mandona, ¿lo sabías?

- Supieras. Este es un punto fuerte de mi personalidad.

- Está bien, Sr. Alfa.

- Para tu información, realmente soy un alfa, así que sígueme.

- Todo bien.

Logré reprimir la risa, fue divertido verlo actuar de manera mandona, pero él sabe que yo estoy a cargo de todo en mi vida, no será un licano alfa el que cambiará eso. Tan pronto como llegamos abrió la puerta y me pidió que me sentara en el asiento del pasajero. Miró un momento a su alrededor en el asiento trasero y sacó una pequeña caja.

- Vamos, ¿empezamos por el brazo?

- Quizás, ¿te dolerá?

- Creo que puedes manejarlo.

Tenía una sonrisa burlona en sus labios, lo que me hizo sonreír también.

Me quité la camisa y solo llevaba una camiseta, tenía que tener acceso total a la herida. Cuando me quité las vendas estaba muy feo, pero el corte tenía ese aspecto de hematoma de hace una semana, cuando ya estaba sanando, pensé que era extraño, los hematomas sanaron rápido, pero no tan rápido. Lo limpió con cuidado, le aplicó antiséptico y le puso una venda nueva, la verdad es que ni siquiera me dolió. Luego llegó el momento del corte en mi boca, en ese momento me tensé, él estaba muy cerca y no podía quitar los ojos de su boca.

- Oh, ten cuidado, grandullón.

- Ni siquiera me dolió tanto.

- Sí, me dolió.

Hice un puchero y él me miró, sus ojos color avellana estaban oscuros, se acercó, por un momento estuve segura de que me iba a besar, me miró con deseo, lo vi, ¿o me lo imaginé? Cerré los ojos esperando, pero no pasó nada, lo sentí frotando algo en mi labio.

- Voy a aplicar un ungüento.

Me dio vergüenza haber sido sorprendida esperando un beso que no sucedió.

- Gracias.

Por un momento me distrajeron los grandes ojos color avellana frente a mí.

- Vaya, tus ojos.

- ¿Qué pasa con mis ojos?

- Son tan marrones que parecen chocolate.

- No digas eso como yo lo creo, gallina.

- Pero es verdad. Sus ojos son hermosos. Me perdería en ellos fácil, fácilmente.

- Gracias, me alegra que te guste.

- Vaya, ¿dije eso en voz alta?

- Habló.

Yo y mi costumbre de decir lo que realmente tengo en mente. Me sonrojé. ¡Oh!, qué vergüenza.

- Todo bien.

- Tus vendas están listas.

- Gracias.

- Todo por una damisela en apuros.

Ante esto tuve que reírme. Puedo ser cualquier cosa menos una damisela en apuros.

-Eres mi heroe.

- Siempre a tus órdenes, princesa.

- Gracias.

Hablé sin emoción en mi voz al recordar que momentos antes pensé que iba a ser besado por el licántropo más hermoso del mundo. Se dio cuenta de que estaba un poco decepcionado y trató de cambiar la situación.

- Beatriz, ¿quieres ir conmigo a la cafetería?

- Podría ser Kylian, realmente necesito despertar.

- Llámame Lian.

- Está bien Lian. Y puedes llamarme Lisy, por favor, cuando hablan con Beatriz suena como si estuvieran peleando conmigo.

Él sonrió con una hermosa sonrisa, casi me quedé sin aliento, tenía que concentrarme o terminaría tropezándome con mis propios pies. Esa situación incómoda pasó, pero no podía dejar de pensar en por qué no quería besarme.

- Vámonos entonces Lisy.

- Vamos.

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