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Daniel
Empiezo a contar los billetes.
No había duda de que gané.
-Oye hermano.... Veinte mil pavos...-
Travis viene detrás de mí feliz y literalmente acelerado.
-¿Tuviste alguna duda? - pregunto levantando una ceja.
Él niega con la cabeza.
-Normalmente tendría dudas sobre muchas cosas... ¡¡pero no sobre tus habilidades con las motos imbéciles!! -
Me agarra por el cuello encerrándome en lo que debería ser una especie de abrazo.
Travis y yo somos muy unidos.
Somos como hermanos... de hecho lo somos.
No necesitas una puta relación de sangre.
-Ahora lárgate, y enciéndeme pendejo...-
Se echa a reír pero me pasa el encendedor, mientras yo enciendo tranquilamente un porro.
Inhalo intensamente y me pierdo en la sensación que este último es capaz de darme.
-Uuu... Daniel... Creo que tu premio está listo para ser reclamado. ..-
Sé de inmediato a qué se refiere Travis.
Más aún cuando dos manos esmaltadas se posan sobre mis hombros por detrás y me envuelve un intenso aroma a vainilla.
Olor que odio por cierto.
-Oye campeón....-
Tomo otra calada y me relajo aún más.
-Stella.... Ven aquí...-
Mi premio está colocado frente a mí.
Es muy sexy, debo decir.
En estas competiciones además de dinero, también se ganan chicas.
Y esta noche el premio es ella: Stella.
Me acaricia el pecho con una mano en una caricia lenta y sensual.
-Esta noche soy todo tuyo Daniel.... Puedes hacerme lo que quieras....-
Yo sonrío.
-Oh, puedes decir belleza fuerte...- respondo atrayéndola hacia mí y deslizando una mano debajo de su diminuta falda roja.
Será mejor que no lleven nada en absoluto.
Estas cosas no cubren en absoluto de todos modos.
Me excito aún más cuando me doy cuenta de que está completamente desnuda debajo.
-Uhm....estamos listos para usar, ¿eh?-
Ella sonríe con picardía.
-No me gusta perder el tiempo...-
-Yo tampoco si por esto...-
Me muevo y la tomo de la mano.
Tengo ganas de joder.
-Me voy... nos vemos Travis.-
Mi amigo me saluda a su vez, mientras él también está ocupado con una linda morena, debo decir.
Tal vez la próxima vez me la follo.
Me acerco a un grupo de chicos que buscan a Kim.
-Oye... Gran carrera Daniel!!- me grita en cuanto me ve.
Aprieto su ojo.
-Toma, toma estas... - le digo, tirándole las llaves de mi moto.
-Llévala al lugar de siempre...-
-¿Ya te vas? -Pregúnteme.
-Gané y ahora quiero follar. Tarde terminada para mi amigo-
Se echa a reír.
Me dirijo a Meghan que tiene cara de furia.
Quería que la follara, pero esta noche no era el premio de la carrera, así que lo será para la siguiente.
Me acerco a la chica que poco antes me hizo una mamada espectacular y le meto la lengua en la boca.
-No te preocupes cariño... Yo también te follaré lo antes posible...-
Luego me voy llevándome a Stella conmigo.
Llegamos unos minutos después a su casa, porque nunca traigo a nadie a mi casa.
Está fuera de los límites.
Tan pronto como abre la puerta, ni siquiera le doy tiempo de entrar antes de abalanzarme sobre ella y su cuerpo que grita.
Mi lengua traza el contorno de su cuello mientras mis manos tocan su trasero.
Ella jadea cuando tomo su pezón en mi boca después de literalmente arrancarle el trapo de su cuerpo.
-Daniel....-
Levanto su pierna inmediatamente colocándola de mi lado.
Ya me he bajado los vaqueros y los bóxers.
No estoy de humor para juegos esta noche.
Solo quiero follar.
Ella grita fuerte cuando empujo mi polla dentro de ella.
-Oh si... Mierda Daniel....-
Me muevo dentro de ella como un animal.
Me gusta el sexo rudo y violento.
No hay dulzura en mí.
Bombeo más y más mientras lamo sus pechos.
-Más fuerte....sí...-
-Te gusta así.? -
-Ahhhhh si-
Salgo de ella y vuelvo su rostro hacia la pared.
-Agacharse...-
Ella se inclina mostrándome su bonito culo.
Lo toco y en un segundo estoy dentro de ella otra vez.
La follo por detrás mientras le tengo el pelo recogido en un puño.
-Te gusta cuando te follo así?? Um...-
Grita y se retuerce frente a mí.
-Sí.... Mierda sí... Eres fantástico Daniel... -
Sonrío porque sé que soy genial.
Sigo follándola duro hasta que me vierto en el condón.
-Ahhh.....-
Ella también está jadeando en medio del orgasmo que le acabo de dar.
La dejo tirando el condón al suelo.
Me lo llevo con un saco de patatas.
-Todavía no terminé contigo hermosa....Te voy a follar una y otra vez....-
Lili
Me limpio la cara con una servilleta mojada y la cara de Monroe está torcida por los vómitos.
Suspiro con frustración, sin darme cuenta de lo divertido que es beber hasta el punto de emborracharme en este momento y luego sentirme enferma.
Mi hermano se ha descontrolado por completo en los últimos años.
Siempre está fuera, bebiendo, teniendo malas compañías.
No parece haber rastro de la Monroe que siempre he conocido.
Todo esto, después de que muriera nuestra madre.
Mi padre siempre ha estado fuera por negocios, como ahora, y nuestra madre siempre se ha ocupado de nosotros.
Fue ella quien logró que extrañamos menos a nuestro padre.
Entonces, un día, un atropello y fuga la golpeó, y nuestras vidas han cambiado drásticamente desde entonces.
Ya no hay alegría en esta casa.
Mi padre sale cada vez más.
Monroe hace lo mismo.
Y me siento cada vez más solo.
Desearía poder retroceder el tiempo o hacer todo lo posible para reunir a los últimos miembros de la familia que me quedan.
Pero no puedo.
Los dos hombres de mi vida están más distantes que nunca.
Y yo estoy en el medio.
Siempre estoy en el medio.
A sus exabruptos, a sus broncas.
-Lili....-
Me giro para mirar a mi hermano que me llamó.
-Estoy aquí...-
-Lo siento.. -
Le sonrío aunque sea débilmente y tomo su mano en la mía.
-Siento verte reducido a esto...-
Está a punto de levantarse.
-Oye para.... ¿Qué estás haciendo?-
-Tengo que ir al baño...-
Asiento con la cabeza y lo ayudo a ponerse de pie.
Lo cual es muy difícil ya que no se sostiene por sí solo.
-Vamos.... Te llevo y luego te ayudo a meterte en la cama. -
-Gracias hermanita....- me responde dándome un beso en la frente.
Lo acompaño al baño, espero a que termine y luego lo llevo a su habitación.
Ella lo ayudó a sentarse en la cama y luego, como se hace con los niños, lo ayudé a desvestirse.
Le entrego una camisa y un pantalón, pero parece que en este momento, incluso hacer una cosa tan simple como esta, le resulta difícil.
Lo ayudo a vestirse y lo acuesto.
Lo cubro y le dejo un beso en la mejilla.
-Duerme ahora... Mañana te sentirás mejor. -
Lili
El despertador suena como cada mañana puntual.
Ojalá pudiera volver a dormir, ya que pasé la noche cuidando a Monroe.
Lo revisaba por lo menos cada media hora, para asegurarme de que dormía plácidamente y que no tenía ningún problema de ningún tipo.
Y así fue la mañana.
Y tengo que levantarme para ir a la universidad.
Por suerte son las últimas semanas.
Entonces comenzarán las vacaciones.
¡¡¡Viva!!!
O tal vez, no tanto, aplausos.
Mi única vida social, si se puede llamar así, es sólo esto.
Ve y asiste a la universidad.
Por lo demás, nada.
Una vez tuve una amiga... Samantha.
Pero ella se mudó a otro país con sus padres y desde entonces nunca más quise volver a hacer amigos.
Mi situación en casa era suficiente para mantenerme ocupado.
Llego a la cocina y enciendo la cafetera.
Mientras tanto, mi dosis diaria de cafeína está lista, estoy preparando el desayuno.
Cojo un poco de pan y lo tuesto, en cuanto está listo unto la mantequilla y un poco de mermelada de frutos del bosque que tanto me gusta.
Tomo una taza llenándola con café recién hecho.
Lo tomo todo y me siento en mi lugar habitual en la mesa.
Enciendo el teléfono mientras tomo un bocado de pan y me doy cuenta de que papá me ha enviado un mensaje de texto preguntándome si todo está bien y que me llamará esa misma noche.
Respondo al mensaje y termino mi desayuno.
Miro la hora y me doy cuenta de que llego tarde y todavía estoy en pijama.
Corro al baño para darme una ducha rápida, me recojo el pelo en un moño y me deslizo bajo el agua caliente.
Esto es suficiente para despertar todo mi cuerpo.
Me enjabono y enjuago rápidamente.
Me ato la toalla y no puedo evitar recordar el pequeño incidente de anoche.
¡Qué figura hice!
Entro en la habitación vistiéndome rápidamente.
Uso ropa interior coordinada, que es una de esas pocas cosas que me encanta comprar, y llevo jeans simples y una camisa.
Complétalo todo con un cárdigan.
Una última pasada en el baño para arreglar el pelo y listo.