Capítulo 3: Lo prometo.
10 DE ABRIL DEL 2017
Rachel aun se encontraba en el sillón, ya hacia horas que Nicholas se habia largado, pero ella habia perdido la nocion del tiempo perdida en sus pensamientos, su mirada se encontraba fija en un punto y sus caian por sus mejillas ¿cómo, por que Nicholas le habia hecho eso? Escucho la puerta abrirse sacandola de sus pensamientos y se levanto enseguida.
—Pensé que estarías en la escuela Raich—hablo Sam. Ella se encontraba dandole la espalda para que no notara la rojez de su nariz y sus ojos ya hinchados de tanto llorar camino hacia las escaleras y respiro muchas veces para estabilizarse y asi su voz no sonara ronca después de tanto llorar.
—Me sentía mal y por eso me salí.
—¿Qué es lo que tienes?.
—Que te importa — corto y subió a su habitación. Sam miro al piso y vio unos botones tirados en el suelo los levanto, sabía que algo estaba ocultando Rachel.
Por la noche llegaron Kharolan y Patrick de su trabajo y los cuatro cenaban juntos , Sam miraba de reojo a Rachel que permanecía callada, no hacia comentarios hirientes a él como todas las veces que cenaban, esto le pareció aún más extraño, ella solo jugaba con su comida con el tenedor la movia, pero no comia nada. Todos terminaron a excepcion de Rachel, dejo su plato en el lavabo para despues subir sin despedirse a su habitación.
Mientras tanto Sam se ofreció a ayudarle a Kharolan a limpiar.
—¿Sabes que le pasa a tu hermana?— le pregunto mientras limpiaba la mesa.
—No lo sé ma— comenzó a lavar los platos. — hasta se me hizo extraño que no intentara pelear conmigo— ambos se rieron. Patrick entro a la cocina y abrazo a Kharolan poniendo su cabeza en el hombro de ella.
—¿De qué tanto se ríen?— cuestiono él.
—De lo rara que estuvo Rachel hoy— hablo la castaña Patrick sonrió, para despues darle un beso a su esposa.
—Serán cosas de adolescentes— hablo el rubio.—Entonces hijo, tomara la oferta que te dio tu abuelo.
Sam se quedo en la propuesta que le había hecho Matt sobre el trabajo, el no quería que sus padres lo mantuvieran en todo, además sabia que era un buen trabajo, estaría cerca de su familia y no tendría que estar pensando cosas que no eran.
—Creo que lo aceptare.
—Me parece perfecto hijo.—giro a Kharolan y le dio un beso, que los hizo suspirar a ambos, mientras Sam terminaba de lavar los platos, se secó las manos y les dio espacio a sus padres, le gustaría algún día llegar a tener la relación de ellos.
Subió a su cuarto para recostarse un rato pero los recuerdos lo invadian y se perdió en sus pensamientos durante un tiempo. Hasta que un ruido en el tejado lo alarmo, se levanto de la cama y sin dudarlo subió a indagar, no queria despertar a su papá para no alarmarlos, queria investigar llevaba su celular en la mano con el contacto de su papá, lentamente llego encontrándose con una sombra sentada y enseguida la identifico, y bloqueo su cel, sabia que no habia peligro.
Llego hasta Rachel quien tenía en sus dedos un cigarro al cual le dio una calada y lo miro.
—Vez anda a decirles a mis papas—bramo ella.
—No está en mi decirles—se sentó a su lado, ella le dio otra calada, sintiendo el humo bajar por su garganta.
—Anda vez— lo animo —Ya no me importa nada—su voz se quebró, Sam la miro y vio que Rachel lloraba, el desconcertado la abrazo sintiendo un calor que no paso desapercibido en ambos y provoco que la rubia se quebrara más y empezara a sollozas, Sam le acariciaba el cabello, mientras sentía como su camisa se humedecía. Después de un Rato, la rubia se separó, tenía sus ojos rojos, el verde de sus ojos se oscureció, sus labios se hincharon y su nariz estaba roja.
—¿Qué te sucede Rachel?— ella negó con la cabeza, sorbió su nariz.
—Todo lo hago mal, nunca seré como tu, el niño modelo, el querido por todos, el que siempre hace las cosas bien.
—No digas eso Rachel, tu eres perfecta como eres.— esa declaración acelero el corazón de la rubia.
—Sam no me dejes sola— sus palabras salieron sin pensarlo, pero con Sam se sentía protegida.
—Nunca sus rostros estaban demasiado cerca, la tentación empezó a invadir sus cuerpo, pero rápidamente Sam se paró del suelo —No te metas tarde— concluyo dejando a ambos desconcertados que había pasado.
Rachel no entendía ¿cuándo el odio que le tenía se había convertido en deseo?.
Ella termino su cigarro, mientras miraba las estrellas, tres cigarros más tarde bajo a su cuarto donde se dispuso a dormir, cosa que no pudo.