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Capítulo 4

— Lleva días domesticado y todavía no obedece ninguna orden. Pero Sebastião no se rindió con él. — Y cuando me mira, me sorprende su belleza, cabello rubio oscuro, barba recortada y ojos de un azul tan intenso, que parecen esconder tantos secretos, que me pierdo con ganas de descubrirlos.

— ¿Ha logrado ponerse el cabestro antes? — cuando habla, su voz es tan profunda y seria que me dejaba encantada, lo escuchaba hablar durante horas y horas.

—Sí, un par de veces. A Sebastião no le gusta forzar a los caballos, respeta su tiempo, y éste es especial, es hijo de un pura sangre, su padre es un campeón.

— Estopim es nuestra mayor apuesta. —Entonces es un potro valioso. - él dice:

— Sí, hay muchas posibilidades de que sea como su padre. — digo con orgullo. — y tu novia ¿Estaba herida? Pregunto porque su lengua está llena de veneno, cobra.

- No tengo novia. — No sé por qué, pero quedé feliz con la respuesta, no soy fan de esa mujer. — Pensé que era porque tú... — No me deja completar la frase.

- No. Ella es sólo mi secretaria. - el dice:

- Perdon. Yo no sabía.

—Ahí estás Sergio. Te estaba buscando. — apareció la bruja de su escritorio.

— ¿Qué quieres Vilma? — Vaya, está irritado.

— Nada Sergio, tu hermano que te buscaba para irte. — dijo mirándolo disculpándose.

- De acuerdo, vamos. - el dice. Ella simplemente me miró con una mirada snob y una sonrisa estúpida y caminó delante de él, balanceándose. Puse los ojos en blanco.

— Que tengas un buen día. — digo y comienzo a salir. Pero no sin antes intercambiar una mirada con aquel hombre guapo y serio. Cuando me acercaba a las caballerizas, Darío me vio y vino a mi encuentro.

- Hola, buenos días.

— Buenos días Darío. ¿Viniste a ver el Colt de Eve?

— Sí. Sabes que estuve viendo el nacimiento de este Potro.

— Te mueres por tener un potro de la yegua Eve, lo sé.

— Sí, no puedo estar en desacuerdo. Ya sabéis que el sábado habrá fiesta en nuestra finca. Y estoy aquí invitándolos personalmente y no aceptaré un no por respuesta. — dice sonriendo y tocando la punta de mi nariz, siempre hace eso.

— Voy a ver si Natália va conmigo.

— Natalia definitivamente irá. Ella no se pierde una fiesta.

— cierto, a ella no se le escapa ninguna. Digo sonriendo, porque a mi loca amiga le encantan las fiestas y entretiene a todos los que la rodean.

—Te espero allí. — dice, yendo a encontrarse con su hermano y su secretaria. Nunca había visto a Sergio en persona y, con diferencia, es el hombre más guapo que he visto en mi vida, pero también la persona con el ceño más fruncido. Después de que se fueron, papá viene a verme.

— Sergio preguntó si estábamos vendiendo el Haras, esa historia me pareció muy extraña. — Dice mi padre intrigado.

— vaya papá, realmente extraño. Nuestra yeguada va muy bien. Vamos rumbo a uno de los mejores de Brasil.

— Y si Dios quiere, seremos hijas. Porque trabajamos cada vez más para ser siempre los mejores.

— y vamos a ser papá. Digo y salgo a buscar a mamá y ayudar en el invernadero.

DÍA SIGUIENTE

Pasé ayer ayudando a mamá, luego apareció Laura y nos quedamos en el invernadero durante horas.

Hoy ya hice el ejercicio en círculo con un potro que ya tenía mucha confianza, en Redondel. Ahora me voy a dar una ducha y a descansar un poco.

Estoy en el porche sentado en uno de los sofás verde bosque. No entiendo el gusto de mi madre por que todo sea verde oscuro. Veo a Natália llegar a la puerta en su auto, sale del auto y ya está hablando en voz alta.

— Hola desnaturalizado. Me vi obligado a salir de casa para hablar contigo. Ya que tienes celular y no lo usas. — Dice luciendo molesta.

— Amigo mío, estos días son demasiado agotadores. Mucho trabajo, poco tiempo.

— Tienes que vivir la vida Eloá, tu vida se limita a esta finca, y a cuidar los caballos. Tienes años. salir a conocer gente, divertirse, ver algunos vaqueros atractivos. — dice sonriendo con picardía.

—Conozco a Natalia. Incluso intento socializar, pero siempre termino fracasando, cuando veo que toda esta socialización no me agrada.

—Es que no estás acostumbrado, amigo, y para acostumbrarte tienes que empezar a participar. — dice tomando mis manos. -La vida va pasando, amigo, y tú no te haces más joven.

— Lo sé Natália, soy una tonta.

— es el tonto que más amo en el mundo. - ella dice. - también te amo amiga.

— Te voy a arrastrar aunque sea por el pelo para ir a la fiesta en la finca Manuel.

- Sé que lo harás. — digo riéndome de la loca

— Darío estaba aquí y me pidió que fuera. — Digo sonriendo y recordándolo diciendo que no aceptó un no por respuesta.

—Así es, porque sólo con una citación se puede salir de casa y vivir un poco.

- ella no es una gran amiga. — digo haciendo pucheros. — ¿No es Eloá? ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a una fiesta?

- no tengo idea. — Digo sinceramente porque ni siquiera lo recuerdo.

— Verás, esto tiene que cambiar y yo voy a ser tu hada madrina.

— Ay, que miedo, esto va a ser una mierda.

— confía en tu amiga Eloá, te divertirás mucho.

—Le creo amigo. — digo tratando de no reírme, y termino riéndome, confiar en Natália para ir a una fiesta es como salir de allí borracho. Le encanta divertirse y tener razón. Tiene años, es un espíritu libre. Hasta el día de hoy todavía no entiendo cómo somos amigos, soy totalmente diferente a ella.

— El hermano mayor de Darío está en la finca. Está con su secretaria naja, ¿puedes creer que ella estaba aquí en el semental y me llamó paleto y dijo que necesitaba entrenamiento? La odiaba mucho Natália.

— Y te metiste en su cara, ¿verdad Eloá?

—Nada Natalia, terminé diciendo que ella no valía mi tiempo.

—¿Pero por qué te atacó así?

— Tuve el coraje después de casi años logré dar una vuelta por Estrela en la carretera, sabes el miedo que tenía de perderla, estaba hablando con ella y no vi que había gente en la carretera.

— ¿Los repasaste amigo?

— Ni mucho menos Natália, ella sabe que nunca haría eso y lo bien entrenada que está Estrela.

— Conozco a Eloá pero que te ataque así. Tiene que haber una razón plausible.

— Creo que simplemente no le agrado, porque ni siquiera estuve cerca de repasarlos.

— Todo amigos, hay gente que sale de la ciudad para molestarte en tu casa, eso es una locura. Si fuera yo, la habría puesto en su lugar.

— Estoy de acuerdo, sus palabras me molestaron mucho.

— La agarraría del pelo y la arrastraría fuera del Haras.

— La agarraría del pelo y la arrastraría fuera del Haras.

— No tengo ninguna duda de que harías eso, amiga – Lo digo porque es como Natália, ella no se lleva ninguna mierda a casa.

— Y ese Sergio es guapo, amigo.

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