Capítulo 4: Volvemos a coincidir.
Mi respiración era entrecortada
a medida que aquel chico apretaba mi culo y se frotaba desesperado contra mí. Nuestras bocas se devoraban con deseo y sin pudor alguno. Un gemido salió de mi boca cuando sentí su mano adentrarse en mis panties, acariciándome con agilidad.
Estaba al borde del éxtasis y ni siquiera me había penetrado aún. Me era imposible seguir su ritmo cuando estaba tan centrada en mi propio placer.
Podía decir con seguridad que este chico solía ser un casanova que no busca nada serio, aquellos que solo buscan a chicas que estén dispuestas a tener encuentros casuales sin compromiso. Pero eso no tiene nada de malo ¿Verdad?.
Tenía que aprovechar está noche a como diera lugar. No supe en qué momento pasé de estar en una cita fallida a encontrarme aquí, con un perfecto desconocido con el que tuve suerte de coincidir esta noche.
No sabía en qué pensaba cuando decidí aceptar pasar a su departamento. Bien pudo ser un asesino en serie, o un secuestrador, que se yo. Claro que aquello no cruzó por mi mente cuando me propuso "ir a un lugar más cómodo, dónde pudiéramos estar solos", como su departamento por ejemplo. Aunque una cosa era clara, yo había aceptado porque en el fondo sabía que probablemente podría tener un poco de acción está noche, como un poco de sexo casual.
Estaba ansiosa, necesitaba ésto y no podía ser con Marlon porque no deseaba que me tocará después de enterarme que se acostaba con otra mujer. Quizás este chico si era el indicado, no para enamorarme pero sí para cumplir mi propósito.
Con ambas manos desabroche su cinturón y me las ingenié para desabrochar el botón y bajar la cremallera de su pantalón. Metí mi mano dentro de su pantalón y frote su muy palpable erección. Él soltó un gemido complacido con mi acción.
—Eres una chica muy traviesa...
Besó mi cuello dejando algunas marcas que a este punto poco me importaba que fueran visibles o no.
Estaba cegada por el deseo y no pensaba detenerme por nada del mundo hasta lograr mi cometido.
Me giro completamente hasta que quede mirando la pared, completamente de espaldas a él. Levantó con prisa mi vestido y bajo mis panties en un hábil movimiento y después de asegurarse de que estuviera preparada me penetró comenzando un ligero vaivén con sus caderas.
Sus movimientos eran lentos y yo deseaba que continuará, que me hiciera olvidar por lo menos un momento al imbécil de Marlon.
—¡Oh sí!...
La situación de Marlon estaba volviéndome loca por completo, quizá el hecho de no verlo en un largo tiempo también esté influyendo en mi comportamiento con respecto a lo que estaba sucediendo. Aquella noche que discutimos en mi casa él pasó solo un día sin llamarme ni mandarme algún mensaje. Luego volvió a buscarme y salimos pero me marché en la primera oportunidad que tuve. En estos días no he sabido nada de él, ya no me paseó por sus redes sociales como solía hacerlo.
Lo más probable es que esté siendo consolado por aquella chica y a decir verdad en este punto ya ni siquiera me importaba.
....
El encuentro con aquél chico duró lo que debía y luego de ello le pedí que me llevará a mi casa. Creí que luego de enredarme con un desconocido me sentiría mejor pero fue todo lo contrario. Una sensación de vacío invadió mi cuerpo en cuanto mi encuentro con Daniel terminó. Me sentía extraña. No me sentía yo misma para ser exacta. Me sentía al borde de la locura y ni hablar de la tristeza que se había apoderado de mí en un instante.
—¿Todo bien?.
Lo miré tratando de actuar normal.
—Si, ah... Yo creo que lo mejor será que continúe sola mi camino.
—¿Alguna razón en especial?.
—Solo recordé que tengo que hacer una parada en casa de una de las amigas de mi abuela que vive por esa calle...— mentí señalando una calle al azar.
—¿Segura?.
—Si, de verdad.
—¿Nos vemos luego?.
—Tal vez.
El chico se acercó a mí y me besó la mejilla. Se alejó mientras se despedía de mí con una mano.
Esperé en mi sitio hasta que Daniel desapareció por completo de mi vista. Suspiré mientras de la bolsa de mi cazadora sacaba una cajetilla de cigarrillos y mi encendedor. Prendí uno y luego volví a guardar la caja comenzando a caminar.
Me sentía tan culpable.
Me preguntaba constantemente si Marlon quizá se sentía igual que yo, sabiendo que me engaña con otra mujer. Lo más seguro era que no, pero mi optimismo y aquel amor que sentía por él me decían a gritos que sí, que él también lamentaba fallarme. Mucha gente pasaba por mi lado, y he de admitir que una envidia enorme me albergaba al mirar pasar parejas sonrientes y enamoradas. Deseaba intensamente que ninguna de esas parejas tuviera problemas como el que tengo ahora con Marlon, nadie merece ser traicionado de esa manera.
Muchas veces hablé con Marlon acerca de nuestro futuro, porque claro; yo quería una vida con él.
Me veía siendo madre de sus hijos, nuestros hijos. Cuando me enamoré de él creí estúpidamente que viviríamos el cuento del; vivieron felices para siempre, ahora no estaba segura de que eso realmente llegase a pasar. Mi futuro con él hoy era cosa de olvidarse.
—¿Podrías regalarme la lumbre?—. Una voz femenina me preguntó a lo lejos.
Saqué el humo del cigarrillo y comencé a buscar con la mirada el punto de dónde había provenido esa voz.
Logré ver una figura femenina acercarse a donde yo me encontraba. Logré mirarla apenas se acercó y casi no me la creo. ¡Era la chica del centro comercial!. Una sensación de nerviosismo me invadió sin que yo pudiera hacer algo para detenerlo. Mis manos sudaban constantemente.
Ella traía un cigarrillo en la boca.
—¿Tú, tú eres...?—. Ella me interrumpió antes de que pudiera terminar de formular mi pregunta.
—Nelly, soy Nelly.
Su sonrisa era encantadora.
—Iba a decir, la chica del centro comercial.
Se quitó el cigarrillo de la boca dejándome admirar la simpleza de su rostro. Su cabello era largo y brillante. Su rostro estaba libre de impurezas y sus ojos tenían la capacidad de hipnotizar a cualquiera que se atreviera a hacer contacto visual con ella.
—También. Que dices, ¿Me prestas un momento tu encendedor?.
Agite un poco la cabeza para espabilarme. Había pasado un par de días buscándola en el centro comercial, quién diría que la encontraría en la calle, en medio de la nada.
Metí mi mano dentro de mi cazadora y luego me ofrecí a prender su cigarrillo, que nuevamente colocó en su boca para que lo prendiera.
Dió una calada y después exhaló el humo mientras me miraba.
—¿Eres de por aquí cerca?—. Pregunté un poco dudosa, no solía preguntar este tipo de cosas a todas las personas con las que coincidía.
—Ah, ah...— negó. —Vivo del otro lado de la ciudad. ¿Y tú?.
Me toqué el pecho, justo de mi lado izquierdo tratando de aquietar los intensos golpes de mi corazón.
Me daba cierto temor que ella pudiera notar que me sentía nerviosa por su presencia. ¿Qué pensaría ella de mí?.
—Vivo justo a tres cuadras... Por ese lado—. Señale el camino que tomaría luego de que mi charla con ella terminará.
—Bueno...— se encogió en hombros. —no me vendrá mal acompañar a una desconocida hasta su casa.
Comencé a toser debido a que me había atragantado con mi propia saliva. ¿En serio esto estaba pasando?. ¿Por qué no podía calmarme?. Ella soltó una carcajada y después se volvió a llevar el cigarrillo a la boca.
—¿En serio?.
—¿Por qué no?. No tengo nada que hacer, supongo que será divertido.
—Ah... Ah... Claro—. Mi rostro estaba muy caliente. Me había sonrojado por su culpa.
Tal vez mis súplicas al de arriba, pero el de más arriba habían dado sus frutos. Tantos días que deseé volver a verla y hoy era casi imposible creer que estaba frente a mí, ofreciéndose a acompañarme a mi casa sin conocerme siquiera.
—¿Por qué estás tan nerviosa?. No soy tratante de blancas o algo parecido, solo estoy tratando de ser empática. Eso es todo.
Tragué saliva desviando la vista, ella no tenía idea de cómo lograba descolocar mis sentidos. Podría decir con seguridad que le parecía divertido.
—No es solo que, ah... no estoy pasando por el mejor de los momentos, eso es todo.
Sus ojos verdes me inspeccionaron con curiosidad. Sonreí con nerviosismo.
—Ok—. Soltó sin más.
Arrojó su cigarrillo al suelo y después miró la hora en su reloj de pulso.
—Aún estás a tiempo de arrepentirme de acompañarme.
— Relájate un poco ¿si?. Solo miré la hora porque quiero asegurarme de que puedo llegar a tiempo para mi novela de las doce.
Solté una carcajada por su comentario. Por lo menos ahora sabía su nombre y tenía oportunidad de encontrarla después.
Pude observar a detalle su rostro por primera vez y noté que tenía un piercing doble en el labio inferior. Quizás se perforó en estos días porque la vez que coincidí con ella en el centro comercial no la tenía, a menos que no me hubiera dado cuenta, cosa que dudo. Nos pusimos en marcha con un silencio tan incómodo como la presencia de está chica, obviamente tenía que contarle a Sasha.
—¿Qué haces paseando por aquí?—. Pregunté de pronto con curiosidad logrando que su vista se posara está vez en mí—. Digo, no lo tomes a mal pero, me dijiste que vivías del otro lado de la ciudad así que...
Ella sonrió de lado.
—Vine a encontrarme con un amigo cerca de aquí, anoche no pudimos vernos así qué decidí venir a buscarlo.
—Ya veo...— le sostenía la mirada un momento, pero dejé de hacerlo en el momento que sonrió y me guiño un ojo. Escuché que el río bajó cuando desvíe mi mirada de ella.
Un sentido de nostalgia me albergó en cuánto estuvimos fuera de mi casa, lo que significaba que era el momento de despedirnos. Le agradecí infinitamente por haberme acompañado, ella insistía en que no era nada pero para mí había sido demasiado.
—Ah, bien eh... ha sido un placer...— estaba un poco nerviosa aún pero podría controlarme en cuanto entrará a mi casa con mi abuela.
—Claro, ¿Puedo saber tu nombre antes de que te marches?.
—Mayte...
Ella asintió con aprobación mientras sonreía.
—Anotado—, sonreí con timidez y me giré para avanzar hasta la puerta de entrada de mi casa pero justo antes de entrar su voz me detuvo—. Mayte...— la miré— ¿Nos veremos algún día?.
Me miraba profundamente. Estoy segura de que los latidos de mi corazón podía escucharlos ¿Que pensara ella de mí?.
—Si ah... Yo vivo aquí y puedes buscarme si lo deseas.
—Bien, pondré como un recordatorio pasearme por aquí más seguido. Además, esta es la segunda vez que te salvó— entorné los ojos con confusión— ya sabes, aquél día en el centro comercial te devolví tu celular cuando chocaste conmigo y hoy te he traído hasta la puerta de tu casa. Supongo que buscaré la manera de cobrarlos....
Ella sonrió y yo solo la miraba. No podía creer que ella estuviera frente a mí. Era incluso más hermosa de lo que pensaba. Sin duda alguna había sido la mejor de las decisiones pedirle a Daniel que me dejara volver sola, ya que si no lo hubiera hecho quizás no hubiera tenido oportunidad de interactuar con esa chica.
—Me llamó Nelly...
Sonreí como una idiota a medida que me acostaba en mi cama. Puedo asegurar que encontrarla había sido algo bueno ya que aquel vacío que sentí después de acostarme con Daniel desapareció en cuanto Nelly estuvo frente a mí.
¿Era una señal divina acaso?. Fuera como fuera no importaba, había tenido la oportunidad que tanto había esperado desde que tuve la dicha de coincidir con ella, me la pasé algunas tardes yendo al centro comercial para buscarla. ¿Quién diría que ella llegara sola a pedirme fuego?. Tal vez el destino estaba echado a mi favor.
—Volvimos a coincidir....