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4

las porristas , donde está en constante competencia con Tania con el único propósito de hacerla abdicar y tomar la corona. Tania, a diferencia de Jess, es una chica mucho más educada a la que no le importa la popularidad ni nada más, simplemente hace lo que le gusta hacer. ¿El problema? Ella preside el equipo de animadoras y, por lo tanto, inevitablemente tiene la cola detrás. Fila que llama especialmente la atención de nuestra chica abierta.

Y, finalmente, los atletas : no hay mucho que decir aquí, excepto por el pequeño e inofensivo detalle de que todos los atletas tienen algún tipo de "encanto" que atrae a todos los géneros. En esta escuela, el deporte se toma muy literalmente, por lo que cada niño y niña que participa en él se convierte en un dios griego mediante el entrenamiento.

Obviamente siempre existe la excepción a la regla, como yo que pongo masa grasa en vez de ganar masa muscular. Aunque a estas alturas ya no tengo estos problemas, al final es lo de menos, me gusta mi panceta es tan suave y tierna que cada vez que la toco es como tocarle el trasero a un bebé. Muchos adolescentes no piensan así, se acomplejan mucho cuando en realidad lo importante es estar a gusto con uno mismo.

Especifiquemos, estos grupos son solo productos de su imaginación. Nuestro colegio, a diferencia de muchos otros, está muy "unido" porque le une un único objetivo común: ser mejor que los Martin, no solo a nivel deportivo sino también a nivel curricular y estético. De hecho, muchos nerds ayudan a los atletas con sus estudios y viceversa para los deportes. Muchos punks ayudan a las porristas con su coreografía proporcionando remezclas de varias canciones. Los populares, en cambio, intentan poner a todos al mismo nivel para que a ojos de fuera seamos una escuela de colegiales sexys y carismáticos. Al final, somos como un gran grupo.

-ah era la cara... Y pensé que era el trasero- digo poniéndome de pie. Los demás se echan a reír, mientras que el mono aún más enojado se levanta del suelo y comienza a acercarse a mí a un ritmo acelerado. ¿El quiere jugar? Vamos a jugar. Empiezo a correr por el gimnasio seguido de ella mientras la pobre Tania nos llama una y otra vez para intentar que paremos; tomada desde el momento en que salimos del gimnasio, como si estuviéramos corriendo una maratón. Después de unos buenos tres minutos de carrera, ya no escucho sus pasos; Me doy la vuelta para comprobarlo y muy a mi pesar se ha ido, uff... Quería divertirme un poco más. De todos modos, como no tengo pesos sobre los hombros, me dirijo al campo de fútbol, quiero ver cómo está mi hermano y el equipo. Pero vamos, si todo entrenamiento tiene que ser así, hasta podría soportarlo.

Empiezo a correr pero sin querer choco con algo, o mejor dicho, con alguien.

Desgraciadamente la mala suerte me persigue y el destino quiere que caiga encima de ella.

Realmente me siento como si estuviera en un fanfiction, ahora en cuanto levante la mirada encontraré a mi príncipe azul listo para ayudarme a levantarme y con unas cuantas frases preparadas como un viejito encantador me robará el corazón.

Levanto la vista para ver quién es el afortunado que se ha topado con una chica como yo.

Ah, repollo. Aparte del príncipe azul.

Blake.

"Disculpe", le digo, alejándome de él con una mirada bastante molesta. Me toma una radiografía con los ojos y sonríe. Oh, Dios mío, ¿nunca ha visto las piernas desnudas de una chica? Blake, me decepcionas.

-nah no te preocupes, de todos modos por favor Kyle.- me ofrece su mano - estas libre?- me pregunta con un guiño. Guau. ¿Realmente remolca así? Me esperaba algo mejor, todos hablan bien de eso y luego cae asi? En resumen, si tan pronto como ve a una chica hace esas preguntas, ¿cómo puede fascinarlas?

Mmm que hacer? Desafiemos al destino, vamos.

-¿en tu opinión?-

-En mi opinión, solo me estabas esperando- dice con un guiño. Disculpe, ¿me equivoco o dijo "yo" dos veces en la misma oración? ¡Y luego rima! En la escuela primaria habría sido el único niño capaz de escribir un poema decente para la maestra. ¡Buen chico!

-¿Tienes algo que hacer esta noche?- espera, a ver si te contesto que sí, juego a la casita que dice "obvio conmigo".

-Sí-

-¿Conmigo?- uff, ¿por qué no dijo "obvio"? Con "obvio" todo es más de libro de texto.

-bueno gracias por la invitacion pero me veo obligado a darte un palo. En lugar de coquetear y arreglar citas con extraños, ¿por qué no me dices qué está haciendo un chico de Martin en la escuela secundaria de Arlington?- digo mirándolo. Me mira con una media sonrisa, entiende que estoy bromeando.

-Me das el poste? ¿Pero sabes quién soy?- pregunta orgulloso.

-la mala copia de Damon Salvatore?- perdon vampiro de mi corazon por esta obvia afrenta pero, el humano tenia que entender que la mas hermosa morena de ojos azules, eres tu. Esta noche, como todas las noches, mantendré la ventana abierta solo para dejarte entrar o al menos para dejar entrar a tu cuervo.

-y quien es este... Demonio?-

-¡No menciones el nombre de Dios en vano!- suspiro frotándome las cejas, hasta mi hermano vio los diarios de vampiros. -olvídalo- resoplé molesto-, entonces ¿por qué no me dices qué está haciendo un parásito en el organismo maravilloso, que es la preparatoria de Arlington?- me mira estupefacto. Trato de enmascarar una risa con una tos, su expresión es demasiado graciosa.

-¿Es patriotismo?- pregunta incierta.

-absolutamente.-

-¡Yo tenía razón! Mierda, choqué con una loca que también tiene TOC- murmura para sí misma. Pero esto se destaca.

-¿Cómo es esta iluminación?- Pregunto tratando de no reírme en su cara. Quizá tenga una explicación plausible y no del todo absurda.

-loco porque me diste el polo y obsesivo compulsivo por tu colegio.- esto es absolutamente absurdo. En eso, él, el mariscal de campo de su equipo, es tan patriota como yo hacia su escuela; y ciertamente si uno de los nuestros hubiera sido hallado en su territorio, por lo menos nos habría torturado para que no le reveláramos el motivo de esta visita. Llevo una mano a su frente para sentir si tiene fiebre.

-¿Qué haces?- me pregunta un poco asustado, siguiendo cada uno de mis gestos con una mirada atenta. De acuerdo, confiar es bueno y no confiar es mejor, pero también me pones ansioso.

-Escucho que si tienes fiebre, te estás descarriando-

-pero si dije que eres el psicópata, ¿cómo terminé siendo uno?-

- simple, no estoy loco; Solo estoy tratando de averiguar qué están haciendo ustedes en Martin. Conociéndonos en Arlington, sé con certeza que nunca dejaríamos entrar a una escuela rival sin al menos un guardia vigilándolo. La única explicación plausible es que se coló. Y luego surge espontáneamente una pregunta, ¿qué estabas haciendo tan a escondidas?

-y entonces yo seria el loco eh-

-no, solo sufres delirios de protagonismo, no te preocupes- le digo, finalmente estallando en carcajadas ante su expresión entre sorprendida e irritada.

-escucha olvídalo y responde la pregunta que te hice, ¿por qué estás aquí?- agrego rápidamente. No quiero pasar un minuto más con un parásito.

-mh... Déjame pensar, no, no es asunto tuyo- dice acercándose a mi rostro con una sonrisa socarrona. Además de estar loco también es bipolar, vale.

-escúchame con atención, si descubro que aunque solo uno de los Martins haya combinado uno de los tuyos será una guerra abierta- le advierto y luego me alejo un poco, ¿qué es toda esta confianza para estar tan cerca? Está a punto de hablar pero una voz lo detiene.

-¿Qué está pasando aquí?- Karma me lo pagarás.

- Cariño, si quieres una cita a ciegas, solo dilo- me susurra al oído esta especie de homínido. Inmediatamente lo esquivé dándole una palmadita en la cara con la mano para alejarlo. ahora lo mato; me ha estado molestando desde que llegamos aquí y mi paciencia no es infinita.

-¡Aléjate de mi oso pardo inmediatamente!- Trato de tener más espacio entre él y la puerta pero el armario del capataz no es tan grande como me imaginaba.

-Oso pardo?- pregunta con una sonrisa divertida. Buenas palomitas de caramelo, pero ¿cómo salí? Papá me mostró demasiados videos de osos de peluche súper tiernos; me están afectando demasiado.

Y ciertas cosas no se deben decir frente a tales sujetos, podría ser fatal.

- Sí, oso pardo. Y ahora muévete - me muevo de nuevo para poner al menos dos pulgadas de distancia, no me gusta sentirme tan apretada; es sofocante.

Me pregunto cómo lo hacen los claustrofóbicos, siempre tienen este sentimiento; tipo para el ascensor. Para no entrar en él, uno sube tramos y tramos de escaleras. ¡Deberían hacerlos santos!

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