Sinopsis
Grace Santina siempre ha sido una chica fuera de lo común. Mientras las niñas de ocho años jugaban con muñecas, ella, su padre y su hermano gemelo, Michael, miraban partidos de fútbol. Pero ahora Grace ha crecido, ya no tiene ocho años, ahora tiene diecisiete y asiste a Arlington High School, pero la pasión por el fútbol nunca se ha ido. Mientras ella intenta convencer al entrenador para que la deje unirse al equipo, su hermano ya ha sido admitido desde el primer año de la escuela y ahora se ha convertido en mariscal de campo. ¿Qué pasa si un día Grace logra cumplir su sueño y finalmente unirse al equipo? Pero, ¿a qué precio? ¿Qué tan complicada puede ser la vida de un adolescente? Entre primeros amores, secretos, dudas e incertidumbres, para alguien que había planeado toda su vida desde temprana edad todo esto podía ser devastador.
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- ¡Señorita Santina! ¡Sal de mi salón de inmediato y no vuelvas a aparecer!- me grita mi amada profesora de química, abriendo tanto los ojos que por un momento temí que se le salieran de las órbitas; respira con dificultad con unos mechones de cabello blanco cayendo sobre su frente, sus mejillas están rojas y sostiene cerca de ella el extintor que ha usado en estos buenos cinco minutos como si fuera su único salvavidas. Echo un rápido vistazo a mi puesto, ahora cubierto de espuma jabonosa, para calcular cuánto tendré que postrarme a su voluntad.
Mierda. Esta vez creo que lo hice a lo grande.
-Yo-yo...- Me muerdo el labio inferior tratando de no reírme. ¡Pero maldita sea! ¿Cómo no reírse frente a una situación como esta? ¡De hecho, frente a tal persona! Esto seguramente debe ser desesperación.
Pero tengo que calmarme, o no podré resolver nada.
-¡Me explico!- Puse mis manos al frente con las palmas hacia ella en señal de inocencia - Fue culpa de una chispa--
-¡No quiero oír nada! ¡Dije que salgáis del aula!- enojada, pone el extintor en la banca más cercana a ella y luego se une a mí a grandes zancadas.
es mi final
¡Adiós mundo! ¡Adiós donas! ¡Adiós, mi único amor de chocolate!
-¡Por favor profesor!- Me arrodillo juntando mis manos en oración. Mi existencia actual depende de esta mujer, también podría arriesgarlo todo. Incluso mi dignidad.
Hombre, debería haber escuchado a Addison y no moverme de la casa... Júpiter y Mercurio no están de mi lado en estos días.
-Grace, ahórrate el sketch. Es imposible que te hayan expulsado de todos los laboratorios o cursos extracurriculares.- me mira aburrida pero podría haber jurado que vi una sonrisa en su boca. La reverencia no hizo más que aumentar su ego. Tomo una respiración profunda y me pongo de pie.
Vamos, Grace, has sobrevivido a cosas mucho peores.
- ¡El profesor tiene razón! Ahora que lo pienso, todavía me queda un curso... química avanzada; ¿Me podría dar el cronograma con las autorizaciones y todas esas cositas burocráticas por favor?-
Al sonido de mis dulces y completamente inofensivas palabras, esta santa mujer, que especificamos como santa no tiene absolutamente nada, palidece como si hubiera visto un fantasma.
-¡No, no y no! No se si me expliqué bien Santina, ya no tienes que entrar ni acercarte a uno de mis laboratorios, ya es la segunda vez que te metes en el tuyo y te aseguro que no habrá un tercio. ¿Tal vez puedas tomar clases de fotografía o teatro? O podría preguntar...- se interrumpe tratando de pensar en algo plausible. Pero, ¿qué tiene en lugar de un cerebro? ¿Azúcar morena? Tal vez sea la edad, en fin debe jubilarse en unos años si no me equivoco; su mente está empezando a jugarle malas pasadas.
- profesor con todo respeto, tal vez no entendió bien mi situación, ¡me sacaron de todos los cursos! Pero si realmente no lo cree, vaya a Anderson, Hale o al profesor James. ¡Me expulsaron de todos!- Me muerdo el labio inferior. Puede que haya dicho demasiado la última frase. en respuesta, me lanza una mirada exasperada y luego baja un poco la cabeza.
¡Vamos! Así que me honra demasiado, mi señora, también puede perdonarle la cabeza a quien-
de repente gira su rostro hacia mí y casi me asusto por el gesto; toda esta agilidad en un solo momento y la sonrisa sádica en sus labios no me tranquilizan en absoluto. Tengo miedo de saber qué se le ocurrió esta vez.
Oh sí, específico "esta vez" porque el mío querido maestro ha estado tratando de evitarme y expulsarme de esta escuela durante tres años.
-¡Serás animadora!- Casi grito y casi me desmayo.
Creo que esta es una prueba de Dios, o caes en la tentación y mientes o te mantienes en el buen camino y no dices tonterías.
Obviamente, caigo en la tentación.
-Lo siento profe pero--
-Grace no digas tonterías, estoy segura que ni siquiera te has acercado al curso de porristas- me detiene de inmediato poniendo una mano frente a mi rostro. ¡Pues hazte una pregunta y date una respuesta! Madre mía que estrés, pero que hice mal para merecer todo esto? Siempre he estado del lado de Marvel, nunca de DC; Siempre he aguantado a mi hermano, ayudo a papá a comer dulces y a subir de peso... hombre, ¡soy una chica modelo!
-Vamos profesor, está bromeando ¿no?- pregunto con una risa histérica. En realidad, habiendo hecho muchos años de gimnasia artística y manteniéndome entrenada con pequeños y completamente improvisados partidos de fútbol, estoy más que apta para ser animadora; así que no habría necesidad de hacerlo tan trágico pero mi problema son los patitos que participan en él, un poco como los que se encuentran en todas las películas americanas de adolescentes. Seguramente si fuera a pedirle a alguien un consejo sobre qué hacer, me respondería: "Grace, no puedes dejar que la gente que te rodea te limite. ¡Enfréntalos!". y estoy totalmente de acuerdo, pero también soy de la opinión de que no debería tener antecedentes penales por agresión. Prefiero evitar, gracias.
"¿Se parece a la cara de Santina bromeando contigo?" Por su rostro arrugado y sus labios fruncidos en las comisuras hacia abajo, supongo que puede pensarlo un poco. Después de todo, ella es humana, ¿verdad?
-prof ¡Nunca podría ser porrista! ¡Mírame, soy un tronco, no sé ni cómo dar un salto mortal sin romperme el cuello! Y luego si provoco un pequeño incendio aquí, allá me arriesgo a romperme no solo los míos, sino también los huesos de esas pobres niñas que están entrenando!- digo tratando de ser lo más creíble posible; tomar un curso como este con compañeros de la media chica significaría una sola cosa: ir al director cada tres veces. Y por muy tentador y extravagante que pueda ser hacer que algunos pájaros bajen la cresta, simplemente no puedo permitírmelo; Tengo un programa específico:
-Llevar una beca con el fútbol (y seguro que con suspensiones no la conseguiría).
-¡Ve al fundador del fútbol americano! ¡De quien revolucionó el deporte americano! De la segunda razón (la primera es la comida) ¡por qué me levanto por la mañana! De la renombrada por mí como: divina-inmaculada-Universidad de Princeton!
-Hacerse notar por un entrenador (posiblemente importante).
-Únete a la NFL.
- Participar en un Draft Day como mariscal de campo.
- Jugando para los New England Patriots (codo a codo con mi prometido Tom Brady).
He estado moviéndome siguiendo esta escalera paso a paso toda mi vida; desde que era un niño estudiando de manera efectiva y rápida, logré obtener un promedio alto y luego espero salir con el excelente en el último año. Nada me impedirá seguir estos seis pasos cortos pero intensos.
El profesor parece pensar en ello, sin embargo, conociéndola, sé con certeza que solo está tratando de darme falsas esperanzas.
-He estado pensando en ello y ¿adivinen qué? No es mi problema. Y mira el lado positivo de todos modos, si te rompieras todos los huesos, estarías fuera de problemas por un tiempo. Y ahora sal del salón de clases, tengo que continuar la lección. Ah y mañana hablarás con Tania, la jefa de porristas- dice y luego literalmente me echa del salón de clases cerrándome la puerta en la cara. Retiro todo lo que dije sobre su humanidad. ¡Es una bestia!
Pero mira lo que tengo que hacer.
Tomado de mis pensamientos, no siento una presencia detrás de mí hasta que una mano esmaltada en blanco se posa sobre mi hombro haciéndome recibir un golpe.
-hermosa rubia ¿qué haces sola por los pasillos no deberías estar en química?- aquí está la voz resonante de Addison. Un día de estos me va a dar un infarto; y luego para que conste, no soy rubia, soy morena clara.
-¡Maldito Adds tienes que dejar de hacerme dar ciertos golpes!- exclamo llevándome la mano al pecho- de todos modos Blanc me echó.- digo melodramáticamente fingiendo secarme una lágrima en el pómulo. Ahora que lo pienso, si el fútbol me falla, ¡siempre podría compensarlo actuando! Tal vez me ofrezcan un papel como la prometida de Chris Santina.
-Grace que has hecho?- me mira seria con la ceja izquierda levantada.
- ¡Yo nada es el que está loco! Empezó a sacar conclusiones y aquí estoy caminando despreocupadamente hacia mi casillero. Pero me detiene mi querido mejor amigo.
-sí, como aquella vez de biología en que destripaste la rana y al ver sus entrañas, asqueado, se la tiraste a la cara a Blanc mientras ella explicaba los componentes del cuerpo de esa pobre bestia- vale vale también hay una explicación por esto . Cuando lo diseccioné había salido una sustancia amarillenta con puntos negros y cositas verdes, entonces el hedor que desprendía era absurdo como si se estuviera descomponiendo... solo de pensarlo me da escalofríos; instintivamente, con un tirón, lo lancé al aire. Lamentablemente esa pequeña rana voladora decidió aterrizar justo en el rostro de mi amada profesora causándole pánico la cual en poco tiempo se reencarnó en la edición femenina de Hitler.
- ¡Oh vamos! ¡Fue un accidente!- le digo dándole una palmada en el brazo. No es mi culpa que la rana que, por desgracia, me pasó, tuviera este mundo y aquello dentro de él.
-Grace...- murmura mirándome mal.
-mh-
-Grace, o me dices lo que "accidentalmente" hiciste esta vez o no dejaré que te subas más a mi amada bicicleta- se burla resueltamente. Ah ir a chantaje? Pues ella consiguió lo que quiere, nadie me separa de su pequeña joya. Aunque siempre voy detrás de Addison porque no tengo licencia para llevarlo, es demasiado bonito para estar encima: es rápido, dinámico, azul eléctrico... ¿Ya he dicho que es rápido? Es practicamente hermoso.
-Vale, puede que haya prendido fuego accidentalmente al laboratorio de química- Digo de repente encontrando el piso interesante.
Estar bajo la mirada de Adds es como estar frente a la policía cuando estás borracho: intentas en todos los sentidos decir lo correcto para no enojarlos y, en consecuencia, no tener repercusiones.
Levanto la vista ya que todavía no me ha dicho nada y noto, para mi gran preocupación, que sus ojos color nuez primero mantienen una mirada seria como si hubiera cometido el mayor error de mi vida, para luego volverse tolerante y exasperado. Pero lo que más me desestabilizó es el cambio físico. Frente a mí ya no hay una niña de alrededor de 1,65 metros de altura, cabello castaño rizado y rasgos faciales finos sino, solo, un perro espeluznante doblado en dos que emite un grito similar al de una foca asmática.
Addison riendo hasta las lágrimas.