Librería
Español
Capítulos
Ajuste

2

-gracias por tu comprensión agrega- le digo irónicamente. Qué tonto.

-Está bien... está bien... No, lo siento... no, espera... Dame cinco minutos, ¿¡de acuerdo!?- dice entre una risa y otra. Después de unos minutos vuelve a la posición erguida del Homo Sapiens.

-Está bien, los hay. Entonces, para recapitular, ¿incendiaste el laboratorio de Blanc y ella te echó? Me estoy imaginando su cara como demasiado, maldita sea, tenía que estar allí. Sin embargo como tu mejor amiga, hermana fallida y madre adoptiva tengo que decirte que eres una completa idiota y ahora que rumbo vas a tomar?- dice un poco preocupada. Por lo que entiendo -lo sé, este año me arriesgué mucho- si no tomas al menos dos cursos extracurriculares te pueden rechazar y mi programa no incluye un año de atraso de la divina-inmaculada-Universidad de Princeton.

-Lo sé... me he metido en muchos líos, ni te imaginas a dónde quiere enviarme...- Hago una pequeña pausa para irritarla.

-¡¡ven entonces!! ¡No me pongas en ascuas!- exclama impaciente dándome palmaditas en el hombro.

-Mañana tengo que ir con Tania y preguntarle si puedo unirme al equipo de porristas- comienza a reírse de nuevo pero luego deja de mirarme a los ojos inmediatamente con una sonrisa llena de dientes. Es incluso peor que Blanc... No, en serio, nadie supera a Blanc.

-¡Pero esta es una idea brillante!- grita, aplaudiendo con entusiasmo.

-Lo siento pero no te sigo- digo sin entender lo que quiere decir. ¿Qué podría ser tan emocionante de enfrentar una sentencia de un año?

-las animadoras están cada tres por dos en la cancha, tanto para los entrenamientos como para los partidos-

-bueno... y con esto?-

Dios mío, ¿hablas en serio? Si te quedas en el campo, todo lo que necesitas hacer es que el entrenador se fije en ti, a excepción de tu hermano, todos en el equipo tienen pies de plátano; no hagamos un gol de campo de la edad de piedra, no será difícil hacer notar tu destreza, ¡oh, Dios mío! No lo pensé.

-¡Bien! ¡Y así podría unirme al equipo! ¡Amigo eres un genio!- digo saltando sobre ella llenándola de besos.

-Vale, vale, yo también estoy feliz, pero ahora tengo que volver a la clase de fotografía, de lo contrario, Anderson pone mi culito rojo- Ante esa afirmación me río, rompiendo el abrazo. Anderson me echó de su clase por romper tres cámaras; ok, reconozco que tal vez aquí fue un poco mi culpa; al menos para una máquina, ¿quién sabía que si este automóvil se mantuviera al sol durante tres días se "derretiría"?

-Está bien, ahora vete, nos vemos luego. Oh, casi lo olvido, me recogerás esta noche, ¿verdad?- le pregunto esperanzada.

- Me pregunto cuándo decidirá obtener la licencia. En fin, sí, a las ocho estoy en tu casa, prepárate, ¿de acuerdo?- Asiento con la cabeza y ella se va.

-Entonces chicas, ¿ya decidieron? ¿Quieres pedir?- pregunta impaciente por quinta vez la camarera de largas trenzas en espiga.

Y cómo culparla.

Hemos estado en esta pizzería durante unos buenos veinte minutos sin nada en los dientes, porque la princesita presente aquí, Addison, no sabe qué pedir. No tengo nada en contra, al contrario, creo que cuando te enfrentas a un menú lleno de delicias hay que elegir conscientemente pero pronto mi estómago se digiere solo por la falta de alimento.

-Ehm... Cinco minutos y terminamos- Dice sin mirarla porque está demasiado ocupada leyendo la hoja llena de cursos que tiene en las manos. Son momentos como estos en los que me arrepiento de la comida para llevar. La camarera, que parece llamarse Rose por el nombre de la etiqueta, visiblemente irritada, resopla y se va a otra mesa.

-Agrega ¡Decídete! ¡Tengo hambre!- exclamo exasperado. ¡Quiero comer!

-¡Está bien! Lo hice, discúlpame...- llama a Rose, -Tomaré un té de margaritas y melocotón, ¿tú Grace?- me pregunta. ¡Ay por fin! Entonces, ¿dónde está mi lista?

-Tomé una capricciosa, dos porciones de papas fritas, un supplì, una croqueta de papa, una Coca-Cola... mh sí, posiblemente sin azúcar, sabes que me gustaría mantener mi figura y... ¡ah sí claro! ¿Podrías traer también ketchup y mayonesa? Gracias.- la chica toma nota y rápidamente desaparece en la cocina sin darnos media mirada ni una palabra de amabilidad. Me giro hacia Addison y por la mirada que le da a la camarera sobre su hombro entiendo que ella también la ha molestado, estoy a punto de preguntarle cómo estuvo su día cuando un delicioso olor a carne se me mete debajo de la nariz.

Diablos, esto es lo que olvidé, tenía que preguntarle sobre, eh, un... ar... ¿arottini? ¿Posible?

-pero yo no quería las papas fritas- pregunta interrumpiéndome de mis pensamientos. Oh pobre tonto.

-de hecho no soy para ti- le guiño un ojo, sonriendo burlonamente. No quiero sonar como un pozo sin fondo, pero mi debilidad es el italiano.

No es broma, es comida en general.

Si estoy en este lugar ahora, es porque esta mañana encontré la fuerza para levantarme de la cama pensando en el desayuno y seguí viviendo el día imaginando lo que tendría para el almuerzo y luego para la cena. La comida es mi única razón de vivir. ¡Abajo las dietas de las modelos de Victoria's Secret! ¡Las chicas tenemos que crecer y construir músculo!

Brochetas! ¡Esto es lo que tenía que preguntarle!

-¡Maldita sea!- exclamo, golpeándome la frente. Las cosas importantes siempre me llegan en un estallido retardado.

-¡¿Qué?!- pregunta alarmado por esta foto mía. No quise asustarte, pero esto es un asunto serio. Demasiado.

-Olvidé decirte algo-

-¿A quién?-

-¡A Rosa!-

-¿Y quién es Rose?- Frunzo el ceño. ¡¿Cómo no leyó la etiqueta que la mesera tenía en su blusa?! ¡Estaba frente a ella todo el tiempo! Por supuesto, demasiado ocupado leyendo el menú.

-Mi abuela-

¿Tu abuela no se llamaba Lexy? Espera, no me digas que ese es el apodo con el que llamas a tu abuela Anthar--

-¡Shhh! ¡No digas ese nombre!- La interrumpo antes de que diga el nombre completo. Solo quería provocarla un poco, no quería arriesgarme a que me maldijeran. Esa mujer, mi abuela y madre de mi padre, es una bruja. Da tanto miedo que si estuviera en un cuarto oscuro, a solas con el diablo, estoy cien por ciento seguro que como rey del inframundo lo convertiría en un verdadero angelito.

-La sirvienta, el nombre de la sirvienta es Rose. Estaba escrito en la etiqueta. De todos modos, ella está en la mesa detrás de mí, si te mira, ¿puedes hacerle señas para que se acerque?- Sonrío un poco inquieta, no suelo ser así pero me doy la vuelta a propósito esperando que me mire. mí y luego hacer que ella venga aquí No lo haré me parece apropiado.

La joven damisela frente a mí resopla juguetonamente y luego la llama. Pero a ella no le importa.

-Por favor dígame.-

-Quería preguntarte, ¿qué son los "kebabs"?- pregunto con cierta curiosidad, Agrega en cambio se echa a reír.

Ella no entiende nada al respecto.

La cocina de este restaurante es divina y cada vez que encuentro algún plato nuevo, lo pruebo enseguida; por lo general mi paladar siempre está satisfecho.

- los arrosticini son muchos cuadrados de cordero colocados en una brocheta de unos veinte centímetros de largo, cocinados a la parrilla. Los recomiendo, son muy buenos.-

-Entonces también una porción de esos, gracias- Rose escribe el pedido y se va. A mi mejor amiga ya no le molesta lo mucho que como, con el tiempo se acostumbró a pensar que si no robo todas las existencias de comida de los restaurantes o locales de comida rápida a los que vamos, es que o yo Estoy enfermo o más simplemente, las citas con mi doble salieron mal.

Agrega sonrisas divertidas, luego convierte su rostro en una expresión seria.

-Grace, tengo que decirte algo...- dice con voz fría. Suele usar este tono solo para cosas importantes y reconozco que estoy un poco asustado. Esta chica es una sorpresa constante, nunca sabes que esperar de ella; un poco como en Avengers Endgame. Esa película fue una sorpresa constante, llena de giros y vueltas. Las mejores tres horas de mi vida. Lo único que me intimida es que lloré en esa película.

-Dime- digo insegura.

-¡¡Tengo apartamento!!- exclama emocionada aplaudiendo. ¿Fue una sorpresa? Porque… W-wow, seguro que es lo último que esperaba escuchar.

-Q-que? EE donde?-

-A diez minutos de tu casa, no te preocupes- Dejo escapar un suspiro de alivio ante esta declaración.

Para mí Addison es una de esas personas imprescindibles para vivir; La conozco desde que tenía tres años, desde el jardín de infantes... Recuerdo que apenas entré al salón de clases, vi a una niña pequeña de cabello castaño que estaba discutiendo con otra niña; Todavía recuerdo su nombre, Julia. Me interpuse entre ellos y los separé. Desde ese día siempre nos hemos apoyado y apoyado mutuamente. Sinceramente, no sé qué haría sin ella.

-¿Y qué dice tu padre?-

-Pues que debe decir... Ya sabes, desde que mamá se fue y papá se casó con Katia esté yo aquí o no, para él es lo mismo. Grace tu sabes mas que nadie como me trata, estoy cansada de esta situacion y dentro de unos meses tendre dieciocho creo que podre cuidarme sola.- dice impasible mirándose las manos. Ella sufre, sufre mucho, pero en cuanto se da cuenta de que ha dejado traslucir esa vulnerabilidad, se levanta un gran muro frente a ella. Desde este punto de vista somos iguales aunque nunca podría comparar lo que ella tuvo que sufrir y la razón de su armadura.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.