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2

—Fóllame el culo.— Le pide desesperada por lo que saca de su ano el dildo, con el que estaba estimulando y dilatando la zona, para poder penetrarla, pero con su miembro. —tú sabes cómo me gusta bebé.

En cuatro patas, sobre la cama levanta su pelvis, dejándole una visión preciosa de sus glúteos, de su apretado ano, por lo que lo escupe y le mete dos dedos que gira a un lado y al otro mientras se masturba para ponerse más dura la polla. De pronto se inclina a morder uno de aquellos y ase asegura de dejar la marca de sus dientes en el.

—¡ahhh! Mmm tú sabes cómo me gusta.— le dice girando su cabeza y mirándolo para luego hacer un gesto lascivo con su lengua.

Le encanta el dolor y a él provocárselo.

Abre su mano derecha y ¡zas! Le efectúa un fuerte golpe en una nalga y continúa haciéndolo hasta que puede ver su piel roja e hinchada.

— ¡SIII! ¡SIII MI AMOR! ¡SIGUE BEBÉ! ¡SIGUE, NO PARES!—. Y mueve su pelvis buscando que no detenga sus nalgueadas.— mmmm, bebé, ya estoy lista. Fóllame duro.— le pide con urgencia.

Le encanta escucharla suplicar y que le pida que la destroce con su erección.

— Házmelo ya, por favor.— le ruega y no quiere hacerla esperar más.

Su urgencia se vuelve la de él.

Escupe en su orificio viendo como su saliva entra en su recto y este se contrae y lo vuelve loco. Se toma su falo entre su mano izquierda, ubica la punta de su verga en la entrada y comienza hacer presión abriéndose el paso poco a poco.

— Ahhh, hazlo ya.— se impacienta, entonces no la hace esperar.

Se hunde y sabe que el grito que hizo eco en la habitación no fue de dolor sino de placer.

— Sigue, por favor.— le dice arrastrando las palabras y temblando completamente excitada.

Él se mueve con fuerza cacheteando sus glúteos constantemente. La enviste tan fuerte como puede y mes deleito con sus gemidos de placer.

Ella goza y él también. Es la tercera vez que se la coge y siempre le pide que sea más violento al hacerlo porque es eso lo que la excita y le da satisfacción. Lo había contratado porque necesitaba algo de diversión en su vida dado que lleva 20 años casada y está cansada de fingir que goza y que le gusta lo que su esposo le hace en la cama.

Mariana Villalva tiene millones y millones de dólares y podría darle lo que desee, de hecho, en su primer encuentro, 5000 dólares fue su pago, en el segundo, una motocicleta y en el tercero, otro auto de colección. Pero si quería seguir viéndose ella tendría que mover sus influencias para darle lo que deseaba.

Dante ya no se conformaba con ser un simple “nene bien” con el que varios se divierten en el The Clímax a cambio de una paga. No. Quería ser famoso, deseaba que todas en todas partes del mundo se enteren de su existencia, que lo deseen hasta en el lugar recóndito del planeta. Literalmente él quería ser el centro del mundo y sólo el protagónico de una película importantísima que se filmara en unos meses en Hollywood, podría dárselo.

— Fóllame duro.— le pide y sus deseos son órdenes, por lo que levanta sus piernas y las ata a cada extremo de la cabecera de la cama para mantenerlas abiertas y poder entrar en ella con más profundidad y penetrarle el ano con fuerza mientras la masturba con sus dedos introduciéndolos en su vagina.

—ahhh… ahhh.

Gime…

Disfruta y él lo hace con ella, los dos la pasan bien, los dos se deshace sobre el cuerpo del otro.

De pronto le pide que se coloque el arnés para experimentar una doble penetración y lo hace.

Se hunde en ella mientras mantiene su dedo pulgar bailando en su clítoris y cierran los ojos para intensificar la magnífica sensación que experimentan sus cuerpos que desbordan por tanto placer.

—Más fuerte.— esa mujer es insaciable y siempre quiere más, tanto que lo desborda.

Desata sus piernas y la alza entre sus brazos para llevarla a la isla en la cocina, jalarla de los cabellos y pegar su rostro en la mesa. Instintivamente ella sube una de sus piernas sobre el mármol se abre completamente para él.

—Buena chica.— dice inclinado para lamer su sexo y el ano con devoción.

Le gusta.

Vuelve a ubicarse en la entrada de su vagina y de un solo envión se adentra en su cuerpo.

El ruido de sus testículos golpeando su cuerpo es exquisito para ambos y eso ahce que se mueva más rápido sin detenerse.

Estruja sus pechos, muerde y estira sus pezones causándole un agudo dolor que ella disfruta y se deshace completamente delante de él.

Ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que la hizo llegar al orgasmo, y puede ver y sentir en lo mojado de su torso desnudo sobre el que ella ha eyaculado varias veces. A diferencia de é, que ha llegado al orgasmo tan sólo en dos ocasiones.

Lo que no deja de obsesionarle y no solo en ella, es cuando le suplican que les termine en la boca y verlas tragar su semen le vuela la cabeza y no todas hacen eso por eso él se arrodilla a sus pies. De echo en la intimidad observar que hacen eso lo hace arrodillarse a sus pies.

—Vamos mami déjate ir para mí.— y cómo si esas fueran las palabras mágicas, la orden para que pueda liberarse, se deja ir, se derrite, con él aun dentro suyo.

—Ahhhhhhhh…— la enviste un par de veces buscando su propio placer y cuando siente que esta por alcanzarlo, saca su miembro desde dentro de su vagina y se lo lleva a la boca para que lo ayude a llegar al éxtasis. —mmm…

Ni bien alcanza el orgasmo, se retira de la habitación, hacia uno de los baños de la casa que conoce perfectamente, para higienizarse y luego hablar sobre lo que deseaba, lo cual sería la única paga que aceptaría de parte de ella.

—Hable con la productora a la que conozco hace años, pero me ha dicho que es imposible que puedan designarte dado que se trata de un proyecto importante y por eso contratarán figuras, lo que ellos llaman de primera.— explica y esto no le gusta nada a él.

—Eso quiere decir que no tendré el protagónico de esa inmunda película.— dice despectivo y sentándose en el sillón.

— Bueno, pero eso no importa porque tengo el dinero suficiente para darte lo que desees.— intenta seducirle desde la cama, pero a Dante no le importa eso porque tiene todo el dinero que puede desear, ahora él quería ir a lo grande. Ser sumiso es divertido, pero ser amo sería mucho más ¿no?

—Ser parte de la película deseo, pero si no puedes con eso.— comenta y se pone de pie lo cual a ella eso no le gusta dado que quiere seguir.

—¿Qué haces?.

— Me voy, he terminado.—y toma de encima de la mesa de luz los papeles del auto que revisa que estén todos a su nombre y por último las llaves del vehículo.

—Pero amor.—se pone de pie inmediatamente y se acerca hasta tomarle el rostro, pero da un paso hacía atrás.

—¿Amor? Esto es un negocio para los dos y lo sabes. Te di lo que buscabas y yo.— levanta los documentos y la llave mostrándole su paga.—lo que quería. Y cómo ahora lo que quiero no me puedes dar, entonces no tengo más nada que hacer aquí.— y se da media vuelta para dirigirse hacia la puerta escuchándola gritar y protestar como una loca.

—¡NO ME PUEDES DEJAR!—. Le advierte desquiciada a viva voz.

—¡YA NO ME SIRVES!—. Es lo ultimo que ella escucha antes de que un golpe a la puerta la deje sola con sus gritos. —histéricas.— musita negando mientras carcajea y observa, estacionado, su "bebé" —siento que me corro al verte.— le habla a su nueva adquisición mientras observa en detalle las ruedas, los espejos y lo acaricia mientras lo rodea hipnotizado por tanta belleza.

Mira por ultima vez la mansión y se detiene a escuchar los gritos de la mujer quien grita que nunca va a encontrar una mujer que lo haga gozar como ella y carcajea. "Dante, dejas locas a todas." se comenta a sí mismo mientras ríe subiéndose a su nuevo bebé un majestuoso Ford Mustang descapotable color blanco exportado directamente de Estados Unidos y acelerando a toda velocidad es que sale de la imponente casa de la señora Villalba, esposa de uno de los empresarios petroleros más importante de Latinoamérica.

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