5
—Bien, dime, Venus, ¿porqué Jay y tú discutieron? —preguntó el oficial.
Estábamos sentados en el pequeño comedor, papá estaba a la par mía mientras que el oficial estaba estaba frente a mi.
—Su novia estaba molestando a alguien, yo sólo la defendí —expliqué. Era increíble que pensaran que quizás yo haya asesinando a alguien. Yo, quien se siente culpable si aplasta a un insecto.
El oficial apunta en su libreta.
—¿Cómo se llama la chica a quien defendiste? —pregunta.
—Lucy.
El oficial me mira de inmediato, totalmente pasmado.
Frunzo mi ceño ante ese gesto.
—¿Lucy? ¿Mi hija? —inquiere sorprendido.
Yo también lo estoy. ¿Lucy es su hija?
—Pues no lo sé, ¿cuantas Lucys hay en la universidad? —lo miré sin entender.
—En definitiva es mi hija —pone la libreta en la mesa y se soba la sien—. Todavía la siguen molestando —murmura para sí mismo. Se queda un momento pensativo para luego mirarme—. ¿Kate la molestó?
—Eso creo, ella le estaba haciendo preguntas extrañas y Lucy solo negaba. Hasta intentó pegarle —añadí, aunque no sabía si estaba haciendo bien en decirle, quizás Lucy no quería que sus padres se enteraran. Genial, ¿en qué lío me he metido?
El oficial negó con pesar.
—Gracias por defenderla, Venus, hablaré con mi hija. Pero necesito saber qué fue lo que sucedió con Jay. ¿Había alguien más ahí? —quiso saber.
Recordé, estaba el amigo de Jay y las dos amigas de Kate. Nadie más, ah, y Rich. Rich pasó a nuestro lado sin decir nada, pero él miró todo. Además, los chicos luego se fueron por donde él se había ido primero.
¿Debería de contarle eso al oficial?
Luego te haré una visita a tu casa. Eso fue lo que el oficial le dijo a Rich hace rato. Por algún motivo, quise defenderlo.
—No, sólo estábamos nosotros. Las amigas de Kate y el amigo de Jay. Lo siento pero no tengo la menor idea de qué le pudo haber pasado a Jay, si me disculpan quiero ir a mi habitación.
—Claro, está bien. Nosotros seguiremos preguntando si alguien vio algo.
—Luego hablamos tú y yo —me dijo Kyle cuando me puse de pie. Le di una mirada rápida pero no respondí.
—Espero que la verdad se sepa pronto —le dije al oficial.
—Eso espero tambien. Y gracias otra vez, por lo de mi hija.
Le medio sonreí.
—No tiene que agradecer. Lucy no se merece eso. Nadie se lo merece.
Les di una última mirada y subí las escaleras. Necesitaba pensar con claridad, mi cabeza daba vueltas. Todo había ocurrido tan rapido. La muerte de Jay, los problemas ahora con Kate. Rich.
Rich.
¿Porqué siento que guarda tantos secretos? Parece un chico inseguro, solitario y tan misterioso. Desearía poder descifrarlo. Lo que pasé hoy con él fue... lindo. Necesitaba relajarme un poco y Rich lo consiguió. Me siento bien estando con él, pero también hay algo en Rich que... asusta. Quizás su forma de actuar, de mirar a los demás, los mira con odio o... rencor. No lo sé. Su mirada de hace rato era de no quiero hacerte daño pero es necesario.
Quizás me equivoque.
O quizás no.
•
Mientras estaba sentada en el escritorio de mi habitación tecleando algo en la computadora, dos golpecitos en la puerta me hacen girar la cabeza a ella.
Es Kyle.
—Saldré a trabajar, hoy me toca el turno de la noche —anuncia—. ¿Necesitas algo?
Niego.
—Venus, me gustaría tanto que habláramos, pero esta bien. Te daré tu tiempo —añade—. No salgas sola, es peligroso de noche. Y no le abras la puerta a desconocidos.
Rodo los ojos y vuelvo mi vista a la computadora.
—Ya entendí —musité.
—Bueno, me voy —suspira y sale de mi habitación.
Dejo de teclear y me dejo caer en el respaldar de la silla. Esto no está funcionando. Me rasco una ceja y me pongo de pie. La habitación era estilo antiguo, como la de una niña hace unos veinte años. No lo sé. La cama era pequeña, solo para una persona. Había un mueble viejo en el que guardaba mi ropa, un espejo medio pañoso y una ventana a un costado. No entiendo porqué Kyle puso lujos en otras partes de la casa y aquí no.
Es raro.
Me dirijo a la ventana y observo cómo Kyle se monta a su auto y se aleja. Es de noche, afuera los árboles se mesen de un lado a otro. Hace frío, incluso puedo sentirlo dentro de la casa. Hay luna llena hoy, eso hace que pueda ver con claridad el bosque, puedo ver si alguien pasa o no.
¿Te ha dado esa sensación de sentirte observada? Es algo raro que sientes cuando estás completamente sola rodeada de árboles, pero a la vez sabes que no lo estás del todo. Pues eso siento ahora. Es como si alguien me observara desde los árboles, sé que está allí. Lo siento. Y también lo sé por el escalofrío que me acaba de dar.
Corro la cortina y salgo de mi habitación. Ya me dio hambre. Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina. Ahí me preparo un sándwich.
Mi teléfono suena en una llamada. Lo saco de mi bolsillo delantero del pantalón y miro quien es.
Es Madison.
—Madd, por fin —digo al contestar. Me siento en el comedor de la cocina.
—Lo siento, no había recepción en donde estoy, por suerte ya arreglaron el problema —responde, se nota agotada—, ¿tú cómo estás? ¿Papá cómo está?
Le doy un mordisco a mi sándwich.
—Estoy intentando ser parte de esto, Madison, ya que no tengo otra elección.
—Venus, sabes que tenía que hacerlo —suspira—. Pero cuéntame, ¿cómo es la universidad? ¿Conociste a algún chico ya? ¿Hiciste alguna amiga?
—Maddy, no quiero hablar sobre eso.
Tampoco quería decirle sobre Rich, o quizás ella me pueda dar algún consejo.
—Vamos, cuéntame.
—Bien —cedo—. Hay un chico.
—¡Lo sabía! —exclama— ¿cómo es? ¿Es guapo?
—Cálmate, sólo somos amigos. Pero se nota que es buena persona, algo inseguro, pero buena gente —di otro mordisco a mi sándwich.
—Pero te gusta.
—Apenas lo conocí ayer —solté—. Eso es imposible.
—Por supuesto que no. Gustar es gustar. Querer es otra cosa. Yo puedo decir que conocí un chico hoy y ya me gusta —explica— y también si te llama la atención. Es lo mismo. Creo.
Ni si quiera le entiendo.
Pero no es como que me guste Rich, solo me cae bien es todo. Es como si ya lo conociera de antes, no lo sé, es un sentimiento extraño y nuevo.
—Es como si lo conociera de antes —confesé—. No lo sé, es una locura.
—¿Y como se llama? —ahora parece más interesada.
—Rich.
Silencio.
—¿Maddy?
Escucho su respiración pero no contesta.
—¿Hola? Tierra llamando a Madison.
—Venus, ¿dices que se llama Richard? —inquiere.
Tiemblo.
—¿Cómo sabes su nombre? —pregunté.
¿Qué está pasando?
—No, nada, es sólo que lo supuse. —mintió. Sé que mentía—. Venus, solo quiero que me hagas una promesa —pide.
—Dime.
—No te confíes mucho de él, ¿si? Ya sabes cómo son los chicos. No quiero que te lastimen.
Algo raro estaba pasando, podía sentirlo.
En ese momento tocaron la puerta.
—Están tocando la puerta, tengo que irme.
—Promételo —insistió.
—Si, está bien. Te llamo luego.
Y corté.
Me puse de pie y me dirigí a la puerta, pero antes de tocar el pomo y abrir, escuché la voz de un hombre:
—¡Kyle! ¡Vamos, Kyle, sé que estás aquí! Tenemos una deuda pendiente —exclaman del otro lado, sea quien sea esa persona no se escucha feliz—. ¡Abre la maldita puerta, Kyle! ¡No seas cobarde!
Papá dijo que no abriera a extraños y no pienso hacerlo. Las manos me empezaron a temblar y un miedo horrible se apoderó de mi. Es decir, estaba sola, en medio de la nada y un loco estaba aporreando la puerta y diciendo cosas feas.
Decidí alejarme uno poco de la puerta y estar en silencio. Solo rezaba para que se fuera.
—¡Kyle! ¡Abre o si no entro a la fuerza! —silencio— ¡Kyle!
Desearía llamar a Kyle pero no me atrevo, así que sólo espero que ese loco se vaya pronto.
—¡Bien! ¡Tú te lo buscaste! —dijo.
De pronto no escuché nada, solo pasos alejándose. Pude respirar tranquila, pensé que ese hombre se había ido ya que sus pasos se alejaban. Bien, todo pasó, me dije. Sólo fue el susto.
Me iba a volver a la cocina, pero un estruendo de un vidrio quebrándose me hizo gritar. Noté que habían roto el vidrio de la ventana a pocos pasos de mi, también noté la pierna de un hombre pasándose por ella.
Entré en pánico.
¿Ahora qué hago? Subí las escaleras rápidamente y me encerré en mi cuarto. Retrocedí lentamente sin quitarle la vista a la puerta, temía que en cualquier momento ese hombre la forzara y pudiera abrir.
—¡Sé que estás aquí, Kyle, pude escucharte!
Seguí retrocediendo, hasta que de pronto sentí unas manos en mi boca, impidiéndole hablar. Pataleé y forcejeé con quien sea que fuese.
—Shhh soy yo, tranquila —susurró una voz familiar en mi oído.
Era Rich.
Pude respirar tranquila y me calmé.
En cuanto Rich me soltó me giré a él. Estaba vestido completamente de negro.
—Rich, ese hombre de allá abajo... no sé qué hacer. Hay que llamar a al policía —sugerí un poco nerviosa.
—Cálmate, —acuna mi cara en sus manos. El miedo se va disipando poco a poco—. Ahora estás conmigo, ¿esta bien? Yo te protegeré.
Yo te protegeré. Esa frase yo ya la había escuchado antes, pero no sé dónde, mi mente está en blanco en estos momentos.
—Bajaré, conozco a ese tipo y le diré que tu padre no está.
—Pero ¿qué quiere de mi padre? ¿Tú sabes algo? —quise saber.
—Luego hablamos —me dice—. Espérame aquí y no salgas.
Asentí repetidas veces.
Rich se dirigió a la puerta y salió de mi habitación. Yo sólo podía esperar. Me senté en un extremo de la cama y esperé. Ojalá nada le pase a Rich, sería demasiado ¿triste? No lo sé, apenas y lo conocía. No podía tener sentimientos por él. Como dijo mi hermana, quizás sólo me llama la atención. Nada más.
Minutos después escuché cosas de vidrio romperse. Me puse de pie de inmediato, queriendo ir a ver. Pero me detuve en seco al recordar lo que Rich me pidió. Que no saliera. Esperé otros minutos hasta que, de pronto, se escuchó un disparo. Di un brinco en mi lugar y el miedo se apoderó de mi. No lo pensé dos veces, salí de mi habitación y bajé las escaleras, buscando a Rich por doquier. Pero no había ni rastros ni de él, ni del tipo.
—Así que tú eres la hija de Kyle —dijo una voz a mis espaldas. Con lentitud me giré hacia él. Él estaba de pie, frente a mi, y me apuntaba con un arma—. Venus Maxwell. Volviste, niña.
Quise decirle que nunca antes había vivido aquí, pero no me dio tiempo, ya que Rich apareció detrás de él y, en un rápido movimiento, le quitó el arma.
—Lárgate, Jhons —espetó, apuntándolo con la pistola.
—Richard. —sonrió de lado—. Qué bonito es verlos juntos de nuevo —nos miró. Dudé, ¿cómo que vernos juntos de nuevo? Él sería la segunda persona que dice lo mismo. Miro a Rich con dudas, él no me mira.
—Cierra la boca y lárgate —zanjó—. Sino...
—Está bien, Rich, ya entendí. Sé lo que puede pasarme. —se dieron una mirada extraña—. Solo díganle a Kyle que tenemos algo pendiente.
El hombre avanzó y, cuando pasó justo a la par mía, me dio una sonrisa aterradoramente feliz. Sus ojos me decían muchas cosas, cosas que no podía entender. Ahora sabía que ese hombre sabía cosas que yo no. Y tenía que averiguarlas.
Jhons abrió la puerta y salió.
—Ya pasó todo, V —Rich se puso a la par mía y pasó su brazo por mis hombros, reconfortándome.
Ahora solo sabía que tenía que buscar a Jhons y exigirle respuestas.