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3

Llovía.

Casi todo el pueblo vino a ver el cuerpo sin vida de ese chico, todos estaban aquí con sombrillas. El chico estaba en las orillas del río, tenía la misma ropa de ayer, ya que era el mismo que me había tomado de la cara y amenazado. Era el novio de Kate. Kyle me había acompañando ya que no quería que viniera sola, así que ocupábamos la misma sombrilla.

La policia había venido, estaban examinando el cuerpo. Nadie podía pasar a verlo, los padres de ese chico lloraban desconsolados abrazados el uno con el otro. Me dio algo de tristeza, sin embargo, me pregunto quién habría sido capaz de hacer algo así. O tal vez el chico solo se lanzó del puente y murió. Aunque ayer no parecía un chico con problemas suicidas.

Esto es muy raro.

Observo a Kate, está de brazos cruzados observando a su novio, su cara está inexpresiva, pensativa. Cualquiera diría que no está sufriendo, ya que ni siquiera llora. Pero algo me dice que está sufriendo por dentro.

—Tenemos que irnos, hija, tienes que ir a clases —dice mi padre a lo bajo.

—Adelántate —le digo—, yo quiero hacer algo antes.

Lucy estaba a unos pasos de mi, estaba sola y aterrada. Se miraba en sus ojos.

—Está bien. No tardes.

Y se va.

Camino hacia Lucy y me pongo a la par suya, ella me nota.

—Qué terrible, ¿no? —me cruzo de brazos poniendo los labios en una sola línea.

La escucho limpiarse la nariz, eso me dice que había estado llorando. Se ve que es bien sensible.

—S-si —tartamudea.

—¿Lo conocías bien? ¿Cual era su nombre? —quise saber.

—Estudiábamos juntos desde el kinder, —respondió—, no era tan malo como parecía, sólo era un chico enojado con el mundo. Su nombre era Jay.

Algunas personas se empezaban a ir.

—Entiendo —musité.

—No es la primera vez que ocurre —dice pensativa.

La miro de inmediato.

—¿Qué cosa?

—Las muertes —responde— en los últimos años se han visto casos así. Personas muertas sin explicación alguna. Desapariciones —se encoge de hombros—. Supongo que sea quien sea que haga esto ya tenía visto a Jay.

¿Asesinatos? ¿Desapariciones? ¿En que ciudad me vine a meter?

—¿Y no tienen ninguna pista de quién podría estar haciendo esto? —quise saber, temerosa.

—No —es lo que dice—. A veces solo esperamos y esperamos a que el siguiente caso suceda.

Miro para todos lados, al bosque, ya no me siento segura, más bien me siento observada.

—Me tengo que ir —se despide—. Nos vemos en la uni—me sonríe triste y se aleja.

Todos se empiezan a dispersar y a irse, murmurando cosas, planteando posibles hipótesis sobre lo que sucedió. Miro por última vez el cuerpo, se ve azul de haber pasado tanto tiempo en el agua. En ese momento siento miedo, miedo de saber que hay alguien asesinando gente y desapareciendo a las personas.

Me vuelvo sobre mis pies y empiezo a caminar hacia el bosque, por el camino que lleva a casa de Kyle. Una que otra ráfaga de viento sopla, haciendo que las hojas de los árboles se mesan, provocando escalofríos en mi piel. Me abrazo a mi misma y apresuro el paso.

—No deberías estar por estos lados sola —dice una voz a mis espaldas.

Doy un pequeño brinco en mi lugar y jadeo del susto, volviéndome a esa persona.

Es Rich.

Usa unos vaqueros negros y un suéter blanco. Rich me sonríe de lado, y no puedo evitar que algo dentro de mi se remueva con esa simple sonrisa. Ahora no me parece tan terrorífico y raro. Por alguna razón le devuelvo la sonrisa.

—No me dan miedo los lugares así —respondo.

—La mayoría de la gente no viene al bosque, les da miedo —se acerca más a mi, pasándome de lado. Como no me muevo me mira— ¿no vienes? —inquiere.

Ah, creo que me quiere acompañar a casa.

Me encojo de hombros y asiento. Camino hacia él y los dos empezamos a caminar por los solitarios y friolentos caminos del bosque.

—Las personas le temen a lo que no conocen —musité, respondiendo a su anterior comentario—. Supongo que piensan que el bosque guarda muchos misterios.

—No es por el bosque, quizás lo que ocurra en él —responde. Sentí que me miró. Le devolví la mirada totalmente desconcertada. Supongo que dijo eso por la persona que asesina y desaparece a la gente.

—Tal vez —dije—. Pero veo que a ti no te da miedo —murmuré.

Estábamos cerca de casa.

—No, además, vivo cerca de aquí. El bosque es mi hogar.

—¿Vives cerca? —lo miré, eso explica porqué lo miré ayer en el río.

—Si, del otro lado del río. Cruzando el puente.

—Genial —fue lo que dije.

—¿A ti te da miedo? —pregunta. Lo miro sin entender— ¿el bosque? ¿Estar aquí conmigo? —se detuvo en seco.

Bueno, no sabría qué responder a eso ya que apenas lo estoy conociendo, pero Rich justo ahora me parece tan inofensivo, siento sus inseguridades, siento que teme hablar con las personas por el rechazo. Siento que por eso es apartado. No lo sé. Rich parece fácil de descifrar.

—No me da miedo el bosque, ni lo que hay en el—le dije.

Rich me sonrió de lado, reanudando el paso.

—¿Cómo te llamas? —preguntó de pronto.

—Venus. Venus Maxwell.

—Venus. Es un nombre original.

No me había dado ni cuenta de que la lluvia había pasado.

—¿Y Rich es algún diminutivo de algún nombre? —quise saber, de pronto me sentía en confianza con él.

—Richard. Pero prefiero Rich.

—Está bien. Rich.

En cuanto estuvimos frente a mi casa me volteé a Rich, regalándole una pequeña sonrisa.

—Nos vemos en clases —me despedí.

Rich sonrió y asintió.

—Hasta entonces, V —musitó, diciéndome sólo la inicial de mi nombre.

Le di una última sonrisa mientras Rich se volteaba y empezaba a caminar por el mismo camino que habíamos venido, perdiéndose entre los árboles. Me quedé allí, de pie, mirando por donde se había ido, preguntándome porqué ese chico tan agradable no tenía amigos y porqué yo más que nunca quería serlo.

Estábamos en el gran salón de la universidad, esperando. Estaba sola, de brazos cruzados mientras me moría de aburrimiento. Miré a Rich sentado en las gradas, tenía la mirada en el piso, sosteniendo su barbilla con su puño. Tenía ganas de ir allí y sentarme junto a él, pero no me atrevía. ¿Porqué no me atrevía? ¿Estaba nerviosa? No, a mi nada me pone nerviosa. O tal vez Rich sea la excepción.

¿Voy o no voy? ¿Voy o no voy?

A la mierda, voy a ir.

Caminé entre los estudiantes hasta llegar donde él, me senté a la par suya y resoplé.

—Esto es aburrido —susurré mirándolo.

Rich levanta la vista.

—¿V? ¿Qué haces aquí? —inquirió, mirando receloso a todos lados, como si temiera que nos vieran juntos. Eso me desilusionó un poco.

—¿Qué tiene? Somos compañeros, ¿no?

—Pero, nos están viendo —dice.

Miro a mi alrededor y, efectivamente, hay varios chicos mirándonos  y susurrando entre sí.

—¿Qué tiene de malo? ¿Te da pena que te vean conmigo? —puse la mano en mi pecho—. Si es así no hay problema, —me puse de pie—. Me voy.

—No, no es eso —también se pone de pie, pero su mano estaba en mi brazo, sosteniéndolo. Ese toque, ese pequeño toque me provocó un cosquilleo en esa zona, expandiéndose luego al resto de mi cuerpo. Fue extraño pero me gustó.

Rich se dio cuenta de que miraba su mano en mi brazo, así que la quitó de inmediato.

—Lo siento —dice, bajando la mirada.

—No, no te disculpes —le dije un tanto nerviosa.

Él elevó la mirada y me sonrió de lado.

—Así que, ¿estás aburrida? —pregunta.

—Si, necesito salir de aquí o voy a enloquecer.

—¿Qué te parece si vamos a otro lado? —inquiere.

Entrecierro mis ojos y lo miro.

—Dices, ¿no recibir clases? —quise saber.

Rich asintió.

¿Quería hacer eso? ¿Irme de la universidad con Rich? Si Kyle se da cuenta quizás no esté feliz, pero no me importa lo que Kyle haga o deje de hacer, hace años perdió el privilegio de darme órdenes y meterse en mi vida. Y Rich me da confianza.

—Está bien —asentí.

—Ven, —estira su mano hacia mi.

La miro por un momento, debatiéndome en si debo dársela o no. Me decido por sí dársela. Elevo mi mano y entrelazo la mía con la de él. Más cosquilleos en mí aparecieron. Rich y yo empezamos a caminar a la salida, sabiendo que teníamos las miradas de la mayoría de los alumnos, pero no me importó. En ese momento nada me importaba.

—¿A donde vamos a ir? —pregunté estando en el pasillo.

—A tu muerte —bromeó en tono macabro. Porque estaba  bromeando, ¿verdad?

Rich rió al ver mi cara.

—Debiste ver tu cara —dijo—. Es broma, V, es una sorpresa así que no te puedo decir dónde vamos.

Reí también.

—Está bien —asentí, empezando a caminar con él hacia la salida de la universidad.

A tu muerte. Esa frase se repetía en mi cabeza sin querer, pero decidí enterrarla y concentrarme en Rich, porque me parecía buena persona y, además, estaba empezando a experimentar sentimientos bonitos hacia él.

Como amigos, claro está.

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