Capitulo V. Mi nueva vida.
Yvaine.
Si no fuera por el llanto de Aila, que nos interrumpió y nos hizo regresar a realidad, hubiéramos terminado en el suelo de la sala desnudos, y todo delante de nuestros hijos.
Mi hija se quejaba porque se le había caído la corbata de su padre y quería cogerla. Norman me soltó, y tras darme un breve beso, me dijo que terminara de arreglarme, mientras él y los niños, me esperaban fuera, o no podría controlarse.
De sólo imaginarlo, mi cuerpo temblaba.Tenía que recuperar el control, así que respiré y me planteé que tenía que aclarar las cosas
con Norman, necesitábamos hablar, aunque me sentía un poco aliviada que el plan manipulador de Norman también me incluyera a mí, sabía que si tenía que luchar con la familia Miller por la custodia de mis hijos, lo tenía bastante mal, aunque no permitiría que el Presidente Miller se adueñara de mi vida, por mucho que su presencia alterara mis hormonas,
teníamos que llevarnos bien por el bien de nuestros hijos.
Así que una vez que me subí en el coche, con los bebés entre nosotros en sus sillitas de seguridad, decidí plantearle que necesitamos un tiempo para conocernos, y que por ahora no
deseaba hablar de boda, él me miró y me dijo:
-” Está bien, pues entonces vivamos juntos, me da igual que sea en tu casa o en la mía, aunque debido a la seguridad que deben tener los bebés, a partir de que se sepa que son mis hijos, deberíamos vivir mejor en mi casa ya que hay seguridad suficiente para protegerlos a los tres”- lo miré como si estuviera loco.
-” ¿Seguridad para qué? ¿no pensarás que van a raptar a los niños?”- lo miré incrédula. y un poco burlona, pero la mirada seria, que él me devolvió me demostró que estaba hablando en
serio y sentí temor.
-” No sería la primera vez preciosa. Lo que me gusta de ti, Alicia, es que vives en un mundo sin preocupaciones, donde todo el mundo es bueno como el conejo blanco que llega tarde
siempre o el sombrerero loco, pero ahí fuera, hay muchas reinas caprichosas que quieren
cortarte la cabeza. Son muchos peligros y mi deber es protegerte a ti y a ellos. Pronto, los daré a conocer, porque no pretendo tenerlos ocultos, ni a ti, ni a ellos. Estoy orgulloso de quien soy, preciosa, pero esto atrae a más de un enemigo, así como rivales comerciales sin escrúpulos, que quieren buscar mi punto débil, y no lo voy a permitir. Tú y los niños son mi prioridad.”-La seriedad con que me dijo estas palabras, me hicieron mirarlo, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí segura y protegida.
-” Bueno tú ganas por ahora, señor presidente, iremos a tu casa, pero recuerda, que no siempre vas a ganar, y yo no soy uno de tus subordinados, a mí no me vas imponer nada.”- le
dije mirándole a los labios.
“- Primero Alicia, siempre gano, porque se jugar sucio y segundo, no pretendo que estes subordinada a mi, prefiero que te me enfrentes, así disfrutare más cuando te tenga en mi cama, no me gustas sumisa”- y sin más me beso de manera apasionada, dejándome sin aliento, en un principio quise negarme, pero como siempre que este hombre me tocaba mi deseo se intensificaba, y terminaba no solo respondiendo, sino provocandolo, para que intensificara el beso.
Si no nos hubieran interrumpido Aila, que quería toda la atención de su padre, aun tendría la lengua de Norman, dentro de mi boca, mientras yo me deshacía de su ropa, para
escandalizar a los de seguridad y a todos en el coche, incluido mis bebes.
-” Muy bien hija tu sigue distrayendo a tu padre, y así tu madre no cometerá más errores”-pensé antes de dirigir mi atención a la ventanilla del coche. Ojos que no ven...
-” No me llames más Alicia, ya no soy tan inocente, te recuerdo que soy madre”- me queje sin mirarlo.
-” Como madre eres toda una experta, pero como mujer, y sobre todo como mi mujer, y en mi mundo, Alicia, aun tienes mucho que aprender, y yo pretendo ser tu profesor, y me tomo
muy enserio mi papel de educador, preciosa, te lo aseguro”- Sus palabras me hicieron mirarlo, y el brillo que vi en sus ojos me paralizo, dejándome como anclada en esa mirada que
prometía y exigía muchas cosas. Una de ellas era mi entrega total, me sentí tan devorada por esa mirada, que decidí no míralo más y me centré en mis bebes el resto del trayecto.
Llegamos a la mansión que tiene Norman en el bajo Manhattan, es una propiedad grande de muchas hectáreas, con cancha de tenis, y piscina. Lo sabía porque cuando buscaba información del padre de mis hijos, salían algunas fotos, en algunos reportajes, de la gran mansión de la familia Miller.
Nada más bajarme del coche, se acercó a nosotros el mayordomo, para saludarnos.
-” Señor Miller, bienvenido, está todo listo como requirió”-
-” Gracias, James, te presento a Yvaine Stewart, futura señora de esta casa y la madre de mis hijos”- si al mayordomo le sorprendió la noticia, ni pestañeo, yo por el contrario mire a Norman como advirtiéndole que dejara de presionarme, faltaba mucho para que yo decidiera casarme con él, ni siquiera sabía que sentía por el padre de mis hijos, y todo eso era muy complicado. Él ni se dio por enterado y continúo presentándonos al mayordomo “- y estos dos son el bien más preciado e importante de la familia Miller, te presento a Roy William y Ailan Caroline “- esta vez la sorprendida fui yo cuando el mayordomo se inclinó ante nosotros
y dijo.
-” Señora, señoritos, bienvenidos a su casa, si desean algo tan solo tiene que pedirlo, señora, estamos a su entera disposición, y de paso si me permite el atrevimiento señores, tengo que
decirles que tienen unos hijos preciosos, dignos de la prestigiosa familia Miller.”- me sentí un poco intimidad por tanta formalidad, yo era una chica normal, trabajadora, que no le iban tantas excentricidades, lujos y boato.
-” Gracias”- dije apenas en un murmullo.
-” ¿Está mi abuelo en casa?”- preguntó Norman. Mire con miedo a Norman. No sabía que esperar de su familia y tenía miedo de cómo nos iban a recibir, en especial a mis hijos.
” ¿Tú abuelo?, ¿le has hablado de nosotros?”- Le interrumpí antes de que James contestara.
-” No hay nada que oculte a mi abuelo, Yvaine, me crio desde pequeño, cuando murieron mis padres y es la única la familia directa que tengo.”- me contesto Norman. Lo miré, en cierta forma pensé que, aunque era muy pequeño cuando eso sucedió, al menos le quedo alguien que le
quería.
Yo estaba estudiando en la universidad cuando mis padres murieron, sólo tenía a la familia
de mi tía. Pero al ser mayor de edad, recibí la herencia de mis padres, y nunca tuve que vivir con ellos.
Eso si hubiera sido un auténtico infierno.
-” Si, señor. El señor Miller ha estado organizando el cuarto de los bebes, y ha pasado todas las pertenecías del señor a la habitación principal para que la comparta con la futura señora Miller.”- dijo el mayordomo indicándole a las doncellas que cogieran mis maletas y las de los
bebes, y las introduzcan en la mansión.
-” ¿Qué? ¿cómo que dormir los dos junt...?”- miré a Norman y quise reclamarle. Pero el me
interrumpió.
-” Está bien James, lleva también las cosas de la señorita Stewart a mi cuarto, llama al abuelo para decirle que ya hemos llegado, que vengan a conocer a sus nietos, y por favor James llena a los señoritos dentro, mientras yo hablo con mi mujer”- pasándole al mayordomo las sillitas
transportadoras donde estaban los bebes.
Yo lo mire e intente ir tras mis niños, pero Norman me sujetó, por la cintura y abrazándome me hizo mirarlo.
-” A ver, ¿qué es lo que ocurre futura señora Miller?, ¿de que tienes miedo?, ¿es por dormir en mi cuarto, en mi cama?, ya hemos dormido juntos cual es el problema.”- me dijo mirándome. Acercando su cara a la mía,mientras yo sentía ante su cercanía que el aire no me llegaba a mis pulmones, y su olor inundaba mis fosas nasales, dejándome paralizada, como narcotizada.
-” Nunca hemos dormido juntos, presidente Miller. Solo hemos tenido sex..., y de algunas partes casi ni me acuerdo, porque estaba drogada. Bueno eso, no quiere decir que no lo disfrutara, lo que recuerdo, yo...”- sabía que estaba divagando, pero es que la cercanía de Norman me
hacía perder el hilo de la realidad.
-” Entonces me encargare que a partir de ahora no olvides ninguna noche más entre nosotros. No estaría bien que mi mujer no recordara nuestras veladas nocturnas juntos y olvidara lo que disfrutamos, preciosa”- no le pude responder ya que su boca tomo posesión de la mía, y todos los argumentos que tenía, volaron como el viento, profundizó el beso y perdí la noción de todo a mi alrededor, solo podía sentir sus labios, su lengua dentro de mi boca, su olor y mis gemidos de placer mientras él obraba su magia. Sentí que era alzada en sus brazos.
Mientras me seguía besando, comenzó a subir la escalinata que llevaba a la puerta de entrada de la
mansión, separo mínimamente su boca de la mía, lo que provocó que yo gimiera de frustración sin darme cuenta y lo mirara con algo de reproche.
- “Dos cosas señorita Yvaine
Stewart, la primera es que ahora se dé donde saco Ailan Caroline su poder de seducción, gimes y miras como tu hija cuando no se le da lo que quiere. En la niña es tierno y adorable, en ti, me vuelve loco de deseo. Segundo, bienvenida a su casa, futura señora Miller”- y sin más me volvió a besar, arrancando de mis labios un gemido de placer.
Una voz profunda y cascada nos hizo volver a la realidad, a la misma velocidad que un tren descarrilando.
-” ¿Así que esta señorita es la madre de mis bisnietos?, Norman deja a tu mujer y ven a presentármela junto con mis bisnietos”- levante la cabeza avergonzada y mire al señor de
unos ochenta años, que, pese a su edad, se veía que había sido un hombre muy atractivo y poderoso, aún mantenía parte de esa aura de poder y atractivo masculino.
Insistí para Norman me bajara y con los ojos le supliqué que no me hiciera esto, pero una sonrisa pícara se instaló en sus labios y mirándome a los ojos le contestó a su abuelo.
-” Abuelo, no me pidas que haga algo que nunca tu dejaste de hacer, sin importarte quien estuviera delante, más de una doncella dimitió, escandalizada de lo que tú y la abuela hacían por toda la casa”- note como las palabras de Norman me hacían sonrojar, ¿porque hablaba de sexo entre sus abuelos?
Pero la risa, que soltó el anciano, hizo que en mi cara creciera la
incredulidad.
-” Si hubo muchas renuncias, ¿verdad?, pero es que tu abuela era...”- un grito de un bebe que
llegó del salón nos indicó que Ailan ya estaba harta de no ser el centro de atención, y reclamaba a su padre.
-” Bájame, o tu hija la va montar, y Roy se le va a unir porque no le gusta que su hermana llore”- le exigí, finalmente ante un nuevo grito de Ailan, Norman cedió.