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Divorcio feliz

Había amanecido y los pensamientos de Ava la mantenían confundida ¿Sería malo ser una buena persona? Las preguntas llenaban su cabeza y aunque decía controlarlo todo dolía. Pensaba en las noches cuando cenaba sola y en los días que deseaba un simple abrazo de afecto. Nada parecía tener la respuesta que necesitaba y esto solo le generaba más ansiedad. Ella tomó su celular para ver la hora y fue cuando se percató de la llamada entrante.

—¡Sí, Buenos días!

—Necesito que te presentes en una hora para firmar el contrato y puedas iniciar a trabajar desde esta misma noche.

—¡Perfecto! Estaré puntual.

Le sorprendió la manera tan directa de la llamada, pero al final tenía un trabajo y era lo que estaba necesitando. Ella se arregló y organizó todo para un nuevo inicio. Vistió casual y decidió no usar tanto maquillaje. Así que después de volver a pasar por la mirada interrogativa de su amiga, se marchó en un taxi.

Ella estaba algo nerviosa, pero decidida en ese nuevo paso.

—¡Buenos días! —se presentó con Ángel y aquel hombre se la comió con la mirada.

—Pasa adelante.

Ella agradeció, e inició a leer el documento que encontró sobre el escritorio, algunos puntos no eran de todo su agrado y esto lo dio a conocer de inmediato mediante gestos. —¿Podemos hablar sobre alguno puntos o solo debo aceptar sin cuestionar?

—Claro que puedes hablar y podemos arreglar las cosas que no te hacen sentir cómoda. Aquí no las obligamos a nada.

Ella buscó en el documento y escribió en una nota tres punto que no podría cumplir

•Striper.

•Sexo con los clientes.

•Privados.

—Aqui dejas claro que solo deseas hacer presentaciones y no vender tu cuerpo, pero cuestionó el punto número tres, pues te informo que en los privados es donde más dinero podrías ganar, y esto no implica sexo, a menos que lo permitas.

Ella tomó el bolígrafo y tachó la número tres —Entonces sí, aceptó y tengo una última petición.

Angel de inmediato elevó una ceja, pues aquella chica parecía más una mujer de negocios que una bailarina de pole dance, eso le parecía muy interesante —Te escuchó.

—Quiero esconder mi verdadera identidad y mi nombre sería cambiado a “la perla”

—¿Solo eso?

—Solo eso. No sexo y no revelar mi identidad.

Terminando esas palabras colocó su ID sobre el escritorio y firmó de inmediato. Los nervios habían invadido su cuerpo y esto era muy notorio.

—¡Bienvenida, señorita Perla! Me ha encantado su actitud y la gran determinación que muestra.

Ella tendió su mano y cerró el inicio de su nuevo y elegido estilo de vida. Esa misma noche empezó a bailar en aquel lugar y desde su inicio fue la favorita de los clientes VIP y la más odiada por sus compañeras.

Ángel le entregó un camerino solo para ella, lo hizo y no se arrepintió, pues desde su llegada, el lugar tenía más concurrencia y solo para ver a esa diosa mover su hermosa y perfecta silueta alrededor del tubo. Nunca eran todos complacidos con los privados, ya que siempre estaban llenos.

Esa tarde de domingo, Ava estaba frente al espejo y su amiga la observaba con una gran suma de dinero en la mano. Ava le dió ese dinero como un aporte y agradecimiento por mantenerla en ese lugar.

—Esto es mucho dinero Ava. Solo llevas tres semanas en ese lugar y tienes un auto nuevo y todo este dinero.

—Ya te había dicho que ganaría muy bien. Creo que para la próxima semana me mudaré a un nuevo apartamento.

—¿Qué? No sabía que de prostituta se podía ganar dinero a manos llenas.

Ella se dio vuelta y la miró —No soy una prostituta. No me acuesto con ellos y aún soy virgen. Soy bailarina de pole dance en un club nocturno y me molesta que sabiendo el motivo que me llevó a esto, intentes señalarme.

—No conozco los motivos y no creo que esto llevé a ningún lado.

—Solo con no juzgarme me ayudas.

Ava no prestó más atención a su amiga, ella sentía frustración, pues había ingresado a ese club para llamar la atención de Louis y parecía no estar resultando. Lo más preocupante en ese momento, era que solo quedaba una semana para no faltar a su palabra y filmar ese divorcio.

Mientras Louis estaba sumergido en los negocios, quería recuperar fuerzas y lo único que le perturbaba, era seguir casado. Fue una semana muy fuerte para él, pero los resultados fueron excelentes y tenía motivos para celebrar.

—Estoy orgulloso de mi hermano, pero también asombrado —expresó Steven mientras observaba el rendimiento de menos de un mes de trabajo.

—Esto es solo el resultado del trabajo duro. ¿Crees que merezca salir a festejarlo?

—Esta vez lo mereces.

—Por fin tengo tu aprobación ¿Me acompañas?

—No. Yo mejor me sigo encargando del diseño de interiores y terminaciones. Estoy enamorado de nuestro proyecto.

—Me encanta tu nuevo ánimo y así quiero que permanezcas siempre.

Cómo el día de trabajo había concluido, él se aseguró de que su hermano estuviera en casa y luego se dirigió a su apartamento. Esa noche él se perfumó, lució una camisa blanca de seda fina. Algo casual y cómodo, pues ya sabía que no la llevaría por mucho tiempo. Después de aprobar su imagen en el espejo, salió y abordó su Audi deportivo, ese era el auto que usaba en las noches de clubes para sentirse más libre al golpear el aire en su rostro.

Al llegar al night club enseguida fue flechado por aquellas grandes caderas que se movían al ritmo de la música, eso captó toda su atención y fue atraído a ella.

Ava sentía su cuerpo estremecer, pues era la primera vez que tenía su atención y logró esa mirada ardiente que la hizo sentir el primer latido entre sus piernas.

—¡Señor Morgan! —se acercó Ángel cómo de costumbre.

—¿Quién es ella? No la había visto antes por aquí.

—Ella es la sensación de la noche, y sí, lleva solo unas semanas.

—¡Deseó un privado! —él no apartaba la mirada de ella y Ava bailaba para dejarlo impresionado.

—Lamento decirte que ya está apartada, lo siento, alguien se te ha adelantado.

Louis lo miró —Nunca he aceptado un no como respuesta y hoy no será la primera vez.

Ángel no estaba dispuesto a dejar que Louis profanara el cuerpo de Ava —Debo informarte que ella tiene sus reglas y solo baila.

—Tú envíala al privado que suelo utilizar y yo me encargaré de lo demás.

Él sacó dinero en efectivo, le pagó incluso más de lo que ella pedía por los privados y se marchó a esperar su show sin decir una palabra más.

Ángel apretó el dinero y se estremeció al sentirse obligado a enviarle a quien ya le había puesto el ojo para él.

—Susy. Envía la perla al privado 004.

—¿Ya la ha pedido el señor Morgan? ¿Le habló sobre las cláusulas que ella misma impuso?

—Enviala al privado 004 —repitió algo alterado.

—Si, señor.

Ava acababa de salir del escenario cuando fue interceptada por las chicas celosas. Cindy, era quien las estaba comandando y fue la primera en hablar.

—¿Quién diablos te crees? ¿La dueña del lugar?

—No quiero problemas, aquí todas conocen al dueño y yo solo trabajo.

Cindy se acercó e intentó intimidarla —Debes hacer lo que te digamos o…

Ava la llevó a la pared apretando su cuello —Ninguna mujer vendrá a intentar intimidarme y abusar de mí. Y si osan siquiera a pensarlo, les advierto que no le irá para nada bien.

—Cof, Cof, Cof —Ella no podía respirar y en ese momento llegó Susy.

—¿Qué sucede aquí? —Nadie dijo nada. —Si no hablarán no seguiré perdiendo el tiempo. Perla dirígete 004 en 10 minutos.

Cindy se llenó de rabia, pues sabía bien que era el VIP que solía frecuentar Louis. Así que solo la miró con rabia y se juró a sí misma hacerla pagar por el desplante.

Mientras Ava estaba algo nerviosa después de ver a Louis, pero no tenía tiempo de pensar ya que debía hacer su próximo show privado. Ella tomó sus cosas y se trasladaba al VIP cuando Ángel la detuvo.

—No tienes que hacer nada que no desees hacer. Ya conoces los códigos de seguridad.

Ella solo asintió y siguió caminando, ya que estaba algo retrasada. Al entrar dejó sus cosas en el sofá e inició el show, fue hasta entonces que se percató de que se trataba de él, no lo podía creer. Aunque sus piernas temblaban se mantuvo firme, pues se había presentado el momento que tanto había esperado.

—¡Baila para mí perlita!

Ella tomó el control del tubo y bailó como solía hacerlo. Él quedó deslumbrado con su perfección, cada movimiento era atrevido y excitante para Louis, tanto, que decidió aflojar su camisa en el área del cuello. Había pasado mucho tiempo desde que una silueta lo enloquecía de esa manera.

—Baila sobre mí.

Ella negó con el dedo y acariciaba su cabellera mientras lo seguía provocando. Él empezó a llamarla hacia él con su dedo y ella se dejó llevar.

—¡Baila! —él sacó dinero en efectivo y lo lanzó sobre ella.

Ella se acercó y frotó su trasero mientras él estaba sentado, bailó y lo rozó provocando una erección, cosa que disfrutaba, pero también le transmitía miedo.

—¿Qué le hacemos perlita? —sacó aquel gran y erecto falo.

—Resolverlo —respondió humedeciendo sus labios y llevándolo a su boca.

Él estaba enloquecido con todas las sensaciones que le transmitía aquella lengua traviesa, pues ella aprovechó el momento para poner en práctica todo lo que aprendió durante los tres años de espera y parecía estar dando resultados. Esto lo confirmó al observar sus gestos, él estaba derretido con su toqué y muy pronto sintió que la colocaba de pie para dar el siguiente paso. Cosa que ella no permitió y volvió al tubo.

—¡Traviesa! ¡Me encanta!

Ella no le respondió y solo continuó bailando.

—¿Striper? —ella asintió y él se deleitó.

Sin dejar de bailar, sacó toda su ropa y se quedó con las medias finas, una sexy y diminuta tanga y su antifaz.

Él quitó su pantalón y se acercó a ella con intención de poseerla, pero ella negó.

—Esto no está permitido.

—Regálame solo una noche, ya conozco las restricciones y esto quedará entre los dos.

—No. —respondió con una risa traviesa

Él sacó más dinero y lo entró en el pequeño bolso que ella había llevado —¡Será nuestro secreto!

—No, yo…

Ella empezaría a hablar cuando él llevó sus dedos a su vagina y la encontró húmeda y contraída. Esa sensación lo dejó peor que al principio y fue cuando por primera vez en tres años besó sus labios. Más que dinero y cualquier otro ofrecimiento, ella perdió ante el dulzor de ese beso.

Él no deseaba esperar más y acomodando ese hermoso cuerpo en la espaciosa cama que estaba allí adentro. Intentó entrar y lo encontró todo cerrado, pero esto no lo detuvo y besando sus senos y su cuello entró en ella, tomando su pureza.

—¡Ahhh! —ella sintió cómo entró.

Él no se detuvo, pero tampoco soportó tanto placer y terminó casi de inmediato.

—Aún no terminamos.

Ava continuó poniendo en práctica lo que había aprendido, las posiciones, los movimientos y los trucos al entrar y salir hicieron que Louis perdiera ante ella.

—¡Qué rico! —gritó en voz alta.

Ella se colocó de pie, tomó sus ropas, fue al baño, guardó tres de los preservativos usados y de regreso le entregó un documento.

Él no entendía lo que estaba sucediendo, fue cuando ella quitó el antifaz y volvió a besar sus labios.

—Es divorcio querido Ex esposo. Ya lo he firmado.

Él quedó estupefacto ante lo que había vivido ¿Qué diablos acaba de suceder?

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