Capítulo 4
—¿Te imaginas cuánto te odio?
Me puse la mano en la cara y luego bajé la cabeza. Sé que no debería pero ¿por qué siempre tengo que aceptar esto?
—Ya es suficiente, vámonos.—Stephan la lleva y luego la clase regresa a sus asientos, nuevamente ignorando lo sucedido.
En otras palabras, yo era invisible en esa escuela y solo me veían cuando me humillaban, lo que lo convertía en una fuente de diversión para todos.
Las clases terminaron y por alguna razón hoy me sentía tan mal como el año pasado, siempre tenía que esperar a que todos se fueran para poder irme.
Había una plaza cerca de mi casa, iba allí cada vez que me sentía frustrada, generalmente cada vez que salía de la escuela, en otras palabras, era mi lugar para escapar, lloraba y sigo llorando sentada en un columpio mientras miraba a los niños jugar, mi La visión se estaba volviendo borrosa mientras se llenaba de lágrimas. Hasta que escucho una voz.
—Anço.—Me sobresalté y cuando me di cuenta era un niño pequeño que estaba justo frente a mí, su cabello era negro, sus ojos eran de un azul muy claro y su piel era tan clara como la nieve, era tan hermoso. .
—Hola.—digo y luego me limpio la cara al verlo mientras él estaba parado quieto mirándome. Él señala.
—Anço.—Señala el columpio.
—¿Quieres columpiarte?.—Asiente. Era muy pequeño y, por supuesto, no podría balancearse solo.
Miré a mi alrededor pero no vi a nadie cerca, a nadie que pudiera ser responsable de él así que pensé en jugar con él mientras alguien aparecía. Lo levanté y lo puse en el columpio mientras sostenía sus manitas, lo mecía lentamente. Comienza a reír de alegría.
—Anço, anço!!!!.—Repitió sin cesar, de modo que eso sacó a mi rostro una sonrisa sincera.
Lo sacudí mucho y tan pronto como lo bajé del columpio me atrajo hacia otros juguetes así que fui. Parece que eso alivió mucho mi estrés.
—¿Cómo te llamas, eh?.—dije agachándome para estar un poco a su altura.
—Anço.—Terminé riendo.
—¿Anço?.—repito y luego niega con la cabeza, afirmando con convicción.
-Riller!!!! muy claro y un detalle que llamó la atención, tenía ambos brazos llenos de tatuajes —Ahí lo tienes, Dios mío.—Se detiene y trata de recuperar el aliento.
—¿Está todo bien?.—Pregunté apenas me levanté y luego ella hizo un gesto con la mano diciéndome que esperara un poco.
—Anço.—Abraza mi pierna y luego ella le arquea una ceja.
—Perdón por el alboroto, pensé que habían secuestrado a mi hermano.—Dice apenas recupera el aliento.—Pero al parecer él se estaba divirtiendo ahí afuera mientras yo me devanaba los sesos como una mocosa…
Terminé riéndome y, por supuesto, el hecho de que alguien finalmente me hablara de manera amistosa me hizo feliz.
—Por favor, mi nombre es Sophia.—Extiende la mano.
— Manuela. —la saludo y luego recoge a su hermano pequeño.
—¿Vives cerca?—Pregunta.
—Sí, en la otra cuadra.—Señalé y luego ella miró y luego mostró una expresión de sorpresa en su rostro.
—Nosotros también vivimos en esa dirección. ¿Vives en el edificio Moonlight?, digo, tan sorprendida como ella.
—¿Tú también?.—dice emocionada.—Vivo en el piso °.
—¡Hombre, qué casualidad! y nosotros no ° ¿qué tal si volvemos a estar juntos? Si no te supone ningún problema, claro.
-Por mí está bien.
Regresamos juntas al edificio mientras Sophia me contaba que se había mudado recientemente, dijo que tuvo que abandonar su antigua ciudad por una situación no resuelta, no quiso contarme detalles pero tampoco pregunté. , así que le conté un poco sobre mí pero, por supuesto, ocultando mi vida escolar.